¿Cómo afecta el Alzheimer a la escritura?


Son muchos los procesos que se van a ir viendo afectado por el avance de la enfermedad neurodegenerativa de el Alzheimer.

La escritura y las enfermedades neurodegenerativas

Cuando uno piensa en la escritura, lo hace en un proceso automatizado desde la infancia, en donde no hace falta pensar para dibujar en un folio una letra tras otra, hasta formar una palabra y detrás de esta otra, hasta formar una oración y tras esta otra, hasta forma un texto escrito.
Algo que puede parecer sencillo, pero que lleva todo un proceso de aprendizaje que suele coincidir con la etapa de la infancia, dificultades que se hacen patentes cuando uno trata de aprender otro idioma que usar ideogramas diferentes al propio, por ejemplo el chino o el coreano, es entonces donde se evidencian las dificultades a la hora de representar ideas en esos idiomas.
Hay que tener en cuenta que si uno piensa en la escritura y enfermedades que puedan afectarle, pensaría inicialmente en aquellas que tuviesen que ver con la musculatura o la coordinación fina, tal y como sucede con la enfermedad de Párkinson, donde, a medida que esta avanzan, los trazos en la escritura van siendo cada vez más irregulares, causados por los temblores distales y la falta de control muscular progresivo, pero ¿Cómo afecta el Alzheimer a la escritura?

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La escritura y la enfermedad de Alzheimer

Esto es lo que ha tratado de responderse con una investigación realizada desde el Departamento de Psiquiatría de Elderly, Centro Hosppitalario Regional de la Universidad de Brest,junto con el Hospital de San Luis y el Centro de Investigación Semiótica, Universidad de Limoges (Francia) cuyos resultados han sido publicados en septiembre del 2017 en la revista científica Open Journal of Psychiatry.
En el estudio participaron ciento cincuenta y un pacientes con la enfermedad de Alzheimer, con edades por encima de los 73 años, de los cuales ciento dos eran mujeres.
A todos se les administraron el Folstein Test (MMSE) empleado para determinar la gravedad de la enfermedad de Alzheimer; el Dubois’s 5-word test (D5WT) para evaluar la memoria de trabajo; el Dubois’s Frontal Battery (DFB) para evaluar la flexibilidad mental y la independencia; el Cornell’s scale, para evaluar la presencia de sintomatología depresiva; el Barbizet’s test para determinar la discriminación de objetos y el “The lion’s tale” para evaluar la memoria y la capacidad narrativa.
Los resultados muestran mayores niveles de sintomatología depresiva en los casos más severos de la enfermedad, igualmente se detectan problemas en la expresión de texto al producirse inversiones e intrusiones de palabras que no corresponden, dado por la presencia de problemas de memoria, mostrando un lenguaje escrito con una fluidez formal desorganizada, siendo menores los efectos cuando el contenido expresado es emocional.


La escritura como diagnóstico de las enfermedad de Alzheimer

Entre las limitaciones del estudio está que no analiza le lenguaje hablado para comparar si este se deteriora antes, después o a la vez que el lenguaje escrito ante la evolución de la enfermedad de Alzheimer.
A pesar de lo anterior, el análisis de la escritura puede ser un buen indicativo indirecto para ver cómo va avanzando la enfermedad, a pesar que externamente no se vean cambios evidentes. Queda también por determinar si la escritura y su análisis pueden servir para detectar la presencia de esta enfermedad en las primeras etapas, donde existe una escasa sintomatología asociada a la pérdida de memoria.
Estos resultados van en la línea de los hallazgos anteriores en donde los pacientes con la enfermedad de Alzheimer van viéndose cada vez más impedido en la expresión hablada, lo que se refleja en una lentitud a la hora de responder, y a la larga al silencio.
Hay que tener en cuenta que a medida que la persona va siendo cada vez más dependiente, la comunicación va siendo el único medio por el que expresar lo que siente y necesita, y es en el habla y en la escritura donde también van a ir incidiendo los efectos del avance la enfermedad, impidiendo que el paciente reciba las atenciones necesarias por falta de una vía de comunicación adecuada.
Esta pérdida de habilidades de compartir sentimientos y necesidades, tal y como señalan los autores del estudio, va acompañado de un aumento del sufrimiento psicológico al no poder reclamar la ayuda requerida.