Etiqueta: ansiedad

  • Dime lo que comes y te diré si estas sufriendo una depresión

    Dime lo que comes y te diré si estas sufriendo una depresión


    El estado de ánimo influye en mucho de lo que hacemos, incluida la cantidad y calidad de alimentos que ingerimos al menos así lo afirma un reciente estudio.

    La depresión influye en mucho de lo que pensamos y hacemos, incluida la cantidad y calidad de alimentos que ingerimos al menos así lo afirma un reciente estudio.
    La alimentación es uno de los procesos sensibles al estado de ánimo junto con el sueño, lo que hace que cuando se produzca un cambio brusco ya sea por euforia o por depresión, se van a producir cambios en la cantidad y calidad de lo que comemos.
    De hecho uno de los criterios diagnósticos de la depresión que hay que explorar para poder establecer el diagnóstico es precisamente el cambio de los hábitos alimenticios y de sus consecuencias en el organismo, siendo la más evidente la variación en el peso.
    Aunque no se establece que ésta variación deba de ser por aumento o por pérdida, ya que ambos se pueden dar, así una persona con síntomas depresivos puede sentirse decaído y desanimado, sin ganas de salir y menos de ir a comprar comida al supermercado, ni de «perder tiempo» preparándolo, por lo que recurre a la «comida basura» o «comida chatarra» de rápida preparación y que quita el hambre,  o por el contrario, una persona con síntomas depresivos, que en muchos casos van asociados con la ansiedad (ansioso-depresivo) se quita las penas comiendo, atiborrándose con todo lo que cae en sus manos.
    Sea cual sea la manera, el peso va a variar aumentando o disminuyendo, debido al cambio de hábito de alimentación saludable que se llevaba hasta ese momento, ¿pero puede detectarse si una persona sufre síntomas depresivos basándonos en su alimentación?

    Al menos así lo afirma un reciente artículo realizado por la Universidad Umea (Suecia) publicado en Open Journal of Depression.
    En dicho artículo la autora explora la relación entre la alimentación y la salud mental, estableciendo que en cuanto a salud físicas es más «fácil» hallar esa relación, si te falta una determinada sustancia en el organismo o la tienes por exceso debido a la alimentación eso va a conllevar una serie de problemas físicos bien conocidos (Ver Enfermedad de Willson), pero no está tan clara esa relación en cuanto a salud mental se refiere.
    A pesar de que las personas que sufren síntomas de depresión tienen a aumentar los alimentos como el chocolate que contiene polifenoles que es un cardioprotector natural, se ha constatado que en personas con depresión tiene una menor incidencia; incluso si la persona comiese bananas ricas en precursores de L-triptófano con lo que corregir la deficiencia de serotonina asociado a la depresión no conseguiría «reequilibrar» el organismo por sí mismo.
    El artículo revisa los distintos hallazgos que muestran una escasa eficacia de la corrección alimenticia y la administración de suplementos de vitaminas para corregir problemas de salud mental, aunque estuviese en su origen, como en el caso de la depresión la cual se «autoalimenta» con los pensamientos recurrentes y la rumiación.
    La autora indica que para hacer frente a los síntomas de la depresión es preciso realizar un abordaje múltiple donde se cambien tanto los hábitos alimenticios con la incorporación de dietas «correctoras» de las deficiencias o excesos, así como incorporar ejercicio físico moderado, así como eliminar los hábitos poco saludables como la ingesta de alcohol, fumar o el abuso de sustancias, además de una necesaria intervención psicoterapéutica.
    A pesar de las indicaciones de la autora, parece claro que algunos alimentos son más sanos que otros, y que incluso sirven como protectores de la salud, lo que se señala en éste artículo es que sólo con alimentos no se puede «curar» una enfermedad mental.

  • Diabetes y Depresión: una estrecha relación en mujeres

    Diabetes y Depresión: una estrecha relación en mujeres

    La diabetes cambia la vida de quien lo tiene, pero se ha encontrado que afecta más a las mujeres, que van a tener una mayor probabilidad de sufrir depresión.

    El problema de la diabetes

    La aparición del diagnóstico de diabetes conlleva una serie de cambios en la vida de aquel que lo padece, ya que está bajo su responsabilidad el mantener niveles adecuados de glucosa en sangre, por lo que tiene que adoptar una serie de medidas como la evaluación periódica (glucemia capilar) sobre 3 o 4 veces al día, y la administración de insulina en función de los resultados, en el caso de la Diabetes tipo 1; o bien realizando una alimentación sana, con actividad física regular, además de antidiabéticos orales o insulina en el caso de la Diabetes tipo 2.
    El origen de la diabetes es tanto de origen genético como adquirido, incluso recientes estudios indican que puede ser causado por problemas emocionales.
    Es comprensible entender que estos cambios, a los que no tiene que enfrentarse el resto de personas de su alrededor, puede influir en su estado de ánimo y su autoestima, sobre todo cuando aparece la enfermedad a edades tempranas entre niños y jóvenes, cambios que pueden «marcar» a la persona y afectar a sus relaciones, sino se recibe la suficiente ayuda para poder asumirlo.
    Siendo especialmente sensible a los efectos de la diabetes, el campo de la reproducción humana, tanto en el aumento de casos de esterilidad e infertilidad sobre todo en el caso de los hombres; como en los posibles problemas gestacionales relacionados, en el caso de las mujeres que quieran tener descendencia, lo cual añade más riesgos y preocupaciones a los cambios propios de la maternidad, pero ¿Existen diferencias de género con respecto a la diabetes?



    Diabetes y depresión

    Esto es precisamente lo que ha tratado de responderse con una investigación realizada desde el Centro Médico Militar de la ciudad del Príncipe Sultán y el Ministerio de Salud (Arabia Saudí) cuyos resultados han sido publicados en el 2014 en la revista científica International Journal of Medical Science and Public Health.
    En el estudio participaron 230 personas, usuarias del sistema de salud de Arabia Saudita, todos ellos mayores de edad y diagnosticado con diabetes, del estudio se excluyeron a pacientes con retraso mental o alguna otra patología psiquiátrica.
    Los resultados muestran un gran porcentaje de comorbilidad entre la depresión y la diabetes, pudiendo llegar a un 45%, superior al 30% de estudios anteriores, esto es casi la mitad de los pacientes con diabetes sufren depresión.
    Se encontraron también diferencias significativas entre hombres y mujeres, encontrándose diferencias significativas entre ambos, afectando la depresión mayoritariamente a las mujeres, frente a los hombres; igualmente el tiempo desde que se le diagnostica la diabetes juega un papel significativo, en la aparición en la aparición de la depresión, así cuanto más tiempo lleve con la enfermedad, más probabilidades de sufrir depresión.
    No se encontraron  diferencias significativas en función de la edad del paciente, de su nivel educativo, residencia (campo o ciudad), estado civil, número de hijos, ni su ocupación (trabajando o parado).
    Además el estudio señala una mayor comorbilidad del 95% con otras patologías como hipertensión o las dislipidemias (alteración patológica de la concentración de lípidos  y lipoproteínas).
    Por lo tanto el perfil con más riesgo de padecer depresión como consecuencia de una diabetes previo, es una mujer, que tenga diagnosticada la diabetes desde hace tiempo, la cual además va a sufrir otra serie de patologías que van a perjudicar a su salud general.
    El estudio concluye afirmando que es necesario comprobar si en otras poblaciones se mantienen los mismos resultados, o es algo característico de la idiosincrasia de la población objeto de estudio.

  • ¿Sabes que controlando tu peso mejoras la depresión?

    ¿Sabes que controlando tu peso mejoras la depresión?


    La depresión tiene entre otros síntomas una variación del peso facilitando que se adquieran kilos, ¿pero qué pasaría si bajar ayuda a superar la depresión?

    Síntomas de la Depresión

    La depresión, técnicamente denominado Trastorno de la Depresión Mayor, es un trastorno del estado de ánimo que tiene importantes consecuencias sobre la forma de ser, pensar y actuar de la persona; caracterizado por sentimientos de culpa, desesperanza, inutilidad, pensamientos; además de un incremento de la sensibilidad al dolor, con malestar persistente, con problemas digestivos, y de sueño, además de fatiga, irritabilidad e inquietud.
    El desánimo generalizado que acompaña a la depresión, unido a la pérdida de de interés por aquello que antes le producía placer (anhedonía), hace que la persona se vaya poco a poco «abandonando», tanto en aspectos de higiene personal como de alimentación, incrementando las comidas calóricas y el consumo de alcohol, esto va a tener un efecto directo en el cambio de peso, que además si se acompaña de «atracones» como forma de «rellenar» la vida, va a dar como consecuencia un incremento del peso, que con el tiempo puede llevar a la obesidad. Aunque la depresión puede también provocar el efecto contrario, es decir, la «mala» alimentación puede llevar como consecuencia una pérdida de peso; además la pérdida de sueño y con tanto, estar más horas del día despierto que caracteriza a las personas con depresión, ha sido relacionado con una de la explicaciones por las que se reduce el peso, ya que mientras se está en activo se consume más calorías. Faltando todavía una teoría explicativa que de cuenta de porqué a unas personas la depresión le engorda mientras que a otras le adelgaza.
    Desde hace años se tiene constancia de una estrecha relación entre la depresión y la obesidad, encontrándose un mayor número de casos obesas que sufren de depresión, e igualmente, las personas que sufren depresión tienen un mayor porcentaje de obesidad, aunque todavía no se tiene claro qué es el detonante de cuál, es decir, si es la depresión quien origina la obesidad o viceversa.
    Las personas obesas suelen estar más expuestas a las burlas de los demás, sobre todo cuando se produce a edades tempranas, especialmente sensible en la preadolescencia, en que la opinión y valoración de los otros es fundamental. Un sentimiento de rechazo o de hacer el ridículo puede ser el detonante para mirar la autoestima del joven, lo que le puede conducirle al aislamiento y a evitar las relaciones sociales, a la vez que se «encierra» en la comida como modo de «rellenar» el cariño que le falta, pero ¿Cuál es el efecto de la intervención en la obesidad sobre la depresión?


    https://youtu.be/jg1ciC8a7Zk

    Depresión y Obesidad

    Esto es precisamente lo que se ha tratado de responder con una investigación realizada desde el Departamento de Psicología, Facultad de Humanidades, Universidad de Bond; la Universidad Mullumbimby (Australia) y la Fundación de Medicina Epigenética (EE.UU.) cuyos resultados han sido publicados en el 2013.
    En el estudio participaron 96 adultos que tienen obesidad, donde la mitad se les administró un tratamiento E.F.E. (técnica de liberación emocional en sus siglas inglesas) mientras que a los otros no se les hizo nada. El tratamiento que duró cuatro semanas, se intervenía sobre la obesidad, aunque se realizó una evaluación antes y después de los síntomas de la Depresión, para comprobar si afectaba y en qué medida.
    Además el estudio cuenta con un seguimiento de 12 meses en donde se observó cómo las mejoras sobre la depresión se habían mantenido durante éste tiempo; por lo cual se puede afirmar sobre los efectos positivos tanto sobre la obesidad como sobre la depresión.
    Todo lo cual hace replantearse la forma de abordar el tratamiento de la Depresión Mayor, pues, como ya se vio en un artículo publicado con título ¿Cuál es la relación entre el insomnio y la depresión?, en donde se encuentra que una intervención psicoterapéutica sobre el insomnio es suficiente para facilitar superar la Depresión; mismo resultado que el que se encuentra interviniendo sobre la obesidad, y en ambos estudios sin necesidad de una intervención farmacológica que suele ser la primera opción terapéutica «tradicional».
    Aún quedan estudios sobre los restantes síntomas de la depresión, si se encuentran los mismos efectos, es decir, que una intervención psicoterapéutica sobre estos síntomas consiguen hacer superar la Depresión, entonces sería ésta la vía terapéutica a utilizar ya que es «menos agresiva».

  • ¿Cuál es la relación entre el insomnio y la depresión?

    ¿Cuál es la relación entre el insomnio y la depresión?


    Un reciente informe pone en tela de juicio los efectos de los medicamentos en favor de la terapia contra el insomnio como forma de superar la depresión.

    Efectos de la depresión

    Entre los muchos efectos del trastorno por depresión mayor está la agitación, irritabilidad, fatiga, pérdida de interés por lo que antes le agradaba, sentimiento de desesperanza y dificultad para concentrarse, además de la alteración del sueño, que puede afectar tanto por exceso como por defecto.
    Siendo la depresión es el trastorno mental más común en Estados Unidos, de los cuales, más de la mitad muestran un defecto en la cantidad del sueño, denominado Insomnio, siendo éste definido por dificultad para conciliar el sueño, para permanecer dormido, o despertándose demasiado temprano, teniendo una reducción importante en cuanto a cantidad y calidad del sueño, ya que no es un sueño reparador.
    Lo que a su vez va a traer como consecuencias un aumento de irritabilidad, y cansancio, unido a una mayor «sensibilidad» hacia las infecciones, ya que el sistema inmune que se sobreactiva durante la noche, cuando el cuerpo está relajado y descansando; en cambio cuando no se concilia el sueño, el sistema inmune y el proceso de regeneración celular se ve interferido y perjudicado.
    El tratamiento del trastorno por depresión mayor incluye antidepresivos, el cual ha ido evolucionando para reducir el tiempo de tratamiento a la vez que aumenta su eficacia, además es recomendable seguir de psicoterapia, igualmente en algunos casos se utiliza terapia electroconvulsiva o fototerapia, aunque estos últimos están todavía aceptados por todas los terapeutas.



    Síntomas de la depresión

    Todos los síntomas asociados al trastorno de la Depresión Mayor, comentados inicialmente van a ir desapareciendo a medida que se va superando este trastorno, recuperando los niveles basales de sueño, además de los restantes síntomas como fatiga, irritabilidad y recuperación del peso inicial.
    Pero desde algunas universidades, varios grupos de investigación se han planteado si el insomnio es sólo un síntoma de la depresión o un trastorno por sí mismo que puede ser tratado de forma independiente y por tanto debe de aplicarse técnicas farmacológicas y terapéuticas específicas para el insomnio. Así se recomienda el tratamiento recetado con antihistamínicos, sedantes y antidepresivos, todo ello en bajo la supervisión del profesional de la salud y a dosis bajas, con los que evitar los problemas de tolerancia y dependencia.
    Al respecto un reciente estudio presentado en el National Institute of Mental Health informa de la interdependencia de ambos trastornos, considerándolos con entidad propia y que requieren tratamiento específico, a pesar de lo cual, la recuperación de uno de ellos va a repercutir en la recuperación de la otra. Algo que ya había sido recogido en la literatura, desde el tratamiento de la depresión, donde su mejora permite tener un nivel normal de sueño y con ello se supera el insomnio.
    El nuevo estudio realizado por la Universidad de Ryerson (Canadá) incorporado en el informe anteriormente indicado, plantea el efecto contrario en la relación de ésta dualidad depresión-insomnio, así mediante han desarrollado varios estudios, todavía con un numero reducido de pacientes, han comprobado cómo tratando el insomnio, los pacientes se recuperan de la depresión.
    Algo sorprendente, si se considera al insomnio como un mero síntoma de la depresión, pero que llega a ser «comprensible» si se consideran que tienen entidad independientes, pero interrelacionado entre sí, de ahí que se pueda encontrar dicho efecto, pero lo más sorprendente de éste grupo de investigación ha sido cuando han comparado la eficacia de dos tratamientos del insomnio, uno a base de farmacológico y otro empleando placebo, en ambos casos, apoyado por terapia psicológica.
    Los efectos encontrados son cuanto menos polémicos, ya que no sólo se consiguió la recuperación de los pacientes con insomnio independientemente del uso o no de medicamentos, sino que también, en casi el noventa por ciento de los participantes se recuperaron de la depresión.
    Un resultado que en ningún caso era esperable, ya que se estaría «curando» la depresión sin necesidad de medicamento ni intervención terapéutica específica ninguna, simplemente actuando mediante psicoterapia para tratar el insomnio.

  • La relación entre el estrés y la PNIE: La salud a juego

    La relación entre el estrés y la PNIE: La salud a juego


    Cada día se descubren nuevos efectos nocivos del estrés crónico. Descubre qué consecuencias tiene sobre tu salud, que puede facilitar la metástasis.

    La relación Mente y Cuerpo

    La relación entre el mundo psíquico y la salud, es de doble vía, es decir, las conexiones entre los sistemas permiten explicar, que si estamos físicamente enfermos, esto nos va a afectar en nuestra forma de pensar y actuar, usando para ello el mismo sistema PsicoNeuroInmunoEndocrino (PNIE). Por lo que es posible afirmar que cualquier alteración en alguno de los sistemas que componen el PNIE va a extenderse como un resorte al resto de los sistemas.
    Un caso prototipo de ello lo encontramos en el estrés; éste, es definido como una reacción natural de defensa del organismo para afrontar una situación en que se requiere una importante demanda. Éstas situaciones denominados estresores o factores estresantes pueden provenir tanto desde el exterior como del interior.

    Los estresores externos, que hacen referencia a elementos individuales como estimulación intensa de luz o sonido; o a situaciones en las que la persona tiene que dar una respuesta lo más rápido y acertada posible, por ejemplo en el caso de un examen.

    Los estresores interiores o psicológicos, que hace referencia a la evaluación personal como estresante o no de las situaciones a las que se tiene que enfrentar. Así, una persona puede considerar estresante y valorarlo como desbordante, una situación en que tiene que dar un discurso frente a un gran público, mientras que para otro no.
    El componente psicológico del estrés se puede modificar, aprendiendo a cambiar la valoración de la situación, por ejemplo pasando de ser agobiante a convertirse en un desafío a superar como parte de su desarrollo profesional. Esta nueva visión de la misma situación, hace que a la hora de afrontarlo, los niveles de estrés psicológicos sean menores y pueda conseguir un mejor resultado en su desempeño.

    La respuesta del estrés

    El estrés, que requiere de una respuesta de acción u omisión por parte de la persona ante una situación amenazante, va a conllevar una serie de respuestas fisiológicas casi de forma inmediata a la aparición de la demanda, entre las que se destacan en:
    El ámbito psicológico, aceleración de pensamiento, que puede llevar confusión e incluso al bloqueo.
    El sistema nervioso se divide, entre sistema nervioso central y el periférico (que conecta el central, con el resto del organismo). Dentro de éste segundo, se puede subdividir a su vez en sistema nervioso somático (encargado de transmitir la información sensorial) y sistema nervioso autonómico (en el que también se producen inervaciones desde el sistema nervioso central, y se encarga de regular los distintos órganos, vísceras, glándulas y musculatura lisa). Dentro del sistema nervioso autonómico se subdivide en sistema simpático y en parasimpático:

    * El sistema simpático, se ve afectado en situaciones de estrés, con un aumento de la frecuencia cardíaca, inhibición de la actividad digestiva, liberación de glucosa por parte del riñón y relajación de la vejiga.

    * El sistema parasimpático, al contrario, se activa en situaciones de relajación lo que conllevará, a una reducción de la de la frecuencia cardíaca, incremento de la actividad digestiva, estimulación de la vesícula biliar y contracción de la vejiga.

    El sistema inmunitario, se produce una reducción de los sistemas no básicos para la respuesta requerida entre ellos una inmunodepresión.

    El sistema endocrino, aumento de niveles de hormonas como encefalinas o catecolaminas, pero especialmente el cortisol, denominado hormona del estrés, que eleva la presión arterial y prepara al organismo para una respuesta de huida o lucha ante una amenaza.


    https://youtu.be/nx1HhrZtelY

    Vídeo Recomendado: Soluciones Médicas: ¿cómo el estrés afecta al sistema inmunológico?

    Como vemos, las situaciones de estrés van a afectar a cada uno de los componentes del PNIE, en preparación de una respuesta rápida y acuciante por parte de la persona, la cual, una vez emitida dicha respuesta y superada la situación de estrés pasa a un estado de “normalidad” donde se recuperan los niveles de actividad de los distintos sistemas implicados.
    Es por ello que el PNIE considera que la enfermedad se genera cuando existe un desajuste en la comunicación entre los sistemas, y no se producen estos cambios continuos de adaptación para con las demandas de cada momento, como en el caso del estrés.


    Un reciente estudio realizado en The Ohio State University publicado en el Journal of Clinical Investigation, demuestra cómo el estrés es capaz de modificar nuestra genética y las consecuencias que ello puede acarrear sobre la salud.
    Es estudio analiza a pacientes oncológicos que padecen cáncer de mama para analizar su evolución en función de un determinado marcador genético denominado AFT3. Las conclusiones a las que llega permite explicar cómo se produce la metástasis del cáncer de mama, debido a elevados niveles de estrés , los cuales van a activar el gen AFT3, lo que va a reducir las defensas del sistema inmune, permitiendo con ello la libre proliferación de las células dañadas. El estudio demuestra el mecanismo por el cual el estrés crónico va a alterar el normal desempeño del sistema inmune mediante la activación del gen AFT3.

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