Cuando uno piensa en trastornos como la anorexia o la bulimia, se suele atribuir a un efecto de los modelos presentados a través de los medios de comunicación.
Causas de los trastornos de la alimentación
Aunque todavía no está claro sobre el origen de esta problemática, existen teorías que apuntan a la influencia social como mecanismo de distorsión de la talla ideal.
Igualmente se apunta a algunas características de personalidad que facilitan que determinados jóvenes expuestos a estos modelos “imposibles” acaben desarrollando patologías asociadas a la ingesta de comida.
Incluso existen teorías que apuntan a la propia familia como origen de este tipo de patologías, entendiéndose que aquellas familias rígidas y con una escasa comunicación entre sus miembros puede estar en el origen de estos trastornos de la alimentación, pero ¿Cuál es el papel de los padres en los trastornos de la alimentación?
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La familia ante la anorexia y la bulimia
Esto es lo que ha tratado de averiguarse con una investigación realizada desde
el Departamento de Dinámica y Psicología Clínica, Universidad de Roma junto con el Departamento De Psicología, Universidad Telemática Internacional Uniettuno (Italia) cuyos resultados han sido publicados en el 2017 en la revista científica Journal of Child and Family Studies.
En el estudio participaron doscientas cuarenta y tres familias, en las cuales había una hija con problemas de alimentación con edades comprendidas entre los 14 a 17 años.
Se separaron a las familias en función de la patología de la menor, según fuese anorexia nerviosa, bulimia nerviosa o trastorno de atracón, siguiendo los criterios del DSM-V.
A los menores se les administró el SCL90-R (Symptom Check-List) para evaluar sus características psicológicas; mientras que a las familias el FACES-IV (Family Adaptability and Cohesion Evaluation Scale) para evaluar la influencia de la familia en el menor.
Con respecto a los perfiles más habituales hallados, se encuentra entre los que sufren de anorexia nerviosa de una mayor predisposición a padecer otro tipo de psicopatologías; por su parte los que sufren de bulimia nerviosa muestran mayores niveles de somatización, fobia ansiosa e ideación paranoide; mientras los que sufren de trastorno de atracón muestran problemas interpersonales y psicoticismo.
Los resultados muestran que existe una disparidad entre el concepto del joven y de la familia en cuanto a lo que se considera una convivencia “normal”.
Percibiendo los que sufren de anorexia nerviosa a la familia como disfuncional, rígida, con baja cohesión y comunicación entre sus miembros.
"No quiero ser la que no sobrevivió": pesa 20 kilos por causa de la anorexia https://t.co/zzBf6rN2zU #salud #TCA
— Verónica Pratti ® (@prattiana) 3 de mayo de 2017
La familia ante los trastornos de la alimentación
Entre las limitaciones del estudio está el que únicamente se analizaron los resultados de aquellas familias que tenían hijas, no pudiendo extrapolar los resultados a las familias con varones con este tipo de problemática.
Igualmente, el estudio se circunscribe a tres patologías del trastorno de la alimentación, dejando fuera del mismo otros problemas de la alimentación tan importantes como es la obesidad.
A pesar de las limitaciones anteriores los resultados resaltan la importancia de detectar las características de personalidad asociadas a cada uno de los trastornos de alimentación, con lo que poder establecer campañas de prevención específica a esta población.
Igualmente, y con respecto al tratamiento, se ha de tener en cuenta que existe en el menor una distorsión en cuanto a las relaciones familiares, y no tanto una realidad de familia distorsionada como hasta ahora se había planteado teóricamente, reduciendo así la “responsabilidad” de la familia en este tipo de problemática.