Algunos autores han definido al ser humano como un «animal social», por lo que la soledad se podría entender como contra-natura.

Es cierto que en algunos momentos es bueno y deseado unos momentos de soledad, pero no así el aislamiento social del que se tiende a evitar.

Aislamiento social

Si pensamos en grupos de edad, probablemente supongamos que las personas cuanto más mayores pueden sentirse más solas, sobre todo a edades más avanzadas, donde el anciano a perdido a tantos por «el camino».
Por el contrario, la época de la adolescencia y la juventud son las épocas de la exploración, donde el grupo de iguales se convierte en el referente, y donde parece que no hay momento para estar solos.
A pesar de lo cual, el sentimiento de la soledad no es algo que dependa del número de personas con las que se esté en ese momento, sino de las relación íntima y de calidad con esas mismas personas, pudiéndose sentir aislado en una fiesta con desconocidos, o muy acompañado con una sola persona.
Sentimientos de soledad que van a regir lo que pensamos y cómo nos comportamos, pero ¿Es la soledad causante del abuso de sustancias?



Soledad y alcohol

Esto es precisamente lo que se ha tratado de responder con una investigación realizada desde la University of New Brunswick, Saint John (Canada) cuyos resultados han sido publicados en la revista científica Journal of Depression & Anxiety.
En el estudio participaron doscientos cuarenta y seis adultos, de los cuales el 71,3% eran mujeres, con edades comprendidas entre los dieciocho a treinta años.
Todos los participantes tuvieron que rellenar un cuestionario estandarizado sobre el uso de sustancias denominado University Life and Substance Use Survey, sobre el uso y abuso de alcohol mediante el Alcohol Use Disorder Identification Test (A.U.D.I.T.), y el abuso de sustancias con el Drug Use Disorder Identification test (D.U.D.I.T.).
Igualmente se evaluó el nivel de soledad percibido mediante el Social and Emotional Loneliness Scale for Adults- Short version (S.E.L.S.A.-S.), y el estilo de relaciones íntimas mediante el Experiences in close relationships scale (E.C.R.).
Los resultados muestran una correlación positiva significativa entre el nivel de soledad y el abuso de sustancias, siendo las más común el alcohol, en un 49,8% de los participantes.
Es decir, en la medida que existe una aislamiento social crónico se incrementa sustancialmente las posibilidades de que la persona acabe convirtiéndose en un alcohólico.

Soledad y abuso de sustancias

Entre las limitaciones del estudio está precisamente la selección de los participantes, ya que a edades tan jóvenes es difícil encontrar a personas que sufran aislamiento crónico, más frecuente a edades superiores, con lo que se esperaría hallar los mismos resultados en poblaciones de mayor edad en una nueva investigación.
Igualmente la evaluación se realizó mediante autoinforme, sujeto al sesgo de la deseabilidad social, en donde el participante puede «maquillar» sus resultados según lo que cree que el experimentador busca.
Un registro observacional o mediante informes de terceras personas podrían completar la información proporcionada.
Este resultado puede parecer contradictorio con lo que se puede observar en bares o discotecas, en que los amigos se reúnen a celebrar bebiendo alcohol.
Pero si recordamos la barra de los bares, aquellos que se quedan por horas son los más aislados del lugar, que escasamente entablan conversación más allá de solicitar una nueva copa.
A pesar de que los autores resaltan los resultados no plantean ningún tipo de relación causa-efecto, ya que las personas que consumen alcohol en exceso acaban siendo «apartadas» y en ocasiones rechazadas por los demás, aumentando así su sentimiento de soledad y aislamiento.
Igualmente queda por diseñar programas de prevención al respecto, donde se analicen las causas de la soledad crónica entre jóvenes, para darles «solución» y evitar así que acaben siendo bebedores crónicos, con todos los problemas para la salud que entraña.