Un reciente estudio publicado en el Journal of Personality and Social Psychology desata la polémica al cuestionar la existencia del amor romántico.
Si hasta ahora se tenía la creencia, avalada por diversos estudios sobre la igualdad en la motivación que llevaba tanto a hombres como a mujeres a buscar pareja, éste estudio contradice los hallazgos previos revalidando los estereotipos existentes.
El amor romántico, la pareja duradera, la compatibilidad de gustos y caracteres,… son signos en que se fijan tanto hombres como mujeres a la hora de enfrentarse a la difícil situación de buscar pareja, pero ¿es esto lo más importante?
Según el profesor Li de la Singapore Management University, lo primero que tienen en cuenta las mujeres es el estatus social del hombre, desechando aquellos que tienen un nivel bajo, pudiendo optar a ser pareja los de nivel medio y alto, es decir, una vez que se supera ésta primera “criba” empiezan a entrar en juego todas las demás valoraciones anteriormente comentadas, el amor romántico,…
En cambio, en el caso de los hombres, ellos se fijan primero en la belleza “externa”, descartando aquellas que consideran que tienen un nivel “bajo”, siendo posibles candidatas las que tienen un nivel medio o alto, igualmente que en la mujer, ahora jugarían esas otras cualidades que determinan qué tipo de pareja quiere.
Aunque no existe un consenso en cuanto a cuál es la mejor pareja para uno, pues depende muchos factores, ya no sólo del gusto de cada cual, sino también de sus experiencias anteriores y expectativas futuras, a pesar de ello, todos y todas parecen realizar un primer “filtrado” de los candidatos, simplificando así la decisión.
Aclarar que como características especiales de éste estudio, es que se llevaron a cabo mediante análisis de chats y de citas rápidas; en ambos casos una persona que está buscando pareja se encuentra con varios candidatos, durante un tiempo limitado, y al final debe de identificar entre todos ellos a cual o cuáles elegiría como una futura pareja indicado los motivos de su elección.


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La investigación aporta como innovación, que incorpora un grupo de nivel económico bajo al estudio, aspecto que omiten los resultados previos donde se analizan a grupos homogéneos de pretendientes.
Una de las características destacable es precisamente la metodología empleada para el estudio y que podría explicar por qué se hallan resultados diferentes y contrarios a los ya establecidos.
El escaso tiempo de conversación con una persona hace que se prime el valor de la primera impresión, es decir, la persona que busca pareja debe de fijarse en unos pocas características del pretendiente y formarse una imagen global de la misma, y a partir de esos pocos datos considerarlo un candidato adecuado o descartarlo.
Ésto que puede sonar novedoso, es precisamente lo que se lleva a cabo en una entrevista de trabajo, donde el entrevistador tiene que ver a veces a decenas de candidatos y de todos ellos quedarse con unos pocos para una segunda entrevista o directamente seleccionar al definitivo.
Pues bien, en éstas circunstancias con una demanda temporal acuciante, se limita el análisis a las características más destacadas, como nivel de seguridad en un mismo, entonación, forma de sentarse o de vestir, todo lo cual va a conformar rápidamente esa primera impresión que va a determinar si el candidato consigue el puesto de trabajo o no.
En la investigación que nos ocupa, la primera impresión del hombre y la mujer se rigen por claves diferentes, haciendo mayor hincapié en la belleza, en el caso de los hombres, y del estatus económico, en el caso de la mujer.
Éste estudio, lejos de crear polémica, no hace sino completar la información que ya se tenía, teniendo una limitada validez ecológica, esto esto, afortunadamente la pareja la encontramos en un momento determinado, con la que nos formamos una primera impresión, pero en posteriores encuentros, esa imagen global que tenemos, se va a ir perfilando descubriendo nuevas cualidades e identificando carencias en la persona que estamos conociendo.