Muchos son los factores que actualmente se están explorando con respecto al Alzheimer, tanto para la prevención como detención de su avance, incluido el ocio.

El ocio a lo largo de la vida

Cuando uno piensa en el ocio, en ocasiones lo hace en un tiempo perdido, un momento de esparcimiento y descanso.
A lo largo de nuestra vida, el ocio ha ido jugando un papel importante casi sin darnos cuenta, así cuando jugamos de pequeños estamos desarrollando habilidades motoras o cognitivas como la imaginación; en la adolescencia, el ocio se convierte en el vehículo para compartir y experimentar con los iguales; en la vida adulta, el ocio parece casi ser relegado a los fines de semana, perdiendo en muchos casos su sentido; en la ancianidad, el ocio parece convertirse en el único momento de ocupación del día.

Desde las distintas instituciones y organismos públicos se han realizado esfuerzos por aumentar la calidad de vida de los mayores, ya jubilados a través del ocio, ya sea en los centros de día, donde acuden para realizar diversas actividades como bailar, leer y jugar con sus semejantes; igualmente las excursiones y estancias vacacionales son promovidas como forma de ofrecer alternativas a permanecer en sus casas, muchas veces solos, pero ¿Pueden las actividades de ocio prevenir el Alzheimer?


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Ocio en la tercera edad

Esto es lo que ha tratado de responderse con una investigación realizada desde el Departamento de Educación y Psicología, Centro de Investigación Didáctica y Tecnología en la Formación Docente, Centro de Tecnología y Servicios de Investigación de la Salud, Universidad de Aveiro (Portugal) cuyos resultados han sido publicados en el 2017 en la revista científica Open Journal of Social Sciences.
En el estudio participaron sesenta y un ancianos, de los cuales veintitrés tenían el diagnóstico de demencia, sufriendo el 43,5% la enfermedad de Alzheimer, el 4,3% demencia vascular y el 52,2% demencia senil; perteneciendo el resto al grupo control.
La mayoría de los usuarios (el 76,9%) realizaban actividades de ocio diariamente, ya fuesen de corte cognitivo, físico o social.
A todos se les evaluó mediante el M.M.S.E (Mini Mental State Exam) para comprobar los efectos en las distintas capacidades cognitivas y el C.D.R. (Clinical Dementia Rating) para detectar la sintomatología asociada a la demencia.
Los resultados muestran una relación significativa entre la realización de actividades de ocio y la presencia de demencia.
Esto es, los ancianos que están implicados en un mayor número de actividades de ocio son los que muestran menos indicios de demencia.


Relación Ocio y Alzhiemer

Entre las limitaciones del estudio comentar que se trata de una población muy concreta la portuguesa, que se encuentra entre las más envejecidas de Europa y con una gran conciencia social sobre la necesidad de las actividades de ocio en los mayores, por lo que se refiere de nueva investigación en otras poblaciones para ver si se mantienen los resultados antes de poder concluir al respecto.
Aclarar que las relaciones significativas halladas no se pueden asumir de forma directa, tal y como, si se realiza actividad de ocio no se tendrá demencia, pues existe un sesgo importante en dicha interpretación y es que la demencia va imposibilitando al anciano poder desarrollar actividades, por lo que a mayor demencia menos actividades se realizarán.
Luego, para aclarar qué es consecuencia de cuál, es preciso establecer una investigación de tipo experimental donde se manipulen las variables relativas al ocio a lo largo del tiempo, teniendo un grupo con baja actividad de ocio y otro con alta actividad, y comprobar en 3, 5 o 7 años, el número de participantes de cada grupo que muestran sintomatología de demencia.
De encontrarse diferencias significativas entre el grupo con bajas frente a altas actividades de ocio, sí se podría aventurar una relación entre el ocio y la enfermedad, pudiendo afirmar que dichas actividades permiten prevenir la enfermedad de Alzheimer.