Categoría: Psicología del Consumidor o comportamiento del consumidor

Temática de la Psicología del Consumidor

  • ¿Qué efectos de distracción al volante tiene el contestar mensajes?

    ¿Qué efectos de distracción al volante tiene el contestar mensajes?

    Una de las principales causas de muerte mientras se conduce es la distracción al volante.

    Distracción al volante

    Mucho se ha investigado sobre cuáles son las principales causas de distracción al volante, ya sea proveniente del propio conductor o de otras personas.
    A partir de estos descubrimientos se van modificando las leyes para evitar así los accidentes de tráfico.
    Una pequeña distracción de la carretera, algo que atrape la atención durante unos segundos es suficiente para no ver cruzarse a un pequeño tras un balón, o para no frenar a tiempo cuando el coche de delante acaba de hacerlo.
    Así en muchos países se han prohibido conducir sin el teléfono de manos libres, ya que sujetar un celular requiere soltar una de las manos del volante, una realidad novedosa que hace unos años ni se planteaba como distracción al volante.
    Es cierto que en muchas ocasiones es «cuestión de reflejos» poder salir airoso de esas circunstancias, pero ¿Qué efectos de distracción al volante tiene el contestar mensajes?

    Mensajes al volante

    Esto es precisamente lo que se ha tratado de responder desde el Department of Psychology, Coastal Carolina University (EE.UU.) cuyos resultados han sido publicados en la revista científica Journal of Behaviour Health.
    En el estudio participaron treinta y cinco universitarios, con edades comprendidas entre los dieciocho a veintidós años.
    Los participantes fueron divididos en dos grupos, aquellos que realizarían la tarea experimental sin recibir ningún mensaje mientras la conducción y los que sí lo harían.
    La tarea consistía en emplear un simulador de conducción a la vez que recibía mensajes del experimentador que debía de responder, estas eran cuestiones sencillas sobre sus preferencias, por ejemplo su color favorito.
    Igualmente respondieron un cuestionario ad-hoc sobre el uso de los mensajes y su contenido en su conducción habitual.
    A una velocidad moderada en el simulador se observó el número de infracciones cometidas y por tanto de distracción al volante cuando debía de contestar los mensajes.
    Los resultados muestran diferencias significativas en la distracción al volante en función del grupo asignado, con y sin mensajes de textos que contestar.
    Para conocer en concreto cómo afectaba la distracción al volante se dividieron las infracciones en cuatro categorías, los golpes a otros vehículos, las líneas no respetadas, los golpes a paredes, y los límites de velocidad.
    Los resultados muestran un incremento de golpes a otros vehículos y contra objetos fijos como paredes, al igual que no respetar las líneas de la carretera. No hallando diferencias en cuanto a la velocidad.



    Accidente al volante

    Una de las limitaciones del estudio es sobre que no informa de los participantes cuantos eran mujeres, ni analiza si existen diferencias entre los resultados de los hombres frente a las mujeres, por lo que no se puede conocer si los efectos hallados se da en ambos géneros o no.
    Igualmente la selección de la edad de los participantes es una limitación, ya que los jóvenes a pesar de ser los que hacen un uso más intensivo de Internet y de los smartphone y por tanto de los mensajes, son también los que mejores reflejos tienen para evitar accidentes.
    Por tanto se esperaría que a mayor edad en los participantes, la distracción al volante fuera mayor, aspecto que no ha sido investigado.
    Hay que destacar los beneficios de la prueba realizada con simulador, ya que esta investigación no se podría realizar en la vida real sin poner en riesgo la seguridad del participante, lo que se convierte también en una limitación, desde el momento que el participante sabe que no le pasará nada si se accidenta.
    Destacar la importancia de la atención en la conducción, ya que algo tan «simple» como contestar en el móvil diciendo «rojo» como color favorito, puede suponer la diferencia entre estrellarse u atropellar a otro.
    Muchos conductores han tomado conciencia en los últimos años sobre la importancia de parar para contestar una llamada, pues lo mismo debería de hacerse para responder un mensaje, ya que los escasos segundos que se pierde de vista la carretera pueden ser decisivos para evitar un accidente de tráfico.

  • ¿Qué consecuencias tiene en los preescolares convivir con un fumador?

    ¿Qué consecuencias tiene en los preescolares convivir con un fumador?

    Desde hace unos años que está realizando una importante campaña de concienciación sobre los perjuicios de tabaco en el fumador.
    De ahí que se hayan prohibido en muchos países fumar en espacios cerrados, dificultando una actividad que con anterioridad no estaba regulada.

    El hábito de Fumar

    Los intereses que han movilizado estas campañas y cambios normativos parecen estar en el sobre-coste que supone para las arcas públicas el atender al creciente número de pacientes con problemas pulmonares o asociados a ellos.
    Son muchos los efectos nocivos que tienen para el fumador, pero investigando sobre ello los epidemiólogos se dieron cuenta que existía un porcentaje de pacientes con sintomatología asociada que nunca habían fumado en su vida.
    ¿Cómo podía ser?, si nos fijásemos únicamente en sus pulmones o en su sintomatología, se podría afirmar que eran fumadores de diez o quince años, por lo menos de uno o dos cigarrillos al día, pero la historia personal lo contradice.
    Más grave fue el encontrar cómo algunos menores empezaban a mostrar estos síntomas asociados al tabaco, ahí sí que no quedaba ninguna duda, no habían fumado en su vida, ni siquiera habían vivido esos diez o quince años fumando, pero a pesar de ello mostraban los mismos síntomas.
    De aquí surgió el término de fumador pasivo o en inglés secondhand smoke (S.H.S.), que son personas que sufren los efectos por encontrarse compartiendo espacio donde se acumula el humo de un fumador habitual.
    Es por esto que las normativas han ido endureciéndose, impidiendo la práctica de fumar en espacios cerrados, o que no estuviesen especialmente habilitados para ello.
    Una normativa que ha llevado a muchos miles de fumadores a la calle, literalmente, ya que ahí no hay limitación para fumar.
    El coche o la casa, se han convertido en zona de polémica, ya que si bien pertenecen al ámbito de la «vida privada» y por tanto no se puede entrar a regular desde los poderes públicos; no por ello el fumador deja de exponer a sus seres queridos al humo de sus cigarrillos y a sus efectos nocivos, pero ¿Qué consecuencias tiene en los preescolares convivir con un fumador?



    El Fumador pasivo

    Esto es lo que se ha tratado de averiguar desde el Department of General & Community Pediatrics, Section of Children’s Health Services Research, Indiana University School of Medicine, Indianapolis, y el Regenstrief Institute for Healthcare, Indianapolis, junto con el Pediatric Institute, Cleveland Clinic, Cleveland (EE.UU.) cuyos resultados han sido publicado en la revista científica Journal of Pediatric Nursing.
    En el estudio participaron 2.441 pequeños de edad preescolar entre los tres a seis años, 48% de ellos fueron niñas y el resto niños, de ellos se analizaron los registros de problemas pediátricos acontecidos entre el 2004 al 2012 extraídos del sistema denominado Child Health Improvement through Computer Automation (C.H.I.C.A.), sistema que recoge hasta veinte cuestiones sobre hábitos saludables de sus usuarios, a la vez que lo enlaza con el historial de las demandas médicas.
    Información que se complementó con una entrevista personal donde además se recogieron datos socio-demográficos; sobre antecedentes familiares de sintomatología con depresión; si recibía tratamiento psicotrópicos y con respecto a los problemas de comportamiento en los menores, en concreto evaluando la presencia de comportamiento disruptivo, T.D.A.H., trastornos de ansiedad, problemas del sueño, sintomatología depresiva o problemas de adaptación.
    Los resultados muestran que el 27% de los pequeños presenta sintomatología asociada a ser fumador pasivo, y que esta se correlaciona significativamente con un mayor número de casos de T.D.A.H. y de comportamiento disruptivo en la escuela.
    Igualmente el tener antecedentes familiares con sintomatología depresiva se correlaciona significativamente con recibir en mayor medida tratamiento psicotrópico por parte de los menores.
    Según destacan los propios autores, este es el primer estudio en pequeños de edades preescolares sobre esta temática, que deja constancia de los devastadores efectos de convivir con un fumador a tan temprana edad.

    Efectos del tabaco

    Hay que tener en cuenta que en EE.UU. el modelo sanitario hace que no todos tengan derecho a la atención Pediátrica, por lo que en el estudio no se recoge a una parte de la población infantil.
    Igualmente, y tal y como señalan los autores, la valoración de los aspectos emocionales tanto de los progenitores como de los pequeños no se puede limitar a la sintomatología depresiva, ya que pueden verse afectados otros órdenes pendientes de analizar.
    A pesar de las limitaciones del estudio, hay que destacar las graves consecuencias sobre los menores, que ya son evidentes entre los tres a seis años, generándoles problemas tan graves como el T.D.A.H. y el comportamiento disruptivo, que si no se trata adecuadamente a esta temprana edad se va a ir cronificando.
    Un problema que en principio debería tener fácil solución si los padres fuesen capaces de sacrificar su adicción al tabaco por la salud de sus pequeños, o al menos si restringiesen su consumo al espacios abiertos y alejados de los menores.

  • Entrevista a D. José Manuel Petisco, Psicólogo experto en comportamiento no verbal

    Entrevista a D. José Manuel Petisco, Psicólogo experto en comportamiento no verbal


    Entrevista realizada a D. José Manuel Petisco, quien nos comenta sobre la valiosa información que proporciona el comportamiento no verbal.




    – ¿Por qué hablar de comportamiento no verbal en lugar de lenguaje corporal, lenguaje no verbal o comunicación no verbal?, ¿no son lo mismo?

    La verdad es que en muchas ocasiones estos términos se utilizan de forma indistinta cuando en realidad son conceptos diferentes. Yo creo que deberíamos ser más precisos a la hora de referirnos a unos conceptos u a otros y personalmente prefiero hablar de comportamiento no verbal porque es un término más amplio que engloba a los otros.
    El lenguaje corporal sería la parte referida a gestos, expresiones faciales, posturas y demás formas de expresión a través del cuerpo. El lenguaje no verbal también incluiría toda aquella información que transmitimos por la voz.
    En cuanto a los conceptos de comunicación no verbal y lenguaje no verbal su uso indistinto no es tan grave. Pero si la comunicación consiste en la transmisión de señales mediante un código común al emisor y receptor, y el lenguaje es un conjunto de señales que dan a entender algo, el empleo de los conceptos anteriores debería hacerse en el mismo sentido. Además la comunicación no verbal (transmisión de señales no verbales) no es un lenguaje (conjunto de señales no verbales) en el sentido de que su significado no es específico; en la mayoría de los casos, no existe un vocabulario fijado para las conductas no verbales concretas.
    Por último, hay signos que se emiten sin que puedan llegar a ser descifrados por el receptor (ya sea por desconocimiento de su significado; ya sea por no compartir el mismo código el emisor y el receptor; ya sea por ser estos muy breves y difíciles de detectar in situ, como ocurre con los microgestos) y que son de interés para analizar determinada interacción o conducta. Hablaríamos entonces de conducta informativa no verbal, en lugar de comunicación no verbal. Por ello, a partir de los años 80, en psicología se comenzó a hablar de comportamiento no verbal que evita entrar en polémicas sobre el grado en que determinado objeto de estudio es comunicación no verbal o simplemente conducta informativa no verbal.

    – ¿Qué puede significar que el comportamiento no verbal diga algo diferente al verbal?

    Si nos remontamos a algunos de los estudios más citados sobre comunicación, como los llevados a cabo por Albert Merhabian (1967), sabemos que en un intercambio verbal de naturaleza emocional o actitudinal, cuando existe incongruencia o disonancia cognitiva, las palabas solo cuentan a los fines comunicativos en un 7%, en tanto que las cualidades vocales (entonación, tono, velocidad, intensidad, etc.) lo hacen en un 35%, ocupando el restante 55% el lenguaje corporal. Este estudio ha sido en ocasiones criticado y malinterpretado porque no se ha tenido en cuenta que solo es aplicable a situaciones cara a cara y donde la información es altamente ambigua o contradictoria, pero puso de manifiesto que la credibilidad, la consistencia o la congruencia de un mensaje depende de la información que nos llega por el lenguaje corporal, cualidades de la voz y palabras (canal visual, vocal y verbal).
    Si el mensaje transmitido por alguno de los canales del comportamiento no verbal (visual o vocal) no concuerda con el emitido a través del canal verbal (palabras), tenderemos a priorizar lo percibido por los canales propios del comportamiento no verbal. Pero además, si eso ocurre, podríamos pensar que nos encontramos ante algún tipo de disfunción o patología, o ante algún caso de simulación o engaño (por incongruencias paraverbales, verbocorporales o emocionales).

    – ¿En qué se fija un experto para interpretar el comportamiento no verbal?

    En componentes relacionados con cualquier tipo de movimiento (kinesis), como posturas, gestos, expresión facial, microgestos o mirada, también en conductas relacionadas con el tacto y el contacto (háptica), en el manejo de distancias y empleo del espacio (proxemia), en los aspectos paralingüísticos de la voz (tono, volumen, pausas, velocidad, etc.) y en aspectos relacionados con la apariencia (imagen física, adornos, forma de vestir, etc.).
    Si la situación que estamos analizando es referida, por ejemplo, a una situación de entrevista, es importante fijarnos y valorar los cambios que se producen en el comportamiento no verbal del entrevistado ante preguntas relevantes o incómodas y que no se producen ante preguntas irrelevantes; además de en qué momento se producen, en relación con la pregunta planteada (al escucharla, mientras procesa esa información, al contestar, tras haber dado la respuesta). Habría que ir buscando diferencias entre el comportamiento natural de esa persona (forma habitual de comportarse, cómo habla y se expresa en situaciones de “normalidad”, sin tensión) y el que despliega en situaciones de tensión. Siempre considerando diferentes hipótesis -ya que esas variaciones pueden ser debidas al nerviosismo, estrés que provoca la situación, etc- y teniendo en cuenta el contexto conductual y social en el que se produce ese comportamiento (ya que el significado de una conducta no verbal concreta es siempre condicional).

    – ¿Qué información útil puede extraer un experto del comportamiento no verbal?

    El componente no verbal está presente en cualquier interacción humana; comunicamos de forma verbal de manera intermitente pero el canal no verbal está siempre activo en los intercambios sociales. De forma intencionada o no, comunicamos información visual (apariencia, postura, gestos, etc.), auditiva, táctil u olfativa. Pero la atención es selectiva y no procesamos toda la información, en parte porque el cúmulo de información que nos llega es enorme (palabras, pausas, sonido de la voz, expresión facial, movimientos corporales, ademanes, gestos, empalidecimiento, etc.) y porque estamos bajo la influencia de procesos automáticos, ya que ello nos supone un tremendo ahorro de energía. Curiosamente priorizamos y prestamos mayor atención a las fuentes menos fiables, como las palabras y la expresión facial. Tener formación en comportamiento no verbal puede ayudarnos a hacer conscientes esos procesos cognitivos automáticos y a prestar mayor atención a las fuentes de información más confiables. Ello puede servirnos de mucha utilidad a la hora de entender mejor los mensajes que nos llegan de los demás, ya sea en situaciones de aula, ante un paciente, en reuniones, en situaciones de entrevista, en situaciones relacionadas con el protocolo, o en ámbitos tan específicos e importantes como son la seguridad o la inteligencia.
    Si nos centramos en la detección del engaño, al estudio del comportamiento no verbal hay que añadir el análisis exhaustivo de las palabras (parte verbal), que en conjunción con la expresión facial, la voz y el cuerpo, puedan contribuir a detectar indicios de engaño.

    – ¿Se puede entrenar o disimular el comportamiento no verbal?

    Sí, en muchas ocasiones podemos encontrarnos ante sujetos con mucha práctica y que habitualmente mienten o simulan; o con sujetos que no se activan a nivel emocional, ya sea por haber sido entrenados o por padecer determinada patología (psicopatía, trastornos del espectro autista, alexitimia, etc.); también con sujetos que saben qué aspectos de su comportamiento no verbal podrían delatarles y tratan de suprimirlos.
    Si nos referimos a la detección del engaño o la simulación a partir de indicios presentes en las palabras, en la expresión facial, en la voz o en el cuerpo, todos podemos simular una voz triste para tratar de transmitir que emocionalmente estamos afectados por determinado acontecimiento, o mostrar gestos que representen determinadas emociones, aunque no las sintamos (muchos actores emplean la famosa técnica Stanislavski). Por ello, un buen analista debe tratar de buscar incongruencias entre los canales no verbales o entre los no verbales y el verbal. Para ello, siempre que sea posible, debemos hacer un estudio minucioso de las imágenes grabadas y de la forma de relatar los hechos, tratando de detectar pistas o indicios de engaño. Pero ésta tarea exige el conocimiento y manejo de herramientas como el FACS (Sistema de Codificación de la Acción Facial), EMFACS (referido a emociones), o aplicar determinadas pruebas como el CBCA (Análisis de Contenido Basado en Criterios), que ha resultado de utilidad en la toma de declaraciones en casos de abusos sexuales a menores.

    – ¿Puede el comportamiento no verbal dar pistas de la presencia de una psicopatología?

    Si partimos de que las expresiones motoras son una forma de comunicación no verbal y que la afectividad se puede expresar a través de la expresión facial, los movimientos oculares, los gestos, las posturas, las inflexiones y tono de voz, el contacto físico, etc., está claro que cualquier anomalía en este sentido puede hacernos sospechar de la presencia de algún tipo de psicopatología.
    La comunicación verbal expresa datos y contenidos racionales pero no es el mejor indicador para expresar los sentimientos. En cambio los canales no verbales contienen información que es altamente significativa para expresar los niveles emotivos, la relación afectiva o las disposiciones afectivas que movilizan a un paciente. Al fin y al cabo el psicólogo clínico o el psiquiatra, cuando tratan de valorar un trastorno de tipo afectivo también tienen en cuenta determinadas expresiones motoras, se fijan en la expresión facial buscando expresiones afectivas aplanadas, embotadas, inapropiadas, lábiles o restringidas. Buscan indicios de depresión, por el tono de voz del paciente, por la lentitud de su habla, por la presencia de expresiones de tristeza en su rostro o por la presencia de llanto… y esos indicios son claramente componentes del comportamiento no verbal.


    https://youtu.be/0CMVaXTujCw

    – ¿Por qué el rostro proporciona tanta información sobre el comportamiento no verbal?

    En gran medida porque el rostro está directamente conectado a zonas del cerebro vinculadas a las emociones. Determinadas expresiones faciales pueden adoptarse voluntariamente, pero Investigadores como Ekman pusieron de manifiesto que cuando se suscita una emoción hay músculos del rostro que se activan involuntariamente. Las posibles combinaciones de los 44 músculos de nuestro rostro pueden generar unas 10.000 expresiones faciales diferentes (aunque no todas ellas son expresión de una emoción particular o poseen un significado estricto). Por tanto, el rostro es la principal fuente de información acerca de las emociones y puede revelar multitud de matices de nuestros sentimientos o intenciones, incluso muy sutiles o fugaces.
    Además, en nuestro rostro se sitúan los principales receptores sensoriales (vista, oído, olfato, gusto) y a través de él, gracias a nuestro aparato fonador, se produce la emisión de sonidos con determinados matices cromáticos. Si nos referimos a la vista, a través de la mirada, podemos expresar afecto, burla, admiración, cariño, tristeza, llanto y un largo etcétera.
    Por todo ello, no es de extrañar que el rostro siempre haya sido objeto de atención y se le haya rendido homenaje en cuadros y retratos: es nuestro principal signo de identidad, nos permite distinguir a unos individuos de otros y, como usted mismo plantea en su pregunta, es una enorme fuente de información no verbal.




    Desde aquí mi agradecimiento a D. José Manuel Petisco, Psicólogo experto en comportamiento no verbal por habernos acercado a una parte de nuestra expresión tan importante.

  • ¿Cuál es el coste de la depresión en el primer mundo?

    ¿Cuál es el coste de la depresión en el primer mundo?

    Cuando uno piensa en una depresión no suele hacerlo en el coste de la depresión para la sociedad en la que vive, si no más bien en la persona que lo sufre.

    El coste de la salud mental

    Pero no es así el planteamiento que se hacen desde las administraciones públicas que buscan optimizar sus recursos priorizando sobre dónde van destinados el dinero entre los distintos servicios y departamentos que se encuentran a su cargo, ya sea en inversión de materiales como de personal para poder dispensar con mayor eficacia sus servicios.
    El trastorno de depresión mayor afecta principalmente a la salud psicológica del paciente, pero también al resto de sus actividades diarias, su gana de comer, o su capacidad de tener un sueño reparador, pero sus efectos se extienden también a sus familiares, compañeros y amigos.
    Lo normal es observar una disminución en el rendimiento académico o laboral, que en el caso de una mayor severidad de este trastorno puede llevar a la persona a perder su puesto de trabajo, sus amigos e incluso su pareja.
    Actualmente existen diversos métodos de intervención terapéutica desde la psicoterapia, hasta la farmacológica pasando por la terapia electro convulsiva cuando no responde adecuadamente a la farmacológica.
    Cada una de estas intervenciones requiere de un personal especializado, el desarrollo de una tecnología y un centro donde se administra, lo que va sumando «gastos» para la administración, pero ¿Cuál es el coste de la depresión en el primer mundo?



    El coste de la depresión

    Esto es precisamente lo que ha tratado de averiguar desde la Escuela de Medicina de Hannover, junto con la Universidad Goethe de Frankfurt y la Universidad Jena Friedrich-Schiller (Alemania) cuyos resultados han sido publicados en el 2014 en la revista científica Depression Research and Treatment.
    En el estudio intervinieron 70 médicos de la red sanitaria alemana, los cuales realizaron una reevaluación de sus pacientes diagnosticados con depresión, a la vez que les informaba del estudio y recogían su consentimiento para participar, al final fueron 626 pacientes, siendo el 75,7% mujeres y 24,3% hombres, a los que se les tomó medidas en tres momentos, en el momento de preguntar sobre su participación, a los 6 meses y al año.
    De cada participantes se recogieron cinco datos, la medicación que recibían, las visitas al médico general, las visitas al especialistas, la psicoterapia que recibían y el número de hospitalizaciones, siendo su coste extraído de unas tablas estandarizadas estimadas por la Oficina de Estadística Federal.
    Los resultados muestran que le coste medio por paciente con depresión mayor durante un año es de 3813€, no existiendo diferencias significativas en el coste entre hombres y mujeres, a pesar de que en el estudio tres cuartas partes de los participaron eran mujeres.
    Lo que en cifras macroeconómicas supone un gasto anual en Alemania sobre en pacientes con depresión mayor de 15.6 billones de euros.
    Cantidad que a los autores les parece excesiva, a pesar de ser el trastorno psicológico más frecuente entre los pacientes que acuden a consulta. De ahí que los autores sugieran realizar mayores intervenciones tanto en la detección temprana de la enfermedad como de búsqueda de nuevas y mejores técnicas y terapias con los que reducir el número de consultas, y sobre todo el coste total de la atención recibida por los pacientes con depresión mayor.
    Aunque los resultados son reveladores, no informa sobre si son más o menos costosos que otras enfermedades mentales, e incluso que otras afecciones físicas que se atienden, con lo que no se puede estimar si se trata de un gasto excesivo o no para las administraciones, ni si se tiene que priorizar sobre otras enfermedades debido a su elevado gasto.

  • ¿Existe una deficiencia en el cálculo del coste de adicción?

    ¿Existe una deficiencia en el cálculo del coste de adicción?


    Existen muchas consecuencias de la adicción a sustancia, tanto para la vida laboral, familiar y personal y ello puede dado por un error en el coste de adicción.

    El cerebro y las adicciones

    Estas consecuencias pueden llegar incluso a desembocar en la ruina laboral, familiar y personal del adicto, aunque hay que tener en cuenta que los efectos va a depender mucho del tipo de persona, su ámbito familiar e incluso del tipo de sustancia a la que es adicto, y el tiempo que lleve consumiéndolo.
    Esto es, existen sustancias aditivas que incluso se consideran legales que producen escasas consecuencias en el momento, y sólo con el tiempo van a verse sus efectos, en cambio otras, pueden provocar un «mal viaje» y dañar el cerebro con consumirla una sola vez, en este caso no se podría hablar estrictamente de adicción, ya que ha sido únicamente en una ocasión.
    Entre ambos extremos existen multitud de sustancias más o menos perniciosas, con consecuencias a corto o a largo tiempo, pero en la mayoría de los casos, va a ir asociado con cierto nivel de ruina personal, provocado por el rechazo de los demás, y el aislamiento que buscado la adicto, lo que explica en muchas ocasiones las separaciones y divorcios, así como la pérdida de trabajo con las consecuencias económicas negativas que acarrea, todo ello explicado hasta ahora por las propiedades químicas de las sustancias en el cerebro que generan adicción, pero puede que además esté involucrado algún proceso cognitivo que impida al adicto darse cuenta del efectivo daño que aquello le está provocando y del coste de las consecuencias de sus actos, ¿Existe una deficiencia en el cálculo del coste de adicción?



    Toma de decisión y drogas

    Esto es lo que trata de averiguar un grupo de investigadores de la Universidad de Stanford junto con la Escuela de Medicina Baylor, el Centro de Investigación sobre la Recuperación de la Adicción, el Laboratorio Humano de Neuroimagen y el Instituto Tecnológico de Investigación Carilion (USA), cuyos resultados han sido recientemente publicados en la revista científica Journal of Addiction.
    En el estudio participaron 25 adictos consumidores de cocaína, a comparar con otros 25 no consumidores que servirán de grupo control.
    A todos ellos se les pasó por una serie de pruebas de elección mientras se registraba su actividad neuronal empleando la Resonancia Magnética Funcional.
    Los participantes debían de elegir entre conseguir la recompensa a corto plazo o a largo plazo, comparando que el «premio» sea cocacía frente a dinero.
    Los resultados conductuales muestran una evidente tendencia a la elección del dinero entre el grupo control, y sólo en los adictos cuando la recompensa es inmediata, si se aplaza el cobro de dinero la elección se decanta por la cocaína.
    Con respecto a la actividad neuronal existe una sobreactivación significativa en el córtex prefrontal dorsolateral en los adictos frente al grupo control en el momento de la actividad de decisión frente a la cocaína.
    Todo esto indicaría que el cerebro de la persona adicta se ha visto modificada por la conducta repetitiva, haciendo que valore más positivamente el consumo cuando la persona debe de retrasar la consecución de otras metas, luego la inmediatez y la baja tolerancia a la frustración podrían estar también sustentando este tipo de adicción, aunque quería todavía por determinar si existen características de personalidad implicadas que hagan más probable la adicción ante un tipo de persona frente a otro.


    Cerebro de los adictos

    A pesar de los resultados con respecto a la conducta de elección y a la actividad neuronal de los adictos frente a los no adictos, grupo control, el estudio se ha hecho con un tipo de específico de adicción, a la cocaína, cuyos mecanismos a nivel cerebral son bien conocidos, sobre todo en lo que respecta a su influencia en las áreas de placer y recompensa, pero estos procesos son diferente al que utilizan otras sustancias, por lo que los resultados son limitados a esta sustancia, lo que se requiere de nueva investigación en adictos a otras sustancias.

  • ¿Se puede prevenir la anorexia o la bulimia en la infancia?

    ¿Se puede prevenir la anorexia o la bulimia en la infancia?

    Uno de los grandes «males» de nuestra sociedad son los trastornos de la alimentación que provocan anorexia, bulimia u obesidad, ¿Pero cuándo se empieza a formar?

    Anorexia infancia

    Algunos autores atribuyen que es la consecuencia «lógica» de un exceso de disponibilidad de la alimentación, en referencia a la obesidad, no siendo tan fácil de explicarse por los mismos motivos en el caso de la anorexia o la bulimia, ya que a pesar de la disponibilidad la persona se niega a comer o a engordar.
    En estos casos los autores optan más por la presión social y los cánones de belleza autoimpuestos como el origen de estos trastornos, pero ¿Cuándo se inician?
    En países del «primer mundo» se ha observado cómo cada vez se producen estos trastornos de la conducta alimenticia a edades más tempranas, llegándose a considerar en alguno de ellos, la obesidad infantil un problema de salud nacional; en cambio la anorexia o la bulimia parece estar más relacionado con la pre-adolescencia y la adolescencia.
    Pero no hay que olvidar las graves consecuencias que sobre la salud va a tener el haber sufrido alguno de estos trastornos, así la obesidad infantil puede provocar problemas físicos de huesos, articulaciones, dificultad para respirar, problemas cutáneos o diabetes; en el caso de la bulimia o la anorexia, alteraciones cardiovasculares, gastrointestinales, debilitamiento óseo, alteraciones hormonales y hasta amenorrea (pérdida de la menstruación en mujeres), sabiendo además que en los casos más graves puede llevar al niño o al joven al ingreso hospitalario de urgencias. Además el padecer uno de estos trastornos de la conducta alimenticia puede además tener consecuencias negativas como una baja autoestima, al sufrir el aislamiento y la discriminación por parte de sus iguales, ¿Pero se puede hacer algo para prevenirlo o evitarlo?



    Bulimia en infancia

    Es lo que trata de averiguarse desde la Universidad de Leuven (Bélgica) recientemente publicado en la revista científica Frontiers in Psychology.
    En el estudio participaron 183 pequeños entre los 7 y 12 años, de los cuales el 49% eran niñas. A la mitad de los participantes, se les pasó por la condición de pre-exposición a la alimentación disponible, mientras que a la otra mitad no se les hizo nada, grupo control.
    La fase de pre-exposición consistió en que formasen palabras de dulces, a la vez que los tenían disponibles para su consumo, pero el experimentador estaba presente, por lo que ninguno de ellos comieron.
    Con posterioridad se realizó una fase de prueba donde se les dejaba a los pequeños comer lo que quisieran, mientras se les pedía que evaluasen tres características de los mismos.
    Los resultados informan que los niños que han sido pre-expuestos a la tentación de comer dulces en la fase de prueba muestran mayor autocontrol y comen menos dulces que los del grupo control.
    El estudio que se basaba en investigaciones previas que indicaban que los niños/as que habían sido pre-exposición a la comida, como forma de «educar» el auto-control.

    Anorexia y bulimia infancia

    Uno de los resultados más notables a la vez que desconcertantes, es que el efecto de pre-exposición fue válido únicamente entre los niños, no existiendo diferencias en cuanto al número de dulces consumidos entre el grupo de pre-exposición y control en el caso de las niñas.
    Aunque el objetivo del estudio no es de índole clínico, los resultados abren una puerta para incorporarlo en la prevención de trastornos de la alimentación como la obesidad, quedando fuera de sus resultados los casos de anorexia o bulimia que no se regirían por la disponibilidad de la alimentación tal y como se comentó en la introducción del estudio. Igualmente quedan fuera del estudio la aproximación que indica que entre las principales causas de la obesidad infantil se encuentra en el sedentarismo y la falta de actividad físicas desde pequeño, lo que hace que no se «queme» lo que se come.

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