Mucho se ha hablado en los últimos años sobre la moda de realizarse un Selfie.

La moda del Selfie

Las motivaciones que hay detrás de hacerse una fotografía a uno mismo todavía no están consensuadas desde un punto de vista científico.
Algunas teorías comentan sobre la necesidad de autoafirmación a través de los Selfies, otros que se trata de una expresión de altos niveles de egocentrismo, y hay quien alude a que es sólo una moda pasajera.
El uso tecnológico tiene el riesgo de poderse convertir en adicción, todavía no se ha informado de ningún caso de problema asociado a la salud psicológica debido al Selfie, aunque sí se han producido accidentes asociada a conductas de riesgo por tener el Selfie más «trepidante» o arriesgado, como es hacerse una foto en el filo de un edificio o subido a una grúa.
Quedando todavía por descubrirse si este comportamiento tiene otros efectos psicológicos, pero ¿Tiene efectos positivos los selfies?


https://youtu.be/pawNMJhVj_E

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El papel del selfie

Esto es lo que ha tratado de responderse desde el Departamento de Informática, Universidad de California (EE.UU.) cuyos resultados han sido publicados en el 2016 en la revista científica Psychology of Well-Being.
En el estudio participaron cuarenta y un adultos reclutados a través de Facebook, con edades comprendidas entre los 18 a 36 años, de los cuales veintiocho eran mujeres.
Los participantes fueron repartidos en tres grupos, el primero grupo debía de hacerse selfies sonriendo; el segundo grupo debía de hacer fotos a paisajes u objetos que le hicieran feliz; y el tercer grupo debían de hacer fotos de paisajes u objetos que hicieran feliz a otro.
Esta actividad la debían de realizar una vez al día durante cuatro semanas.
Se realizó un registro pre-estudio y tres durante cada día de estudio donde se preguntaba sobre el estado de ánimo, tanto en valencia como en arousal.


Selfie y felicidad

Los resultados muestran que en los tres grupos se produjo un mejoramiento del estado de ánimo, con respecto a la evaluación inicial, siendo significativamente más positiva en aquellos que se realizaron selfies sonriendo, y no tanto entre aquellos que «pensaban» en retratar mediante la fotografía lo que les podía gustar a sí mismo o a otra persona.
Entre las limitaciones del estudio comentar que no se diseñó un grupo control para comprobar si el efecto positivo alcanzado es fruto de la tarea de realizar fotos o del mero paso del tiempo. Igualmente, no se llevó a cabo un análisis en función del género por lo que se puede conocer si esta es una variable relevante o no.
Por último, no se evaluaron los efectos positivos después de un tiempo, con lo que haría dado cuenta de un mantenimiento de la positividad más allá del tiempo de experimentación.
A pesar de las limitaciones anteriores los selfies realizados mostrando la «mejor sonrisa» parecen tener un efecto positivo sobre nuestro estado de ánimo y con ello se cambia la forma de pensar y «ver» el mundo.
Aunque los autores señalan la posibilidad del uso de estos resultados como estrategia de intervención terapéutica ante sintomatología depresiva, no se ha sido investigado al respecto.
La explicación de porqué funciona los selfies podría provenir del modelo del fuera a adentro de la emoción, el cual defiende que todo aquello que nuestros músculos expresen se va a convertir en emoción cognitiva, es decir, si actuamos como personas felices, acabaremos siendo personas felices, tal y como muestran los resultados de esta investigación.