El papel psicológico en el ulcus gástrico

El ulcus gástrico se produce principalmente por la bacteria Helicobacter pylori, aunque también juega un papel destacado lo psicológico, descubre cómo.

El ulcus gástrico más conocido como ulceraciones gastro-intestinales o úlceras pépticas.

Las úlceras son lesiones en la piel, o en la membrana mucosa, que recubre el estómago (úlcera gástrica), en el duodeno (úlcera duodenal) o en el esófago (úlcera de esófago). Éste revestimiento es necesario contra los ácidos irritantes producidos por el propio estómago. Normalmente las úlceras afectan a la primera capa del revestimiento, pero pueden darse complicaciones con sangrado (hemorragia digestiva) expulsado a través de las deposiciones o vómitos con sangre, que puede desencadenar en anemia; e incluso pueden atravesar el estómago denominándose perforación.
Los síntomas que se experimentan, son la aparición de un dolor en la parte superior del abdomen, de media a una hora después de comer; acompañados en ocasiones de náuseas, vómitos y pirosis (sensación de quemazón en el estómago); éste dolor puede mantenerse durante semanas, siendo percibido con mayor intensidad por la noche.
Sus Causas son debidas tanto  por una infección bacteriana como por afecciones tumorales.
Aunque existe un componente biológico que predispone a la persona a padecer ésta afección, en la mayoría de los casos, se produce por hábitos inadecuados, como por ejemplo la ingesta prolongada de algunos medicamentos antiinflamatorios no esteroides (yatrogenia), ingerir habitualmente bebidas alcohólicas o por el tabaco.
Igualmente el mantenimiento de las ulceras está asociado a la ingesta de determinados alimentos, así como a situaciones de estrés que impiden su cicatrización.
El Tratamiento, según sea el caso, se realiza con protectores gástricos, antibióticos (en el caso de infección bacteriana) e inhibidores de secreción gástrica; primeramente para eliminar los síntomas, y luego para reducir la acidez del estómago permitiendo la cicatrización de las úlceras.
Para ello se recomienda evitar todos aquellos factores que están asociados al mantenimiento de las úlceras, como son beber alcohol, café o té, u otras bebidas que contenga cafeína, así como comidas copiosas o picantes y fumar.
En los casos más extremos en que haya perforación, lo que provoca una peritonitis aguda, con un dolor intenso, se requiere de intervención quirúrgica de urgencia.

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Desde la Medicina convencional se considera que el origen y mantenimiento de las úlceras son exclusivamente de tipo biológico; en cambio, la Medicina psicosomática va un poco más allá, atendiendo además al componente psicológico de la persona, que va a afectar tanto al origen (hábitos inadecuados) como al mantenimiento.
La Psicología clínica por su parte, ha desarrollado una serie de técnicas de modificación de conducta y de trabajo para el manejo del estrés como forma de intervención terapéutica complementaria, como son:
Técnicas operantes, en que se utilizan procedimientos como reforzamiento o castigo para instaurar, mantener o reducir determinados comportamientos.
>- Técnicas de resolución de conflictos, en donde se entrenan habilidades de orientación, búsqueda de alternativas y generación de soluciones de problemas, así como toma de decisiones, puesta en práctica y seguimiento.
Técnicas aversivas, según sean estímulos condicionados e incondicionados; las cuales buscan enfrentar al paciente con las consecuencias negativas de su conducta.
Estas técnicas se van a administrar en paralelo al tratamiento médico correspondiente, buscando con ello reducir la presencia y frecuencia de los hábitos inadecuados que provocan el mantenimiento de las úlceras.
Con respecto a las causas se relaciona la aparición de úlceras gástricas a tres dimensiones del paciente, la física, la psíquica y la social:
– En la física se tiene en cuenta tanto la secreción gástrica como la predisposición genética.
– En la psíquica, se asocia con personas competitivas, que tienen altas aspiraciones y que se someten a mayores responsabilidades.
– En la social, se equipara a la sociedad “moderna” como generadora de estrés, contraponiendo las grandes urbes frente a las áreas rurales; donde los individuos que viven en las ciudades se ven sometidos a demandas constantes, tensión emocional, agotamiento crónico o sentimiento de fracaso al compararse con otros.
Ésta relación entre lo psíquico, que influye directamente sobre lo físico, ha convertido al ulcus gástrico en el mejor exponente de la patología psicosomática. Llegándose a observar cómo en estados de enojo, preocupación o tensión mantenida, provoca una disminución de la mucosa protectora del estómago, aumentando además la acidez en el contenido gástrico; situación que si se prolonga en el tiempo va a desembocar en la aparición de úlceras gástricas.

Algunos autores han minusvalorado el papel psicológico como causante del ulcus gástrico, debido a que más del 80% de los casos son producidos por infecciones bacterianas, en concreto por la presencia de la bacteria Helicobacter pylori, siendo los restantes casos atribuidos al estrés generado como consecuencia de otras enfermedades; a pesar de lo cual, hay que tener en cuenta que las posibilidades de infección se ven incrementadas en situaciones de estrés, donde el sistema inmunológico está infrautilizado, por lo que en condiciones “normales” no se producirían estas úlceras.