Categoría: Psciología de adultez media

  • ¿Se puede predecir la futura adicción al juego?

    ¿Se puede predecir la futura adicción al juego?

    Una reciente investigación analiza distintos factores para determinar cuál es mejor predictor de una adicción al juego, y poder así implementar programas de prevención.

    La ludopatía, o adicción al juego es cada día más frecuente, debido a que el uso de las tecnologías permiten que se pueda llevar esta actividad desde casa y sin control.

    Adicción al juego

    La adicción al juego es una adicción comportamental en el que la persona llega a perder el control de su economía, modificando su escala de valores, lo que le puede conducir incluso hasta la ruina económica, pasando previamente por la pérdida de amigos, pareja e incluso de hijos.

    Desde las instituciones públicas y privadas, fundaciones y asociaciones, han intentado prevenir en la medida de lo posible esta adicción, ya sea con el establecimiento de edades mínimas para acceder al juego, como creando un fichero de ludópatas los cuales tienen prohibido el acceso a los casinos, para evitar así su recaída.
    Para aquellas personas ajenas a la ludopatía, puede pensar que se trata de un problema “menor”, pero hay que recordar que es una adicción comportamental, es decir, la persona va a pasar buena parte de su tiempo tratando de jugar, con pensamientos intrusivos sobre “qué hubiese pasado si llega a salir…”, o “en la siguiente partida seguro que me recupero”.

    Y eso a pesar de que cuando acuden a una asociación de ayuda a la ludopatía les explican detalladamente que las máquinas y los juegos de azar están diseñados para perder, que ese es precisamente el negocio de los casinos y de los dueños de las máquinas tragaperras. A pesar de que la persona sabe que nunca podrá “ganar” a ese sistema probabilístico matemáticamente creado para que pierda, sigue pensando y sintiendo que “con un poco más de suerte…”
    A pesar de los intentos para establecer un perfil del adicto, este no parece que se circunscriba a un estatus social, o se vea influenciado por el nivel educativo, o cualquier otra circunstancia personal, pero ¿Se puede predecir la futura adicción al juego?


    https://youtu.be/6EQxIlPmGsM

    Ludopatía

    Esto es precisamente lo que trata de explorarse desde la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica), la Universidad British Columbia (Canadá), y la Universidad de Ginebra (Suiza), cuyos resultados han sido recientemente publicados en la revista científica International Gambling Studies.
    En el estudio participaron 75 adultos, mayores de 18 años, 45 mujeres y 30 hombres. A todos ellos se les pasó por una prueba de laboratorio, donde en un ambiente controlado debían jugar con una máquina de tragaperras implementada en una computadora, la cual contemplaba tres opciones, ganar, perder, y perder “por poco”. Los participantes pasaron por varias sesiones en donde en cada una se había manipulado las opciones anteriores, por ejemplo, e independientemente de lo que hiciese el participante, en una sesión iba a recibir el 20% de ganar, mientras que en otras sólo lo haría en un 10%. Al final de cada sesión se le preguntó sobre el porcentaje de éxito percibido para ver si coincidía o no con el manipulado.
    Después pasaron por otro “juego” controlado, donde debía responder si el número en pantalla era igual que uno anteriormente presentado, manipulando en este caso el tiempo de separación entre los dos números, para observar hasta qué punto la persona era capaz de retener las combinaciones de número presentadas en la pantalla, cuánto tardaba en responder, y hasta qué punto se equivocaba, evaluando de esta forma lo que se denomina el control inhibitorio, el cual nos permite “aguantar” nuestras ganas de responder hasta que sea el momento de darla.
    Además, todos los participantes pasaron por una escala para evaluar su nivel de adicción, evaluado mediante South Oaks Gambling Scale (SOGS), otra para analizar la presencia de pensamientos intrusivos relacionados con el juego evaluado mediante Gambling-Related Cognitions Scale (G.R.C.S.), otra sobre la tendencia al autoengaño en cuanto a sus propias posibilidades de éxito mediante Social Desirability Scale (DS-36) y por último se les preguntó para extraer información sociodemográfica.
    Los resultados muestran cómo las personas que tienen bajos niveles de control inhibitorio son aquellas que muestran una mayor persistencia en el juego y un mayor deseo de volver a jugar, cuando se ha ganado o se ha estado “a punto” de ganar, lo que es indicativo de son las más propensas a desarrollar adicción al juego. Los autores del estudio por su parte, no entran a valorar sobre el origen de estos niveles de control inhibitorios más bajos, ni cómo podrían reforzarse como medida preventiva.

    Adicción a las tragaperras

    Hay que tener en cuenta que los resultados se han obtenido en un ambiente de laboratorio, luego la validez ecológica sólo se puede alcanzar si estos mismos se reproducen en la vida real. Igualmente, los resultados son específicos de una forma de “jugar”, el de las máquinas tragaperras, las cuales tienen unas características determinadas, como un número de opciones, además de muchos componentes orientados a atrapar la atención del jugador, como luces y sonidos; lo cual dista mucho de las reglas y del contexto de otros juegos, como el de las cartas o los dados; por lo tanto hay que realizar nuevas investigaciones en estos otros tipos de juegos antes de poder establecer una generalización sobre los resultados.
    A pesar de las limitaciones anteriores, hay que tener en cuenta que en cualquier casino e incluso bar existen este tipo de máquinas, orientadas a “captar” y retener a jugadores, cuando estos se acercan a descansar y relajarse. Igualmente, este suele ser, para muchos, el primer juego al que se acercan, y a partir de la adicción que este le genera, pasa a probar con otros. Por tanto, los resultados son válidos para poder comprender por qué unas personas tienen una mayor probabilidad de sufrir una adicción al juego frente a otras.

    Igualmente, el comprender, cuál de todos los factores implicados, es el que más valor predictivo tiene, permite establecer planes de prevención orientados a los más jóvenes, primeramente, para detectar entre ellos los que tengan niveles de control inhibitorio más bajos y luego para trabajar con estos jóvenes en reforzar las habilidades que le permitan contrarrestar esta debilidad.
    Falta pues establecer una herramienta estandarizada, fácil de administrar y corregir, que a modo de Screening se pueda pasar en los institutos para detectar a aquellos que son más vulnerables a la adicción futura al juego, y con el permiso de los padres, realizar una intervención preventiva que permita ofrecerle un mejor futuro.

  • ¿Conoce el Screening del Deterioro Cognitivo en Psiquiatría?

    ¿Conoce el Screening del Deterioro Cognitivo en Psiquiatría?

    Las evaluaciones tradicionales no siempre son muy sensibles, por ello surgen herramientas como el Screening del Deterioro Cognitivo en Psiquiatría.

    La sensibilidad de la herramienta se define como la capacidad de distinguir entre sintomatologías y poder establecer un diagnóstico claro con rspecto al paciente.

    Screening del Deterioro Cognitivo en Psiquiatría

    Uno de los problemas principales a la hora de la intervención clínica es que los pacientes suelen presentarse en consulta cuando la sintomatología es tan evidente que interfiere en su normal desarrollo de la vida. Esto es, cuando la persona ya no puede «controlar» más los problemas que le causa su psicopatología.
    En algunas ocasiones, son los familiares e incluso las autoridades quienes llevan al paciente a consulta, porque a pesar de ser evidente el problema, este es incapaz de ver la necesidad de ayuda que tiene.
    Pero en ambos casos, la psicopatología está ya avanzada, lo que dificulta el tratamiento.
    Desde hace tiempo se conoce que cuanto antes se diagnostique a la persona, antes se podrá intervenir, y se obtendrán mayores resultados, posibilitando que recupere su vida «anterior».
    Para ello se requieren de herramientas que sean lo suficientemente sensibles para detectar alteraciones entre la población general, siendo necesaria una prueba que evalúe distintas áreas funcionales, para ver cuál de ellas está empezando a ser afectada, ¿Conoce el Screening del Deterioro Cognitivo en Psiquiatría?



    Esta herramienta creada en el 2014 trata de resolver mucha de la problemática anteriormente descrita, ofreciéndose como una evaluación breve y más sensible que otras pruebas tradicionales como el Examen Cognoscitivo Mini-Mental (MMSE).
    Entre las características de esta herramienta está:
    – Está orientada a personas mayores de 18 años.
    – La aplicación es individual.
    – El tiempo de administración es de 15 minutos aproximadamente.
    – Evalúa los niveles de funcionalidad de cinco áreas (Aprendizaje verbal inmediato (AV-I); Memoria de trabajo (MT); Fluidez verbal (FV); Aprendizaje verbal diferido (AV-D); y Velocidad de procesamiento (VP).
    – Existen tres formas de la prueba, con lo que se puede hacer un seguimiento temporal de la persona y sus resultados, sin necesidad de volver a presentar la misma prueba.
    – Se incluyen baremos de comparación en población normal, en función de la edad y del nivel educativo.
    – Se incluyen baremos específicos para pacientes con esquizofrenia o con trastorno bipolar I.

    Evaluación del Deterioro Cognitivo

    Tal y como afirman los autores de esta herramienta, se trata de una evaluación breve tanto en el número de ítems, como en el tiempo invertido para ello.
    Una de las limitaciones de esta herramienta es que se enfoca únicamente a la población adulta, dejando a los adolescentes y a los más pequeños fuera de su rango de evaluación.
    Debido a su naturaleza de herramienta exploratoria, no puede ser tomada de forma aislada, sino que una vez detectado algún tipo de problema hay que aplicar nuevas herramientas para profundizar en aquella área donde ha obtenido un menor resultado.
    Esto es, si se detecta que un anciano, muestra deterioros en la memoria con esta herramienta, habrá que acudir a otras especializadas en la valoración del tipo concreto de memoria que se ve afectada, así como de otras para poder descartar la enfermedad de Alzheimer, cuyo principal síntoma es precisamente la alteración de las funciones mnémicas.
    Es por tanto una excelente herramienta si no se sabe muy bien por dónde empezar a explorar a la persona, ya que proporciona suficientes índices para orientar futuras evaluaciones o descartar algún tipio de problemática en la persona.

  • ¿Existen nuevos tratamientos para el obsesivo-compulsivo?

    ¿Existen nuevos tratamientos para el obsesivo-compulsivo?

    A pesar de los muchos avances en el conocimiento sobre el trastorno obsesivo-compulsivo todavía es un trastorno escasamente diagnosticado y tratado.

    El mayor problema del diagnóstico es que el paciente y los familiares lo ven como una “rareza” de la persona, sin darle mayor importancia, lo que retrasa la posibilidad de acceder al tratamiento más adecuado.

    Obsesivo-compulsivo

    El trastorno obsesivo-compulsivo se caracteriza por dos elementos principales, uno de tipo cognitivo, a través de pensamientos intrusivos, como el de estar contaminado, estar en peligro o dudas excesivas.
    El otro elemento, es de tipo conductual que se suele manifestar con lo que se denomina comportamiento ritualista, es decir, realizar acciones repetitivas, tal como, lavarse las manos, mirar la llave del gas, o cerrar la puerta.
    La relación que existe entre los pensamientos y la conducta, es que esta última se “emplea” como forma de dar salida a la ansiedad que le provoca dichos pensamientos, esto es, una persona que tiene un pensamiento intrusivo de contaminación, si se lava las manos va a sentirse aliviado momentáneamente de dichos pensamientos.
    Se calcula que entre el 2 y 3% de la población puede llegar a sufrir un trastorno obsesivo-compulsivo, pero que su diagnóstico y tratamiento está muy por debajo de estas cifras, ya que el paciente y los familiares llegan a “justificar” esos comportamientos como “rarezas” del paciente.
    Entre las causas del trastorno, está la interferencia sobre la vida cotidiana del paciente, ya que debe dejar todo lo que está haciendo, para “liberar” su obsesión a través del ritual comportamental. Algo que va a marcar también sus relaciones sociales e íntimas de pareja, y que habrán de tener que aceptar sus peculiaridades como características propias de la persona.

    Hay que tener en cuenta que el tratamiento del trastorno obsesivo-compulsivo tiene un nivel moderado de éxito, ya que solamente alrededor de un 10% de los pacientes logran curarse. El resto, aprenden a convivir con su trastorno, haciendo que este sea lo menor problemático posible.
    El tratamiento más extendido es la psicoterapia, centrado en la terapia cognitiva-comportamental, en donde la persona aprende a reconocer los pensamientos intrusivos y a controlar los niveles de estrés que estos le generan.
    En ocasiones esta psicoterapia se acompaña con la intervención psicofarmacológica, sobre todo para tratar la sintomatología depresiva que suele acompañar a estos pacientes.
    A pesar de lo anterior se siguen realizando esfuerzos para mejorar tanto el diseño como la efectividad de los tratamientos, con lo que ofrecer una mayor calidad de vida a los pacientes, y que su trastorno afecte lo menos posible a su día a día, pero ¿Existen nuevos tratamientos para el obsesivo-compulsivo?



    TOC

    Esto es lo que se ha tratado de averiguar desde la Universidad Azerbaijan Shahid Madani, la Universidad Islamic Azad y la Universidad Maragheh (Iran), cuyos resultados han sido publicados en la revista científica International Journal of Behavioral Research & Psychology..
    En el estudio participaron 60 adultos, todos ellos diagnosticados con trastorno obsesivo-compulsivo, según los criterios del DSM-IV R.
    A la mitad de ellos se les realizaron dos evaluaciones sobre la sintomatología obsesiva y compulsiva a través del cuestionario estandarizado Maudsley Obsessive-Compulsive Inventory (MOCI), la primera de ellas fue antes de empezar con la intervención, y la segunda una vez concluida esta.
    Durante dos meses, se les entrenó a los participantes a razón de ocho sesiones teórico-práctica semanales, de una hora cada sesión. La psicoterapia consistía en el fortalecimiento de las habilidades comunicativas, así como en proporcionar información sobre su trastorno, sintomatología, causas y tratamiento. Igualmente, se les entrenó mediante ejercicios reales de cómo prevenir las respuestas compulsivas, así como identificar y controlar los pensamientos obsesivos.
    La otra mitad no recibió ningún tipo de tratamiento especial, siendo el grupo control con el que comparar.
    Los resultados muestran una reducción significativa de la sintomatología, tanto cognitiva como comportamental del grupo en el que se ha intervenido frente al control.

    Tratamiento TOC

    Una de las limitaciones del estudio, es que no se ha realizado una división de los resultados en función del género, información importante, pues como se ha visto en otros casos, la intervención terapéutica no tiene la misma eficacia entre hombres y mujeres.
    Otras de las limitaciones del estudio, es que se centra en una población muy concreta, la iraní, con su idiosincrasia propia, por lo que se requiere de investigación en otras poblaciones para poder obtener conclusiones al respecto.
    Hay que tener en cuenta que la eficacia de una intervención terapéutica debe de ser evaluada en varios momentos posteriores a su administración, para conocer si su eficacia permanece en el tiempo o se “diluye” a medida que pasan los meses, por lo que una única evaluación resulta insuficiente.

    A pesar de las limitaciones comentadas con anterioridad, hay que valorar positivamente el diseño de la intervención debido a los buenos resultados alcanzados. En apenas unos meses, se ha logrado una reducción significativa de una sintomatología que si no se trata adecuadamente va a acompañar al paciente el resto de su vida.
    Tal y como sucede con otros trastornos la información sobre las causas, sintomatología y los ejercicios prácticos sobre cómo actuar en situaciones reales, parecen ser el mejor remedio, ya que aumentan la conciencia de la persona sobre el problema que padece, pero sobre todo le enseña a cómo afrontarlo correctamente.

  • ¿Qué consecuencias tiene sufrir abusos en la infancia?

    ¿Qué consecuencias tiene sufrir abusos en la infancia?

    Un estudio de la Universidad Libre (Países Bajos) analiza las consecuencias en las relaciones sociales de los adultos tras sufrir abusos en la infancia.
    El abuso infantil es uno de los acontecimientos más traumáticos tanto para el que lo sufre como para sus familiares una vez que se descubre.

    Abusos en la infancia

    El pequeño que carece de una estructura psicológica adecuada, no llega a entender el por qué de la situación y debe vivir con una situación tan dramática que en muchos casos puede marcarle en sus relaciones sociales.
    Dependiendo de la edad del menor, los adultos, una vez que el menor crece, se deciden por contarle o no lo acontecido durante su infancia.
    A pesar de esta decisión, las consecuencias van a permanecer ahí mientras el pequeño, ahora convertido en adulto, no se enfrente y afronte adecuadamente.

    Una realidad, la de los abusos en la infancia, que va a marcar de forma decisiva a la víctima. Así se ha reportado que las personas que sufrieron abusos durante la infancia van a mostrar unos menores niveles de autoestima, con mayores casos de depresión y de trastorno de estrés post-traumático.
    Incluso algunos estudios lo relacionan con alcanzar menores metas educativas y con problemas de delincuencia durante la adolescencia, pero ¿Qué consecuencias tiene en la relaciones futuras sufrir abusos en la infancia?



    Maltrato infantil

    Esto es lo que se ha tratado de averiguar desde la Universidad Libre (Países Bajos) cuyos resultados han sido publicados en la revista científica Crime Science.
    En el estudio participaron 910 víctimas de abusos en la infancia, cuyo listado fue extraído de los informes de la policía, de hechos acontecidos entre 1980 a 1985.
    El 73,8% de los casos era a mujeres, y la edad en que sucedió el abuso fue alrededor de los 12 años. Siendo en el 46,3% de los casos un abuso repetido.
    Los resultados significativos en cuanto a las consecuencias en las relaciones como adultos de estas personas que han sufrido abuso en la infancia son:
    – Se produjo una maternidad temprana, de tres años de anticipación en comparación con el resto de la población holandesa.
    – Con una anticipación en cuanto al matrimonio e incluso divorcios en comparación con la población general.
    – Igualmente tuvieron más hijos que la población general.
    Siendo significativamente más elevado los datos anteriores cuando los abusos lo sufrieron mujeres frente a hombres.

    Trauma infantil

    Hay que tener en cuenta que los resultados anteriores sólo contemplan las relaciones en función del número de hijos, matrimonios y divorcios, y no en cuanto a otras variables, como el número de parejas, o la estabilidad en el tiempo con ellas, todas ellas a tener en cuenta para comprender la verdadera incidencia de los abusos en la infancia.
    Una de las limitaciones del estudio es que la población masculina está escasamente representada, luego los resultados obtenidos pueden variar si se incorporan nuevos sujetos a la muestra. Esto es debido a que existe una mayor conciencia de denuncia en el caso de las niñas que de los niños, algo que en los últimos años se ha intentado corregir por parte de las autoridades.
    Otra de las limitaciones en cuanto a el tiempo transcurrido desde el abuso, unos 33 años de media, lo que implica que la persona ha tenido tiempo para aprender a sobrellevar y a superar las consecuencias del abuso; si esta medida se hubiese realizado a los diez años o menos, seguramente los resultados serían más «catastróficos» y notables.

    A pesar de las limitaciones comentadas con anterioridad, hay que tener en cuenta que el abuso en la infancia va a tener un importante efecto en la vida futura de sus víctimas.
    Aspecto que hay que se tratado desde las instituciones, más allá de facilitar la denuncia, y de crear mecanismos de «sanción» al agresor. Hay que realizar una verdadera inversión en un tratamiento integral de la persona, que le ayude a superar las secuelas que este abuso pueda generar, y con ello, facilitando que pueda llevar una vida los más «común» posible.
    Igualmente en dicho tratamiento habrá que incluir a los familiares más próximos con los que convive, ya que estos van a influir en el normal desarrollo de la persona, si aprenden a comprender la situación que ha sufrido y cómo pueden ayudar al respecto.

  • ¿Qué consecuencias tiene el Síndrome de las Piernas Inquietas?

    ¿Qué consecuencias tiene el Síndrome de las Piernas Inquietas?

    Un estudio realizado desde el Hospital Baylor-Scott and White en conjunto con el Hospital Presbiteriano de Texas (EE.UU.) desentraña las consecuencias en la calidad de vida del Síndrome de las Piernas Inquietas.
    La sintomatología similar, como es en el caso de los temblores, puede hacer sospechar que sea debido a la enfermedad de Párkinson, pero no es el único trastorno neurológico que conlleva estos problemas.

    https://soundcloud.com/juanmoises/que-consecuencias-tiene-el-sindrome-de-las-piernas-inquietas

    Síndrome de las Piernas Inquietas

    La calidad de vida de la persona se define basándose en muchas características, ya sea a nivel económico, social o de desarrollo personal. Sólo hay que recordar la Pirámide de Necesidades de Maslow para recordar que existe una gran variedad de «necesidades» que atender para estar satisfechos.
    El problema es que todo ello se ve truncado cuando surge una enfermedad, pero si esta es de tipo neurodegenerativo, las consecuencias son aún más graves.
    Quizás el más conocido es la enfermedad de Párkinson, cuyas consecuencias va poco a poco abarcando y afectando a todos los campos de la persona, impidiéndole llevar una vida «normal» en detrimento de su calidad de vida, hasta que en las fases más avanzadas de la enfermedad se puede convertir en dependiente de otra persona para las acciones más simples como vestirse o comer.

    Este es el caso del síndrome de las piernas inquietas, también conocido como enfermedad de Willis-Ekbom, el cual no es tan conocido como el caso de la enfermedad de Párkinson, pero que igualmente se trata de un trastorno neurológico, por el cual la persona que lo padece siente incomodidades y hasta calambres en las piernas, lo que hace que tenga que mover estas, pero ¿Qué consecuencias tiene el Síndrome de las Piernas Inquietas?



    Enfermedad de Párkinson

    Esto es lo que se ha tratado de averiguar desde el Hospital Baylor-Scott and White en conjunto con el Hospital Presbiteriano de Texas (EE.UU.) cuyos resultados han sido publicados en la revista científica Journal of Parkinsonism and Restless Legs Syndrome.
    En el estudio participaron ciento diez mujeres; treinta y seis pacientes diagnosticadas con el síndrome de las piernas inquietas, siguiendo los criterios diagnósticos del International RLS Syndrome Study Group; treinta y dos de ellas tenían la enfermedad de Párkinson; y cuarenta y dos mujeres sin ninguna de las patologías anteriores, como grupo control.
    A todas ellas se les entrevistaron mediante non-motor symptoms assessment scale for PD (NMSPD) para conocer la gravedad de la sintomatología motora que sufrían; el Beck Depression Inventory II scale, para determinar si había presencia o no de síntomas depresivos; el Epworth Sleep Scale, para conocer la incidencia sobre el sueño; y el Montreal Cognitive Assessment scale para comprobar si se veían afectadas otras habilidades cognitivas.
    Toda esta información se complementó con entrevistas a cuidadores y familiares, así como con los datos sociodemográficos y el historial médico de cada paciente.
    Los resultados indican que se producen cambios de humor y alteraciones del sueño entre 5 y 10 años antes de ser diagnosticado el síndrome de piernas inquietas.
    Las alteraciones de la salud provocadas por este síndrome van a tener asociada una mayor presencia de hipertensión, artritis, dolor crónico, y diabetes.
    Estos resultados empeoraban cuando se producía la presencia conjunta del síndrome de piernas inquietas y la enfermedad de Párkinson en el mismo paciente.
    Retrasándose la edad de inicio del síndrome de piernas inquietas en aquellos pacientes que con posterioridad van a desarrollar la enfermedad de Párkinson.

    Síndrome de las Piernas Inquietas y Enfermedad de Párkinson

    Hay que tener en cuenta que los resultados han sido obtenidos sólo de población femenina, luego sus resultados no pueden ser extrapolables a los hombres hasta que no se lleve a cabo investigación al respecto.
    Igualmente no se ha incorporado ninguna separación de la población en función de la edad, no permitiendo conocer si las relaciones significativas anteriores varían en función de la edad, reforzándolas o haciéndolas más débiles.

    A pesar de las limitaciones comentadas con anterioridad, destacar la grave incidencia de este síndrome, a pesar de que no es tan conocido como la enfermedad de Párkinson. Consecuencias que van más allá de las molestias propias del síndrome, si no que abarcan a muchos ámbitos, tanto de tipo cognitivo, como médico.
    El conocimiento al respecto debe de ayudar, primeramente a crear conciencia sobre esta problemática y sus importantes consecuencias. Igualmente hay que establecer planes de atención multidisciplinar, para atender a cada una de las áreas afectadas, para así mantener el mayor tiempo posible la independencia de la persona y su calidad de vida.

  • ¿Existen diferencias de género en la Inteligencia Emocional?

    ¿Existen diferencias de género en la Inteligencia Emocional?

    Un estudio realizado desde la Universidad de Málaga encuentra diferencias en cuanto al género, en lo que se refiere a la relación entre la inteligencia emocional e indicadores de bienestar.

    La Inteligencia Emocional, ha sido un concepto popularizado por que involucra toda la tradición sobre el estudio y análisis de las emociones, unido a los últimos avances de las neurociencias.

    Inteligencia Emocional

    La importancia de la Inteligencia Emocional radia en la capacidad de control de los niveles de estrés, a parte de ser una herramienta fundamental para el sostenimiento de las relaciones sociales.
    Con respecto al estrés, el saber poner en situación lo que acontece, es imprescindible para relativizar el estrés, y saber que lo que se siente es fruto de un momento determinado, pero que con el tiempo se puede conseguir superar los inconvenientes que surjan, o al menos evitarlos.
    En cambio, si una persona está inmersa en el estrés, este le llega a bloquear e impedir buscar una solución a esa situación.
    El estrés además está relacionado con problemas de salud. Al mantenerse unos niveles elevados de estrés, el organismo se va «desgastando» más rápidamente, lo que hace que surjan problemas de salud, de ahí la importancia de tener un correcto desarrollo de la inteligencia emocional.

    Con respecto al papel social de la Inteligencia Emocional, este es fundamental, debido a que toda relación se basa en un intercambio que va más allá de la información. Gracias a la Inteligencia Emocional podemos saber que la otra persona viene hoy preocupada, triste o feliz.
    Igualmente, el otro, puede conocer si nos pasa algo, debido a las emociones que expresamos.

    El caso contrario, en el que existe unos niveles reducidos de Inteligencia Emocional nos encontraríamos ante una persona con Alexitimia, lo que el propio Daniel Goleman denominaba, un analfabeto emocional, incapaz de conocer qué es lo que está sintiendo uno mismo, y qué es lo que sienten los demás.
    Al respecto en algunas autonomías, como en Canarias, se están realizando verdaderos esfuerzos por incorporar la educación de la Inteligencia Emocional en las escuelas, para prevenir la Alexitimia entre su alumnado, pero ¿Existen diferencias de género en la Inteligencia Emocional?



    Bienestar Personal

    Esto es lo que se han tratado de averiguar desde la Universidad de Málaga (España) cuyos resultados han sido publicados en el 2105 en la revista científica Frontiers in Psychology.
    En el estudio participaron 665 adultos, de edades comprendidas entre los 18 a 68 años, de los cuales 336 eran mujeres.
    A todos ellos se les administró un cuestionario sobre los niveles de estrés percibido mediante Perceived Stress Scale (PSS); la Inteligencia Emocional se evaluó mediante la prueba Mayer-Salovey-Caruso Emotional Intelligence Test (MSCEIT), y el estado de salud general de la persona mediante la escala estandarizada Subjective Happiness Scale (SHS).

    Los resultados informan que los hombres que experimentan niveles de estrés más elevados también lo hacen en cuanto a los niveles de bienestar personal, es decir, de felicidad y de depresión.
    En cambio en las mujeres no resulta significativa la relación anterior, no viéndose relacionado los niveles de estrés, y por ende, de Inteligencia Emocional, con los niveles de depresión o felicidad personal.
    Por lo cual, para aumentar los niveles de felicidad en el hombre bastaría con realizar una intervención sobre la Inteligencia Emocional del mismo.

    Emoción y Salud

    A pesar del extenso número de participantes, las pruebas empleadas han sido en todos los casos autoinformes, sobre lo que la persona piensa o cree, aspecto que tendría que ser corroborado por otro tipo de recogida de datos como la observación o las preguntas a familiares o amigos.
    Ya que la visión de uno mismo, y la autoevaluación suelen mostrar siempre sesgos en lo que respecta a las investigaciones.
    Igualmente un rango tan amplio de edad de los participantes, no permite comprender cómo va evolucionando esta relación, si es que existen diferencias de género en función de la edad. Así, un análisis por edad, podría informar si los adolescentes se parecen más o menos en función del género, o si esto sucede a edades más avanzadas.

    A pesar de las limitaciones comentadas con anterioridad, hay que tener en cuenta que las conclusiones parecen claras, en cuanto a la necesidad de desarrollar terapias y tratamientos diferenciales entre hombres y mujeres, con lo que optimizar los resultados de los mismos.
    Esto requiere de una revisión de los instrumentos de intervención empleados hasta el momento en función del género, para comprobar cuál de ellos es más adecuado y provoca un mayor beneficio en un género o en otro, y aquel que no sirva, por ejemplo en hombres, buscar nuevos desarrollo para que aumente la eficacia de la intervención.

    Para citar:
    Dr. Juan Moisés de la Serna, ¿Existen diferencias de género en la Inteligencia Emocional?, The Winnower 2:e145115.58940 (2015). DOI: 10.15200/winn.145115.58940


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