Etiqueta: depresion y parkinson

  • ¿Modifica la depresión el cerebro de los pacientes con la enfermedad de Párkinson?

    ¿Modifica la depresión el cerebro de los pacientes con la enfermedad de Párkinson?

    El sufrir una enfermedad crónica tiene importantes consecuencias en el ámbito familiar y social, ya que a medida que la enfermedad va avanzando sus efectos pueden ser cada vez más evidentes, lo que en algunos casos se responde por parte del paciente con un retraimiento social, como por ejemplo en el caso de los pacientes con la enfermedad de Párkinson quienes para no tener que explicar su enfermedad prefieren en muchos casos no exponerse a eventos públicos, retirada de la vida social que perjudica a su red de contactos, los cuales son un factor de protección de la depresión.

    Igualmente, el ver cómo poco a poco va deteriorando su salud y volviéndose más dependiente va a afectar al estado de ánimo del paciente.

    Hay que recordar que la depresión mayor es un problema que lleva asociado cambios en la calidad del sueño, en la alimentación, anhedonia, pero también pensamientos negativos, en algunos casos pensamientos suicidas, es decir, se trata de un problema de salud grave que se suma a la enfermedad crónica del paciente, pero ¿Modifica la depresión el cerebro de los pacientes con la enfermedad de Párkinson?

    Esto es lo que se ha tratado de responder con una investigación realizada desde la Universidad de Toronto (Canadá) junto con el Instituto de Investigación Sanitaria Biocruces; la Fundación Vasca para la Ciencia; la Universidad de Deusto; el Hospital Universitario Cruces; y el Hospital de Galdakao (España) cuyos resultados acaban de ser publicados en la revista científica PJ Parkinson’s Disease.

    En el estudio participaron 161 adultos con edades comprendidas entre los 45 a 75 años, de los cuales 99 sufrían la enfermedad de Párkinson.

    A todos ellos se les administraron el Geriatric Depression Scale (GDS-15) y el Beck Depression Inventory (BDIII) para evaluar sintomatología depresiva; el Montreal Cognitive Assessment (MoCA) y el Mini-mental State Examination (MMSE) para evaluar aspectos cognitivos; a los pacientes con la enfermedad de Párkinson además se les administró el UPDRS III y el Hoehn and Yahr para determinar la gravedad y la fase de la enfermedad respectivamente.

    Los resultados obtenidos se compararon entre los que tenían y no tenían la enfermedad de Párkinson con similares características sociodemográficas, mostrando que la depresión tiene un impacto significativo en las primeras etapas de la enfermedad siendo en la Fase 1 cuando tiene un impacto más negativo sobre el cerebro, observándose una reducción en la actividad neuronal en las áreas somatomotoras, visual, y del ejecutivo central. No teniendo un impacto significativo sobre las vías subcorticales, auditivas o a nivel de cerebelo.

    Es decir, aquellos pacientes que además de la enfermedad de Párkinson en las primeras etapas sufren sintomatología depresiva van a encontrarse con dificultades de pensamientos, de comprensión y expresión del habla además de problemas visuales y de destreza motora, todo ello debido a la depresión y no tanto a la enfermedad de Párkinson.

    Aunque los autores no han entrado a valorar las implicaciones de estos hallazgos, sin duda cabe pensarse que el recibir el diagnóstico y empezar a sufrir los primeros síntomas de la enfermedad van a tener un impacto psicológico y del estado de ánimo importante, ya que se trata de una enfermedad neurodegenerativa que actualmente no tiene cura.

    Es por ello por lo que estos pacientes, sobre todo en las primeras etapas, deberían de recibir el apoyo de un profesional especializado, tal y como tienen los pacientes de cáncer con el psico-oncólogo.

    Este apoyo psicológico buscará evitar que la sintomatología depresiva se convierta en un trastorno de depresión mayor que vaya en detrimento del propio avance de la enfermedad de Párkinson por la afectación a nivel neuronal comentada.

    Diez-Cirarda, M., Gabilondo, I., Ibarretxe-Bilbao, N., Gómez-Esteban, J. C., Kim, J., Lucas-Jiménez, O., Del Pino, R., Peña, J., Ojeda, N., Mihaescu, A., Valli, M., Acera, M. A., Cabrera-Zubizarreta, A., Gómez-Beldarrain, M. A., & Strafella, A. P. (2021). Contributions of sex, depression, and cognition on brain connectivity dynamics in parkinson’s disease. NPJ Parkinson’s Disease, 7(1), 117-117. https://doi.org/10.1038/s41531-021-00257-9

  • ¿Se puede prevenir la depresión en el párkinson?

    ¿Se puede prevenir la depresión en el párkinson?


    La aparición de la depresión en el Párkinson puede producirse a los pocos días de recibir el diagnóstico o tras unos años de padecer la enfermedad.

    La depresión en el Párkinson

    Se estima que la prevalencia de esta relación entre la depresión y el parkinsonismo, como también se conoce a la enfermedad de Párkinson, es entre un 10 a 70%.
    Si nos paramos a pensar en las crecientes dificultades que la persona va sufriendo a la hora de controlar sus propios movimientos, no nos extrañaría que eso se tornase en un problema en su estado de ánimo e incluso en su autoestima.
    Pasar de ser totalmente independiente, a cada vez necesitar más ayuda, sabiendo que al final la dependencia será absoluta, puede llegar a hundir hasta la persona más optimista.
    Se esperaría que aquellas personas que constasen con factores como la resiliencia o una red amplia de apoyo familiar, serían las que tendrían más posibilidades de no caer en dicha depresión.
    Es decir, a medida que conocemos los factores implicados en la depresión entre pacientes de la enfermedad de Párkinson, podemos establecer los factores protectores, pero ¿Se puede prevenir la depresión en el Párkinson?


    Vídeo Recomendado: Detección oportuna de Parkinson. Vértigo saludable

    Relación entre depresión y la enfermedad de Párkinson

    Esto es lo que ha tratado de responderse con una investigación realizada desde el Jinnah Postgraduate Medical Centre, el Institute of Psychiatry, Baqai Medical University, el Ziauddin Medical College, y la Isra University (Pakistan) y cuyos resultados han sido publicados en la revista científica Journal of Neurology & Stroke.
    En el estudio participaron noventa y siete pacientes diagnosticados con la enfermedad de Párkinson, siendo la mitad mujeres, con edades comprendidas entre los 50 a 80 años.
    A todos ellos se les administró el cuestionario estandarizado para evaluar la presencia de síntomas depresivos denominado Beck Depression Inventory.
    Se tuvieron en cuenta las variables sociodemográficas de género, edad, nivel económico y nivel de estudio, así como el tiempo que lleva padeciendo la enfermedad de Párkinson.
    Los resultados, obtenidos a partir de un nivel superior a nueve en la prueba administrada indican una mayor prevalencia de síntomas depresivos entre las mujeres (10,2%) frente a los hombres (9,3%).
    Con respecto a la edad se observó que a más años (más de 60) se tiene un porcentaje superior en sintomatología depresivas (8%) frente a los más jóvenes (1%).
    Igualmente, en ninguno de los pacientes que habían cursado estudios superiores (14 de ellos) se alcanzaron síntomas significativos de depresión, frente al 11,8% de los que tenían estudios básicos y los 9,4% de los que tenían estudios intermedios.
    Con respecto al tiempo de padecimiento de la enfermedad de Párkinson, los que llevaban menos de diez años padeciéndola sufrían un mayor porcentaje de depresión frente a los que llevaban más de diez (11,5% frente al 5,6%).
    Por último, con respecto al dinero económico de la familia, cuando estos tenían ingresos inferiores a 20.000 rupias pakistaníes mostraban un mayor porcentaje de sintomatología depresivas (12.8%), frente a los que tenían ingresos entre 20.000 y 40.000 rupias pakistaníes de un (7,4%) y frente al 4,3% de aquellos que tenían ingresos familiares por encima de 40.000 rupias pakistaníes.


    Causa-efecto entre sufrir párkinson con depresión

    Entre las limitaciones del estudio está el que no se ha introducido un grupo control, para saber el nivel de la depresión en la población de similares características sociodemográficas, para poder determinar si están por encima o no.
    Igualmente hay que tener en cuenta las características de la idiosincrasia de la población pakistaní, así como de su sistema asistencial, por lo que se requiere de nueva investigación para comprobar si los resultados anteriores se mantienen.
    De comprobarse estos resultados en otras poblaciones, obteniéndose diferencias significativas por cada una de las variables señaladas, entonces se puede indicar que las personas que tienen una mayor probabilidad de sufrir depresión cuando padecen la enfermedad de Párkinson son aquellas mujeres, con edades superiores a los 60 años, que lleven sufriendo menos de 10 años la enfermedad de Párkinson y que además tengan estudios básicos y escasos recursos económicos.
    Al contrario, las personas que tenga el siguiente perfil van a estar menos expuestas a sufrir depresiones cuando se padece la enfermedad de Párkinson, es decir, hombres, menores de sesenta años, que llevan sufriendo la enfermedad más de diez años, y que tienen un nivel de estudio superior y unos ingresos familiares elevados.
    Una vez conocido los perfiles de las personas más vulnerables se pueden implementar programas de protección especial para que estas personas no caigan en la depresión, máxime cuando tienen escasos recursos económicos para poder acudir a un psicólogo para ayudarla cuando surjan los primeros síntomas.

  • ¿Se pueden superar los problemas de sueño del Parkinson?

    ¿Se pueden superar los problemas de sueño del Parkinson?

    Uno de los problemas relacionados con el Párkinson son los síntomatología no relacionado con los de la movilidad como es el problema del sueño.

    Parkinson y Sueño

    Los problemas de movilidad aumentan a medida que avanza el Parkinson, que al tratarse de una enfermedad neurológica negativa trae como consecuencia un incremento de las dificultades que ha de padecer el paciente, que va reduciendo progresivamente su independencia.

    Aunque los síntomas más evidentes de la enfermedad de Parkinson son precisamente los temblores, existen otros no relacionados con los movimientos como es el problema del sueño, con una prevalencia que afecta entre un 40 a 90% de los que padecen esta enfermedad ya sea con insomnio, exceso de somnolencia diurna, apnea del sueño, o problemas durante el mismo.
    Para aquellas personas que no sufren este tipo de problemas, no suelen llegar a entender lo invalidante que resulta no recuperarse, descansar, y poder iniciar un nuevo día.

    Una de las dificultades que tienen los pacientes con la enfermedad de Parkinson es que cuando se muestran los problemas del sueño estos no se pueden tratar adecuadamente, ya que tal y como se ha salvado la medicación que se suele emplear para tratar el sueño, suele ser incompatibles con la que se recibe por el tratamiento de la propia enfermedad del Parkinson.
    Igualmente algunos ejercicios indicados para estos pacientes, no resultan todo lo prometedores que se esperaría, manteniendo así las dificultades del sueño, y los problemas que eso conlleva a cualquier persona, pero ahora agravado por la enfermedad de Parkinson, pero ¿Se pueden superar los problemas de sueño del Parkinson?


    K-88RA2SoF8 https://youtu.be/K-88RA2SoF8

    Párkinson y Sueño

    Esto es precisamente lo que se ha estado de averiguar conjuntamente desde por el hospital de “S.Isidoro”, la Fundación S. Maugeri IRCCS, el Hospital “Le Terrazze”, el Hospital Moriggia Pelascini, el Insituto Clínico de Perfeccionamiento (Italia) y el Instituto de rehabilitación JFK Johnson, el Centro de Desórdenes de Movimiento NYU, y la Universidad de la ciudad de Nueva York (EE.UU.), cuyos resultados acaban de publicarse en la revista científica Journal of Clinical Movement Disorders.
    En el estudio participaron 138 pacientes, 77 mujeres y 61 hombres, con una edad media de 69 años. Se separaron en dos grupos a los participantes, el primero con 89 pacientes, que recibió conjuntamente tratamiento farmacológico y entrenamiento físico, y el otro, con 49 participantes, que únicamente recibió tratamiento farmacológico.
    A todos se les examinó para comprobar su diagnóstico, a través de pruebas estandarizadas la escala de sintomatología de Párkinson denominada Hoehn-Yahr y el Mini-Mental State.
    Después de 28 días se volvieron a examinar a todos los participantes para comprobar si se producen efectos diferenciales entre los dos grupos, empleando en esta ocasión la escala estandarizada denominada Unified Parkinson’s Disease Rating Scale (UPDRS).
    Los resultados muestran mejoras significativas en el tratamiento conjunto entre farmacológico y ejercicios diseñados al efecto, produciéndose un decremento de los problemas de sueño, en cambio no se encontraron diferencias en el grupo control que solo recibieron tratamiento farmacológico para tratar los problemas de sueño asociados.

    Mejorar Sueño del Párkinson

    Entre las limitaciones del estudio está el no tener un tercer grupo de investigación, que reciban exclusivamente el entrenamiento, para comprobar si se producen o no efectos positivos deseados.
    Igualmente el realizar una única evaluación a los 28 días, no garantiza que los efectos positivos en la mejora de los problemas del sueño se mantengan a lo largo del tiempo, por lo que se requeriría de una o dos posteriores evaluaciones, para ver si se mantienen en el tiempo.

    Igualmente falta establecer distintas fases de la enfermedad de Párkinson, para comprobar en qué momento es más o menos efectivo este tratamiento conjunto.
    También hay que diseñar nuevas investigaciones con las que aumentar el número de pacientes analizados, con lo que poder llegar a una conclusión definitiva al respecto.


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  • ¿Se puede diagnosticar la enfermedad del Párkinson por la piel?

    ¿Se puede diagnosticar la enfermedad del Párkinson por la piel?

    Una de las mayores dificultades a la hora de diagnosticar el Párkinson es distinguirlo de otras patologías que muestran síntomas positivos similares.

    Diagnósticar Párkinson

    Cuando uno piensa en las implicaciones de una enfermedad como el Parkinson rápidamente recordamos esos movimientos involuntarios de manos o brazos, o esas dificultades a la hora de andar por realizar algunas labores manuales.
    Se suele generalizar estos síntomas con respecto a la enfermedad de Parkinson, pero cuando se trabaja en el área clínica hay que saber distinguir esta enfermedad de otras con sintomatología diferente.

    Ya que no sólo va a poder llegar a tener un diagnóstico diferente, sino incluso el tratamiento que ha de seguir el paciente puede ser totalmente distinto y contraindicado a otros padecimientos.
    Por lo tanto la sintomatología tanto activa, es decir aquella que se puede ver y medir con una capacidad, aquella que no está presente pero que si debía producirse, es suficiente indicativo para una primera aproximación, pero en algunos casos no es todo lo determinante que se requiere.

    Otros trastornos negros degenerativos, o de otro tipo como el producido por accidentes cerebrovasculares, o por la intoxicación de algunas sustancias, también producen temblores en las extremidades, o dificultades en el andar.
    Es por ello que se requiere de nuevas técnicas que faciliten el diagnóstico y con ello poder establecer un tratamiento adecuado a cada caso, pero ¿Se puede diagnosticar la enfermedad del Párkinson en función de la piel?


    fHpTMUwwbuA https://youtu.be/fHpTMUwwbuA

    Diagnóstico diferencial de Párkinson

    Esto es precisamente lo que está tratando de averiguar conjuntamente desde la Faculta de Medicina de la Universidad de Hirosaki, el Hospital Ohta Nishinouchi y el Hospital Central de la Preceptura Aomori (Japón) cuyos resultados han sido recientemente publicados en la revista científica Parkinson’s Disease.
    En este estudio participaron 51 pacientes, de los cuales 26 estaban diagnosticados con la enfermedad de Parkinson (23 mujeres y 15 hombres, con una edad media próxima a los 65 años) mientras que otros 13 de similares características socio demográficas sufrían atrofias musculares no debidas al Parkinson.
    En los pacientes con Parkinson a pesar de ya tener el diagnóstico fueron vueltos a evaluar con un test estandarizado denominado Unified Parkinson’s Disease Rating Scale (UPDRS) para comprobar su destreza motora.
    A todos ellos se les extrajo una muestra de piel para tratar de comprobar si es posible determinar a qué grupo pertenecía cada uno simplemente observando dicha muestra.
    Dos son las técnicas empleadas para determinar si existen evidencias en cuanto a la piel para el diagnóstico diferencial del Parkinson.
    La doble inmunofluorescencia, método que revela depósitos anormales de α-sinucleína en las fibras nerviosas de los pacientes, no permitió realizar la distinción correctamente. Esta proteína sináptica se encuentra en la demencia de los cuerpos de Lewy y en el Párkinson.
    El análisis microscópico intraepidermal para la densidad de las fibras nerviosas mostraron resultados significativamente diferentes entre la enfermedad de Parkinson y el grupo control que mostraba sintomatología motora no asociada al Parkinson.
    Por lo tanto los autores descartan la primera técnica como válida para el diagnóstico diferencial, mientras recomiendan la segunda para poder realizar esta labor tan importante.

    Diagnósticar la enfermedad de Párkinson

    Aunque los resultados son claros en cuanto al objetivo de distinguir entre distintas patologías, el uso exclusivo de un grupo control con sintomatología dispersa, impide realizar un análisis más fino entre cada uno de las otras patologías que pueden conllevar síntomas motores.
    Igualmente indicar que se trata de un estudio con un número poblacional bastante limitado, por lo que habrá que realizar nuevas investigaciones en donde se incluya un mayor número de pacientes para poder dar por válida estas conclusiones.
    Por último señalar que el padecimiento de los pacientes que han pertenecido al grupo de Parkinson llegaban como media casi seis años padeciendo dicha enfermedad, mientras que los del grupo control, con sintomatología parecida, únicamente llegaban tres años padeciéndolo.

    Un elemento que puede estar jugando en contra de los resultados mostrados ya que el diagnóstico puede estar basado no tanto en elementos diferenciales, como en el tiempo en que la enfermedad está haciendo mella en la salud. Es por lo que se recomienda que nuevas investigaciones se empleen grupos de controles más precisos y homogéneos.
    A pesar de todo lo anterior, sin duda es un gran avance, que con un simple análisis de piel, una biopsia, se pueda pensar en establecer un diagnóstico diferencial.
    Todo ello, por supuesto, complementado con los resultados de las pruebas neuropsicológicas por las que ha de pasar el paciente antes de obtener el diagnóstico de la enfermedad del Parkinson.

  • ¿Es efectivo el tratamiento de Párkinson mediante el Tai Chi?

    ¿Es efectivo el tratamiento de Párkinson mediante el Tai Chi?

    Un reciente informe científico trata de comprobar los efectos beneficiosos de la práctica del Tai Chi en pacientes con Párkinson.

    Tai Chi

    El Tai Chi es una práctica milenaria que se puede practicar de forma individual o en grupo, donde se realizan ejercicios establecidos considerado como una meditación en movimiento.
    Muchos han sido los beneficios que se han atribuido a este arte marcial milenario sobre todo los relacionados con la relajación y el control interno, indicado para el tratamiento complementario de patologías como el dolor crónico, la ansiedad, la artritis o la depresión.
    El control de la respiración, la focalización en los movimientos y la práctica al aire libre parecen estar detrás de estos beneficios, a lo cual se le suma la flexibilidad y destreza motora que se va adquiriendo con la práctica y la repetición de los movimientos.
    En algunas culturas orientales su práctica es habitual desde jóvenes, lo que facilita que sus efectos beneficiosos se extiendan a lo largo de toda la vida, sirviendo como preventivo de algunas patologías, sobre todo aquellas relacionadas con el sedentarismo y la hipertensión.
    Pero cuando alguien piensa en una enfermedad neurodegenrativa como es el Párkinson, no suele hacerlo en ejercicios como los del Tai Chi, si no en la búsqueda de un tratamiento farmacológico que detenga el avance de la enfermedad y con ello proporcione más tiempo o que por lo menos pueda ofrecer una mejor calidad de vida a los pacientes.
    La pérdida progresiva del control de la motricidad final y gruesa suelen ser los síntomas más evidentes de esta enfermedad, que se expresa con temblores, así como con dificultad para realizar actividades tan simples como la de llevarse la cuchara a la boca para comer, por lo que se produce un progresivo deterioro que mengua su independencia, requiriendo de una mayor asistencia de un familiar o profesional, preocupado más por suplir las carencias que por buscar cómo mejorar su control sobre la motricidad, pero ¿Es efecto el tratamiento de Párkinson mediante el Tai Chi?



    Parkinson

    Esto es precisamente lo que trata de averiguarse desde el Centro Médico Overlook (EE.UU.) cuyos resultados han sido recientemente publicados en la revista científica Advances in Parkinson’s Disease.
    En el estudio participaron 44 pacientes diagnosticados con Párkinson, a la mitad de los cuales se les entrenó en la práctica del Tai Chi, mientras que al resto no se les entrenó.
    A los que aprendieron Tai Chi, siguieron un entrenamiento de 16 clases semanales de una hora cada sesión.
    A todos los participantes se les adminitraron pruebas estandarizadas para evaluar su desempeño motor a través de Unified Parkinson’s Disease Rating Scale (UPDRS), la calidad de vida del paciente mediante PD Questionnaire-39 (PDQ-39), igualmente para comprobar su estado de ánimo se administró el Geriatric Depression Scale (GDS).
    Los resultados a pesar de mostrar beneficios entre los que recibieron el entrenamiento en Tai Chi, no fue suficientemente significativo, sobre todo en cuanto a mejora del estado de ánimo.

    Ejercicio parkinson

    A pesar de los resultados positivos hay que tener en cuenta que se trata de un número pequeño de participantes, por lo que se requiere de mayor investigación antes de poder dar por establecida esta relación beneficiosa.
    Una de las limitaciones del estudio es en cuanto a que no informa, por que no ha sido evaluado, en qué fase de la enfermedad se encuentra, normalmente clasificado en cinco etapas, a cada cual más incapacitante, ya que no es lo mismo encontrar beneficios entre los pacientes de las primeras etapas que entre los de las últimas.
    Tampoco se especifica en el estudio el tiempo de duración del entrenamiento, ya que si los pacientes siguen su practica durante un tiempo considerable, unos meses e incluso años, es posible que sí resulten significativos los efectos positivos apuntados por los estudios anteriores, sobre todo en cuanto al estado de ánimo, como en el caso de la depresión. Algo que por otra parte es muy importante debido a la alta incidencia de depresiones entre los pacientes que sufren la enfermedad de Prákinson, que agravada aún más la situación, pues ahora el paciente se debe enfrentar a dos enfermedades por superar.
    Igualmente sería conveniente comprobar si en aquellos países donde existe una práctica habitual del Tai Chi, el porcentaje de la población afectada por la enfermedad de Párkinson es menor, lo que daría cuenta de unas propiedades preventivas beneficiosas, y aun manteniendo la misma tasa de incidencia, si la edad de inicio es superior a la media, informaría de un beneficio en cuanto al retraso en la aparición de la enfermedad.

  • ¿Cómo cambia el cerebro ante el Párkinson?

    ¿Cómo cambia el cerebro ante el Párkinson?

    Una reciente investigación de la Universidad de Módena y Reggio Emilia contesta a esta pregunta sobre el Párkinson.

    Parkinson

    La enfermedad de Parkinson cuando se encuentra en una fase avanzada es rápidamente reconocible por los temblores característicos, aunque hay que recordar que no todos los temblores que pueda experimentar una persona van a indicar que se padece una enfermedad de Párkinson.
    Pero no es el único síntoma que se experimenta durante la enfermedad, ya que además va a ir acompañado de problemas del sueño, pérdida de la capacidad olfativa, dificultad para caminar o moverse, cambio de hábitos como al hablar o al escribir, rigidez en la expresión de emociones,…

    Estos síntomas van a ir siendo cada vez más fácilmente detectables a medida que va avanzando la enfermedad, y agravándose los que ya existe, lo que va a tener un efecto directo sobre la calidad de vida del paciente y de sus familiares, ya que el paciente cada vez va a ser más dependiente y va a requerir de un cuidado casi constante.

    Muchas son los cambios observables, aunque hay otros de ámbito psicológico no tan evidentes, como la presencia de cambios del estado de ánimo, con predominancia de la depresión, e incluso puede presentarse en las fases más avanzadas lo que se denomina como demencia de Párkinson, donde van a producirse una serie de fallos de memoria, además de afectar al razonamiento, el lenguaje y a la manera de comportarse socialmente la persona. Todo ello no hace más que agravar la calidad de vida del paciente pero ¿Cómo cambia el cerebro ante el Párkinson?



    Cerebro parkinson

    Esto es precisamente lo que trata de estudiarse desde la Universidad de Módena y la Universidad Reggio Emilia cuyos resultados han sido publicados en el presente mes de enero en la revista científica Parkinson’s Disease
    En el estudio participaron 40 personas, 25 pacientes con la enfermedad de Párkinson diagnosticados desde hace 5 años, con una edad media de 60 años, y 15 personas de su misma edad sin la enfermedad.
    A todos se les pasó por un registro con resonancia magnética funcional donde se escaneaba el cerebro en busca de diferencias morfológicas significativas de los cerebros de los pacientes con Párkinson frente a los sujetos control.
    Los autores encontraron diferencias en cuanto al volumen de la sustancia gris del cerebro especialmente reducida en los pacientes de Párkinson en la corteza parienta derecha y en la estructura interna del cerebro, en el putamen, responsable de la vía motora y encargada de ejecutar los movimientos aprendidos.
    Dos años después se volvió a realizar el mismo estudio con los mismos participantes para ver cómo habían cambiado sus cerebros, aumentando ahora la edad media a 62 años.
    Se encontraron ahora además diferencias significativas en el núcleo pedunculopontino y la región motora del mesencéfalo.
    Según los autores el observar cómo va afectando a nuevas áreas el avance de la enfermedad de Párkison es un gran avance, ya que permite conocer también cómo tratarlo, ya que actualmente se están desarrollando medicamentos que permitan detener el avance de la enfermedad, e incluso a largo plazo se plantean la posibilidad de hacer reversibles los efectos de la misma, y con ello alcanzar una verdadera cura.

    Cambio parkinson

    El estudio a pesar de presentar resultados significativos claros, no permite concluir sobre el avance del Párkinson, ya que no se realizaron en paralelo evaluaciones sobre el cambio de la enfermedad a través de pruebas neuropsicológicas que permiten determinar en cuál de las cinco fases de la enfermedad se encuentra.
    Igualmente el escaso número de participantes hace que sea difícil extrapolar los resultados, ya que estos efectos podrían verse condicionados por el medio ambiente donde se desarrolla la persona, el tratamiento que recibe, la alimentación,… variables no controladas que permiten extrapolar los resultados a otras poblaciones de personas afectadas con la enfermedad de Párkinson.

    Igualmente la observación solo de dos años en unos pacientes que llevan ocho sufriendo la enfermedad, hace que no se conozca si existían diferencias de partida entre los participantes.
    Igualmente, se conoce que la enfermedad va a ir avanzando aumentando la gravedad de los síntomas y la incapacidad que provoca en el paciente con Párkinson, igualmente el estudio debería continuar para acompañar a los pacientes y observar qué nuevas estructuras se ven implicadas en la enfermedad.

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