A pesar de los muchos avances en el conocimiento sobre el trastorno obsesivo-compulsivo todavía es un trastorno escasamente diagnosticado y tratado.

El mayor problema del diagnóstico es que el paciente y los familiares lo ven como una “rareza” de la persona, sin darle mayor importancia, lo que retrasa la posibilidad de acceder al tratamiento más adecuado.

Obsesivo-compulsivo

El trastorno obsesivo-compulsivo se caracteriza por dos elementos principales, uno de tipo cognitivo, a través de pensamientos intrusivos, como el de estar contaminado, estar en peligro o dudas excesivas.
El otro elemento, es de tipo conductual que se suele manifestar con lo que se denomina comportamiento ritualista, es decir, realizar acciones repetitivas, tal como, lavarse las manos, mirar la llave del gas, o cerrar la puerta.
La relación que existe entre los pensamientos y la conducta, es que esta última se “emplea” como forma de dar salida a la ansiedad que le provoca dichos pensamientos, esto es, una persona que tiene un pensamiento intrusivo de contaminación, si se lava las manos va a sentirse aliviado momentáneamente de dichos pensamientos.
Se calcula que entre el 2 y 3% de la población puede llegar a sufrir un trastorno obsesivo-compulsivo, pero que su diagnóstico y tratamiento está muy por debajo de estas cifras, ya que el paciente y los familiares llegan a “justificar” esos comportamientos como “rarezas” del paciente.
Entre las causas del trastorno, está la interferencia sobre la vida cotidiana del paciente, ya que debe dejar todo lo que está haciendo, para “liberar” su obsesión a través del ritual comportamental. Algo que va a marcar también sus relaciones sociales e íntimas de pareja, y que habrán de tener que aceptar sus peculiaridades como características propias de la persona.

Hay que tener en cuenta que el tratamiento del trastorno obsesivo-compulsivo tiene un nivel moderado de éxito, ya que solamente alrededor de un 10% de los pacientes logran curarse. El resto, aprenden a convivir con su trastorno, haciendo que este sea lo menor problemático posible.
El tratamiento más extendido es la psicoterapia, centrado en la terapia cognitiva-comportamental, en donde la persona aprende a reconocer los pensamientos intrusivos y a controlar los niveles de estrés que estos le generan.
En ocasiones esta psicoterapia se acompaña con la intervención psicofarmacológica, sobre todo para tratar la sintomatología depresiva que suele acompañar a estos pacientes.
A pesar de lo anterior se siguen realizando esfuerzos para mejorar tanto el diseño como la efectividad de los tratamientos, con lo que ofrecer una mayor calidad de vida a los pacientes, y que su trastorno afecte lo menos posible a su día a día, pero ¿Existen nuevos tratamientos para el obsesivo-compulsivo?



TOC

Esto es lo que se ha tratado de averiguar desde la Universidad Azerbaijan Shahid Madani, la Universidad Islamic Azad y la Universidad Maragheh (Iran), cuyos resultados han sido publicados en la revista científica International Journal of Behavioral Research & Psychology..
En el estudio participaron 60 adultos, todos ellos diagnosticados con trastorno obsesivo-compulsivo, según los criterios del DSM-IV R.
A la mitad de ellos se les realizaron dos evaluaciones sobre la sintomatología obsesiva y compulsiva a través del cuestionario estandarizado Maudsley Obsessive-Compulsive Inventory (MOCI), la primera de ellas fue antes de empezar con la intervención, y la segunda una vez concluida esta.
Durante dos meses, se les entrenó a los participantes a razón de ocho sesiones teórico-práctica semanales, de una hora cada sesión. La psicoterapia consistía en el fortalecimiento de las habilidades comunicativas, así como en proporcionar información sobre su trastorno, sintomatología, causas y tratamiento. Igualmente, se les entrenó mediante ejercicios reales de cómo prevenir las respuestas compulsivas, así como identificar y controlar los pensamientos obsesivos.
La otra mitad no recibió ningún tipo de tratamiento especial, siendo el grupo control con el que comparar.
Los resultados muestran una reducción significativa de la sintomatología, tanto cognitiva como comportamental del grupo en el que se ha intervenido frente al control.

Tratamiento TOC

Una de las limitaciones del estudio, es que no se ha realizado una división de los resultados en función del género, información importante, pues como se ha visto en otros casos, la intervención terapéutica no tiene la misma eficacia entre hombres y mujeres.
Otras de las limitaciones del estudio, es que se centra en una población muy concreta, la iraní, con su idiosincrasia propia, por lo que se requiere de investigación en otras poblaciones para poder obtener conclusiones al respecto.
Hay que tener en cuenta que la eficacia de una intervención terapéutica debe de ser evaluada en varios momentos posteriores a su administración, para conocer si su eficacia permanece en el tiempo o se “diluye” a medida que pasan los meses, por lo que una única evaluación resulta insuficiente.

A pesar de las limitaciones comentadas con anterioridad, hay que valorar positivamente el diseño de la intervención debido a los buenos resultados alcanzados. En apenas unos meses, se ha logrado una reducción significativa de una sintomatología que si no se trata adecuadamente va a acompañar al paciente el resto de su vida.
Tal y como sucede con otros trastornos la información sobre las causas, sintomatología y los ejercicios prácticos sobre cómo actuar en situaciones reales, parecen ser el mejor remedio, ya que aumentan la conciencia de la persona sobre el problema que padece, pero sobre todo le enseña a cómo afrontarlo correctamente.