h2 style=»text-align: justify;»>Si pensamos en por qué tomamos unas decisiones en vez de otras, probablemente no lleguemos a darnos cuenta de la importante influencia de la personalidad en ello.

Aunque a veces creamos que nuestras elecciones importantes de la vida son fruto de un proceso madurado y objetivo, donde se tienen en cuenta las variables positivas y negativas de la decisión, la verdad es que en la mayoría de las ocasiones no es así.
Muchas investigaciones ha descubierto que hay «detrás» muchas más razones de las que son conscientes las personas, de ahí que algunos emplean metodologías para conocer las «intenciones no conscientes» como son el procedimiento de test de asociación implícita (I.A.T.) o el test de Stroop. Esta metodología se ha empleado para investigar sobre las preferencias y sentimientos de racismo o discriminación. Aspectos que son muy difíciles de investigar debido a que las personas tienden a «manipular» su respuesta para ofrecer la imagen que socialmente es más aceptada
El desarrollo de estas pruebas ha permitido comprobar cómo los sentimientos de discriminación se incrementan en las regiones limítrofes, y que estas suelen expresarse principalmente hacia sus vecinos.
Algunos autores hablan de que todas nuestras decisiones están gobernadas de forma no consciente, y que una vez adoptadas «ponemos palabras» de forma consciente, «justificando» aquella decisión.
Entonces a la hora de elegir carrera, ¿Qué hace que nos decidamos por una carrera o a otra?

Si atendemos a que la elección de estudios va a determinar el futuro profesional de la persona, y en definitiva al curso de su vida, la pregunta es de gran envergadura.


MOOIBm-Z0zI https://youtu.be/MOOIBm-Z0zI

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Esto es precisamente lo que ha tratado de resolver una reciente investigación realizada por el Instituto de Psicología Aplicada de la Universidad de Zhengzhou (China) publicado en la revista científica Psychology.
En el estudio participaron 50 estudiantes universitarios, 32 chicas y 18 chicos, a los cuales se les pasó por una prueba de I.A.T., en donde los participantes tenían que elegir entre dos estímulos visuales en el menor tiempo posible, se empleó 18 palabras, la mitad de ellas relacionadas con un comportamiento altruista y la otra mitad no.
Los resultados informan sobre que los estudiantes que tienen una tendencia hacia las áreas de ciencias muestran menos «interés» por las actividades artríticas, frente a los que prefieren las áreas de artes que muestran mayor «interés» por dichas actividades altruistas.
El estudio además informa de que no se encontraron diferencias en cuanto género con respecto a la tendencia hacia el comportamiento altruismo.
Entre las limitaciones del estudio señalar la escasa variedad de carreras estudiadas, una mejor selección de estímulos podría haber proporcionado más información sobre las elecciones entre carreras sanitarias o técnicas por ejemplo.
Igualmente y antes de poder extrapolar los resultados se precisa de nueva investigación para comprobar si los resultados se mantienen en otras poblaciones, aunque los datos parecen ser bastante claros al respecto.

El resultado está dentro de los esperable, que las personas más interesadas en el bien común se dediquen a carreras más asociadas con las salud y las humanidades, mientras que las menos preocupadas por el bien común, puedan declinarse por carreras más técnicas, donde se trabaja más con planos, instrumentos y herramientas que con el trato diario de las personas.