Categoría: Psicología Social

Temática de la Psicología Social

  • ¿Por qué nos relacionamos así con la pareja y amigos?

    ¿Por qué nos relacionamos así con la pareja y amigos?

    La figura paterna va a tener una mayor influencia en la etapa de identidad del pre-adolescente, momento que coincide con la fase genital de Freud, y donde se acentúa el Complejo de Edipo, aspecto que debe de superarse para construir una identidad sana, ya que si no, puede ser germen de problemas inconscientes futuros.
    El complejo de Edipo, es un sentimiento de dualidad, entre el amor y el odio, que surge en contra de la figura de autoridad representada por el padre, en el caso del pequeño tiene una ambivalencia ante la admiración y el deseo por ser como la figura paterna, pero con sentimientos de amor hacia la figura materna, mientras que el padre se convierte en un competidor por su cariño y atención, por lo que es una figura a odiar, a él y a cualquiera que intente “acercarse” a su madre. Pero tiene además un sentimiento de admiración, agradecimiento y respeto hacia el padre, de ahí sus sentimientos confrontados.
    Con posterioridad Carl Jung sugirió el concepto del complejo de Electra para la niña frente a la figura de la madre, que aparece en la misma etapa de desarrollo, como generadora de conflictos inconscientes que se deben de superar, para que no queden “secuelas” en forma de enfermedad durante la madurez. En éste caso también se produce una ambivalencia, de amor-odio hacia la madre, de amor hacia el padre, ya que quiere ser la única figura de su atención, para lo cual debe de competir con su madre, de ahí el sentimiento de odio hacia ella y hacia cualquier otra mujer que se le “acerque” al padre. Al igual que en el caso del niño, la niña, siente cariño y agradecimiento hacia su madre, de la cual no “aguanta” que esté cerca de su padre.

    La figura de autoridad representada por el padre va a llevar un proceso inverso al del desarrollo moral del pequeño, en la medida que a mayor capacidad de juicio y moral, sentirá que su padre tiene cada vez menor autoridad, pasando desde los primeros momentos en que “su palabra es ley”, y se debía de acatar sin posibilidad de réplica, a una fase intermedia donde se podía tratar de hacer variar las normas y castigos, negociando, principalmente por la intermediación de la madre, para convertirse únicamente en un referente más dentro de la sociedad que sugiere normas de conducta, pero sin estar envuelto en ningún «halo» de autoridad.
    A pesar de que al final haya perdido casi todo el «valor» autoritario el padre, su figura es fundamental para «marcarle» los primeros momentos, lo que va a ayudarle a conformar la propia moral, en palabras de Freud el superyo, es decir, las reglas sociales interiorizadas que van a servir para regirse en la vida, de forma que sepa qué está bien o mal socialmente hablando.

    Una de las dificultades con las que se encuentra el menor, es cuando no tiene o pierde ese referente de autoridad, ya que en ocasiones, debido a aspectos laborales o de otra índole, el progenitor puede estar fuera de su casa durante horas, días, semanas,…, pero también la pérdida del progenitor por fallecimiento, separación o divorcio va a influir en el menor en lo que se conoce como padre ausente.



    Desde el punto de vista psicoanalítico, la carencia de la figura paterna y con ello de la autoridad, que va a servir para formar el superyo, va a hacer que el pequeño no se vea limitado en el goce, es decir, no hay quien le “regañe”, corrija e indique qué es conveniente y adecuado en cada momento, por lo que se va a regir únicamente por lo que quiere, como lo quiere y cuando lo quiere, lo que de adulto se va a expresar en una “alteración” en la percepción de las relaciones sociales, sintiéndolas como “hostiles” o idealizándolas. En el primer caso, el otro se convierte en fuente de frustración que no le permite hacer lo que ha hecho desde pequeño, lo que ha querido; en el segundo caso, el otro se convierte en fuente de placer para la satisfacción propia, infravalorándose a favor de conseguir lo que quiere del otro.
    Ambas facetas se van a expresar tanto en las relaciones de amistad como con la pareja, donde no se establece una “conexión” sana y fluida, sino que se produce una competitividad por destacar y quedar por encima, en el caso de las relaciones hostiles, mientras que en la idealización, se llega uno a humillar y hacer todo lo que quiera la otra persona, con el fin de que no le abandone.

    Una relación sana y madura entre dos personas, ya sean amigos o pareja, va a implicar cierta cesión de nuestros intereses y deseos, en favor de la otra persona, pero igualmente debe de requerir que la otra ceda a favor tuya. Por ejemplo, si uno quiere ver una película y la otra persona ir al baile, uno debe de ceder, pero en la próxima ocasión debe ser la otra persona quien ceda.

    Hay que tener en cuenta que que una relación sana y estable, además del cariño y la comprensión de la otra persona, va a evitar que suframos enfermedades, ayudando a la adopción de hábitos saludables, lo que se va a traducir en un incremento de la esperanza de vida, lo contrario que una relación conflictiva, que debido al estrés constante va a debilitar el sistema inmune facilitando las enfermedades, así al menos se ha evidenciado en varios estudios a lo largo de estos últimos años, llegándose a proporner modelos de «Familias Saludables como la realizada desde la University of Isfahan (Iran) recientemente publicado en el Journal of Basic and Applied, donde se analizan a 16 familias y 21 parejas, a los cuales se les pasó un extenso cuestionario. Sin duda un importante desarrollo teórico sobre la variables que se han de tener en cuenta, aunque los resultados son válidos para el modelo de vida de la sociedad iraní, hay que realizar más investigaciones en otras culturas para encontrar el «Modelo de Familia Saludable» en cada lugar.

  • Pertenencia Social desde la Infancia

    Pertenencia Social desde la Infancia


    Los valores se transmiten a través de los grupos de pertenencia, aspecto que se va aprendiendo desde la más tierna infancia a través de la imitación.

    La Pertenencia Social

    Uno de los aspectos más importantes de la configuración de la persona es la pertenencia al grupo, con el que nos identificamos en valores y creencias. Aspecto que vamos aprendiendo desde pequeños y que nos sirve para formarnos como individuos dentro de la sociedad en donde crecemos.
    Éstos aprendizaje se ponen en evidencia cuando nos trasladamos a otro lugar, en donde rápidamente se comprobará las diferencias entre los que hasta ahora se consideraba «normal» y «natural», y en ocasiones puede hasta «chocar» con conductas y tradiciones.
    Dentro de la sociedad existen distintos grupos de pertenencia en el que cada individuo se involucra, como por ejemplo en el grupo de clase, en el caso de los estudiantes, el grupo de compañeros, en el trabajo,… pero también otros en los que se eligen pertenecer, como a un grupo religioso, de lectura, peñas o asociaciones.
    Aunque cuando pensamos en grupos de convivencia también hemos de incluir a la familia como un factor destacado en la formación tanto de la personalidad como de los valores y creencias que de pequeño se van a ir interiorizando y que va a «marcar» a la persona, ya que van a ser los pilares en los que se va a fundamentar los nuevos aprendizajes y experiencias.


    https://youtu.be/-hDCCaKPFZk

    Identidad de grupo

    En cada uno de estos grupos se establecen una serie de normas «de convivencia» por escrita o transmitido de palabra, pero también se transmiten valores y expectativas, en donde se ensalan estos en el endogrupo, sobre los del resto (exogrupo), minimizando y hasta a veces «ridiculizando» los valores y tradiciones de los otros grupos, que exacerbando estas comparaciones puede conformar pensamientos y actitudes de prejuicio, discriminación e incluso el racismo.
    Una de las intervenciones más efectivas en éste aspecto, es precisamente el establecer conexiones entre los distintos grupos, aumentando así la visibilidad de las minorías, dándo a conocer valores y actitudes que de otra forma pueden parecer extraños.
    La cultura se transmite a través de las reglas estrictas que se establecen en la sociedad, cuyos comportamientos que los transgreden son sancionados ya sea punitivamente o con pérdida de libertad. Pero no sólo a través de las leyes y normas escritas, sino también mediante tradiciones transmitidas de padres a hijos
    Éstas normas sirven para regular la convivencia, facilitándola y estableciendo los límites, en donde se crece e interioriza ya desde pequeños a través de un proceso tan sencillo como es el de imitación, al menos así lo ha constatado un reciente estudio realizado por la University of Texas of Ausitn (EE.UU.) publicado en Cognition En el que se analizaron el comportamiento de 259 niños entre los 3 y 6 años tras un visionado de distintos vídeos.


    Pertenencia al grupo en la infancia

    A la mitad de los niños se le mostró a un «actor» desempeñando una tarea manual, mientras que a la otra mitad vieron a dos «actores» realizando la misma tarea. Con posterioridad se les preguntó a los pequeños «cómo» se debian de realizar esa tarea, los resultados informan que cuando los pequeños vieron a un sólo actor, consideraban que podía realizarse de esa u otra forma siempre que se realice la tarea, consiguiendo el objetivo deseado
    En cambio los que vieron a dos actores realizando la taera, entendieron que era así «cómo» se debía de hacer, asumiendo que era el comportamiento social adecuado, aún cuando se dificultase alcanzar el objetivo deseado.
    El estudio presenta hallazgo importantes en cuanto a la distinción entre comportamiento dirigido a meta y comportamiento socialmente establecido, ya desde una edad tan temprana como los 3 a 6 años.

  • ¿Baja autoestima por los éxitos de mi mujer?

    ¿Baja autoestima por los éxitos de mi mujer?

    Un estudio demuestra que los hombres tienen menor autoestima cuando su mujer tiene éxito profesional, mientras que las mujeres no se ven afectadas igual.

    Descubriendo la autoestima en la mujer

    La autoestima es un concepto psicológico, que hace referencia a cómo nos percibimos a nosotros mismos, ya sea por nuestras capacidades, habilidades y destrezas para desenvolvernos en el mundo que nos rodea, como por la comparación que hacemos dentro de nuestro grupo de referencia.
    “En el país de los ciegos, el tuerto es el rey”, éste refrán define perfectamente cómo funciona nuestra autoestima, es decir, si nuestro grupo de referencia es igual o inferior en habilidades, capacidades y destrezas, tendremos una buena autoestima, pues nos sentiremos parte del grupo, y si además tenemos alguna cualidad que los demás no tengan, o que sea apreciada por ellos, tendremos un nivel más alto de autoestima. En cambio si nuestro grupo de referencia, pertenece a un estatus económico superior, o muestra destrezas de las que carecemos o escasamente tenemos desarrolladas, nuestra autoestima se verá mermada, ya que no llegamos al nivel con lo que nos comparamos.
    Es cierto que algunos autores afirman, que la autoestima que se va construyendo socialmente, no tiene necesariamente que depender de la comparación con los demás, sino que es un constructo individual y que no precisa de otros para saberse uno mismo más o menos capaz y con ello tener una menor o mayor autoestima, pero la mayoría de autores admiten el destacable papel de la comparación social, con las personas de nuestro grupo de pertenencia y con aquellos que tenemos más cerca, pero ¿Qué pasa con nuestra pareja?, ¿afectan sus éxitos en nuestra autoestima?


    Vídeo recomendado: Autoestima de la Mujer – Había Una Vez Una Mujer – Canal 13 de Santa Fe.

    La autoestima en la relación de pareja

    Esto es lo que se ha cuestionado un grupo de investigadores de la University of Florida y la University of Virginia, publicado recientemente en el Journal of Personality and Social Psychology, para ello han estudiado las respuestas de 900 estudiantes, a los cuales se les hizo pasar por una serie de experimentos, donde tenían que narrar sus sentimientos ante los éxitos o fracasos de su pareja, para posteriormente evaluar mediante test estandarizados su nivel de autoestima.
    Los resultados fueron sorprendentes, al encontrar que los hombres se sentían “amenazados” por los éxitos de sus parejas, mostrando menores niveles de autoestima; en cambio las mujeres que estaban con hombres exitosos se sentían orgullosas y mostraban altos niveles de autoestima.
    Esto sería tanto como decir, que los las mujeres se alegran por los éxitos de sus parejas, pero por el contrario, los hombres no lo hacen.


    Competencias de autoestimas

    La “amenaza” sentida por el hombre puede ser explicado según el Modelo de Autoevaluación Mantenida (self-evaluation maintenance model) de Tesser, el cual plantea una teoría que da cuenta de cómo nos consideramos a nosotros mismos y cómo influyen los demás en ésta autoevaluación, indicando que nos comparamos con los más próximos, sintiéndonos más amenazados por los éxitos de nuestros amigos, que por los de desconocidos (si atendemos al factor comparación). Pero éste mismo modelo predice que nos alegramos y compartimos los éxitos de las personas más próximas, mientras que el de las que están más alejadas no nos afectan (si atendemos al factor reflexión).
    Por lo que si tenemos en cuenta éste modelo, podemos concluir que los hombres se rigen más por factores de comparación, incluso dentro de la pareja, por lo que les cuesta más alegrarse por los éxitos de su mujer, ya que estos los sienten como una amenaza. Mientras que las mujeres se regirían en mayor grado por un factor de reflexión, por el cual se alegran con los éxitos de su pareja, sintiéndolos como éxitos propios, y no como algo amenazante.
    El estudio además vincula ésta autoevaluación con los niveles de autoestima, encontrando que a mayores niveles del factor comparación dentro de la pareja, menor nivel de autoestima para el hombre, cuando la mujer tiene éxito profesional o social; en cambio a mayor factor reflexión se halla una mejor autoestima, es decir, la mujer tiene una alta autoestima cuando tiene a su lado un hombre exitoso.

  • ¿Cómo buscamos hoy el amor?

    ¿Cómo buscamos hoy el amor?

    Un reciente estudio publicado en el Journal of Personality and Social Psychology desata la polémica al cuestionar la existencia del amor romántico.
    Si hasta ahora se tenía la creencia, avalada por diversos estudios sobre la igualdad en la motivación que llevaba tanto a hombres como a mujeres a buscar pareja, éste estudio contradice los hallazgos previos revalidando los estereotipos existentes.
    El amor romántico, la pareja duradera, la compatibilidad de gustos y caracteres,… son signos en que se fijan tanto hombres como mujeres a la hora de enfrentarse a la difícil situación de buscar pareja, pero ¿es esto lo más importante?
    Según el profesor Li de la Singapore Management University, lo primero que tienen en cuenta las mujeres es el estatus social del hombre, desechando aquellos que tienen un nivel bajo, pudiendo optar a ser pareja los de nivel medio y alto, es decir, una vez que se supera ésta primera “criba” empiezan a entrar en juego todas las demás valoraciones anteriormente comentadas, el amor romántico,…
    En cambio, en el caso de los hombres, ellos se fijan primero en la belleza “externa”, descartando aquellas que consideran que tienen un nivel “bajo”, siendo posibles candidatas las que tienen un nivel medio o alto, igualmente que en la mujer, ahora jugarían esas otras cualidades que determinan qué tipo de pareja quiere.
    Aunque no existe un consenso en cuanto a cuál es la mejor pareja para uno, pues depende muchos factores, ya no sólo del gusto de cada cual, sino también de sus experiencias anteriores y expectativas futuras, a pesar de ello, todos y todas parecen realizar un primer “filtrado” de los candidatos, simplificando así la decisión.
    Aclarar que como características especiales de éste estudio, es que se llevaron a cabo mediante análisis de chats y de citas rápidas; en ambos casos una persona que está buscando pareja se encuentra con varios candidatos, durante un tiempo limitado, y al final debe de identificar entre todos ellos a cual o cuáles elegiría como una futura pareja indicado los motivos de su elección.


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    La investigación aporta como innovación, que incorpora un grupo de nivel económico bajo al estudio, aspecto que omiten los resultados previos donde se analizan a grupos homogéneos de pretendientes.
    Una de las características destacable es precisamente la metodología empleada para el estudio y que podría explicar por qué se hallan resultados diferentes y contrarios a los ya establecidos.
    El escaso tiempo de conversación con una persona hace que se prime el valor de la primera impresión, es decir, la persona que busca pareja debe de fijarse en unos pocas características del pretendiente y formarse una imagen global de la misma, y a partir de esos pocos datos considerarlo un candidato adecuado o descartarlo.
    Ésto que puede sonar novedoso, es precisamente lo que se lleva a cabo en una entrevista de trabajo, donde el entrevistador tiene que ver a veces a decenas de candidatos y de todos ellos quedarse con unos pocos para una segunda entrevista o directamente seleccionar al definitivo.
    Pues bien, en éstas circunstancias con una demanda temporal acuciante, se limita el análisis a las características más destacadas, como nivel de seguridad en un mismo, entonación, forma de sentarse o de vestir, todo lo cual va a conformar rápidamente esa primera impresión que va a determinar si el candidato consigue el puesto de trabajo o no.
    En la investigación que nos ocupa, la primera impresión del hombre y la mujer se rigen por claves diferentes, haciendo mayor hincapié en la belleza, en el caso de los hombres, y del estatus económico, en el caso de la mujer.
    Éste estudio, lejos de crear polémica, no hace sino completar la información que ya se tenía, teniendo una limitada validez ecológica, esto esto, afortunadamente la pareja la encontramos en un momento determinado, con la que nos formamos una primera impresión, pero en posteriores encuentros, esa imagen global que tenemos, se va a ir perfilando descubriendo nuevas cualidades e identificando carencias en la persona que estamos conociendo.

  • Ante un Dilema Moral

    Ante un Dilema Moral

    Cuando nos enfrentamos a un Dilema Moral, tenemos que tomar una decisión donde surgen «sentimientos enfrentados», pero ¿Hasta qué punto ésta es susceptible de variar nuestra moral?

    Desarrollo de la moralidad

    Los recientes acontecimientos sobre personas que han dejado al descubierto secretos sobre el funcionamiento interno de las empresas, ha dado la voz de alama sobre ésta temática.
    Las teorías sobre la moralidad que hasta ahora habían funcionado se ponen en tela de juicio, ya que no explican correctamente cómo un empleado integrado con sus compañeros y satisfecho con su trabajo, puede poner en riesgo su futuro al denunciar irregularidades dentro de su empresa.
    Los psicólogos sociales rápidamente han puesto en marcha distintos estudios para tratar de explicar éste fenómeno, que aunque no es novedoso, sí ha acaparado buena parte de las portadas de los principales periódicos en los últimos tiempos.
    ¿Qué haríamos nosotros si fuésemos testigos de alguna irregularidad por parte de algún compañero o jefe?, ¿Lo denunciaríamos o lo «dejaríamos pasar»?
    Desde la University of Northwestern, han encontrado que la respuesta se basa en nuestra moral, y en concreto en dos conceptos como son, la lealtad y la justicia.
    Lealtad, en éste contexto, a la empresa en donde se trabaja y de la cual se cobra, a la vez que a los jefes y compañeros a pesar de que cometan irregularidades.
    Justicia, en denunciar aquello que es inadecuado y contrario a la moral, independientemente de quién lo lleve a cabo, ni del riesgo que conlleve sobre el propio empleo.



    El dilema moral

    En el estudio publicado en el Journal Experimental Social Psychology se informa, que las personas tienen ciertas «tendencias» morales por las que se rigen. Así alguien que se guíe por la lealtad, nunca denunciará. En cambio, aquella persona que se rige por la justicia, denunciará cuando se presente una irregularidad en su empresa.
    El estudio además trata de comprobar cómo de «rígidas» son nuestras convicciones morales, para lo cual se pidió a 293 participantes que escribieran un breve ensayo sobre la justicia o la lealtad, según en el grupo que les hubiera tocado. Posteriormente tenían que resolver  una situación en donde debían adoptar una decisión sobre denunciar o no una irregularidad.
    Los resultados indicaron que aquellos participantes que tuvieron la tarea de escribir sobre la justicia, tomaron mayoritariamente la decisión de denunciar; mientras que aquellos que tuvieron que escribir sobre la lealtad, casi todos decidieron no denunciar las irregularidades.


    Diferencias en el desarrollo moral

    A pesar de ser un estudio experimental, las conclusiones que plantea parecen claras. Todos los días tenemos que enfrentarnos a distintas decisiones y lo hacemos en función de los conceptos morales interiorizados durante nuestra infancia. Pero ésta moralidad puede ir cambiando en función de nuestras nuevas experiencias, ya sean directas o vicarias (experiencias de otros observadas por nosotros). Además en éstas experiencias van a influir las demandas del exterior, esto es, las normas de conducta, manual de comportamiento y reglas establecidas dentro de la empresa; así como la información y publicidad recibida por parte de los medios masivos de comunicación, que pueden hacer variar «temporalmente» nuestra propia moralidad, en favor de un comportamiento u otro.
    Como vemos, aunque el componente moral no es parte de nuestra personalidad, sí va a tener un desarrollo parecido, en cuanto a que los primeros años van a ser determinantes para interiorizar las normas y reglas de la sociedad en la que nos desarrollamos. Pero a diferencia de la personalidad, la moralidad va a ser más variable, siendo susceptible de ser más flexible o rígida, en función de las experiencias que en cada momento se van teniendo, y maleables desde el exterior, sobre todo por personas que sean nuestros referentes, o por los medios de comunicación masivos.
    Un estudio por tanto, que muestra la «debilidad» de nuestra moral, con la cual nos regimos a la hora de tomar cualquier decisión en nuestra vida.

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