El El Síndrome de Williams tiene asociado unas características físicas y cognitivas que dificultan su desarrollo, de ahí la importancia de nuevos descubrimientos.
El Síndrome de Williams tiene una enfermedad de base genética, cuya característica más evidente se muestra con unos ragos faciales concretos de quien lo tiene, donde destaca el estrechamiento de la frente, mofletes prominentes, nariz corta y mentón pequeño entre otros.
Pero éste síndrome compromete también otros sistemas no tan evidentes como el circulatorio y genitourinarios.
En el ámbito neuropsicológico se expresa con deficiencias cognitivas, como son problemas en la orientación espacial, memoria y atención entre otras.
Este trastorno que se presenta desde edades tempranas hace que tenga una importante repercusión en el desarrollo cognitivo y social del pequeño, ya que sus «limitaciones» a veces no detectadas adecuadamente, hace que estos muestren un menor rendimiento en clase lo que repercute en sus calificaciones, lo que algunos casos lleva a que tengan que repetir de curso con todos los problemas que puede conllevar a menor al verse «estigmatizado» por su «bajo rendimiento».
De ahí la importancia de una detección temprana para poder adecuar la enseñanza a sus habilidades de forma que con estrategias compensatorias pueda llevar un desarrollo lo más normal posible.
También es preciso conocer las características diferenciadoras de éste síndrome con respecto a otros trastornos que pueden mostrar síntomas parecidos como el síndrome de Down, debido a su escaso control de los impulsos, o al TDAH, donde los problemas atencionales y sus consecuencias pueden llevar a confusión en el diagnóstico y con ello a establecer un «inadecuado» tratamiento.
Igualmente es importante comprender qué es el Síndrome de Williams y en qué aspectos afecta y cuáles son donde se muestran mayores deficiencias, de forma que se puedan establecer tratamientos compensatorios adecuados.

En ésta línea de comprender un poco mejor el Síndrome de Williams es donde se encuentra el siguiente estudio reciente realizado conjuntamente por el Servicio de Familia, Niños y Adolescentes del Hospital de las tierras del Sur (Nueva Zelanda) y la Universidad de Sur de Wales (Inglaterra) y publicado en Child Development Research.
Para lo cual se analizaron los resultados de 40 participantes, con edades comprendidas entre los 9 a 17 años, 20 de ellos con el diagnóstico del síndrome de Williams y los restantes 20 pertenecientes al grupo control con el que comparar.
Se llevaron a cabo tres estudios, que incluían pruebas estandarizadas de inteligencia, evaluación el grado de lateralidad del pequeño, pruebas de memoria visoespacial, pruebas de búsqueda visual entre otras.
Los resultados informan que en el primer estudio, se produce un mejor desempeño en la prueba de memoria visual en los pequeños del grupo control frente a los diagnosticados con el Síndrome de Williams, existiendo en estos últimos una mayor lateralidad izquierda.
Esta lateralidad implica un desarrollo hemisférico diferente, que conlleva problemas atencionales, siendo más fácil que atienda aquellos estímulos que se presentan en el campo visual izquierdo.
Estos estudios dan una mayor esperanza para los padres, ya que les ayuda a comprender mejor la enfermedad de un hijo, y a los médicos y especialistas que adapten los tratamientos para conseguir unos mejores niveles de calidad de vida en las personas que sufre el Síndrome de Williams.