Etiqueta: el maltrato

  • ¿Cómo afecta al cerebro los traumas infantiles?

    ¿Cómo afecta al cerebro los traumas infantiles?

    Aunque los traumas infantiles han sido la base de muchas teorías psicológicas, empezando por las de Freud, todavía queda mucho por conocer al respecto.

    Traumas infantiles

    Una de las limitaciones de estas teorías psicológicas basadas en los traumas infantiles es que se basa en el recuerdo de lo acontecido hace treinta, cuarenta o cincuenta años.
    A medida que nos vamos desarrollando vamos formando nuevas «capas» de experiencias en la vida que nos van moldeando como somos, y lo que hacemos, afectando a nuestras decisiones presentes y futuras.
    En ocasiones podemos pensar que estas decisiones no son del todo «libres», ya que puede verse determinada de alguna forma por la vivencia de experiencias traumáticas del pasado, ya sea este próximo o en la infancia.
    Una situación que con políticas adecuadas en ocasiones puede ser «controlado» sobre todo en la edad escolar, evitando que los pequeños sean víctimas de agresiones de sus compañeros.
    Tratar de explicar el comportamiento de un adulto basado en aquello que le pasó, parece una propuesta bastante limitada; pero igualmente, ignorar los acontecimientos pasados, sobre todo si estos fueron traumáticos, puede ser desafortunado.
    Investigaciones recientes muestran cómo el maltrato o la violencia en la infancia puede dejar «huella» en el comportamiento social, enturbiando y dificultando las relaciones íntimas con el otro sexo, pero ¿Cómo afecta al cerebro los traumas infantiles?


    Vídeo Recomendado: Dr. Colin Ross, abuso infantil y enfermedad mental

    Trauma en la infancia

    Esto es precisamente lo que ha tratado de averiguarse con una investigación realizadas conjuntamente desde el Hospital Universitario de Hamburg, la Universidad de Würzburg, el Hospital Universitario de Münster, el Hospital Universitario de Johann Wolfgang Goethe, la Facultad de Medicina, Universidad Gutenberg, y la Clínica universitar de Wuerzbur (Alemania) junto con el Instituto Karolinska (Suiza) cuyos resultados han sido publicados en el 2016 en la revista científica Social Cognitive and Affective Neuroscience Advance Acess.
    En el estudio participaron 1158, de los cuales 325 fueron excluidos por presentar problemas familiares de salud mental, con lo que al final se manejaron datos de 833 adultos con una media de 25 años.
    A todos ellos se les administró un cuestionario estandarizado para evaluar hechos traumáticos durante la infancia denominado Childhood Trauma Questionnaire (C.T.Q.), uno para evaluar los hechos traumáticos de los últimos doce meses a través del List of Threatening experiences (L.T.E.), un cuestionario para evaluar la presencia de problemas de ansiedad a través del Spielberger Trait Anxiety Scales (S.T.A.I.), y por último uno para comprobar la presencia de síntomas depresivos a través del General Depression Scale (A.D.S.-K.).
    Igualmente se tomaron medidas morfológicas del cerebro a 129 de ellos seleccionados al azar.
    Los resultados muestran que aquellos que han sufrido hechos traumáticos presentes o en la infancia van a mostrar significativamente más síntomas depresivos y ansiosos frente a los que no lo han sufrido.
    Con respecto a la morfología cerebral, se hallaron diferencias en el córtex del cíngulo anterior, resultado esta significativamente más pequeña.

    Traumas en la niñez

    A pesar del importante número de participantes el estudio no informa de cuántos eran hombres y cuántas mujeres, ni separa los resultados en función del género, lo que no permite conocer si el género es una variable relevante en las consecuencias de los traumas infantiles.
    Una de las limitaciones del estudio, es precisamente en la exclusión de los 325 participantes, lo que no permite conocer si afectan estos traumas infantiles en función de que se tengan antecedentes familiares con problemas de salud mental o no.
    Hay que destacar que los traumas pasados y presentes tengan los mismos efectos tanto emocionales como cerebrales; aunque estos últimos no se producen en la amígdala, el centro de control emocional, tal y como cabría esperar, sino en el córtex del cíngulo anterior, encargado entre otros de regular la toma de decisiones, la empatía y las emociones.
    Por tanto, se produce una alteración en la morfología que se puede traducirse en un cambio en la forma de relacionarse con los demás, todo ello además unido a la presencia de sintomatología depresiva y de ansiedad.
    Basado en estos resultados, hay que evitar traumas infantiles deben de evitarse en la medida de lo posible, ya que, aunque no van a determinar el comportamiento adulto, si van a llegar a modificar su cerebro y la forma en que este procesa la información emocional.

    Experto Colaborador:

    Hernán Aguilar Palomino
    Specialistläkare i Psykiatri.Specialistläkare i Geriatrik.Specialist i Äldrepsykiatri, Neuropsykiatri och Neurokognition


    ¿Por qué se ha visto que la Corteza Cingulada Anterior (CCA) está afectada?.
    La CCA responde a hechos o a eventos desagradables o «muy desagradables» (traumáticos) pues la CCA participa en la respuesta a estímulos emocionales y es una parte importante de la Corteza Prefrontal o según la clasificación por Joaquin Fuster es parte de la Memoria Ejecutiva . Además la CCA puede ser activada por la CPF ventromedial siempre que se requiera una acción. Los eventos traumáticos son memorizados en redes neuronales corticales o «cógnitos» y esta memoria se almacena «encima» de otra memoria que es la «filética». Está memoria traumática consiste en redes neuronales que son activadas simultáneamente y distribuidas en toda la corteza cerebral pero la corteza prefrontal alberga principalmente estás redes de memorias «cógnitos ejecutivos» y además participa en la ejecución futura de conductas complejas ya sean cognitivas, emocionales o sociales a lo largo de la vida en estos pacientes con traumas infantiles. Saludos. Hernán Aguilar

  • ¿Qué consecuencias tiene sufrir abusos en la infancia?

    ¿Qué consecuencias tiene sufrir abusos en la infancia?

    Un estudio de la Universidad Libre (Países Bajos) analiza las consecuencias en las relaciones sociales de los adultos tras sufrir abusos en la infancia.
    El abuso infantil es uno de los acontecimientos más traumáticos tanto para el que lo sufre como para sus familiares una vez que se descubre.

    Abusos en la infancia

    El pequeño que carece de una estructura psicológica adecuada, no llega a entender el por qué de la situación y debe vivir con una situación tan dramática que en muchos casos puede marcarle en sus relaciones sociales.
    Dependiendo de la edad del menor, los adultos, una vez que el menor crece, se deciden por contarle o no lo acontecido durante su infancia.
    A pesar de esta decisión, las consecuencias van a permanecer ahí mientras el pequeño, ahora convertido en adulto, no se enfrente y afronte adecuadamente.

    Una realidad, la de los abusos en la infancia, que va a marcar de forma decisiva a la víctima. Así se ha reportado que las personas que sufrieron abusos durante la infancia van a mostrar unos menores niveles de autoestima, con mayores casos de depresión y de trastorno de estrés post-traumático.
    Incluso algunos estudios lo relacionan con alcanzar menores metas educativas y con problemas de delincuencia durante la adolescencia, pero ¿Qué consecuencias tiene en la relaciones futuras sufrir abusos en la infancia?



    Maltrato infantil

    Esto es lo que se ha tratado de averiguar desde la Universidad Libre (Países Bajos) cuyos resultados han sido publicados en la revista científica Crime Science.
    En el estudio participaron 910 víctimas de abusos en la infancia, cuyo listado fue extraído de los informes de la policía, de hechos acontecidos entre 1980 a 1985.
    El 73,8% de los casos era a mujeres, y la edad en que sucedió el abuso fue alrededor de los 12 años. Siendo en el 46,3% de los casos un abuso repetido.
    Los resultados significativos en cuanto a las consecuencias en las relaciones como adultos de estas personas que han sufrido abuso en la infancia son:
    – Se produjo una maternidad temprana, de tres años de anticipación en comparación con el resto de la población holandesa.
    – Con una anticipación en cuanto al matrimonio e incluso divorcios en comparación con la población general.
    – Igualmente tuvieron más hijos que la población general.
    Siendo significativamente más elevado los datos anteriores cuando los abusos lo sufrieron mujeres frente a hombres.

    Trauma infantil

    Hay que tener en cuenta que los resultados anteriores sólo contemplan las relaciones en función del número de hijos, matrimonios y divorcios, y no en cuanto a otras variables, como el número de parejas, o la estabilidad en el tiempo con ellas, todas ellas a tener en cuenta para comprender la verdadera incidencia de los abusos en la infancia.
    Una de las limitaciones del estudio es que la población masculina está escasamente representada, luego los resultados obtenidos pueden variar si se incorporan nuevos sujetos a la muestra. Esto es debido a que existe una mayor conciencia de denuncia en el caso de las niñas que de los niños, algo que en los últimos años se ha intentado corregir por parte de las autoridades.
    Otra de las limitaciones en cuanto a el tiempo transcurrido desde el abuso, unos 33 años de media, lo que implica que la persona ha tenido tiempo para aprender a sobrellevar y a superar las consecuencias del abuso; si esta medida se hubiese realizado a los diez años o menos, seguramente los resultados serían más «catastróficos» y notables.

    A pesar de las limitaciones comentadas con anterioridad, hay que tener en cuenta que el abuso en la infancia va a tener un importante efecto en la vida futura de sus víctimas.
    Aspecto que hay que se tratado desde las instituciones, más allá de facilitar la denuncia, y de crear mecanismos de «sanción» al agresor. Hay que realizar una verdadera inversión en un tratamiento integral de la persona, que le ayude a superar las secuelas que este abuso pueda generar, y con ello, facilitando que pueda llevar una vida los más «común» posible.
    Igualmente en dicho tratamiento habrá que incluir a los familiares más próximos con los que convive, ya que estos van a influir en el normal desarrollo de la persona, si aprenden a comprender la situación que ha sufrido y cómo pueden ayudar al respecto.

  • ¿Se puede prevenir el maltrato machista?

    ¿Se puede prevenir el maltrato machista?


    Entrevista con D. Pedro José Horcajo Gil, Máster en Psicología General Sanitaria (Doctorando en Psicología Forense: eficacia de un programa de tratamiento a hombres condenados por maltratar a sus mujeres), sobre su investigación respecto a la eficacia de los programas de prevención del maltrato machista.




    – ¿En qué está investigando con respecto a la violencia de género?

    Mi tesis está enfocada a analizar la eficacia de un programa de tratamiento psicológico.

    – ¿Es sobre lo que actualmente se llama violencia machista?

    Efectivamente, existe el machismo como constructo bien definido y como percepción socialmente compartida.

    – ¿Sé analizan rasgos de personalidad que puedan estar implicados?

    Sí, el descubrimiento de grupos de rasgos psicopatológicos de personalidad es muy importante, porque obviamente la intervención debe ser distinta en cada caso particular.

    – ¿Cuál es el origen de la violencia machista?

    Existen datos sobre el ciclo intergeneracional de la violencia y la transmisión de la misma de padres a hijos.
    Muchos de los hombres que han cometido actos de maltrato contra sus mujeres, fueron o bien hijos maltratados o bien observaron cómo sus padres maltrataban a sus madres.
    tTodo esto tiene que ver con el modelo de aprendizaje vicario de Bandura (el fenómeno del maltrato puede ser analizado desde muchas perspectivas y marcos teóricos).
    Sin embargo, estos datos no son concluyentes, a día de hoy se sabe que no todos los hombres que fueron víctimas de violencia (directa o indirectamente) han maltratado en la adultez, ni todos los que han maltratado fueron víctimas de violencia.
    Hay variables que todavía se «escapan».



    – ¿Se puede identificar un perfil del maltratador?

    En cuanto a perfiles, depende de lo que definamos por perfil.
    Muchos autores prefieren analizar cada caso de manera particular, puesto que no hay dos personas iguales.
    Pero de cara a la investigación a veces se hace necesario tener que reunir características comunes; en este sentido, es más interesante hablar de tipos de maltrato.
    Los 4 perfiles más destacados serían:
    – El de dominancia/intimidación (en el que predomina la agresión física y se intenta someter a la pareja).
    – El de denigración (en el cual se pretende dañar la autoestima de la pareja).
    – El de aislamiento (privar a la pareja, tanto de poder relacionarse con su familia y amistades como de buscar empleo; el principal objetivo es aislarla económica y emocionalmente)
    – El de retirada de atención (mediante compoortamientos de evitación, se le niega a la pareja la atención de cosas importantes para ella, a modo de castigo).
    Existe una «categoría» adicional denominada violencia económica (donde los recursos económicos son estrictamente controlados, proporcionando el dinero justo para actividades puntuales).
    Pero como te comentaba, es raro que se dé un tipo «puro», en la práctica clínica nos encontramos con que se suelen dar conductas pertenecientes a varios «tipos» de violencia».
    Así como la violencia física, la psicológica y la sexual no suelen darse aisladamente.

    – ¿En qué consiste un programa de prevención de este tipo?

    En cuanto a la prevención, se está llevando a cabo la impartición de un módulo específico de violencia en las relaciones de pareja en el noviazgo en institutos de la Comunidad de Madrid (junto con módulos de prevención de consumo de sustancias y de conductas antisociales).
    Como todas las conductas desadaptadas, se puede prevenir.

    – ¿Cual es el objetivo del programa de prevención de recaídas?

    El objetivo concreto de este programa es procurar evitar bajo todos los medios posibles de que disponemos que se vuelvan a producir actos violentos, incluyendo el fortalecimiento de los recursos de afrontamiento de estos hombres de cara a una mayor tolerancia a la frustración, disminución de errores cognitivos hacia la mujer y otros aspectos relevantes.



    – ¿Sobre qué tipo de población se aplican estos programas?

    Deben ser hombres (en algún caso se ha intervenido con mujeres condenadas por violencia de género) condenados a una pena inferior a 2 años.

    – ¿Cree que se invierte lo suficiente en la prevención de este tipo de conductas?

    Al menos bajo mi humilde opinión, los que toman las decisiones deberían invertir más en estas labores.

    – ¿Qué queda por descubrirse todavía con respecto a la previón de este tipo de violencia?

    Se necesita un sólido conocimiento de los factores de riesgo, modificables y no modificables (sexo, estatus socio-económico y cultural de la familia de crianza, educación temprana, etc.).
    Aunque se ha avanzado bastante, aún queda bastante por conocer sobre el tema.




    Desde aquí mi agradecimiento a D. Pedro José Horcajo Gil, Máster en Psicología General Sanitaria (Doctorando en Psicología Forense: eficacia de un programa de tratamiento a hombres condenados por maltratar a sus mujeres), por habernos acercado a este tipo de intervención.

  • ¿Se da violencia de género entre los ancianos?

    ¿Se da violencia de género entre los ancianos?

    Una de las preocupaciones más importantes hoy en día es con respecto a frenar el aumento de casos de violencia de género que está sufriendo la sociedad.

    Violencia de Genero

    Aunque la realidad de la violencia de género no es nueva, en los últimos años se a tomado conciencia del problema, e implementado multitud de políticas para paliar sus efectos, desde la creación de normativas especiales para la protección de las víctimas, así como para la persecución y condena del agresor; de lo cual se encargar tribunales especiales. Igualmente desde los organismos públicos se han desarrollado políticas de protección y cuidado de las víctimas, una vez que estas han denunciado, y buscan salir del medio ambiente en donde se encuentran.
    El principal problema de estas políticas es dar el primer paso, es decir, denunciar, ya sea por parte de la víctima o de sus familiares o amigos. Denuncia que activa una serie de mecanismo sociales que tratan de separar al agresor de su víctima, proporcionando a este ayuda social y psicológica para hacer frente a las secuelas que le haya podido provocar estas agresiones.
    Por lo que desde el campo de la psicología también se ha avanzado mundo, tanto en el conocimiento del perfil del agresor y de la víctima, como en el desarrollo de programas especialmente orientados a trabajar la autoestima, las emociones y la autoimagen de estas víctimas, todo ello con el objetivo de ayudarles para superar esta situación traumatizante y que puedan llevar una vida lo más normal posible, a pesar de la historia vivida, pero ¿Se da violencia de género entre los ancianos?


    https://youtu.be/QzMMsZuE8BY

    Violencia a Mujer

    Esto es lo que trata de averiguarse desde la Universidad de Sao Paulo (Brasil) y la Universidad de Ryerson (Toronto), cuyos resultados se han publicado en la revista científica International Journal for Equity in Health.
    El estudio se realizó a veintiuna mujeres, de las cuales únicamente se tuvieron en cuenta los resultado de once de ellas.
    El perfil de las participantes fueron, mujeres, entre los 66 a 85 años, con una media de 5 hijos, y diez años de viudedad. Viviendo en sus propias casas, y con un nivel educativo elemental. Todas ellas víctimas de violencia doméstica.
    A todas se les realizó una entrevista semiestructurada, que luego fue categorizada para su análisis.
    Los resultados indican, que la violencia doméstica, proviene principalmente de los familiares, tanto de hombres como de mujeres, siendo estos, hermanos/as, hijos/as e incluso nietos/as; pero también provienen de sus cuidadores.
    Las formas más comunes detectadas son el abuso psicológico, financiero y la falta de respeto hacia las ancianas, lo que provocaba en ellas sentimientos de tristeza, ira, dolor e incluso miedo hacia su agresor.
    Situación que por otra parte no podían cambiar, primeramente por que dependían de dicho abusador tanto emocional como financieramente, y segundo, porque los cambios que habían intentado incluir los propios ancianos para evitar el maltrato no habían dado el resultado esperado.

    Violencia Ancianidad

    Como en el estudio solo se incluyen a mujeres que viven sola o que conviven con sus familiares, pero sin pareja, debido a su viudedad, lo que hace dudar que sea reflejo de la sociedad en donde se vive, o impide analizar el caso más común de violencia de género dentro de la propia pareja.
    Hay que destacar el escaso número de participantes en el estudio, lo que limita la extrapolación de sus resultados al resto de la población.
    Igualmente hay que tener en cuenta las características de la población objeto de estudio, Brasil, por lo que para poder concluir al respecto se precisa nueva investigación en otros países, para ver si se trata de un fenómeno local o es algo global.
    A pesar de todo lo anterior destacar la importancia de esta investigación en el ámbito de la violencia de género, que normalmente se circunscribe a la vida adolescente y adulta, olvidándose en muchos casos a los de la tercer edad, como si a ellos no les afectase.
    Igualmente destacar de este estudio la necesidad de establecer políticas de detección, denuncia e intervención para poder paliar en la medida de lo posible el sufrimiento que el/la anciana están sufriendo.
    Igualmente, y tal y como señalan los propios autores del estudio, se deben diseñar intervenciones de rehabilitación de estas personas, basados en el apoyo comunitario.

  • ¿Cuanto maltrato sufren los pacientes de Alzheimer?

    ¿Cuanto maltrato sufren los pacientes de Alzheimer?


    Uno de los principales problemas que se da entre los mayores es que en ocasiones puede sufrir maltratos, ya sean verbales o físicos.

    Maltrato Anciano

    Una situación que tiene escasa repercusión en los medios de comunicación, salvo excepciones dado la gravedad del caso, o cuando se abandona al anciano en una gasolinera o un hospital, para no hacerse cargo del mismo.
    Un maltrato del que todavía existe poca conciencia social, a diferencia del maltrato de género o del maltrato al menor, pero que es tanto o más grave que cualquiera de los dos, ya que se produce sobre una población indefensa, debilitada por el paso del tiempo y que en muchos casos sufre alguna enfermedad.
    Este maltrato sobre los ancianos suele provenir tanto desde el círculo más próximo de la familia como desde los cuidadores cuando lo tiene.
    La forma de expresarse este maltrato puede ser tanto verbal, a través de insultos o menosprecio, o física ya sea mediante agresión directa o impidiendo que el anciano realice alguna actividad, como por ejemplo salir a la calle.
    Que conozca, todavía no existe un perfil claro del agresor, ni los «motivos» que le impulsan a maltratar al anciano, ya puedan provenir estos de problemas sociales, familiares o económicos.
    Las consecuencias de dicho maltrato son igual o más graves que las del maltrato de género o del menor, ya que en estos dos existe tiempo para «recuperarse» e incluso poder llevar una vida normalizada con posterioridad, pero los ancianos no tienen ese tiempo.
    El maltrato ya sea físico o verbal va a tener importantes efectos tanto a nivel psicológico en el estado de ánimo de la persona y en su autoestima; como a nivel físico, tanto por las consecuencias de la agresión, como por que se ve afectado el sistema inmunitario con una reducción de las defensas y como consecuencia con una peor salud.
    A ello hay que unir un clima de tensión, ansiedad e incluso temor que desarrolla el anciano, cuando debe convivir con su maltratador, sin saber cuándo volverá a agredirle, o si esta vez lo hará con una mayor gravedad.
    Pero cuando este maltrato lo viven ancianos que ya están sufriendo alguna enfermedad, la situación es más grave, ya que va a ir en detrimento de la recuperación de su enfermedad y en el agravamiento de su sintomatología.
    Una de las enfermedades más graves que pueden sufrir loa ancianos es el del Alzheimer, tanto por sus consecuencias cognitivas como de calidad de vida del paciente, pero ¿Qué influencia tiene el maltrato en el Alzheimer?



    Maltrato Mayor

    Esto es precisamente lo que trata de investigarse desde la Universidad de Florida del Sur, la Universidad Estatal del Sur de Connecticut (USA) publicado recientemente en la revista científica Aging Science.
    Los datos que se analizan en este estudio se extrajeron de uno mayor denominado Aggression and Violence in Community Based Alzheimer’s families grant (AV_CAD), en el que participaban más de 6000 personas.
    De los participantes se hizo una primera criba atendiendo a los siguientes criterios: ser mayor de 60 a?os, estar diagnosticado con Alzheimer siguiendo los criterios NINCDS/ADRD al menos tres años antes del estudio, tener un nivel de normal de habilidades cognitivas según el Folstein Mini Mental Status Exam (MMSE.).
    Con lo que al final se registraron las respuestas de 254 cuidadores y 76 pacientes diagnosticados con Alzheimer.
    A todos ellos se les administró un cuestionario estandarizado sobre la resolución de la conflictividad intrafamiliar denominado Conflict Tactic Scale (CTS), que evalúa tres estrategias de resolución de conflictos intrafamiliares, el razonamiento, la agresión verbal y la física.
    Los resultados indican que el razonamiento es el medio más habitual de resolución de conflictos tanto por parte de cuidadores como de los propios pacientes con el 91,4% y 89,% respectivamente, situación que se reduce en el último año de la enfermedad, pasando al 66,3% y al 45,3% respectivamente. Lo que muestra que el avance de la enfermedad va a tener una influencia directa en el deterioro del uso del razonamiento como vía de solución de conflictos.
    En cambio en el último año de estudio se elevaron los niveles de resolución mediante agresión verbal hasta el 59,3% y 68,7% respectivamente; siendo en menor medida, aunque no por ello menos preocupante la agresión física, en un 16,8% y un 24,2% respectivamente.
    Los datos no dejan lugar a dudas de la preocupante situación que sufren los enfermos de Alzheimer, en cuanto que son receptores de maltrato por parte de sus cuidadores y familiares.
    Destacar que parece existir un círculo vicioso de violencia que se instaura a medida que la enfermedad avanza, ya que los niveles de agresividad verbal y física han aumentando desde los cuidadores hacia el anciano, pero en mayor medida desde este hacia sus cuidadores y familiares, tanto verbal como físicamente.
    El estudio a pesar de ser claro en sus resultados no entra a valorar las motivaciones que pueden estar detrás de este cambio de tendencia hacia la violencia.


    Maltrato Ancianidad

    Igualmente el escaso número de pacientes que han participado y que no existe un grupo control de igual edad, ambos factores hacen que no se pueda concluir al respecto, ya que se desconoce si es un efecto que acompaña a la enfermedad de Alzheimer, o es propio de la ancianidad.
    A pesar de las limitaciones de estudio, queda evidente de que se precisa de programas de intervención tanto en ancianos como en sus cuidadores a la hora de encontrar las herramientas necesarias para poder solucionar la conflictividad familiar sin necesidad de llegar a la agresión.
    Igualmente se requeriría de una mayor conciencia social sobre esta problemática, tanto a la hora de denunciar como para poder mecanismos preventivos y paliativos, tal y como se hace en el caso del maltrato de género o del maltrato al menor.


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  • ¿Cuáles son los factores que se asocian al maltrato infantil?

    ¿Cuáles son los factores que se asocian al maltrato infantil?

    Una de las situaciones más difíciles a las que se tiene que enfrentar el menor es cuando se ve sometido a algún tipo de abuso, ya sea este físico o psicológico.

    Abusos que puede provocarle secuelas y traumas tanto físicas como psicológicas, que pueden acompañar al menor durante toda su vida, siendo estos más importantes si el maltrato proviene del ámbito familiar, especialmente de uno de los dos progenitores.
    El pequeño que está en una etapa de formación, puede verse «truncado» en su desarrollo ante una situación de agresión, para la cual no tiene mecanismos físicos ni psicológicos con los que defenderse, y menos cuando esta agresión proviene de las figuras de apego como son los padres.
    De ahí la importancia de realizar investigaciones que traten de configurar un perfil de riesgo, tanto del pequeño como del ambiente familiar en donde vive, ya que a partir de ahí se pueden diseñar e implementar programas de intervención entre la población más vulnerable.
    Pero para ello lo primero que hay que hacer es conocer la «realidad», y la única forma de hacerlo es a través de los ingresos hospitalarios, ya que es en estos centros donde se deja constancia de las secuelas físicas que sufre el menor.
    Y aunque esto sea sólo un indicio de lo que se puede estar viviendo en casa, es suficiente para poder establecer un perfil tanto de quien padece estos maltratos como del ambiente en donde se produce.


    1kQr7-Pp820 https://youtu.be/1kQr7-Pp820

    Vídeo Recomendado: Campaña Maltrato Infantil UNICEF


    Esto es precisamente lo que se trata de averiguar desde la Universidad Libre de Bruselas y el Hospital Saint Pierre CHU (Bélgica) para lo cual han realizado una investigación recientemente publicado en la revista científica Health.
    En el estudio participaron 504 niños que recibieron atención hospitalaria entre 2007 y 2012 en el Hospital Saint Pierre CHU con una media de 84 casos al año y un rango de 91 a 73 casos. De todos los casos presentados, se escogieron únicamente aquellos en donde no existía reingreso del menor, quedando en el estudio sólo 439 menores, de los cuales se analizaron sus características sociodemográficas (edad, género país de nacimiento y condiciones de vida previas a la hospitalización), igualmente los datos clínicos físicos y psicológicos del menor, así como sobre el de los padres.
    Los resultados muestran que de los participantes, casi la mitad de los menores que acuden al hospital tienen menos de tres años, y la mayoría de ellos lo hacen a urgencias (81,6%).
    De ellos se observó signos de maltrato en casi la mitad de ellos (48,7%), de entre los cuales más de la mitad (57,9%) había sido físico, más de un tercio (37%) por negligencia, habiendo sufrido los demás abuso sexual (14,5%) y maltrato psicológico (10,3%).
    Entre las condiciones familiares del menor que había recibido abusos, se destaca los problemas conyugales de la pareja, además de problemas psicológicos de la madre y un comportamiento violento por parte del padre, siendo el perfil de los menores, extranjeros (no nacidos en Bélgica).

    Hay que reconocer que a pesar de los resultados estos se tienen que tomar en base a la población específica de estudio, de forma que para poder extrapolar a otras poblaciones se debe de realizar nuevos estudios que comprueben si se mantienen estos mismos factores o no.
    Pero además de analizar caso por caso, hay que establecer planes de intervención preventiva para evitar que los menores se puedan ver expuestos a estas situaciones, ya sea con programas en las escuelas de sensibilización, o trabajando con los padres, especialmente con las madres.

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