Uno de los procesos más sensibles de nuestra salud es el la calidad del sueño, viéndose éste alterado cuando estamos preocupados por algo o sufrimos ansiedad.

Igualmente se ha observado cómo el sueño puede verse alterado cuando la personas experimenta alguna psicopatología, tal y como es el trastorno por depresión mayor o el trastorno de ansiedad, ambos correspondiente a trastornos del estado de ánimo.
Por otra parte, se conoce desde hace tiempo que las mujeres son más sensibles a padecer estos trastornos del estado de ánimo, especialmente con respecto a lo que se refiere a la depresión.
Pero ésta relación entre el estado de ánimo no parece ser igual durante toda la vida de la mujer, si no que va cambiando en función de su ciclo de fertilidad, que se concentra en tres períodos principalmente, antes de la menarquía (o del primer sangrado de origen menstrual), durante la etapa de fertilidad femenina, y la menopausia (en que se detiene la menstruación).
Siendo la mujer especialmente sensible a estos trastornos del estado de ánimo durante la segunda fase, que suele ser la más longeva, abarcando desde la pubertad hasta la madurez tardía, ¿Pero se puede encontrar relación entre las distintas fases, el estado de ánimo y la calidad del sueño?

gVv4av18vEc https://youtu.be/gVv4av18vEc

Esto es precisamente lo que trata de averiguar conjuntamente la Universidad de Turku, la Universida de Helsinki, el Hospital Central Universitario de Helsinki, el Hospital del Distrito de Pirkanmaa, la Universidad de Tampere y el Hospital Universitario de Turku (Finlandia), publicado recientemente en la revista científica BMC Psychiatry.
En el estudio participaron 61 mujeres, separadas en tres grupos, 11 entre 20 y 26 años (en pleno ciclo menstrual), 21 entre 43 y 51 años (en fase pre-menopáusicas), y 29 entre 58 y 71 años (en plena fase menopáusicas). Con respecto al segundo y tercer grupo, se garantizó que ninguna de las participantes habían empleado terapia hormonal durante el primer año previo al estudio. Igualmente sólo se incluyeron participantes que no mostraron ningún trastorno del sueño específico.
A todas las participantes se les administró un cuestionario estandarizado para evaluar la presencia de sintomatología depresiva (BDI), igualmente se evaluó la calidad del sueño a través de un cuestionario sobre el insomnio subjetivo a través de un cuestionario estandarizado sobre el sueño (BNSQ).
Todas llevaron un diario del sueño durante tres semanas antes y después del estudio donde debían de registrar la hora de ir a dormir y la de levantarse.
Además se realizó una análisis de la sangre para evaluar los niveles de estradiol conocida como la hormona esteroide sexual femenina.
Y por último se tomaron datos sobre las primeras fases del sueño a través de la actividad eléctrica cerebral (EEG), de la conductancia eléctrica (ECG) y de la mandíbula (EMG).
Los resultados muestran cómo con respecto a los síntomas depresivos evaluados con BDI, no se mostraron síntomas entre las más jóvenes, presentando sintomatología leve o moderada en las mujeres pre-menopaúsicas y menopaúsicas.
Siendo las mujeres más jóvenes las que tienen más tiempo de sueño, con menos interrupciones durante la noche, con menores puntuaciones de insomnio.
Encontrando una relación entre los niveles más elevados de sintomatología depresivo con el insomnio, que sufrían las mujeres pre-menopáusicas y especialmente las menopáusicas.
A pesar del esfuerzo de la investigación, son pocas las participantes para poder establecer una correcta relación, además de necesitar incluir un grupo de previo de comparación con mujeres antes de que tengan su primera menstruación.


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