Cuando uno piensa en autismo, suele hacerlo en pequeños con un retraso en el desarrollo debido a sus dificultades de comunicación.

Dificultades en el autismo

Si le preguntamos a cualquier progenitor con un pequeño con este trastorno, seguramente nos comentará que en ocasiones no es el mayor de sus preocupaciones.
Ya que en ocasiones tiene afectada otros comportamientos más preocupantes más allá de las dificultades de comunicación verbal y no verbal; como es la tendencia a exhibir un limitado patrón de comportamiento, repetitivo y estereotipado.
Algo que es aún más preocupante cuando ese patrón conlleva algún tipo de autolesión como golpearse contra algunos objetos como la pared.
Convirtiéndose la falta de comunicación en el «menor de las preocupaciones».
Además, este trastorno del desarrollo se suele presentar con otros que no hacen sino agravar aún más el problema del pequeño, así entre el 20-30% de los pequeños además tienen problemas genéticos, entre el 11-84% trastornos de ansiedad y entre el 20-70% epilepsia, problemas del sueño, o retrato mental.
Con respecto a la relación entre la inteligencia y el autismo se presenta a continuación gráfica sobre los resultados del 2014 del Comumunity Report on Autismo:

Sintomatología más frecuente en el Trastorno del Espectro Autista | HealthGrove

En esta gráfica se puede observar cómo el 46% de los pequeños con autismo tienen una inteligencia equivalente a la población general (C.I. superior a 85); el 23% tienen una inteligencia Bordelinde (C.I. con puntuaciones entre 71 a 85) y un 31% muestran discapacidad intelectual (C.I. por debajo de 70).

A todo esto, pero especialmente a los problemas relacionados la comunicación y los movimientos reiterativas, se ha tratado de dar respuesta por parte de los neuropsicólogos, quienes tratan de entrenar conductas «adecuadas», que contrarresten las estereotipadas, pero ¿Tiene el autismo tiene consecuencias motoras?


https://youtu.be/xJ22wAvLwv0

Vídeo Recomendado: Despierta tu Interior – Fisioterapia en Niños Autistas – Corte 1

Estudio sobre las limitaciones motoras en el autismo

Esto es precisamente lo que ha tratado de dar respuesta una investigación realizada desde el 1Institute for Primary and Pre-Primary Education, Faculty of Education, University of Hradec Králové (República Checa) cuyos resultados han sido publicados en la revista científica SHS Web of Conferences.
En el estudio participaron treinta y seis pequeños, con edades comprendidas entre los tres a dieciséis años, todos ellos diagnosticados con el Trastorno del Espectro Autista.
A todos ellos se les administró el Movement Assessment Battery test for Children 2 (MABC-2) por el cual se tomaban medidas de las destrezas motoras tanto de la motricidad gruesas implicada en movimientos como andar y aplaudir; y la motricidad fina, implicado en movimientos como coger un bolígrafo correctamente o llevarse la cuchara del plato a la boca sin derramarla comida.
Los datos de los participantes se compararon con los datos poblacionales para los menores entre tres a dieciséis años que incorpora la citada prueba.
Los resultados muestran que el 86% de los menores evaluados tienen dificultades motoras, obteniéndose unos peores resultados en cuanto a motricidad fina frente a motricidad gruesa.


Motricidad fina vs. gruesa en el Autismo

Entre las limitaciones del estudio está en que el mismo se queda en una simple descripción de hechos, sin establecer ni diseñar un plan de intervención para mejorar estas habilidades.
Igualmente, no se ha evaluado hasta qué punto estas dificultades motoras influyen en la calidad de vida del pequeño y en la cargad de estrés soportada por los progenitores.
Hay que destacar, con los resultados anteriores, la importancia de una intervención conjunta del neuropsicólogo con otros profesionales como el fisioterapeuta, para mejorar sus habilidades motoras.
Ya no se trata sólo de que sea capaz de comunicarse adecuadamente, si no de usar correctamente su cuerpo para ello.
Además, intervenir en mejorar su motricidad fina y gruesa va a aumentar su nivel de independencia y con ello “descargar” un poco de la presión que en muchos casos sufren los padres de tener que hacer todo por el pequeño.
Igualmente trabajar diversos grupos musculares van a permitir al pequeño exhibir un mayor número de movimientos, permitiendo con ello la reducción de los movimientos estereotipados comentados al principio.