Son muchos los procesos que van mejorando con la práctica y el tiempo, aunque de otros todavía no se conoce lo suficiente.

El ejecutivo central

El concepto de función ejecutiva ha ido cambiado con los años, así al principio se equiparaba al de voluntad, es decir, la que guiaba las conductas hacia un objetivo; para centrarse en la habilidad de cambiar de conductas u objetivos, más próximo al de flexibilidad mental.
Sea como fuere, se considera una capacidad de que surge alrededor de los 2 a 5 años, y que tiene su pico de desarrollo a partir de los 12 años, hasta llegar a su desarrolla, lo que va a guiar la conducta de la persona el resto de su vida, pero ¿Cambia la función ejecutiva con el tiempo?


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Evolución del ejecutivo central

Esto es lo que se ha tratado de averiguar con una investigación realizada desde la Universidad del Norte de Iowa (Canadá) cuyos resultados han sido publicados en Octubre del 2017 en la revista científica Canadian Journal of Speech-Language Pathology and Audiology.
En el estudio participaron ciento cinco adultos, con edades comprendidas entre los 20 a 88 años, de los cuales cincuenta y seis eran mujeres.
A todos ellos se les administró dos cuestionarios estandarizados, el Behavioural Assessment of Dysexecutive Syndrome y el Functional Assessment of Verbal Reasoning and Executive Strategies para conocer el nivel de desarrollo del ejecutivo central, dividiendo los datos entre sí en tres grupos de edad, jóvenes (20 a 39 años), madurez (40 a 59 años) y ancianidad (más de 60 años).

Ancianidad y ejecutivo central

Los resultados informan que no existen diferencias significativas en cuanto al nivel de desarrollo del ejecutivo central entre los jóvenes y los adultos.
En cambio existen diferencias significativas entre los dos anteriores y los ancianos, dándose en estos últimos peores resultados.
Entre las limitaciones del estudio comentar que actualmente no se puede considerar que una persona de 60 años sea un anciano, ni guarde las mismas características que otra de 80 años, por lo que habría sido más conveniente dividir entre la tercera y cuarta edad para comprobar si existían diferencias entre ellos.
Igualmente y a pesar de contar con datos de ambos géneros, no se realizó un análisis al respecto por lo que no se puede conocer si los datos anteriores varían o no en función del género.
A pesar de las limitaciones anteriores hay que resaltar los datos con respecto a la ancianidad y el ejecutivo central, donde la investigación plantea un decaimiento de las funciones ejecutivas y con ello una reducción de la capacidad de iniciar acciones, con pérdida de flexibilidad mental y para planificar y ejecutar tareas.