Categoría: Psicologia Infantil o psicopedagogia nfantil

  • Efectos negativos observado en los hijos de los divorciados

    Efectos negativos observado en los hijos de los divorciados

    Una de las situaciones más difíciles a nivel emocional a la que tiene que enfrentarse los menores es la separación de sus progenitores, lo que dejará secuelas.

    Los pequeños están sometidos a muchas circunstancias en su desarrollo que pueden generarle tensiones e incluso ansiedad, lo que se va a ver reflejado tanto en su salud como en su rendimiento académico, ya que carecen de los mecanismos necesarios para afrontar y manejar el estrés. A medida que crece el pequeño y va teniendo más experiencia, también va incrementando su capacidad de manejar sus propias emociones y de separar las circunstancias externas de las vivencias propias.
    Igualmente, la incidencia de la familia en el desarrollo del menor va «perdiéndose» a medida que va creciendo, ya que cada vez va a pasar más tiempo en el ámbito escolar, y con los compañeros de su misma edad, por lo que la «influencia» de la familia deja paso al de los compañeros y amigos en la adolescencia.
    Pero existen circunstancias que generan gran ansiedad en los pequeños, como es el cambio de domicilio o de colegio, así como la separación o divorcio de los progenitores, incluso aunque esto se produzca de forma «civilizada».

    Al menos así lo afirma un estudio realizado por la Universidad Nacional y Kapodistrian de Atenas (Grecia) y recientemente publicado en Psychology.



    En éste estudio se analizó a 314 estudiantes de diversos ambientes, urbanos y suburbanos, en donde se analizaron la conducta y el desempeño escolar atendiendo a si provenían de familias monoparentales o no. El registro de las observaciones se realizó por parte de 118 maestros de preescolar quienes rellenaron diversos cuestionarios, sobre el comportamiento del menor, demográficos y sobre los padres del menor.
    Los resultados informan sobre un efecto significativo entre el tipo de familia, monoparental o no y el rendimiento escolar, siendo menor en el los hijos de familias monoparentales; igualmente resultó significativo la conducta observada, existiendo más disrupciones en la de los hijos de familias monoparentales.
    Los resultados informan de una clara identificación de los efectos negativos en los pequeños que han sufrido el divorcio de sus progenitores, y que conviven en uno de ellos; efectos que parecen «solucionarse» con el tiempo, ya que es capaz de identificarse en los pequeños a pesar del tiempo pasado.
    El estudio afirma que hay que «tomar medidas» a nivel institucional para poder ofrecer a los pequeños el apoyo que necesite, para dentro de lo posible, que las circunstancias familiares tengan la menor incidencia en su rendimiento académico, ya que sino, éste bajo rendimiento y las conductas disruptivas, puede incrementar aún más las tensiones emocionales y el estrés al que se ve sometido el pequeño.

    Aunque el estudio ofrece datos «reveladores» adolece de varios problemas metodológicos que hacen «coger los datos con pinzas», ya que los datos se han extraído directamente de la observación de los maestros, sabiendo estos lo que estaban evaluando, es decir, no se ha tomado ninguna medida de control de las expectativas como ciego simple o doble ciego, lo que ha podido facilitar que los maestros, sin darse ellos cuenta, estén poniendo más acento en las diferencias entre aquellos pequeños de las que realmente hay, cumpliendo así con las expectativas del estudio.
    Igualmente otra forma de mejorar el estudio, es realizar una evaluación directa mediante entrevista tanto a los menores como a sus padres, de forma que se pueda explorar en qué medida han percibido algún cambio en sus vidas tras el divorcio.
    Aún y con todas las consideraciones, parece claro que el divorcio, con la consiguiente separación de los progenitores es un elemento estresante dentro de la vida del pequeño que va a verse reflejado en su desempeño académico y en las relaciones sociales que establezca con sus semejantes.

  • ¿Es posible evitar los efectos nocivos del acoso escolar?

    ¿Es posible evitar los efectos nocivos del acoso escolar?

    El acoso escolar o Bullying es una de las mayores preocupaciones entre los educadores y psicólogos que tratan de evitar sus efectos en los menores que lo sufren.

    Acoso escolar

    Imagine que se levanta un día de la cama y le dice su madre que debe acudir a su centro de estudio, donde sabe que hay unos chicos que le acosan, insultan y pegan en el recreo, ¿Iría usted a clase?
    Esta es una realidad a la que se tienen que enfrentar cada vez más pequeños en las escuelas, ¿Y la solución?, de momento no se conoce que haya una, ya que de ser así, rápidamente se «exportaría» al resto de los centros del sistema educativo y se paliaría una realidad que se ha comprobado que deja «mella» en el pequeño que va a sufrir sus consecuencias incluso en la edad adulta.
    Ya no se trata únicamente de los moratones, hematomas u otras lesiones «menores» que pueda sufrir el menor, sino las más graves son precisamente las que no se ven, a nivel psicológico, ya que va a minar su autoestima en una etapa crítica de su formación de la personalidad, igualmente va a determinar cómo se relacionará en el futuro con los demás. Una situación tan estresante que puede ser origen incluso de enfermedades psicosomáticas así como de intentos de suicidios en los casos más dramáticos.
    Para dar respuesta a ésta situación han sido varios los intentos tanto desde una intervención directa sobre los menores acosados, o bien sobre los acosadores, sobre los «maestros» para que sean estos los que detecten las situaciones de acoso en el aula, o incluso para que sean ellos los que «lo paren», incrementado su autoridad y las consecuencias de las conductas inapropiadas en clase, e incluso realizando charlas de concienciación en los padres, para que sepan apreciar cuándo el pequeño da síntomas de que «algo no va bien» en clase. Todas estas intervenciones han tenido resultados desiguales, pero como se indicó al principio se ha encontrado una fórmula adecuada para «cortar de raíz» éste problema creciente.



    Acoso escuela

    Un reciente estudio realizado conjuntamente por la Universidad de Milano–Bicocca (Italia) y la Universidad de Manitoba (Canadá) publicado en Journal of Experimental Child Psychology aborda ésta cuestión desde una perspectiva diferente.
    Los autores del estudio entienden que para cuando aparece el acoso escolar o bullying escolar «es demasiado tarde», y que es mejor fijarse en las etapas anteriores de formación con las que trabajar para que se den estas situaciones, es decir, su «cura» consiste en prevenirlo.
    La investigación contó con 110 participantes, de 6 a 7 años, la mitad de ellos niños y la mitad niñas, a los cuales se les dividió en dos grupos, ambos grupos se les hizo leer una serie de textos sobre situaciones emocionales durante dos meses, al primer grupo se le pidió que comentasen los textos de forma abierta sobre la naturaleza, causas y regulación de las emociones; mientras que al segundo que lo representase mediante dibujos.
    Los resultados muestran que el primer grupo incrementó su comprensión sobre las emociones, la teoría de la mente (ponerse en el lugar del otro), así como su empatía, evaluado tras la fase de entrenamiento, resultados que se mantenían incluso seis meses después.

    Consecuencia acoso

    Aunque no fue evaluadas las consecuencias en la futura aparición del acoso escolar o bullying escolar, los autores esperan que una mayor comprensión de las propias emociones y de la empatía, sea «suficiente» para prevenir situaciones de acoso en un futuro, crítico por parte de otros autores, ya que una falta de empatía y de control de los impulsos estaría en la base del disruptivo comportamiento por parte del pequeño acosador.
    Un intento por paliar los efectos «devastadores» del acoso escolar, antes de que éste surja desde una perspectiva de la educación en la infancia, un modelo que de comprobarse que es «exportable» a otros lugares, sería bueno para los pequeños, ya que «garantizaría» un mejor desempeño social, sin llegar a situaciones de acoso.
    Aunque como los mismos autores indican, existen muchas limitaciones, además de que mientras no sea un modelo implantado en todas las escuelas, siempre se corre el riesgo de tener en clase alumnos procedentes de otros centros que no han recibido esta educación previa, y por lo tanto está más «expuesto» a convertirse en acosador.

  • Descubierto cómo funcionan los niños con TDAH con Inatención

    Descubierto cómo funcionan los niños con TDAH con Inatención

    Los pequeños con TDAH muestran mayor actividad a la vez que una menor atención, es importante saber qué funciones están afectadas para tratarle adecuadamente.

    Los niños ya desde edades muy tempranas pueden mostrar un comportamiento que rápidamente los identifica con ser inquietos, revoltosos e intranquilos, con facilidad para distraerse, en incluso con dificultad para aprender por no poderse estar quietos y atender en clase, lo que normalmente desespera a profesores e incluso a los padres; cuando éste comportamiento se convierte en una situación crónica y mantenida en el tiempo puede que estemos antes un caso de trastorno por déficit de atención, el cual se puede acompañar de hiperactividad o no, definiéndose en cada caso como TDAH (trastorno por déficit de atención con hiperactividad) o TDASH (trastorno por déficit de atención sin hiperactividad).
    El TDAH se caracteriza por mostrar comportamientos compulsivos, interrupciones en las conversaciones, sin dejar terminar a la otra persona de hablar, con habla excesiva, sin respetar los turnos al hablar ni en el juego, no para de levantarse y correr, y cuando está sentado mueve constantemente los pies.
    El TDASH se caracteriza por dificultades para atender y seguir instrucciones, no terminar las tareas encomendadas, falta de organización en sus tareas, con pérdidas frecuentes de sus pertenencias por no atender dónde lo dejó, y con facilidad para distraerse con cualquier ruido.
    Éste trastorno, aunque se desconoce su causa, suele «desaparecer» gracias al proceso madurativo, aunque en un pequeño porcentaje se mantiene en la vida adulta. Además las personas que lo padecen van desarrollando estrategias «compensatorias» de forma natural que permiten un normal desempeño en su vida tanto académica como laboralmente.
    A pesar de ello, puede ser fuente de conflicto y una carga emocional para los pequeños tanto en el ámbito escolar como en la casa, por lo que la detección temprana es fundamental para poder establecer el diagnóstico adecuado y diseñar el tratamiento específico que el ayude a superar la situación.
    Dentro de la categoría de TDAH se pueden a su vez subdividir en tres categorías, TDAH predominantemente inatento (TDAH-I), TDAH predominantemente hiperactivo (TDAH-H); y TDAH combinado entre inatento e hiperactivo (TDAHC).
    A pesar de los grandes avances que se han realizado, todavía quedan muchos «flecos» por conocer del TDAH, como por ejemplo la cuestión del Ejecutivo Central, como posible causa explicativa de la inatención. El Ejecutivo Central asociado a los lóbulos frontales, hace referencia a la capacidad de la persona de establecer y seguir metas, diseñar y organizar planes, anticipar resultados, todo por lo contrario por lo que se caracteriza un niño con TDAH-I.



    Un reciente estudio llevado a acabo por la Universidad Normal del Este de China (China) y la Universidad de Kyushu (Japón) publicado en Journal of Behavioral and Brain Science aborda ésta cuestión para tratar de comprender la relación entre el Ejecutivo Central y el TDAH-I.
    En el estudio participaron 16 niños diagnosticados con TDAH-I, los cuales no habían recibido medicación en los tres meses anteriores, comparado con otros 21 niños de la misma edad.
    El Ejecutivo Central se evaluó en sus cuatro dominios diferentes: planeación, memoria de trabajo, flexibilidad y respuesta de inhibición, mostrando unas diferencias significativas los resultados de los niños con TDAH-I frente a los control, en planeación y memoria de trabajo e inhibición, pero los resultados de la flexibilidad no resultaron diferentes.
    Esto quiere decir que los niños con TDAH-I tienen cierta inmadurez en el Ejecutivo Central, ya que necesitan mucho más tiempo que el resto en establecer una planeación de funciones, que en muchas ocasiones no llegan a terminar; igualmente se «pierden» con facilidad, «olvidándose» de lo que estaban haciendo, lo que les dificulte que puedan cumplir sus propios planes o las instrucciones de los demás, debido a un escaso rendimiento en la memoria de trabajo; y por último tiene una escasa capacidad de inhibición, lo que implica que cualquier estímulo que se presente va a captar su atención, ya que tiene poca «voluntad» de concentrarse y omitir atención a otros estímulos.
    Éste estudio abre una vía de trabajo para poder distinguir mediante pruebas específicas entre los distintos tipos de TDAH, y en función de eso poder establecer un tratamiento adaptado; igualmente conocer en qué áreas muestra carencias el pequeño permite diseñar intervenciones concretas para paliar o compensar sus carencias, sobre todo en los dominios donde muestran menor «desarrollo» del Ejecutivo Central, de forma que pueda desarrollar una actividad «normal» y mostrar así un desempeño como el resto de sus compañeros.

  • ¿Qué quieres ser de mayor?, ahora es posible predecirlo.

    ¿Qué quieres ser de mayor?, ahora es posible predecirlo.


    La neuropsicología nos permiten ahora saber «quién vale para estudiar», y prevenir cuando se encuentran deficiencias a edades tempranas para poder intervenir.

    A todos nos gustaría que nuestro hijo fuera presidente de un país o una empresa, astronauta o médico, es decir, que llegase lo más lejos que se pudiese en su carrera profesional, o quizás tan sólo que fuese lo que nosotros mismos no hemos sido capaces de lograr, o puede que lo mismo que somos y hemos alcanzado, pero ¿Cuánto de ello es real?
    A pesar de lo que queramos, el pequeño va a ir pasando por distintas fases en su vida, y en algunas podremos influir de forma decisiva, sobre todo cuando somos pequeños, llevándoles a academias privadas, motivándole e incentivándole hacia aquello que creemos «es lo mejor para su futuro», pero cuando vaya creciendo, nuestra capacidad de «influencia» va a ir decreciendo en favor de su propia opinión o la de sus amigos, lo que va a ser decisivo sobre todo a la hora de elegir estudios y con ello dirigir su futura vida profesional, pero ¿eso garantiza que tenga éxito en un futuro?
    Desde hace años, algunos gobiernos han desarrollado políticas de screening poblacional, por el que se administra a todos los menores una serie de cuestionarios validados, para «detectar» aquellos que tienen mayores potencialidades para un campo un otro, y con ello poder ofrecer una mejor orientación; los antecedentes de esto lo encontramos en los clásicos cuestionarios de inteligencia.
    Una detección temprana y una correcta orientación, ya sea por parte de instituciones públicas o por parte de los padres van a permitir conocer en qué puede ser mejor el pequeño, qué es lo que se le va a dar mejor, aunque la decisión al final siempre va a recaer en sí mismo, ya que va a ser él quien tenga que esforzarse por lograr las metas futuras.
    ¿Pero qué determina el desempeño en las distintas pruebas?, ¿Es posible predecir con antelación el futuro profesional de los niños?



    Con estos antecedentes un grupo del Instituto Karolinska (Suecia) ha realizado pendiente de publicar en The Journal of Neuroscience ha tratado de dar respuesta a al cuestiones anteriores fijándose en un sólo índice, la memoria de trabajo, la cual es la capacidad de retener y manejar información a corto plazo.
    La memoria de trabajo se ha demostrado ser un buen predictor de un mejor rendimiento en el tiempo, tanto en matemáticas como en lectura, así un niño con escasas capacidades desarrolladas de memoria de trabajo van a mostrar dificultades futuras, por todo ello ha sido objeto de estudio de éste grupo de trabajo, empleando para su evaluación la técnica de resonancia magnética funcional, con el objetivo de establecer una método útil para identificar tempranamente a niños con riesgo de sufrir escaso desarrollo cognitivo.
    Se emplearon en el estudio a 232 participantes entre los 6 y 20 años, una vez excluidos participantes con trastorno por déficit de atención o dislexia, para lo cual se empleó una técnica de medida neuropsicológica adaptada a cada edad. La realizó una prueba de memoria de trabajo, que no puede ser evaluada directamente sino viendo sus efectos en la ejecución de alguna tarea, además se empleó las matrices progresivas de Raven para medir la capacidad de razonamiento.

    Los mismos participantes tuvieron que pasar por estas pruebas dos años después para evaluar la consistencia de las medidas, o el cambio en el tiempo de estas.
    Los resultados muestran dos estructuras que están implicadas en una mejor predicción del desempeño en las tareas de memoria de trabajo y con ello de un mejor desarrollo académico y profesional futuro, estas fueron, el tálamo y los núcleos caudados.
    Por lo que los autores entienden que con ello es posible emplear la resonancia magnética como herramienta de evaluación para poder detectar de forma temprana una menor activación de las estructuras anteriormente indicadas, que serían signos de que hay que intervenir en esos pequeños, ya que de no hacerlo pone en riesgo su desarrollo cognitivo y con ello su futuro académico y profesional.
    Referencias:
    Ullman et alt. (2014). Structural Maturation and Brain Activity Predict Future Working Memory Capacity during Childhood Development (in Press)

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