¿Cómo es la Inteligencia Emocional de los mayores?


Las personas mayores están sometidos a cambios debidos a la edad, tanto en el plano social como emocional.

La importancia de la Inteligencia Emocional

Mucho se han investigado en los últimos años sobre la Inteligencia Emocional, ya sea para conocer sobre su desarrollo y cómo potenciarlo desde la infancia; igualmente desde el ámbito de la empresa se trabaja para aplicarlo entre su personal debido a los beneficios que tienen en cuanto a incremento de la productividad y mejora del clima laboral, incluso en la etapa adulta se ha desarrollado técnicas próximas a la psicoterapia y al desarrollo personal donde responder a las inquietudes planteadas al respecto.
Pero todavía existe mucho por conocer, como por ejemplo con respecto a la evolución en el tiempo de esta inteligencia, suponiendo que una vez adquirido cierto desarrollo se va a mantener constante el resto de nuestra vida.
Si bien es cierto que en el ámbito físico y psicológico se ha comprobado cómo nuestros mayores van decrementando sus capacidades y habilidades, dado por la edad, ¿Cómo es la Inteligencia Emocional de los mayores?

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Inteligencia Emocional y mayores

Esto es precisamente lo que se ha tratado de averiguar con una investigación realizada desde el Centro de Investigación y Desarrollo, Universidad Bharathiar junto con el Departamento de Psicología de Investigación y Posgrado, Universidad de la Unión Cristiana (India) cuyos resultados han sido publicados en el 2017 en la revista científica The International Journal of Indian Psychology.
En el estudio participaron setenta y cuatro adultos, con edades comprendidas entre los 60 a 75 años, todos ellos pacientes de diabetes, al menos durante lo cinco últimos años.
A los participantes se les separó en dos grupos, uno formado por cuarenta mayores que recibieron durante un año un programa intensivo de socialización, y el segundo que no recibió intervención alguna formando el grupo control.
Todo ellos fueron evaluados antes y después del año de intervención mediante la prueba estandarizada Emotional Intelligence Inventory (EII) que analiza el nivel de Inteligencia Emocional.


Manteniendo la Inteligencia Emocional en la ancianidad

Los resultados informan de diferencias significativas entre ambos grupos, mostrando mayores niveles de Inteligencia Emocional en el grupo donde se ha intervenido frente al que no se ha intervenido, obteniendo puntuaciones significativamente más elevadas en eficacia personal y en eficacia interpersonal.
Entre las limitaciones el estudio señalar que no se indica en el mismo el porcentaje de mujeres de los participantes, ni se realizó ninguna comparación en función del género, por lo que se desconoce si esta es una variable que influye en los resultados o no.
Igualmente el escoger a la población paciente de una enfermedad crónica como es la diabetes, limita la interpretación de los resultados al resto de la población anciana que no sufren esta enfermedad.
A pesar de lo cual, invertir socialmente en los mayores tiene evidentes efectos positivos sobre la Inteligencia Emocional, incrementando su sensación de eficacia, tanto personal como interpersonal, de ahí la necesidad de incorporar políticas desde las instituciones públicas para ayudar a los mayores a luchar contra la soledad.
El contacto social y sobre todo las actividades que se puedan realizar son suficientes para mantener niveles elevados de Inteligencia Emocional y con ello de satisfacción con la propia vida y por ende una mejor calidad de vida.
Y al contrario, los mayores que no reciben ningún tipo de «estimulación» social, van perdiendo sus niveles de Inteligencia Emocional, al igual que cualquier otra función y capacidad cognitiva que no se usa.
Por tanto se puede conservar y mantener elevados niveles de Inteligencia Emocional siempre que esta se «use» y practique con las actividades sociales.