La Procrastinación a pesar de no ser un término muy conocido hace referencia a una aptitud muy común.

¿Qué es la procrastinación?

La persona con altos niveles de procrastinación suele ser considerada por los demás como «perezosa» ya que siempre va «Dejando para mañana» sus asuntos.
Algo que no tendría más importancia si no fuese porque ese «mañana» nunca llega, y poco a poco, todo lo que tenía que hacer esa persona con Altos niveles de procrastinación se va acumulando y se convierte en algo materialmente imposible de afrontar.
En el ámbito laboral es frecuente que este tipo de personas tengan la mesa llena de papeles, normalmente sin siquiera un orden, simplemente se van acumulando en orden de llegada.
El Procrastinador, es decir, aquel que se dedica a procrastinar, siente Altos niveles de ansiedad ante todo lo que tiene pendiente; pero no por ello se pone «manos a la obra».
Es normal que esta ansiedad pueda estar acompañada de síntomas depresivos y baja autoestima, al verse incapaz de realizar su labor, debido a «la pila” de trabajo acumulado.
«Pila» que ha ido edificando la persona al «no hacer nada» durante mucho, «perdiendo el tiempo» planificando, o simplemente no haciendo nada.
Es frecuente que estas personas se sientan «el chivo expiatorio» de los demás, que van cumpliendo con su labor, pero ¿Cómo afecta la procrastinación en la escuela?


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¿Cómo afecta la procrastinación en la escuela?

Esto es precisamente lo que ha tratado de averiguarse desde una investigación realizada por el Department of Psychology, Rutgers University (EE.UU.) cuyos resultados acaban de ser publicados en la revista científica Psychology.
En el estudio participaron ciento ochenta y cuatro estudiantes universitarios de primer año de carrera de psicología, de los cuales el 60& fueron mujeres.
A todos ellos se les administraron una serie de cuestionarios estandarizados como el Procrastination Assessment Scale-Students (PASS) para evaluar el nivel de pronosticación, la General Self-Efficacy-Sherer (GSESH) para evaluar el nivel de autoeficacia percibida, y el Experiences in Close Relationships (ECR-R) para evaluar el nivel de implicación en las relaciones sociales.
A esta información se le acompañó la correspondiente a su desempeño académico.
Los resultados informan sobre una correlación negativa entre el nivel de procrastinación y las calificaciones y la autoestima, esto es, a mayores niveles de procrastinación peores calificaciones y una autoestima más baja.
Por el contrario, a menores niveles de procrastinación, los estudiantes tenían mejores calificaciones y mayor nivel de autoestima.


Comprendiendo la procrastinación

Aunque los resultados son claros, el haber empleado una población universitaria no permite comprender si esta relación se encuentra a edades más tempranas, con lo que el estudiante vendría «arrastrando» una situación negativa desde hace tiempo.
Otra de las limitaciones del estudio, es que no plantea ningún tipo de intervención con la que observar cómo se puede «romper» ese ciclo de procrastinación que le está marcando como un «mal estudiante» y además le está haciendo tener una baja autoestima.
A pesar de las limitaciones anteriores está claro que Las calificaciones en estos estudiantes no se relacionan con su nivel de inteligencia, ni siquiera con lo que son capaces de aprender, sino más bien con una actitud hacia el esfuerzo, como es la procrastinacióN.
El ir «retrasando indefinidamente» ponerse delante de los libros, o «no llevar al día» los estudios hace que estos estudiantes tengan un peor desempeño, lo que va a repercutir en su autoestima, y esto a la larga puede acarrear problemas de tiempo emocional e incluso social.

Detectar la procrastinación

Hay que tener en cuenta que procrastinación en sí no es una característica de personalidad, sino más bien un hábito, una forma de comportarse que va a tener importantes consecuencias en la vida de la persona, tanto a nivel emocional, laboral/escolar como en sus relaciones sociales.
Dada la importancia de esta temática se ofrecen una serie de recomendaciones al respecto, pero lo primero de todo hay que Saber si su hijo o usted mismo sufre de procrastinación

Mira el nivel de desempeño laboral o académico, si este no está al nivel de tus compañeros puede que sufras de procrastinación.
– Observa si cumples con los objetivos marcados por la organización o no.
– Evalúa el trabajo que tienes acumulado, si son de días, semanas o meses.
– Reflexiona sobre las sensaciones y emociones que te origina «ponerte a trabajar»
Si observas en tí o en tu hijo, un bajo rendimiento comparado con el resto, que no cumples los objetivos, con acumulación de tarea y una desgana generalizada a la hora de afrontar las tareas diarias, puede que estés sufriendo de procrastinación.
A continuación, se le ofrece unas recomendaciones que pueden ser de su interés para superar esta situación.


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Recomendaciones sobre la procrastinación

– Levántate con las ideas claras de que quieres tener un día productivo.
– Haz una lista de las diez cosas más importantes que debes de hacer en el día (En la lista sólo se pueden incluir tareas que se puedan hacer en un día y que se consideren importantes)
– A mitad de día revisa la lista y tacha todo lo que hayas cumplido de la misma.
– Al final del día revisa la lista y mira qué has hecho y qué no, y reflexiona los motivos.
– Felicítate por lo logrado durante el día, aunque no haya sido todo lo de la lista, y haz el propósito al día siguiente de cumplir todo lo de la nueva lista.
De esta forma, y casi sin darse cuenta, cada día va a ir haciendo mucho de lo que hasta ahora iba dejando y postergando, y con ello, poco a poco superando la procrastinación.

Recordar que Ser procrastinador es algo que se aprende y que como vemos se puede desaprender, por tanto, basta con detectarlo a tiempo y poner en marcha las recomendaciones anteriormente indicada para poder superar esta actitud de pronosticar y «dejar todo para mañana».