Tradicionalmente se ha entendido al pirómano por aquel que prende fuego.

Sobre la Piromanía

Una definición que se corresponde con el acto pero no con la motivación de dicha acción.
Pero en sentido estricto si se entiende a la piromanía como una adicción comportamental, no todos los fuegos provocados van a ser considerados como actos de pirómanos.
La motivación en la adicción, incluso en las comportamentales es buscar reducir los niveles de ansiedad y los pensamientos que suelen anticipar a la conducta adictiva o el consumo de sustancia, “disfrutando” con posterioridad de los efectos de esas sustancia o del hecho cometido.
Hay que tener en cuenta que las adicciones no entiende de edades, y si bien es cierto que durante la juventud se pueden presentar la conducta exploratoria de conductas de riesgo, entre las que se encuentra el consumo de sustancias adictivas.
Hay que tener en cuenta que el peligro de estas sustancias o comportamientos es la adicción, es decir, que la persona sea incapaz de “pasar” sin ello, haciendo difícil que lleve una vida “normal” si “sólo” está pensando en su siguiente consumo o acto adictivo.
Muchas son las características que se han asociado a la piromanía, como un bajo control del los impulsos, con limitadas habilidades sociales e incapacidad para resistirse a provocar fuegos, pero ¿Cuál es el perfil de los pirómanos?


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Inteligencia y Piromanía

Esto es lo que ha tratado de averiguarse con una investigación realizada desde la Facultad de Psicología, Universidad Deakin; Faculta de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad de Melbourne; Universidad James Cook (Australia) junto con la Universidad de Northumbria y la Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Lincoln (Inglaterra) cuyos resultados han sido publicados en el 2018 en la revista científica Journal of Intellectual Disabilities and Offending Behavior.
En el estudio se analizaron los datos de ciento treinta y cuatro varones con discapacidad intelectual, extraídos de la base de datos de los servicios forenses del Reino Unido, los cuales tenían niveles inferiores a 75 de C.I. desde la infancia y estaban en confinados en centros penitenciarios, separados según su nivel de peligrosidad, en alta, media o baja peligrosidad.
Entre los datos que se analizaron fueron la edad, años de condena, número de incendios provocados, historia de ofensas verbales o sexuales, trastornos comórbidos, así como las puntuaciones obtenidas en una escala de peligrosidad evaluado a través del Short Dynamic Risk Scale (SDRS).
Los resultados muestran que aquellos que tienen más episodios de piromanía son los que también tienen un amplio historial de comportamiento verbal violento y además sufren otras psicopatologías.
No encontrándose diferencias significativas en cuanto a ofensas verbales ni en otras medidas entre los tres grupos según su peligrosidad.


Características de la piromanía

Una de las limitaciones del estudio es que únicamente analizaron a la población con discapacidad intelectual, aspecto que ha sido defendido por los autores por la asociación en la creencia popular de que ambos aspectos, piromanía y discapacidad intelectual están asociados, ya fuere con historia previa relacionado con la violencia o no.
Igualmente los autores únicamente analizaron a los varones y además de una población con una idiosincrasia concreta como es la inglesa, por lo que se requiere de nueva investigación antes de poder concluir.
A pesar de las limitaciones anteriores es de destacar la innovación en cuanto al análisis de un colectivo especialmente sensible a padecer este tipo de adicciones comportamentales, aunque no es exclusivo en el ámbito de la salud mental ya que se ha comprobado su presencia ante casos de esquizofrenia, trastornos del desarrollo, trastorno de depresión mayor o ante dependencia de alcohol, aunque no está claro si estos trastornos son la «causa» o no de dichas conductas o se trata de un problema de salud más de la persona.
Los autores por su parte señalan que el tratamiento actual que se le proporcionar en inglaterra a los pirómanos basado similar al de los agresivos y los delincuentes sexuales, es inadecuado pues no se tratan aspectos cognitivos fundamentales en el mantenimiento de la adicción comportamental, por tanto se debería de incorporar además los tratamientos empleados en en terapias cognitivas ante comportamientos ofensivos.