Una de las mayores dificultades que tienen los empleadores, profesores e incluso padres, es conseguir que la persona se implique en aquello que hace a diario.
Condiciones de Trabajo
Existe la creencia de que «uno vale pare el estudio», o que «este trabajo no está hecho para mí», como si viniésemos «pre-programados» para determinadas actividades y no para otras.
Al respecto desde la Psicología Social se ha tratado de estudiar las diferencias entre la motivación intrínseca y extrínseca, siendo las primeras, las que «nacen» de la persona y las segundas las «impuestas» por la sociedad.
Habiéndose comprobado que cuando existe motivación intrínseca, la persona disfruta con aquello que está haciendo, luego lo hace con más ilusión y le cuesta menos, es decir, rinde más y mejor, algo que es lo que buscan todos los empleadores, profesores e incluso padres.
En cambio la motivación extrínseca requiere estar siempre «encima» de la persona, ofreciéndole incentivos ya sean económicos (salario) o sociales (reconocimiento con una placa del mejor trabajador del mes), algo que requiere cada vez de más «cantidad» para mantener el interés del trabajador.
Pero la motivación extrínseca no sólo se consigue con «premios» si no también con «castigos», que penaliza el incumplimiento de las tareas encomendadas, que al igual que en el caso de los incentivos puede ser material, como una multa, o también socialmente, como en el caso de los insultos y agravios.
Con respecto a por qué unas personas tienen una mayor tendencia a la motivación intrínseca, mientras que otros a la motivación extrínseca, algunas teorías comentan que la motivación intrínseca o extrínseca es una característica individual con la que nacemos, y nos formamos, es decir, hay personas que buscan el incentivo externo, mientras que otros realizan las actividades por el gusto que ello le genera.
Otros autores hablan de que es una cualidad que se aprende, y se transmite, y por lo tanto puede ser modificado gracias a una intervención terapéutica, pero ¿Es posible convertir la motivación extrínseca en motivación intrínseca?, es decir, ¿Es posible conseguir que la persona se motive por aquello que queremos?
Mejorando las condiciones de Trabajo
Al menos es lo que trata de averiguarse con una investigación realizada desde la Universidad de Stanford (EE.UU.) cuyos resultados han sido publicados en el 2014 en la revista científica Journal of Experimental Social Psychology.
Para poder establecer una conclusión clara los autores realizaron cinco experimentos donde manipulaban la presencia o no de otros, así como las actividades que estos realizaban.
En el estudio participaron 254 estudiantes universitarios, 35 en el primero, 43 en el segundo, 42 en el tercero, 47 en el cuarto, 87 en el quinto experimento.
Motivación intrínseca vs. extrínseca
Los resultados muestran que se puede conseguir aumentar la motivación intrínseca, es decir, el que le guste a uno la tarea que realiza si ve cómo otros la están desempeñando aunque él/ella no participe en ese momento de ello.
El estudio aunque es bastante exhaustivo, únicamente ha analizado el comportamiento de alumnos universitarios, lo que limita los resultados a una población juvenil, con lo que no se puede concluir que los adultos, e incluso los más pequeños se puedan ver influenciados igualmente, por lo que se requiere nueva investigación al respecto.
Una de las mayores dificultades teóricas a la hora de establecer un diagnóstico clínico, es saber si se tratan de diferencias cualitativas o cuantitativas.
Cualitativo Autismo
La cuestión es saber si aquello a lo que categorizamos como trastorno, está por encima o por debajo de lo normal, que sería el caso de la aproximación cuantitativa, por ejemplo con la inteligencia; o se trata de algo totalmente diferente, como en el caso del trastorno de esquizofrenia.
En el caso concreto del autismo, ahora denominado del trastorno del espectro autista, se ha observado cómo el paciente diagnosticado tiene afectada determinadas áreas, especialmente la relativa al mundo social, mientras que las otras muestra un desarrollo normal.
Las personas con trastorno del espectro autista muestra dificultades para atender, comprender y mantener las relaciones sociales, y aunque existen diferencias individuales, además tienen problemas en comunicar, especialmente en lo que se refiere al mundo de las emociones.
Algunos autores defienden que se trata de una diferencia cuantitativa, entre el autista y el «normal», mientras que otros afirman que se trata de algo cualitativo, una forma de resolver esta cuestión es respondiendo a la siguiente pregunta, ¿Muestran diferencias neuronales las personas con autismo?
https://youtu.be/zAgynHAGM-g
Cuantitativo Autismo
Esto es precisamente lo que intenta descubrir desde la Universidad Kanazawa, la Universidad Fukui, la Universidad de Osaka, Universidad de Nagoya, el Centro Nacional Neurológico y Psiquiátrico y el Instituto Nacional de Ciencias Fisiológicas, publicado recientemente en la revista científica Molecular Autism.
En el estudio participaron 19 adultos diagnosticados con trastorno del espectro autista con alta funcionalidad y 21 adultos «normal» con los que realizar la comparación.
A todos los participantes se les administró una prueba con resonancia magnética funcional, fijándose en dos áreas, la Corteza Prefrontal Media Anterior, y la Corteza Cingulada Posterior, ambas regiones implicadas en el procesamiento social, área especialmente alterada en las personas diagnosticadas con el trastorno de espectro autista.
Los resultados muestran diferencias significativas entre los cerebros de los participantes del grupo control frente a los que están diagnosticado con el trastorno del espectro autista, lo que significaría que el autismo no es tanto una cuestión cuantitativa, sino cualitativa, ya que al tener un cerebro «diferente» va a «ver el mundo social» de forma distinta a como lo hacen los del grupo control.
Diagnostico Autismo
Los autores indican de que este resultado es preliminar y se precisa de mayor investigación para concretar qué papel juegan estas dos áreas significativamente diferentes entre los participantes del grupo control y los diagnosticados con trastorno del espectro autista.
Entre las limitaciones del estudio, es que todos los participantes, tanto los que tenían diagnóstico de trastorno del espectro autista como los del grupo control, todos ellos eran hombres, por lo que no es posible extender sus resultados a las mujeres que sufren este trastorno, ya que requiere de nueva investigación para poder concluir adecamente al respecto.
El estudio abre la posibilidad a un diagnóstico más eficaz que los que se realizan actualmente, siendo un biomarcador más rápido en obtener información útil para restablecer el diagnóstico del trastorno del espectro autista.
¿Tiene consecuencias psicológicas padecer embolia pulmonar? Cuando se presenta alguna enfermedad física crónica trae consecuencias en la vida cotidiana a la cual se debe de adaptarse para sobrellevarlo lo mejor posible.
Tal es el caso de la embolia pulmonar sintomática, en donde se producen la obstrucción de
de una arteria pulmonar lo que puede provocar falta de oxigenación de la sangre, sobrecarga del corazón e incluso infarto.
Entre los síntomas más comunes entre las personas que sufren una embolia pulmonar esta el dolor torácico, tos con expulsión de sangre, y sensación de ahogo por insuficiencia respiratoria.
A pesar del tratamiento específico con oxígeno o anticoagulantes, se ha comprobado cómo la embolia pulmonar tiene importantes consecuencias físicas, incluso dos años después de haberlo sufrido, con un notable empeoramiento de la calidad de vida del paciente, pero ¿Tiene consecuencias psicológicas padecer embolia pulmonar?
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Esto es lo que tratan de descubrir desde la Universidad de Cardiff, la Universidad de Swansea y el Hospital Nevill Hall (Inglaterra) publicado recientemente en la revista científica BMJ Open.
En el estudio participaron 4 mujeres y 5 hombres, entre 18 y 70 años, los cuales recibieron atención especializada en el Hospital Nevill Hall.
A todos ellos se les realizó una entrevista semiestructurada de tipo cualitativo donde se exploraba la influencia en los aspectos psicológicos, sentimientos, actitudes y creencias, así como en las rutinas y actividades diarias, durante doce meses que duró el estudio.
Entre las consecuencias del estudio destaca la gran influencia de este evento en la vida de los pacientes, que lo denominan como un acontecimiento estresantes que les cambió la vida, centrando sus resultados en tres áreas:
– El malestar provocado por el incidente con la embolia pulmonar y el riesgo para la vida que ello conlleva, lo que requirió para algunos un «cambio de rumbo» en sus vidas, incluso mencionado conductas de evitación de aquellas actividades que entendía incrementaban el riesgo de volver a padecerlo.
– Elevados niveles de estrés, que los autores lo equipararon a los que padecen un trastorno de estrés post-traumático, debido a la presencia de flashbacks, hipervigilancia y al embotamiento emocional.
– Un incremento en la necesidad de sentirse apoyado y ayudado por otras personas, sensación de la que carecían con anterioridad, especialmente notable en la necesidad de acceso a información y al propio personal especializado que pudiese atenderle.
Los autores justifican la realización de este estudio debido a que el tromboembolismo venoso, presentado tanto como trombosis venosa profunda como embolia pulmonar, sigue siendo una de las principales causas de morbilidad y mortalidad, afectando a 1 de cada 1.000 pacientes al año.
Tal y como indican los autores del estudio, éste tiene importantes carencias empezando por el escaso número de participantes lo que impide realizar una generalización de sus resultados.
Igualmente cabría señalar que se podría haber utilizado algún instrumento de medida de tipo cualitativa para evaluar los niveles de estrés psicológico soportado por estos pacientes, con los que cuantificar el efecto de la embolia pulmonar en la vida psicológica.
Entrevista a Dª. Mayca Marín Valero, psicóloga y responsable de Formación Federación Española de Párkinson, quien nos comenta sobre la relación existente entre el padecimiento de la depresión y la enfermedad de Párkinson.
– ¿Es cierto que se suele anteceder síntomas depresivos en personas que muestran los primeros síntomas de párkinson?, ¿A qué cree que se debe?
Efectivamente hoy en día sabemos, gracias a estudios realizados con técnicas de neuroimagen funcional, como el SPECT y la PET, que el párkinson en realidad comienza varios años antes de que la persona empiece a experimentar las primeras manifestaciones motoras.
En ese período de tiempo previo, que puede ser de unos cuatro o cinco años, la persona con párkinson, y como consecuencia de las regiones del cerebro que se ven afectadas por la EP, ya comienza a mostrar síntomas no motores como pérdida de olfato, estreñimiento, trastornos del sueño REM y/o la depresión que mencionas. De hecho hay datos que apuntan a que la depresión precede al desarrollo de los síntomas motores en el aproximadamente 1/3 de los casos de enfermedad de Parkinson.
– ¿Puede ser que el haber sufrido depresión mayor en la mediana edad o posteriormente pueda ser un factor de riesgo para padecer párkinson?
Actualmente la etiología de la enfermedad de Parkinson está poco clara. Sabemos que un 10-15% de los casos son hereditarios y que en una serie pequeña de casos se ha identificado un gen causante de la enfermedad, pero la gran mayoría de casos con enfermedad de Parkinson son esporádicos y sin causa evidente.
La hipótesis más extendida es la que defiende que la EP puede obedecer a una interacción compleja entre factores tóxicos ambientales, rasgos de predisposición genética y envejecimiento.
Por eso aunque existen investigaciones que sugieren que la depresión podría ser un factor de riesgo para enfermedades como el cáncer, los accidentes cerebro-vasculares o el párkinson, son estudios en los que todavía quedan muchas preguntas abiertas, incluyendo si la propia depresión de la que estamos hablando sería un factor de riesgo o tal vez un síntoma precoz de la enfermedad.
– ¿Tiene relación la reducción de dopamina dado por la degeneración de las neuronas en la sustancia negra presente en el párkinson con la aparición o mantenimiento de la depresión?
Sí. Los trastornos del estado de ánimo suelen producirse como resultado de las alteraciones cerebrales que mencionabas antes y que afectan a los ganglios basales, lóbulos frontales y algunos agentes químicos cerebrales como la dopamina, la serotonina y la noradrenalina.
No obstante es importante añadir que la depresión también puede precipitarse por factores psicosociales que no tienen nada que ver con los cambios que se producen en el cerebro. Nos referimos a que en ocasiones surge como reacción psicológica ante las múltiples situaciones que puede vivir la persona: recibir el diagnóstico, valorar su estado y sus recursos personales para afrontar la situación, ante los cambios que se van produciendo en su forma de vida o debido al aislamiento que puede sentir en un momento dado, etc.
– ¿Cómo afecta en el estado de ánimo la pérdida progresiva de independencia a medida que avanza la enfermedad de párkinson?
Bueno, todos podemos comprender que la pérdida progresiva de independencia empeore el estado general de salud y bienestar de cualquier persona.
Pero pensemos en el caso de una persona con párkinson que presenta rigidez, trastornos de la postura, del sueño… si a medida que la enfermedad avanza va experimentando nuevos síntomas como por ejemplo falta de energía, enlentecimiento psicomotor y cognitivo, dificultades en la concentración, etc. entenderemos que surjan en esta persona sentimientos de tristeza, impotencia o desesperación.
– ¿Afecta negativamente en la progresión del párkinson la aparición de sintomatología depresiva?, y de ser así ¿Existe algún procedimiento establecido para tratarlo?
Sí, sabemos que los factores psicológicos influencian considerablemente la condición física y el nivel de autonomía de las personas con párkinson. Se ha comprobado que la sintomatología depresiva constituye a largo plazo uno de los problemas más incapacitantes y que más disminuyen la calidad de vida de estas personas, y además se encuentra asociada a una mayor rapidez en el deterioro de las funciones cognitivas y motoras, a los trastornos del sueño, al dolor, a la disfunción sexual, etc.
En cuanto al procedimiento establecido para poder poner en marcha el tratamiento adecuado, en primer lugar es necesario alcanzar un diagnóstico clínico certero. En ocasiones esto no resulta fácil ya que algunos de los síntomas característicos de la depresión pueden también estar presentes en la enfermedad de Parkinson sin depresión, por ejemplo sentirse cansado. Además algunas personas no se dan cuenta o no admiten que están deprimidos.
Posteriormente el abordaje de la depresión en la EP suele hacerse desde la doble perspectiva psicofarmacológica y psicoterapéutica.
Aunque hoy en día existen un buen número de medicamentos disponibles, hasta la fecha no contamos con el antidepresivo ideal, por lo que los tratamientos deben adaptarse a las necesidades de cada persona, a la complejidad de sus síntomas, al potencial determinado que tenga el afectado de experimentar efectos adversos ante los psicofármacos, etc.
Por otro lado, las técnicas de psicoterapia también han demostrado su utilidad en el tratamiento de la depresión en la EP. Entre ellas las que se centran en los cambios del pensamiento y de la conducta que ocurren durante la depresión y también las que proporcionan apoyo, comprensión y educación a la persona. Participar en grupos de apoyo, llevar a cabo algún tipo de actividad física y otro tipo de terapias, también nos permite, en algunas ocasiones, mejorar el estado emocional de la persona con párkinson y disminuir también el agotamiento que estos síntomas pueden provocar en el cuidador.
– ¿Cómo se compatibiliza el tratamiento farmacológico del párkinson con el de la depresión?
Las diferentes alternativas terapéuticas se plantean siempre en función de la sintomatología clínica de la persona con párkinson y teniendo en cuenta el riesgo de interacción farmacológica que pueda producirse entre los distintos fármacos, la presencia de otras enfermedades y por lo tanto de otros tratamientos, etc.
Con todo esto, comentar que los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) son los fármacos más utilizados actualmente para el tratamiento en la EP junto con la quetiapina. Son medicamentos que trabajan bien, aunque pueden producir efectos secundarios como alteración del apetito, pesadillas o alteración de la libido.
– ¿Es posible prevenir la sintomatología depresiva en los pacientes de párkinson? y de ser así ¿cómo se realiza?
Está comprobado que hay algunas estrategias que ayudan a prevenir, controlar y/o reducir los problemas emocionales. Entre ellas, seguir unos hábitos saludables de alimentación y de sueño, mantenerse activo tanto física como mentalmente, practicar ejercicios de relajación y respiración, evitar el aislamiento compartiendo experiencias y sentimientos con los demás, etc.
Para contactar con nuestros profesionales se puede hacer a través del teléfono de la Federación Española de Parkinson 902113942 o a través de su e-mail: consultas@fedesparkinson.org
Desde aquí mi agradecimiento a Dª. Marian Carvajal Paje, psicóloga del Programa Contigo, por habernos acercado a la importante labor de la Federación Española de Parkinson.
Uno de los procesos más sensibles de nuestra salud es el la calidad del sueño, viéndose éste alterado cuando estamos preocupados por algo o sufrimos ansiedad.
Igualmente se ha observado cómo el sueño puede verse alterado cuando la personas experimenta alguna psicopatología, tal y como es el trastorno por depresión mayor o el trastorno de ansiedad, ambos correspondiente a trastornos del estado de ánimo.
Por otra parte, se conoce desde hace tiempo que las mujeres son más sensibles a padecer estos trastornos del estado de ánimo, especialmente con respecto a lo que se refiere a la depresión.
Pero ésta relación entre el estado de ánimo no parece ser igual durante toda la vida de la mujer, si no que va cambiando en función de su ciclo de fertilidad, que se concentra en tres períodos principalmente, antes de la menarquía (o del primer sangrado de origen menstrual), durante la etapa de fertilidad femenina, y la menopausia (en que se detiene la menstruación).
Siendo la mujer especialmente sensible a estos trastornos del estado de ánimo durante la segunda fase, que suele ser la más longeva, abarcando desde la pubertad hasta la madurez tardía, ¿Pero se puede encontrar relación entre las distintas fases, el estado de ánimo y la calidad del sueño?
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Esto es precisamente lo que trata de averiguar conjuntamente la Universidad de Turku, la Universida de Helsinki, el Hospital Central Universitario de Helsinki, el Hospital del Distrito de Pirkanmaa, la Universidad de Tampere y el Hospital Universitario de Turku (Finlandia), publicado recientemente en la revista científica BMC Psychiatry.
En el estudio participaron 61 mujeres, separadas en tres grupos, 11 entre 20 y 26 años (en pleno ciclo menstrual), 21 entre 43 y 51 años (en fase pre-menopáusicas), y 29 entre 58 y 71 años (en plena fase menopáusicas). Con respecto al segundo y tercer grupo, se garantizó que ninguna de las participantes habían empleado terapia hormonal durante el primer año previo al estudio. Igualmente sólo se incluyeron participantes que no mostraron ningún trastorno del sueño específico.
A todas las participantes se les administró un cuestionario estandarizado para evaluar la presencia de sintomatología depresiva (BDI), igualmente se evaluó la calidad del sueño a través de un cuestionario sobre el insomnio subjetivo a través de un cuestionario estandarizado sobre el sueño (BNSQ).
Todas llevaron un diario del sueño durante tres semanas antes y después del estudio donde debían de registrar la hora de ir a dormir y la de levantarse.
Además se realizó una análisis de la sangre para evaluar los niveles de estradiol conocida como la hormona esteroide sexual femenina.
Y por último se tomaron datos sobre las primeras fases del sueño a través de la actividad eléctrica cerebral (EEG), de la conductancia eléctrica (ECG) y de la mandíbula (EMG).
Los resultados muestran cómo con respecto a los síntomas depresivos evaluados con BDI, no se mostraron síntomas entre las más jóvenes, presentando sintomatología leve o moderada en las mujeres pre-menopaúsicas y menopaúsicas.
Siendo las mujeres más jóvenes las que tienen más tiempo de sueño, con menos interrupciones durante la noche, con menores puntuaciones de insomnio.
Encontrando una relación entre los niveles más elevados de sintomatología depresivo con el insomnio, que sufrían las mujeres pre-menopáusicas y especialmente las menopáusicas.
A pesar del esfuerzo de la investigación, son pocas las participantes para poder establecer una correcta relación, además de necesitar incluir un grupo de previo de comparación con mujeres antes de que tengan su primera menstruación.
Entrevista a la Dra. Jaci Molins Roca, Directora del posgrado universitario de coaching personal y organizacional de la U.R.V., quien nos habla sobre la relación entre coaching y la salud.
– ¿Qué relación tiene el coaching con la salud?
El coaching favorece el cambio y para mantener la salud y mejorarla se necesita un cambio de actitud y de comportamiento de los pacientes y de las personas. La salud nos afecta a todos directa o indirectamente (enfermedad familiares…) en algún momento u otro de nuestra vida.
Según la definición de la O.M.S., la salud no es la ausencia de enfermedad, sino un estado de bienestar físico, psíquico y mental. Si tenemos en cuenta este concepto amplio, quizá tengamos alguna área en nuestra vida que queramos mejorar. Es bueno reflexionar sobre ello, aunque pensemos que estamos sanos.
Como el coaching usa preguntas, aprovecho para plantear algunas al lector que tienen que ver con aspectos psico-sociales: ¿Tengo amigos?, ¿Tengo tiempo para relacionarme con ellos?, ¿Dedico un rato a la semana al ocio? ¿y a cuidarme?… Mejorar estas áreas es invertir en salud, además de seguir un determinado tratamiento, en el caso de que tengamos una enfermedad.
Vídeo Recomendado: COACHING EN SALUD -Expocoaching 2013
– ¿Qué beneficios ofrece el coaching en el ámbito de la salud?
El coaching es una metodología que ayuda a las personas a conseguir sus objetivos de salud de una manera más rápida y fácil.* A veces la mejora no es sólo de comportamiento, sino de actitud: no es lo mismo ser y sentirse enfermo que tener una enfermedad. Pero para conseguir un cambio de actitud, tenemos que centrarnos en el tipo de pensamientos o creencias que tenemos: ¿limitantes o saludables? *Para ampliar, libro Coaching y salud. Dra. Jaci Molins Roca. Ed. Plataforma.
– ¿Se puede aplicar el coaching a todo tipo de pacientes?
Existen unas condiciones mínimas: el paciente debe tener sus funciones cognitivas preservadas y tiene que desear y estar dispuesto a implicarse en su autocuidado. También es necesario que el paciente tenga una enfermedad crónica estabilizada; no se aplica el coaching en casos agudos y menos en urgencias. En los casos que se aplica a personas sanas que quieran modificar hábitos y mejorar su estilo de vida (alimentación sana**, ejercicio…), no existen contraindicaciones ni limitaciones. **Coaching y peso ideal. Dra. Jaci Molins Roca. Ed. Amat.
– ¿Se incluye también a los pacientes en el coaching de salud?
Por supuesto. Tenemos, por un lado, al profesional que debería aprender a comunicarse de manera diferente para obtener mejores resultados, y por el otro, al paciente que es el protagonista principal, la razón de ser del sistema sanitario, y que debe implicarse más en sus decisiones y acciones. El profesional debe creer que el paciente tiene suficientes capacidades para mejorar y el paciente debe participar de manera mucho más activa.
Entre todos, debemos propiciar un cambio de modelo del sistema sanitario: pasar de uno actual, más paternalista, a otro en que el paciente sea más autónomo, más adulto, y que pueda tomar sus propias decisiones.
Vídeo Recomendado: Jaci Molins | Coaching y peso ideal
– ¿Cómo es una sesión de coaching en la salud?
Depende del contexto y del tiempo disponible. Para simplificar lo dividiremos en dos entornos: el público y el privado:
– En la consulta del sistema sanitario público, a menudo, sólo se pueden usar algunas herramientas del coaching porque no hay tiempo suficiente para realizar una sesión completa, ni tampoco para realizar varias de seguimiento. A pesar de ello, si el médico (o la enfermera o cualquier profesional sanitario) usa esas habilidades obtendrá mejores resultados con los pacientes. Por ejemplo: plantear preguntas en lugar de dar consejos.
– En el entorno privado se dispone de más tiempo y además el paciente ha decidido de manera voluntaria pedir hora y esta dispuesto a dedicar tiempo y dinero (esto comporta una mayor implicación en el proceso). En este caso se realizan las sesiones necesarias hasta conseguir el objetivo o los objetivos deseados.
– ¿Cuántas sesiones de coaching suelen requerir los pacientes?
Es difícil de responder esta pregunta porque la salud y la enfermedad tiene relación con otros ámbitos (según modelo biopsicosocial). Tenemos que abordar al paciente en su totalidad, y a la vez trocear los objetivos para que sea más fácil obtener resultados; eso requiere un tiempo, en función de la persona y de los asuntos a tratar. En general suelen ser unos seis meses, con sesiones quincenales, pero hay casos requieren menos o más tiempo.
Veamos un ejemplo***: un ejecutivo ha padecido una crisis de ansiedad y por este motivo consulta. Ante todo, el médico-coach le debe tranquilizar, después de una revisión para descartar patología orgánica. A partir de ahí, investigar la relación de este episodio con la vida del paciente. Si por ejemplo se siente estresado por un exceso de trabajo o porque se organiza mal su tiempo. No es suficiente abordar esos dos temas, sinó que deberemos profundizar más e interesarnos por su familia y sus relaciones con la misma. También debemos considerar otros aspectos vitales (amigos, ocio…) y sobre todo qué es importante para él en la vida. A partir de esta toma de consciencia se realizarán las sesiones necesarias hasta conseguir el verdadero cambio, porque no sólo nos habremos centrado en el tema inicial.
**Caso extraído del tercer capítulo del libro «Coaching en la práctica» Jaci Molins Roca, coordinadora. Ed. Amat
Vídeo Recomendado: Presentacio «Coaching a la Pràctica» a Barcelona
– ¿Cómo se prepara una persona para poder ofrecer coaching en el ámbito de la salud?
El coach-salud puede ser un profesional sanitario entrenado en algunas herramientas de esta metodología y que las usa en la consulta médica diaria o un profesional externo (médico o no) que aplica el coaching en la consulta privada. El objetivo es el mismo, conseguir una mayor implicación del paciente en su propia salud, pero la formación es distinta. En el primer caso, un curso básico o taller práctico puede ser suficiente (aunque sería deseable que todos los profesionales sanitarios lo hicieran) y en el segundo uno de mayor extensión (posgrado o máster universitario o formación equivalente).
Para ampliar información sobre la relación entre coaching y salud pueden hacerlo a través de la página web de la Dra. Jaci Molins Roca:
Desde aquí mi más sincero a agradecimiento a Dra. Jaci Molins Roca, Directora del posgrado universitario de coaching personal y organizacional de la U.R.V., por habernos acercado a una importante herramienta para la salud como es el coaching.
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