Categoría: Blog de Articulos con Novedades de Psicologia

En esta sección de Novedades en Psicología escria por el Dr. Juan Moisés de la Serna, se incluyen los distintos artículos sobre las diversas temáticas de Psicología y Neurociencias más actuales y destacados en dichas areas.

  • ¿Es suficiente con medicar a los niños con T.D.A.?

    ¿Es suficiente con medicar a los niños con T.D.A.?

    Cuando un pequeño recibe el diagnóstico de T.D.A. puede que desconozca las consecuencias que eso va a tener para su vida y cómo esta puede cambiar si no se pone «remedio».

    Actualmente todavía quedan muchas cuestiones por responder con respecto al origen y evolución del T.D.A., pero sí existe un consenso al respecto es en relación al tratamiento a administrar.

    Tratamiento TDA

    El metilfenidato es el nombre genérico del tratamiento más habitual, que dependiendo de la farmacéutica puede ser recetada bajo un nombre comercial u otro.
    Aunque en la mayoría de los pequeños el metilfenidato funciona para controlar y reducir los síntomas propios del T.D.A., no siempre funciona, desconociéndose el motivo de este «fracaso terapéutico».
    Hay que recordar que el T.D.A. se presenta con otros desórdenes del comportamiento como la conducta disocial, el desorden de oposición-desafiante, y los del estado de ánimo y de ansiedad, que también se reducen al controlar el T.D.A., pero ¿Es suficiente con medicar a los niños con T.D.A.?



    Medicamento TDA

    Esto es precisamente lo que se ha investigado desde el Department of Child and Adolescent Psychiatry, Faculty of Medicine, Ondokuz Mayis University, Samsun (Turquía), cuyos resultados han sido publicados en la revista científica The Journal of Psychiatry and Neurological Sciences.
    Para ello han realizado un estudio restrospectivo a 54 menores, 18 niñas y el resto niños, entre los 7 a 18 años, que fueron diagnosticados entre el 2007 y el 2008 con T.D.A. siguiendo los criterios del DSM-IV. Estos pequeños han estado recibiendo tratamiento psicofarmacológico con metilfenidato para controlar los efectos del T.D.A.
    Se separaron a los participantes en dos grupos, según han respondido adecuadamente o no al tratamiento del metifenidato evaluado mediante el Clinical Global Impression Scale- Improvement subscale (C.G.I.-I.).
    Se evaluó la presencia de otros desórdenes evaluados mediante el Schedule for Affective Disorders and Schizophrenia for School-Age Children-Present and Lifetime Version (K.-S.A.D.S.-P.L.) para los desórdenes afectivos, junto con el Children’s Depression Inventory (C.D.I.) para los síntomas de depresión y el Screen for Child Anxiety-Related Emotional Disorders (S.C.A.R.E.D.) para los de ansiedad. Por último se evaluó la autoestima del pequeño mediante la escala estandarizada Piers-Harris Children’s Self Concept Scale (P.H.S.C.S.).
    Con el mismo propósito los padres y profesores por su parte tuvieron que completar el Child Behavior Checklist (C.B.C.L.) y el Turgay DS.M.-IV-Based Disruptive Behavioral Disorders Screening and Rating Scale (T.-D.S.M.I.V.-S.).
    Los resultados muestran que los menores diagnosticados con T.D.A. que tenían un mejor aprovechamiento en el tratamiento con metilfenidato y también tenían una menor presencia de otros desórdenes del comportamiento y del estado de ánimo.
    Mientras que en los que no se alcanzaban los resultados esperados por el tratamiento con metilfenidato, ademas mostraban significativamente un mayor número de síntomas depresivos, de ansiedad unido a menores niveles de autoestima.
    Por todo lo anterior, los autores destacan la necesidad de complementar la terapia psicofarmacológica con otras terapias de corte psicológica orientadas al fortalecimiento de la autoestima y el correcto manejo de su mundo emocional.

    Psicoterapia TDA

    A pesar de los anterior, los autores no entran a analizar por qué a unos pequeños le funciona el tratamiento con metilfenidato y por qué a otros no.
    Igualmente la recomendación de que a todos los pequeños se les proporcione otro tipo de terapias que traten de paliar la sintomatología de ansiedad, depresión e incluso mejorar la autoestima, todas estas recomendaciones están basadas en suposiciones no analizadas en este estudio.
    Está claro que cualquier entrenamiento psicológico va a ser positivo, pero este únicamente debe de ser indicado cuando se requiera por el menor, no de forma preventiva a todos, pues esto no se ha comprobado que vaya a mejorar el T.D.A.
    Ya que a pesar de que el estudio deja constancia de la comorbilidad de estos desórdenes, ante el fracaso del tratamiento psicofarmacológico, no indica el por qué se producen.
    A pesar de las limitaciones anteriores, en todos aquellos pequeños que no estén respondiendo adecuadamente al tratamiento con metilfenidato, habría que incorporar tratamientos psicoterapéuticos para corregir los bajos niveles de autoestima, a la vez que se le refuerzan en habilidades para desarrollar su inteligencia emocional, y con ello aprender a controlar los síntomas de la ansiedad y la depresión antes de que estos se conviertan en un problema.

  • ¿Qué consecuencias tiene en los preescolares convivir con un fumador?

    ¿Qué consecuencias tiene en los preescolares convivir con un fumador?

    Desde hace unos años que está realizando una importante campaña de concienciación sobre los perjuicios de tabaco en el fumador.
    De ahí que se hayan prohibido en muchos países fumar en espacios cerrados, dificultando una actividad que con anterioridad no estaba regulada.

    El hábito de Fumar

    Los intereses que han movilizado estas campañas y cambios normativos parecen estar en el sobre-coste que supone para las arcas públicas el atender al creciente número de pacientes con problemas pulmonares o asociados a ellos.
    Son muchos los efectos nocivos que tienen para el fumador, pero investigando sobre ello los epidemiólogos se dieron cuenta que existía un porcentaje de pacientes con sintomatología asociada que nunca habían fumado en su vida.
    ¿Cómo podía ser?, si nos fijásemos únicamente en sus pulmones o en su sintomatología, se podría afirmar que eran fumadores de diez o quince años, por lo menos de uno o dos cigarrillos al día, pero la historia personal lo contradice.
    Más grave fue el encontrar cómo algunos menores empezaban a mostrar estos síntomas asociados al tabaco, ahí sí que no quedaba ninguna duda, no habían fumado en su vida, ni siquiera habían vivido esos diez o quince años fumando, pero a pesar de ello mostraban los mismos síntomas.
    De aquí surgió el término de fumador pasivo o en inglés secondhand smoke (S.H.S.), que son personas que sufren los efectos por encontrarse compartiendo espacio donde se acumula el humo de un fumador habitual.
    Es por esto que las normativas han ido endureciéndose, impidiendo la práctica de fumar en espacios cerrados, o que no estuviesen especialmente habilitados para ello.
    Una normativa que ha llevado a muchos miles de fumadores a la calle, literalmente, ya que ahí no hay limitación para fumar.
    El coche o la casa, se han convertido en zona de polémica, ya que si bien pertenecen al ámbito de la «vida privada» y por tanto no se puede entrar a regular desde los poderes públicos; no por ello el fumador deja de exponer a sus seres queridos al humo de sus cigarrillos y a sus efectos nocivos, pero ¿Qué consecuencias tiene en los preescolares convivir con un fumador?



    El Fumador pasivo

    Esto es lo que se ha tratado de averiguar desde el Department of General & Community Pediatrics, Section of Children’s Health Services Research, Indiana University School of Medicine, Indianapolis, y el Regenstrief Institute for Healthcare, Indianapolis, junto con el Pediatric Institute, Cleveland Clinic, Cleveland (EE.UU.) cuyos resultados han sido publicado en la revista científica Journal of Pediatric Nursing.
    En el estudio participaron 2.441 pequeños de edad preescolar entre los tres a seis años, 48% de ellos fueron niñas y el resto niños, de ellos se analizaron los registros de problemas pediátricos acontecidos entre el 2004 al 2012 extraídos del sistema denominado Child Health Improvement through Computer Automation (C.H.I.C.A.), sistema que recoge hasta veinte cuestiones sobre hábitos saludables de sus usuarios, a la vez que lo enlaza con el historial de las demandas médicas.
    Información que se complementó con una entrevista personal donde además se recogieron datos socio-demográficos; sobre antecedentes familiares de sintomatología con depresión; si recibía tratamiento psicotrópicos y con respecto a los problemas de comportamiento en los menores, en concreto evaluando la presencia de comportamiento disruptivo, T.D.A.H., trastornos de ansiedad, problemas del sueño, sintomatología depresiva o problemas de adaptación.
    Los resultados muestran que el 27% de los pequeños presenta sintomatología asociada a ser fumador pasivo, y que esta se correlaciona significativamente con un mayor número de casos de T.D.A.H. y de comportamiento disruptivo en la escuela.
    Igualmente el tener antecedentes familiares con sintomatología depresiva se correlaciona significativamente con recibir en mayor medida tratamiento psicotrópico por parte de los menores.
    Según destacan los propios autores, este es el primer estudio en pequeños de edades preescolares sobre esta temática, que deja constancia de los devastadores efectos de convivir con un fumador a tan temprana edad.

    Efectos del tabaco

    Hay que tener en cuenta que en EE.UU. el modelo sanitario hace que no todos tengan derecho a la atención Pediátrica, por lo que en el estudio no se recoge a una parte de la población infantil.
    Igualmente, y tal y como señalan los autores, la valoración de los aspectos emocionales tanto de los progenitores como de los pequeños no se puede limitar a la sintomatología depresiva, ya que pueden verse afectados otros órdenes pendientes de analizar.
    A pesar de las limitaciones del estudio, hay que destacar las graves consecuencias sobre los menores, que ya son evidentes entre los tres a seis años, generándoles problemas tan graves como el T.D.A.H. y el comportamiento disruptivo, que si no se trata adecuadamente a esta temprana edad se va a ir cronificando.
    Un problema que en principio debería tener fácil solución si los padres fuesen capaces de sacrificar su adicción al tabaco por la salud de sus pequeños, o al menos si restringiesen su consumo al espacios abiertos y alejados de los menores.

  • ¿No alcanzar la felicidad puede llevar a la depresión?

    ¿No alcanzar la felicidad puede llevar a la depresión?

    Desde pequeños nos han dicho eso de «Vivieron felices y comieron perdices» como el final de los cuentos infantiles, como si ese fuese lo máximo a aspirar.

    La Felicidad

    Si algo ha caracterizado a la sociedad occidental, especialmente en la última década ha sido en la búsqueda de la felicidad.
    Al respecto se han escrito cientos de manuales de auto-ayuda, tratando de enseñar a descubrir la felicidad personal.
    Aunque cada autor la ha definido de forma diferente, y ha establecido un camino distinto para alcanzarlo, parece que todos han coincidido en entender que la felicidad se trata de una necesidad social, a la que hay que dar respuesta.
    Parece que todos debiéramos alcanzar la felicidad, como si de una norma social se tratase, ¿Quién no querría ser feliz?, no siendo suficiente con tener un trabajo, una casa o un coche, pero ¿No alcanzar la felicidad puede llevar a la depresión?


    P_WVjbtZCMc https://youtu.be/P_WVjbtZCMc

    Felicidad y Depresión

    Esto es precisamente lo que se ha tratado de averiguar desde la School of Psychology, University of New South Wales, Sydney, y la Australian Catholic University, Melbourne (Australia) junto con el Department of Psychology, University of Leuven, Leuven (Bégica) cuyos resultados han sido publicados en la revista científica Social Psychological and Personality Science.
    En el estudio participaron dos cientos estudiantes universitarios belgas, ciento diez mujeres y el resto hombres, con un rango de edad entre los diecisiete a veinticuatro años, extraídos de una muestra de seiscientos ochenta y seis voluntarios, todos ellos recibían una compensación económica por participar.
    Se evaluaron las expectativas sociales, especialmente en lo que respecta a las emociones negativas, como ante la soledad, depresión, tristeza o ansiedad; se midió la presencia de sintomatología depresiva mediante la escala estandarizada denominada Center for Epidemiological Studies Depression scale (C.E.S.-D.); se evaluó su nivel de soledad percibida mediante la University of California loneliness scale (U.C.L.A.).
    Todos los participantes pasaron por una situación donde se les manipulaba emocionalmente, haciendo sentir al estudiante mejor o peor consigo mismo.
    Los resultados muestran que aquellos alumnos que tienen mayores expectativas sociales para alcanzar la felicidad son los que peor soportan no alcanzarlo, provocando en ellos sentimientos de soledad y depresión.
    En cambio los alumnos que tenían bajas expectativas sociales sobre la posibilidad de alcanzar la felicidad, resultaron ser los más tolerantes ante el hecho de no lograrlo, no presentándose de forma tan acusada los sentimientos de soledad y depresión.
    Aunque los autores del estudio señalan que los resultados anteriores pueden ser diferentes en otras localizaciones, como en el caso de la civilización oriental, donde los valores y normas sociales cambian; a pesar de señalarlo, no lo han investigado.

    Fracaso Social y Felicidad

    Entre las limitaciones del estudio, señalar que se trata de un ambiente experimental, alejado de la validez ecológica, por lo que precisa de nueva investigación para comprobar si los datos se mantienen en la vida diaria de los participantes.
    El problema es, por supuesto, que no se puede ni debe manipular la vida del participante para conseguir que sea exitosa o un fracaso, para ver si correlaciona o no con las expectativas sociales.
    A pesar de lo cual, los resultados de la investigación debe hacernos reflexionar sobre las exigencias sociales, y cómo estas en ocasiones en vez de facilitar el camino, lo entorpecen, al pedir más de lo que la persona puede conseguir, convirtiéndolo en un «fracasado social», lo que acarrea sentimientos negativos que pueden conducir a la depresión.
    Una variable importante y fundamental a la hora de relacionar las experiencias vitales con las emociones es la inteligencia emocional, aspecto que tampoco ha sido evaluado en este estudio.
    Una adecuada formación durante la infancia en la Inteligencia Emocional, le va a permitir a la persona tener las herramientas necesarias para afrontar la frustración que provoca no poder llegar a las expectativas sociales de la felicidad, cuando esta no se alcanza.

  • ¿Se pueden prevenir los problemas de salud mental?

    ¿Se pueden prevenir los problemas de salud mental?

    Aunque existe un porcentaje de problemas de salud mental que es heredado, en la mayoría de los casos es preciso que se den las condiciones ambientales para desencadenarlo.
    La combinación de estos dos elementos, el genético y el ambiental, hace que surja con mayor facilidad los problemas de salud mental.

    Salud mental

    Pero incluso en una persona sana genéticamente, sin antecedentes familiares de problemas de salud mental, si es expuesto a condiciones nocivas, como al estrés continuado, esto puede en desencadenar problemas de salud mental, por ejemplo trastornos afectivos, como la depresión mayor o de ansiedad.
    Lo que no está todavía claro, es por qué a unas personas, las mismas o similares circunstancias, le puede desencadenar un problema mental y a otro no, partiendo de que ambas tiene una genética sin antecedentes familiares de estos problemas, entonces, ¿Se pueden prevenir los problemas de salud mental?



    Genetica y psicpatologia

    Esto es lo que se ha trata do de responder con una investigación realizada desde la Ruhr-University Bochum (Alemania), cuyos resultados acaban de ser publicados en la revista International Journal of Clinical and Health Psychology.
    En la muestra participaron estudiantes de tres grupos poblacionales diferentes, 8669 chinos, 604 rusos y 394 alemanes, todos ellos con una media entre los 21 a 26 años.
    A todos se les administraron las versiones traducidas para evaluar los niveles de estrés a través de la Depression Anxiety Stress Scale (D.A.S.S.-21) y la Brief Daily Stressor Screening (B.D.S.S.), igualmente se evaluó hasta qué punto este estrés afectaba a su salud a través de la Positive Mental Health Scale (P.M.H.), y por último se evaluó el nivel de estrés percibido a través de la General Self-Efficacy Scale (G.S.E.).
    Se consideró que los participantes tenían mayor salud mental negativa, a puntuaciones más elevadas en Depression Anxiety Stress Scale (D.A.S.S.-21) y mayor salud mental positiva, a mayores puntuaciones en Positive Mental Health Scale (P.M.H.).
    Los resultados informan que el estrés percibido juega un papel mediador tanto en la salud mental positiva y negativa, esto es, si la persona tiene altos niveles de autoeficacia percibida, la salud mental positiva es mucho mayor, que si tiene baja autoeficacia percibida donde la salud mental negativa crece.
    Estos resultado se mantienen en cada una de las tres poblaciones analizadas.

    Estres salud mental

    Los datos muestran que la autoeficacia percibida, es decir, la creencia que tenemos nosotros mismos de nuestra habilidad para el desempeño de tareas, es un factor mediador entre el estrés y la salud mental.
    Esto es, una persona sometida al estrés, si piensa y cree que no puede superar la situación, va a estar más expuesta a la aparición de problemas mentales, que alguien que piense y cree que sí puede superar esos problemas, lo que va a servirle para la prevención de problemas de salud mental.
    Aunque los resultados son claros, no parecen ser suficientes para explicar en todos los casos, por qué se producen y por qué no, la presencia de enfermedades mentales, que se puede dar incluso en personas con altos niveles de autoeficacia.
    Los autores señalan que deben de existir otros factores, que como la autoeficacia, estén mediando entre le estrés y la salud mental, y aunque indican algunos como el nivel de autoestima o de optimismo, no los analizan.
    El estudio trata de responder una importante cuestión, pero sólo constata la complejidad de la respuesta, comprobando cómo un factor, el de la autoeficacia, tiene un papel destacado, pero no es suficiente para actuar como predictor ni protector de la salud mental.
    Además la consideración del estrés como único o más importante elemento desencadenante de la salud mental, hace que se obvie las causas genéticas e incluso los problemas asociados al consumo de determinadas sustancias.
    Igualmente, el término de estrés empleado, es asimilado al estrés malo o distres, sin entrar en la consideración del eustrés o estrés bueno, que en vez de perjudicar al individuo, le ayuda a su superación personal, al presentarle metas que puede desempeñar, y cuyos resultados hacen que se sienta bien por haberlos alcanzado.
    Luego el estudio tiene importantes carencias tanto teóricas como de investigación, quizás por su ambiciosa pregunta a la cual quería dar respuesta
    A pesar de lo anterior, el entrar a tratar este tema, y el haber encontrado el destacable papel de la autoeficacia, deja constancia de lo que desde hace años e lleva reivindicando en los libros de autoayuda “!Querer es poder””, o más correctamente “Creer que se puede, es la base de no ser derrotado”.
    No se trata tanto de conseguir todo lo que uno quiera, si no, que cuando surja el estrés por no conseguirlo, o la frustración por el fracaso, no afecte de manera tan negativamente que pueda desencadenar en un problema de salud mental.

  • ¿Qué papel tiene la inteligencia emocional en las conductas de riesgo?

    ¿Qué papel tiene la inteligencia emocional en las conductas de riesgo?


    A pesar de lo mucho que se conoce sobre la inteligencia emocional, cada día se producen nuevos descubrimientos al respecto.

    Un reciente estudio analiza el papel de la inteligencia emocional en la asunción de conductas de riesgo entre los estudiantes universitarios.

    Inteligencia emocional

    La inteligencia emocional, es la capacidad que nos permite desempeñarnos adecuadamente con el manejo de las emociones, tanto positivas como negativas, la cual va a tener un papel destacado en nuestra forma de sentir, pensar y actuar.
    En contraposición, aquellas personas que tienen escasos niveles de inteligencia emocional, van a destacar por altos niveles de Alextimia, ya que según indican algunos autores se trata de un continuo.
    Se ha observado cómo las personas con altos niveles de Alextimia pueden llevar a realizar comportamientos antisociales, ya sea exponiéndose a conductas de riesgo para sí mismo o para los demás, donde las consecuencias sobre la propia salud e incluso la integridad personal pueden evidenciarse.
    Cuando uno piensa en conductas de riesgo, lo suele hacer en aquellos comportamientos más extremos, como el conducir a altas velocidades, o el hacer puenting, pero igualmente de arriesgado para la salud son conductas menos llamativas, como el consumo excesivo de tabaco, alcohol u otras drogas, pero ¿Qué papel tiene la inteligencia emocional en las conductas de riesgo?



    Conductas de riesgo

    Esto es precisamente lo que se ha investigado desde la University of Oviedo (Spain) cuyos resultados han sido publicados en el 2016 en la revista científica Journal of Nursing Education.
    En el estudio participaron doscientos setenta y cinco estudiantes del grado de enfermería.
    A todos ellos se les evaluó su nivel de Inteligencia Emocional mediante la escala estandarizada Schutte Emotional Intelligence Scale.
    Se evaluó la conducta de riesgo entendida esta como el del consumo de tabaco, alcohol, drogas ilegales, así como la realización de dietas poco saludables, si se tenía o no sobrepeso, si se trataba de una persona sedentaria o no, su nivel de exposición solar, y la práctica de relaciones sexuales sin protección. Además, se recogieron datos sociodemográficos y de satisfacción vital.
    Los resultados muestran que aquellos estudiantes que tenían niveles elevados de Inteligencia Emocional, muestran menos conductas de consumo excesivo de alcohol, no siguiendo dietas poco saludables y observando prácticas sexuales con protección.
    Al contrario, los que mostraban niveles más bajos de Inteligencia Emocional, que se correspondería con niveles más elevados de Alexitimia, mostraban conductas de riesgo en cuanto a un mayor consumo de alcohol, el seguimiento de dietas poco saludables y prácticas sexuales sin protección.
    No obteniéndose diferencias significativas en las conductas de riesgo de consumo de tabaco o drogas ilegales, el nivel de sobrepeso, el sedentarismo o el nivel de exposición solar en función del nivel de la Inteligencia Emocional.

    Investigación en universitarios

    Los autores señalan sobre los beneficios de tener altos niveles de inteligencia emocional a la hora de manejar adecuadamente la presión grupal, principal elemento en conductas como el consumo de alcohol.
    Indicar que el estudio únicamente recoge la información sobre las conductas de riesgo mediante autoinformes, lo que deja abierta la posibilidad a fenómenos como la deseabilidad social, a la hora de responder, es decir, decir lo socialmente aceptado, sin comprobar si se produce o no ese comportamiento en la realidad.
    Igualmente, el utilizar una población muy específica como son los universitarios, no permite realizar extrapolaciones sobre qué pasaría en otros jóvenes.
    A pesar de las limitaciones anteriores, los resultados parecen claros en cuanto a la conveniencia de educar a los más jóvenes para que tengan una inteligencia emocional desarrollada, ya que esto le va a servir para prevenir conductas de riesgo futuras.


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