Cualquier madre se ha dado cuenta cómo los bebés tienen más aprecio por unas personas que por otras.

Algo que es difícil de explicar por la corta edad del menor y con ello una escasa experiencia.
Si bien el concepto de «buena o mala» persona es un constructo social, donde se considera a la buena persona aquella que sigue las reglas establecidas por la sociedad, y a la mala persona aquella que las infringe.
El menor con su experiencia y las rectificaciones de los alumnos va poco a poco aprendiendo qué es o no lo adecuado y por tanto cuáles son los límites que la sociedad fija para las conductas, así como las consecuencias de su transgresión.
Aspecto que se tarda años en aprender, de ahí que con los pequeños se sea más tolerante ante determinados comportamientos que no sería permitido de adulto pero ¿Los niños prefieren a las buenas personas?

Investigación

Esto es lo que ha tratado de averiguarse con una investigación realizada desde la Facultad de Ciencias Humanas, Universidad Femenina de Jissen; junto con el Departamento de Psicología, Universidad Chuo (Japón) cuyos resultados han sido publicados en febrero del 2019 en la revista científica Plos One. 

En el estudio participaron veintidós menores con edades comprendidas entre los seis a ocho meses, de los cuales 10 eran niñas. A todos ellos se les presentaron delante del ordenador cuatro imágenes de rostros de adultos generados por ordenador donde manejaban dos variables ladominancia y la confiabilidad del rostro. 

Es decir, se mostró un rostro altamente dominante y alto confiable; altamente dominante y bajo confiable; bajo dominante y alto confiable; y bajo dominante y baja confiable. 

La imágenes de las caras se presentaron de dos en dos para analizar la atención del menor, estimando que aquel rostro al que le dedique más tiempo es de mayor preferencia, para ello se grabó la mirada del menor.

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Resultados

 Los resultados muestran un que ante rostros de alta dominancia los menores prefieren aquellos que son más confiables. 

En cambio, ante rostros de baja dominancia el facto confiable no parece determinante. Con estos datos los autores defienden la temprana capacidad de realizar distinciones sociales, sin apenas experiencia por parte de los menores. 

A pesar de lo anterior no han explicado porqué la confiabilidad únicamente parece afecta a los rostros dominantes frente a los dominantes.