Uno de los grandes problemas, a la hora de tomar una decisión, es saber cuál es la mejor alternativa.
Cuanto más importante sea el asunto a tratar o menor tiempo se tenga para responder, más «difícil» parece ser asumir la «respuesta correcta».
Aunque en la vida real, no existe una única alternativa, ni se tiene claro cuál es más correcta entre las diversas opciones, por lo que el nivel de ansiedad que puede generar puede llegar a bloquear a la persona.
Un caso típico es el de los estudiantes, a la hora de enfrentarse a un examen, donde no sólo se está evaluando el nivel de conocimiento adquirido por el mismo sino el autocontrol, y la tolerancia al estrés del estudiante.
Ya que un estudiante, por muy bien preparado que esté, si tiene un nivel demasiado elevado de estrés puede llegar a bloquearle e impedir tener un correcto desempeño, pero ¿Cómo se produce esto?

Esto es lo que ha tratado de responderse con una investigación realizada desde la Facultad de Psicología, Universidad de Leiden y el Instituto de Cerebro y Cognición (Países Bajos) junto con la Facultad de Psicología, Universidad alemana del Deporte de Cologne cuyos resultados han sido publicados en febrero del 2019 en la revista científica Plos One.
En el estudio participaron ochenta y seis mujeres, asignadas aleatoriamente a un grupo en que se induciría estrés previamente a una tarea mediante el Leiden Performance Anxiety Stress Procedure (L-PAST), quedando el resto en el grupo control, los cuales no tendrían la presión social y temporal que les generase estrés adicional al de la prueba.

Los resultados muestran cómo a mayores niveles de estrés inducido peor ejecución en la tarea de memoria de trabajo, siendo este efecto mayor, cuando además las personas más sensibles al estrés frente a las menos sensible.
Es decir, el efecto de la ansiedad y por lo tanto su interferencia en la ejecución de las tareas depende tanto de un componente estresante externo como de la mayor o menor sensibilidad al estrés de la persona.
Así, y volviendo sobre el ejemplo anterior, el estudiante que tenga un rasgo sensible al estrés, es decir, que se ponga nervioso con un poco de estrés, estará en desventaja con respecto a sus compañeros a la hora de responder adecuadamente a un examen.
Es decir, ante el mismo nivel de estrés externo elevado dado por la prueba de evaluación, los más sensibles además van a vivir la situación como más amenazante y con ello, su ejecución y al fin, su calificación puede ser menor que su nivel de aprendizaje real.
Esto puede llevar a determinados estudiantes, sensibles al estrés, a mostrarse como «malos estudiantes», al no conseguir buenas calificaciones por mucho que se esfuercen en estudiar.

De ahí la importancia de poder incorporar prácticas de relajación previo a los ejercicios y evaluaciones, con lo que reducir el nivel de estrés sentido y con ello, que pueda mostrar lo que realmente sabe.