Un reciente informe científico trata de comprobar los efectos beneficiosos de la práctica del Tai Chi en pacientes con Párkinson.

Tai Chi

El Tai Chi es una práctica milenaria que se puede practicar de forma individual o en grupo, donde se realizan ejercicios establecidos considerado como una meditación en movimiento.
Muchos han sido los beneficios que se han atribuido a este arte marcial milenario sobre todo los relacionados con la relajación y el control interno, indicado para el tratamiento complementario de patologías como el dolor crónico, la ansiedad, la artritis o la depresión.
El control de la respiración, la focalización en los movimientos y la práctica al aire libre parecen estar detrás de estos beneficios, a lo cual se le suma la flexibilidad y destreza motora que se va adquiriendo con la práctica y la repetición de los movimientos.
En algunas culturas orientales su práctica es habitual desde jóvenes, lo que facilita que sus efectos beneficiosos se extiendan a lo largo de toda la vida, sirviendo como preventivo de algunas patologías, sobre todo aquellas relacionadas con el sedentarismo y la hipertensión.
Pero cuando alguien piensa en una enfermedad neurodegenrativa como es el Párkinson, no suele hacerlo en ejercicios como los del Tai Chi, si no en la búsqueda de un tratamiento farmacológico que detenga el avance de la enfermedad y con ello proporcione más tiempo o que por lo menos pueda ofrecer una mejor calidad de vida a los pacientes.
La pérdida progresiva del control de la motricidad final y gruesa suelen ser los síntomas más evidentes de esta enfermedad, que se expresa con temblores, así como con dificultad para realizar actividades tan simples como la de llevarse la cuchara a la boca para comer, por lo que se produce un progresivo deterioro que mengua su independencia, requiriendo de una mayor asistencia de un familiar o profesional, preocupado más por suplir las carencias que por buscar cómo mejorar su control sobre la motricidad, pero ¿Es efecto el tratamiento de Párkinson mediante el Tai Chi?



Parkinson

Esto es precisamente lo que trata de averiguarse desde el Centro Médico Overlook (EE.UU.) cuyos resultados han sido recientemente publicados en la revista científica Advances in Parkinson’s Disease.
En el estudio participaron 44 pacientes diagnosticados con Párkinson, a la mitad de los cuales se les entrenó en la práctica del Tai Chi, mientras que al resto no se les entrenó.
A los que aprendieron Tai Chi, siguieron un entrenamiento de 16 clases semanales de una hora cada sesión.
A todos los participantes se les adminitraron pruebas estandarizadas para evaluar su desempeño motor a través de Unified Parkinson’s Disease Rating Scale (UPDRS), la calidad de vida del paciente mediante PD Questionnaire-39 (PDQ-39), igualmente para comprobar su estado de ánimo se administró el Geriatric Depression Scale (GDS).
Los resultados a pesar de mostrar beneficios entre los que recibieron el entrenamiento en Tai Chi, no fue suficientemente significativo, sobre todo en cuanto a mejora del estado de ánimo.

Ejercicio parkinson

A pesar de los resultados positivos hay que tener en cuenta que se trata de un número pequeño de participantes, por lo que se requiere de mayor investigación antes de poder dar por establecida esta relación beneficiosa.
Una de las limitaciones del estudio es en cuanto a que no informa, por que no ha sido evaluado, en qué fase de la enfermedad se encuentra, normalmente clasificado en cinco etapas, a cada cual más incapacitante, ya que no es lo mismo encontrar beneficios entre los pacientes de las primeras etapas que entre los de las últimas.
Tampoco se especifica en el estudio el tiempo de duración del entrenamiento, ya que si los pacientes siguen su practica durante un tiempo considerable, unos meses e incluso años, es posible que sí resulten significativos los efectos positivos apuntados por los estudios anteriores, sobre todo en cuanto al estado de ánimo, como en el caso de la depresión. Algo que por otra parte es muy importante debido a la alta incidencia de depresiones entre los pacientes que sufren la enfermedad de Prákinson, que agravada aún más la situación, pues ahora el paciente se debe enfrentar a dos enfermedades por superar.
Igualmente sería conveniente comprobar si en aquellos países donde existe una práctica habitual del Tai Chi, el porcentaje de la población afectada por la enfermedad de Párkinson es menor, lo que daría cuenta de unas propiedades preventivas beneficiosas, y aun manteniendo la misma tasa de incidencia, si la edad de inicio es superior a la media, informaría de un beneficio en cuanto al retraso en la aparición de la enfermedad.