Un estudio realizado desde el Hospital Baylor-Scott and White en conjunto con el Hospital Presbiteriano de Texas (EE.UU.) desentraña las consecuencias en la calidad de vida del Síndrome de las Piernas Inquietas.
La sintomatología similar, como es en el caso de los temblores, puede hacer sospechar que sea debido a la enfermedad de Párkinson, pero no es el único trastorno neurológico que conlleva estos problemas.

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Síndrome de las Piernas Inquietas

La calidad de vida de la persona se define basándose en muchas características, ya sea a nivel económico, social o de desarrollo personal. Sólo hay que recordar la Pirámide de Necesidades de Maslow para recordar que existe una gran variedad de «necesidades» que atender para estar satisfechos.
El problema es que todo ello se ve truncado cuando surge una enfermedad, pero si esta es de tipo neurodegenerativo, las consecuencias son aún más graves.
Quizás el más conocido es la enfermedad de Párkinson, cuyas consecuencias va poco a poco abarcando y afectando a todos los campos de la persona, impidiéndole llevar una vida «normal» en detrimento de su calidad de vida, hasta que en las fases más avanzadas de la enfermedad se puede convertir en dependiente de otra persona para las acciones más simples como vestirse o comer.

Este es el caso del síndrome de las piernas inquietas, también conocido como enfermedad de Willis-Ekbom, el cual no es tan conocido como el caso de la enfermedad de Párkinson, pero que igualmente se trata de un trastorno neurológico, por el cual la persona que lo padece siente incomodidades y hasta calambres en las piernas, lo que hace que tenga que mover estas, pero ¿Qué consecuencias tiene el Síndrome de las Piernas Inquietas?



Enfermedad de Párkinson

Esto es lo que se ha tratado de averiguar desde el Hospital Baylor-Scott and White en conjunto con el Hospital Presbiteriano de Texas (EE.UU.) cuyos resultados han sido publicados en la revista científica Journal of Parkinsonism and Restless Legs Syndrome.
En el estudio participaron ciento diez mujeres; treinta y seis pacientes diagnosticadas con el síndrome de las piernas inquietas, siguiendo los criterios diagnósticos del International RLS Syndrome Study Group; treinta y dos de ellas tenían la enfermedad de Párkinson; y cuarenta y dos mujeres sin ninguna de las patologías anteriores, como grupo control.
A todas ellas se les entrevistaron mediante non-motor symptoms assessment scale for PD (NMSPD) para conocer la gravedad de la sintomatología motora que sufrían; el Beck Depression Inventory II scale, para determinar si había presencia o no de síntomas depresivos; el Epworth Sleep Scale, para conocer la incidencia sobre el sueño; y el Montreal Cognitive Assessment scale para comprobar si se veían afectadas otras habilidades cognitivas.
Toda esta información se complementó con entrevistas a cuidadores y familiares, así como con los datos sociodemográficos y el historial médico de cada paciente.
Los resultados indican que se producen cambios de humor y alteraciones del sueño entre 5 y 10 años antes de ser diagnosticado el síndrome de piernas inquietas.
Las alteraciones de la salud provocadas por este síndrome van a tener asociada una mayor presencia de hipertensión, artritis, dolor crónico, y diabetes.
Estos resultados empeoraban cuando se producía la presencia conjunta del síndrome de piernas inquietas y la enfermedad de Párkinson en el mismo paciente.
Retrasándose la edad de inicio del síndrome de piernas inquietas en aquellos pacientes que con posterioridad van a desarrollar la enfermedad de Párkinson.

Síndrome de las Piernas Inquietas y Enfermedad de Párkinson

Hay que tener en cuenta que los resultados han sido obtenidos sólo de población femenina, luego sus resultados no pueden ser extrapolables a los hombres hasta que no se lleve a cabo investigación al respecto.
Igualmente no se ha incorporado ninguna separación de la población en función de la edad, no permitiendo conocer si las relaciones significativas anteriores varían en función de la edad, reforzándolas o haciéndolas más débiles.

A pesar de las limitaciones comentadas con anterioridad, destacar la grave incidencia de este síndrome, a pesar de que no es tan conocido como la enfermedad de Párkinson. Consecuencias que van más allá de las molestias propias del síndrome, si no que abarcan a muchos ámbitos, tanto de tipo cognitivo, como médico.
El conocimiento al respecto debe de ayudar, primeramente a crear conciencia sobre esta problemática y sus importantes consecuencias. Igualmente hay que establecer planes de atención multidisciplinar, para atender a cada una de las áreas afectadas, para así mantener el mayor tiempo posible la independencia de la persona y su calidad de vida.