La resiliencia se ha convertido en un concepto clave en los últimos años en la psicología como modo de afrontamiento de la vida.

Personalidad resiliencia

Si bien el concepto de resiliencia surgió del testimonio de los supervivientes de los casos más extremos a los que se puede someter a una persona, tal y como fueron los supervivientes de los campos de concentración nazi en la Segunda Guerra Mundial.
En donde se analizó, por qué unos habían sobrevivido y otros no, y de los supervivientes, por qué unos conseguían «rehacer su vida» y otros estaban sumidos en la desesperación; y eso que ambos habían vivido los mismos horrores de la guerra.
De este análisis y de testimonios como el de Viktor Frankl, quien desarrolló la logoterapia como método de afrontamiento de estas situaciones; es de donde surgió esta especia de «fórmula» para sobreponerse a cualquier adversidad en la vida; algo que parece estar ligado con el carácter de la persona, pero también con su forma de pensar y de ver la vida.
Actualmente este concepto se emplea en terapia, no sólo para atender a las personas que han sobrevivido a situaciones extremas, si no para ayudar a las personas a superar las dificultades diarias de la vida, encaminadas a reforzar esa resiliencia que todos tenemos dentro, pero ¿Cuál es el papel de la familia en la resiliencia?


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Familia resiliencia

Esto es lo trata de averiguarse desde la Escuela universitaria Duke-NUS, la Universidad tecnológica de Nanyang, y el Instituto de Salud Mental (Singapur) cuyos resultados se han publicado en el 2015 en la revista científica Psychology.
Para ello buscaron una situación extrema donde analizarlo y lo encontraron en el personal sanitario encargado de atender a los pacientes más contagiosos, y cuya enfermedad por su virulencia ponían en peligro la vida de cualquiera que estuviese próximo y sin la protección adecuada.
Tal fue el caso de las enfermeras que trabajan en la atención sanitaria en los casos de epidemia, es por ello que el estudio se realizó con 30 enfermeras sus familiares.
Se realizaron dos estudios, en el primero participaron treinta enfermeras con una media de 10 años de servicio, y edades comprendidas entre los 30 a 56 años. Se les pasó una entrevista semiestructurada para comprobar su nivel de estrés y su experiencia al trabajar con el síndrome respiratorio agudo grave (SARS).
Las respuestas fueron categorizadas en función de los términos más empleadas por las enfermeras, las cuales intentaban definir su forma de pensar.
En el segundo estudio participaron ciento once enfermeras y setenta y ocho de sus familiares. A todos ellos se les administraron tres pruebas, una escala de resiliencia familiar, una de resiliencia personal, y una tercer sobre su propio estado de la salud percibida.
Los resultados muestran en el experimento primero, que estas enfermeras se definían por un espíritu de sacrificio para con su familia, con una buena capacidad de gestión emocional, y unas fuertes convicciones religiosas; factores todos ellos incluidos en la resiliencia.
Con respecto al segundo estudio, se analizaron los resultados obtenidos, con lo que se pudo extraer factores que estaban implicados en la resiliencia a nivel familiar, el valor de la solidaridad en la familia, la capacidad de regulación emocional, las habilidades de manejo de la situación, y las creencias religiosas.
Comparando estos resultados con los anteriores, se puede concluir que la resiliencia individual puede ser predicha en función de la resiliencia familiar, es decir, la persona es capaz de superar hasta las más duras dificultades, si así se lo han enseñado en el ámbito familiar desde pequeño.

Resiliencia y familia

Hay que destacar que el estudio analiza una población muy concreta en un país con una idiosincrasia particular, por lo que los resultados deben ser corroborados en otras poblaciones y otras localizaciones para poder concluir al respecto.
La aportación del estudio, es que incide en que la resiliencia se aprender en el ámbito familiar, no es que esta te prepare para «lo peor», pero sí que en este ámbito se desarrollan las habilidades necesarias para afrontar las dificultades de la vida.
Una educación en donde se desarrolle la inteligencia emocional, se refuerce la autoestima, e incluso se cultiven valores espirituales, parecen estar en la base de un futuro adulto preparado para superar hasta las dificultades más difíciles que se pueden ir presentando en la vida.
Pero sin llegar a los extremos, estos pequeños, que crecen en una familia resiliente, van a estar mejor preparados para superar la frustración del fracaso, viéndolo como una oportunidad de aprender y crecer, y con ello facilitándole el camino hacia el éxito en aquello que se proponga.
De ahí la importancia de que los padres, primero aprendan qué es la resiliencia y cómo se cultiva, para luego poderlos expresar y compartir con sus hijos, para facilitarles de esa forma un mejor futuro para ello.