Categoría: Trastorno Adictivo o adicciones

  • Entrevista a D. José Ramón Ponce quien nos habla de los jóvenes

    Entrevista a D. José Ramón Ponce quien nos habla de los jóvenes


    Entrevista a D. José Ramón Ponce quien nos habla de los jóvenes y sus problemas desde un punto de vista psicológico.




    – ¿Cuáles son los problemas emocionales más presentes entre los jóvenes?

    Cuando se abandona la infancia comienza la etapa intermedia y de preparación para la vida adulta. Esta etapa, la cual abarca desde los doce hasta los dieciocho o veinte años de edad aproximadamente, es sumamente difícil. Los adolescentes se hallan inmersos en un torbellino de pasiones, sus desbalances emocionales son intensos y sufren por los cambios en los cuales se adentran. Los padres se equivocan a menudo al ver la sonrisa de sus hijos, pero en realidad esas manifestaciones son escape inconsciente a su incertidumbre, desorientación y angustia, por una sociedad que los espera pero no saben cómo enfrentar.
    Se muestran muy ansiosos, irritables, y a menudo agresivos. Se deprimen fácilmente debido a que es muy escabrosa la «tarea» de la inserción social. Sus intereses se modifican, lo que antes las gustaba, o donde se desenvolvían exitosamente, a partir de un momento dado le es indiferente. Sus miras corren en otra dirección, ya no interesa el estudio docente, orden en su habitación, o tareas del hogar.


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    – ¿A qué se cree que se debe?

    Las causas de conflictos emocionales en adolescentes, y su comportamiento peculiar, debe ser analizada desde dos ángulos diferentes. Por una parte, sus cambios internos, los cuales se inician con su modificación biológica, y por otra su interacción con el entorno socio-ambiental, incluidos padres, tutores y maestros.
    Los cambios internos, para mejor comprensión, siguen una secuencia sistémica. Se inician en la etapa preliminar de la pubertad, donde la maduración física y psíquica, promovida por el desarrollo endocrino, le imprime al joven nuevas características. Aparecen necesidades sexuales, determinadas por la producción de hormonas rectoras; andrógenos y testosterona en el masculino, y estrógenos en la femenina. Con ello surgen tendencias e impulsos que el púber requiere satisfacer, pero no comprende, no sabe cómo hacerlo, o no se atreve a lo ignoto para él.
    En consecuencia, trata de orientarse y conocer el mundo, requiere insertarse en la vida social que observa en adultos a su alrededor. En su conflicto, indaga y ensaya recursos para lograr sus objetivos, o apela a conductas compensatorias para ello. Por consiguiente, intenta obtener a cualquier costo el reconocimiento de quienes le rodean, explora modelos de identificación e intenta imitarlos, dado que estos lograron lo que él o ella no han logrado aún.
    Se acerca e integra al grupo de otros jóvenes de su edad y se amolda a estos, asume sus características para encontrar su orientación. Trata de sobresalir entre ellos de alguna manera, pretendiendo aceptación y admiración; incluso no solo en su entorno grupal sino también ante la comunidad y la sociedad en general. Por consiguiente es proclive a extravagancia, excentricismo y conductas bizarras.
    Se agrega la necesidad de negar la autoridad y la familia porque simbolizan su infancia, y aceptarlos es para ellos como regresar a su condición de niño. Desde luego, como resultado de todos estos conflictos disminuyen los intereses escolares, incluso resultados docentes.
    Tratan de lograr su reafirmación a cualquier costo, y en la medida que fracase en sus intentos, se siente intensamente frustrado. Puede por consiguiente ser factible a depresión, ansiedad, se torna distraído y angustiado, busca un “escape” a su estado, lo cual se hace más agudo si padres, tutores o maestros no lo comprenden.

    – ¿Qué papel tiene la tecnología en las emociones de los más jóvenes?

    Es evidente que el desarrollo tecnológico ha impuesto formas nuevas en las relaciones interpersonales, de lo cual no escapan los adolescentes; quizás estos cambios han encontrado en ellos mayor aceptación. Es natural que así sea, la necesidad de conocer el mundo, “estar en la cima”, insertarse al medio social, y la facilidad de comunicación misma, los hace proclives a acudir a la obtención del dominio y uso de las nuevas tecnologías.
    Se agrega que estos avances se erigen como medio de “escape” a su incertidumbre y ansiedad. La dedicación a la comunicación y uso digital constituye para ellos un mecanismo compensatorio a sus estados emocionales. Al mismo tiempo, constituyen un expedito canal de interacción con relaciones y grupos; de hecho es una vía para encontrar apoyo afectivo y orientación para el comportamiento eficiente.
    No hay que olvidar tampoco que la tecnología constituye un medio de realización personal, lo cual es muy útil en el adolescente. Eso le permite destacarse en la sociedad, un medio para hacerse sentir, y de manera constructiva.
    Sin embargo, ante esta nueva era comunicacional los padres se sienten a menudo impotentes, o al menos no comprenden la situación, y sienten que pierden el control de sus hijos y nietos. Más aun cuando, de la misma manera que la tecnología actual facilita la vida de los jóvenes, puede constituirse en un canal muy nocivo. Estos medios han servido para el abuso escolar, prostitución, y otras agresiones, desembocando en algunos casos en el suicidio de las víctimas.
    Claro está, el problema se complica por el hecho de que familiares de los adolescentes arrastran prejuicios y tabúes sexuales que pretenden infructuosamente impedir su circulación por carreteras digitales. No saben cómo abordar el problema, no comprenden, y en ocasiones las medidas tomadas son contraproducentes.
    Dada la situación como se presenta, no queda más alternativa que, en primer lugar, los padres obtengan conocimiento y destreza de los mismos medios tecnológicos que sus hijos operan. Segundo, educarlos en las consecuencias de su uso dañino e indiscriminado. Tercero, mantener, como se requiere sobre todo adolescente, un control prudencial de los contenidos comunicacionales que reciben o hacen circular; sin interferir su privacidad en lo posible. En fin, la tecnología tiene su lado favorable y el desfavorable, por lo cual se requiere un balance y control correcto de su uso, pero lo cierto es que no se puede negar ni impedir.


    – ¿Qué nivel de éxito tiene el tratamiento psicológico entre los jóvenes?

    El tema del nivel de éxito en el tratamiento de adolescentes es polémico por diversas razones. En primer lugar se requiere determinar la causa por la cual se acude a buscar ayuda profesional con respecto al hijo adolescente. Es muy común ver que los padres o tutores los conducen a psicólogos o psiquiatras simplemente porque no pueden “controlarlos”, son contestarios”, o presentan conductas divergentes con hogar o familia. Es diferente cuando presentan un franco trastorno, como esquizofrenia, estados obsesivo-compulsivos crónicos, u otros.
    Se agrega un hecho, no siempre comprendido, y es que las adversidades sufridas por sus miembros, como preocupaciones, problemas o fracasos, provocan irritaciones que tienden a desplazarse hacia el «eslabón débil», el «chivo expiatorio», la «oveja negra», y estos son usualmente adolescentes del hogar. Lo cierto es que los padres pretenden que el joven se comporte a su “imagen y semejanza”, y no es posible.
    Por otra parte, a menudo cuando existen realmente conductas anómalas o antisociales en el adolescente, los padres, tutores e incluso maestros, pretenden que el psicólogo resuelva en horas lo que ellos han fomentado durante años.
    De cualquier manera se requiere tomar en cuenta un hecho del cual me he percatado durante largo tiempo en el ejercicio profesional de la psicología. Los adolescentes calificados de “problemáticos” por su entorno, pueden presentar una conducta conflictiva en mayor o menor medida, incluso antisocial. Sin embargo, en la mayoría de los casos es solo apariencia. Es como si crearan una «coraza» defensiva, la cual es presentada a la familia y sociedad, pero debajo se encuentra el verdadero individuo. A medida que su entorno sea más desfavorable, dicha «coraza» penetra en su interior, y cuando alcanza su personalidad, ya es tarde.
    En consecuencia, al reflexionar sobre la conducta del adolescente se requiere primero definir, si hay un trastorno que merite tratamiento, son conductas normales de un adolescente, o es un comportamiento resultante de los errores de padres, maestros o tutores.

    – ¿Deja «secuelas» psicopatologías asociadas a la depresión o el estrés si no se tratan a tiempo?

    Sin embargo, el trastorno que constituye un llamado de alerta son las manifestaciones de depresión en el adolescente. Es explicable que el cumulo de conflictos que sufre propicien dicho estado, máxime si los padres no lo han capacitado suficientemente para afrontar los embates de la vida. En ello se incluyen tanto adversidades propias de su edad, como causadas por su entorno socio-ambiental; por ejemplo, el fallecimiento de sus padres, crisis sociales, carencias financieras en el hogar, víctima de guerra, migración, entre otras.
    No es necesario ofrecer cifras, todos saben que el índice de suicidio en esas edades es elevado, y en Conversando con adolescentes, se ofrecen ejemplos de las consecuencias de no tomar en cuenta estos cambios en los jóvenes. Se enumeran sus causas y señales, así como el modo de proceder cuando surge este trastorno.

    – ¿Qué relación existe entre los problemas emocionales y otras psicopatologías como los trastornos de la alimentación?

    Diferentes teorías indican asociación entre los conflictos emocionales y los trastornos alimentarios en los adolescentes, predominantemente mediando estados severos de ansiedad; principalmente en anorexia y bulimia. En mi opinión, puede existir un factor educativo en la etiología de estos trastornos, al margen de una explicación psicoanalítica.
    Se sugiere una relación estrecha entre el estado obsesivo por la figura, especialmente en mujeres jóvenes en su afán por una presencia física delgada. Esta actitud alcanza un nivel morboso, de enfermedad, cuando se produce férreo condicionamiento obsesivo-compulsivo por la delgadez. Desde luego, este estado puede conducir a la muerte si no es tratado con los medios psiquiátricos y psicológicos disponible; aunque el nivel de éxito sea bajo.
    Por otra parte, la bulimia sigue un curso similar. Incluso es común observar como numerosas personas sin llegar a ese nivel de enfermedad, aumentan de peso por la obsesión de comer. Sin embargo, en este trastorno el mecanismo parece ser diferente, el acto mismo de “llevar” porciones de alimento a la boca constituye en sí mismo liberador de ansiedad.


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    – ¿Cuál es la relación entre los problemas emocionales y las adicciones?

    Aunque no poseo vasta experiencia en drogadicción y abuso de sustancias, los pocos casos que he atendido encajan dentro de los planteamientos de la teoría y práctica clínica. Se indican varios factores fundamentales en general; entre ellos el exceso de permisividad desde la infancia, y la falta de autoridad. También se indica la carencia afectiva, concretada en la escasez de muestras de afecto, frialdad, abandono, o alejar al niño del hogar desde temprana edad. Quizás interviene en alguna medida el vecindario, grupo de amigos, y entorno social. Pero lo cierto es que si se consolidan las relaciones de la adolescente con su madre, y el adolescente con su padre, se siembre el antídoto contra conductas nocivas.
    En el libro Conversando con adolescentes (adquirible en amazon.com) se halla el epígrafe “Malos hijos”, y expongo el error que esa idea significa. Los hijos no “salen malos ni buenos”, sino que son producto del entorno familiar y social en que se desenvuelven. Al margen de la posibilidad de transmisión genética, las conductas relacionadas a su vínculo con la sociedad parecen ser más un producto de la educación que de la herencia biológica.
    Al respecto es necesario enfatizar que la educación y la identificación del adolescente con sus padres o maestros no se logra tanto por los sermones a los cuales son sometidos, sino por recursos habilidosos para hacer que presten atención; abundo en medidas prácticas para ello en ese libro. Por encima de todo debemos evitar que cuando “hablemos” mucho, digan para sus adentros “si, para que te calles”
    Es por ello sumamente importante, para padres y tutores, comprender, y saber influir y manejar al adolescente. Una Caja de caudales es muy difícil de abrir, y es casi impenetrable si no se tiene la combinación requerida, podemos estar días golpeándola sin poder abrirla. La mentalidad del adolescente es similar, es imposible que responda si no nos relacionamos con ellos correctamente.




    Desde aquí mi agradecimiento a D. José Ramón Ponce por habernos acercado a las dificultades psicológicas que se pueden presentar entre los más jóvenes.

  • ¿Cómo evoluciona la adición a drogas con el tiempo?

    ¿Cómo evoluciona la adición a drogas con el tiempo?


    Uno de los problemas fundamentales con respecto a las drogas es la adicción, esto es, la persona va a consumirlo una y otra vez.

    El problema de las adicciones

    Cuanto antes se inicie en el consumo, según algunos estudios, más duradera va a ser en el tiempo esta adicción, ya que el joven lo ve como «normal».
    Una circunstancia que no hace si no «minar» cualquier intento por dejarlo, ya sea por parte del propio consumidor como por parte de sus familiares y amigos.
    Hay que tener en cuenta, hasta donde yo sé, que no existe ninguna droga que «sea buena» para la salud a medio o largo plazo.
    Es cierto que algunas drogas han surgido de medicamentos, como el tabaco o la morfina, pero su uso fuera del control médico lo convierten en peligroso para la salud de quien lo consume.
    Cuanto más tiempo se lleve a cabo dicho consumo peores serán las consecuencias que sobre la salud física y mental tendrán.
    Una preocupación que para no afectar a los jóvenes, pero que con el tiempo va a acarrear importantes problemas de salud entre los adultos, acortando su vida, pero sobre todo perjudicando su calidad en sus últimos años.
    Al respecto se han realizado muchos análisis para comprobar por qué unas personas son capaces de «dejar de fumar» o no han vuelto a «tomar ni una gota de alcohol» mientras que otras parece que por mucho que lo intenten son «incapaces» de dejar sus adicciones.
    Algunos estudios lo atribuyen a componentes de personalidad, otros incluso a aspectos genéticos que «conducen» a los hijos de adictos a consumir,… pero ¿Cómo evoluciona la adición a drogas con el tiempo?


    Vídeo Recomendado: Conferencia Prevención a las Adicciones en los Jóvenes. Jorge Piñeros

    Factores que facilitan las adicciones

    Esto es lo que ha tratado de responderse con una investigación desde el Department of Psychology, Arizona State University; junto con el Department of Psychology and Neuroscience y el Department of Medicine,Duke University Medical Center; y el Department of Emergency Medicine,Violence Prevention Research Program,University of California Davis (EE.UU.) junto con el Dunedin Multidisciplinary Health and Development Research Unit,Department of Psychology,University of Otago (Nueva Zeland) y el University of Queensland Centre for Clinical Research, University of Queensland (Australia) cuyos resultados han sido publicados en la revista científica Psychological Medicine.
    En el estudio participaron mil treinta y siete «kiwis» (que es como se denominan a los nacidos en Nueva Zelanda), de los cu cuales el 48% eran mujeres, nacidos entre 1972 y 1973.
    Todos ellos tuvieron que responder al cuestionario Diagnostic Interview Schedule (DIS) en donde se les preguntaba sobre el consumo de tabaco, alcohol y cannabis.
    Se realizó un seguimiento en varios años, cuando tenían 21, 26, 32 y 38 años.
    Se analizaron nueve factores para comprobar su papel en la presencia de adicción a lo largo del tiempo, para determinar si alguno de ellos sirve como factor de riesgo sobre el que intervenir.
    Así se analizó los recursos familiares; los antecedentes familiares de adicción; los problemas de conducta durante la infancia; episodios depresivos durante la infancia; la edad de inicio de consumo; la frecuencia de consumo de cada una de las drogas analizadas.
    Los resultados muestran que los factores anteriores son importantes para el mantenimiento de la adicción a lo largo del tiempo, siendo más «fácil» predecir cuando se presenten más factores de riesgo analizados.
    Así, si no tiene ninguno de los factores anteriores, el joven tiene un 3% de posibilidades de consumir alcohol, tabaco o cannabis.
    Si tiene tres de estos factores de riesgo, el porcentaje de consumo a largo plazo aumenta hasta un 27% de los jóvenes, es decir, más de uno de cada cuatro.
    Si tiene seis o más factores de riesgo, el porcentaje de mantener la adicción a largo plazo aumenta a un 74% de los jóvenes.


    Las adicciones a lo largo de la vida

    Una de las limitaciones del estudio es que los resultados se centran en una población muy especifica, los nacidos y que viven en Nueva Zelanda, un país con una idiosincrasia difícil de encontrar en otras localizaciones.
    Igualmente en el estudio únicamente se atendieron a tres de las adicciones más comunes, el alcohol, el tabaco y el cannabis, siendo dos de ellas «drogas legales», por lo que las conclusiones al respecto no se pueden extrapolar al resto de las drogas cuya característica fundamental es que no son legales.
    Los resultados del estudio plantean un complejo panorama para poder intervenir, a pesar de ello, el ser capaz de identificar los factores de riesgo, y el peligro de su acumulación permiten conocer qué se puede hacer al respecto.
    Es decir, se puede realizar estudios de screening para conocer qué jóvenes tienen un mayor número de factores de riesgo, siendo estos los más probables para que continúen su adicción a los largo de la vida, y por tanto los que más ayuda necesitan para su desintoxicación.
    Cuanto antes se realice estos estudios en la población, más fácil será prevenir entre los que más riesgo sufren y con ello evitar las importantes consecuencias que sobre su salud física y mental van a tener.


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  • Consume tabaco, aniquila tu cerebro

    Consume tabaco, aniquila tu cerebro

    ¿Sabías que el consumo de tabaco es la primera causa de muerte evitable en el mundo?, ocasiona alrededor de 5 millones de defunciones anuales, el mismo número de fallecimientos que causan, juntos, el sida, la malaria y todas las enfermedades infantiles prevenibles.

    Artículo escrito por Dª. Diana Julieth Garnica Salazar, estudiante de la Corporación Universitaria Minuto de Dios (Colombia) gracias al acuerdo de colaboración con dicha institución representada por la docente Dª. Nancy Jiménez.

    Relación entre el tabaco y la salud

    Aunque estas cifras sean alarmantes en cuestión de salud física, se ha subestimado el daño que puede hacer el consumo de tabaco sea fumado o masticado, en la salud mental de las personas, se ha asociado con la disminución en el coeficiente intelectual, daños neuronales, trastorno por déficit de atención con hiperactividad, depresión, trastorno de bipolaridad, trastornos para dormir y de alimentación.
    Esto es precisamente materia de estudio y recientemente se han encontrado en informes como, “HOJA DE CENIZA sobre el tabaquismo y la salud mental” que el 40% de los fumadores activos padecen alguna psicopatología, este estudio también señala que en el caso de la depresión, puede estar en el origen a la adición al tabaco, al observar un incremento en este tipo de pacientes, también entre las causas de las demencias como la enfermedad de Alzheimer, el consumo de tabaco incrementa en un 50% las posibilidades de sufrir de demencia.
    Otros estudios realizados por “Profesor Mark Weiser del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Tel Aviv” señalan que las personas que fuman en comparación a las que no, poseen un coeficiente intelectual más bajo en promedio de siete puntos menos, aunque este estudio mostró una conexión entre el consumo de tabaco y un coeficiente intelectual más bajo, no mostró que fumar provocara daños cerebrales directos, sin embargo, una investigación dirigida por “Debapriya Ghosh y Anirban Basu del Centro Nacional de Investigación Cerebral de la India” parece indicar una conexión distinta entre el consumo de tabaco y el daño cerebral, los resultados de sus pruebas, mostraron que la nitrosamina NNK, un pro cancerígeno comúnmente encontrado en el tabaco, promueve el desarrollo de una enfermedad inflamatoria del cerebro que «provoca daños neuronales subsecuentes». Los investigadores sugieren que la nitrosamina NNK ocasiona que los inmunitos del cerebro ataquen a las células sanas en lugar de a las células dañadas o enfermas.


    https://youtu.be/6_GSf82lFNk

    Vídeo Recomendado: 03 Drogas y cerebro: Tabaco y Alcohol

    Tabaco y mortalidad

    La comunidad mundial de salud pública, a través de la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha expresado mucha preocupación por las tendencias alarmantes en el consumo de tabaco y las enfermedades que se le atribuyen. Al 20 de septiembre de 2007, 150 países han ratificado el Convenio Marco para el Control del Tabaco (FCTC), que prevé que los países que lo han ratificado tomen serias medidas contra el consumo de tabaco a través del aumento de impuestos al tabaco, prohibición de publicidad y promoción del tabaco, prohibición de fumar en lugares públicos y lugares de trabajo, implementación de advertencias para la salud eficaces en los envoltorios de tabaco, mejoramiento al acceso a tratamientos y medicamentos para dejar de fumar, regulación de contenidos y emisiones de productos de tabaco y eliminación del comercio ilegal de productos de tabaco.


    Tabaco y Salud Mental

    Hay que recordar que los efectos nocivos afectan directamente al consumidor, pero indirectamente a las personas con las que convive, de ahí que se hayan regulado los espacios cerrados, para evitar la influencia conocida del tabaco en los «fumadores pasivos» o simplemente personas que se sientan al lado o viven con el fumador.
    A pesar de ello, y de los esfuerzos de muchos países, todavía no se ha conseguido «erradicar» esta adicción, debido a que existen importantes intereses económicos detrás, de ahí que cuando un gobierno apruebe una ley más restrictiva sobre el consumo o la publicidad del tabaco rápidamente reciba denuncias por parte de las tabacaleras o las distribuidoras para frenar dichas medidas en los tribunales.
    A pesar de todo este «juego económico» lo que hoy en día es innegable son los efectos negativos del tabaco en el cerebro, siendo estos de peores consecuencias cuanto antes se inicie su consumo.

    Desde aquí mi agradecimiento a Dª. Diana Julieth Garnica Salazar, por su recuperar un planteamiento en ocasiones olvidado sobre la importancia de la prevención del consumo de tabaco debido a sus efectos nocivos en el consumidor, y a Dª. Nancy Jiménez, docente de la Corporación Universitaria Minuto de Dios (Colombia).

    Bibliografía sobre el Tabaco y la Salud
    • Juan Moisés de la Serna. (2016).¿Cual es la relación entre el consumo del tabaco y la salud mental?. 07/04/2016
    • Asociación Médica Mundial. (2016). Declaración de la AMM sobre los Peligros del Tabaco y sus Productos Derivados para la Salud. 07/04/2016, de Asociación Medica MundiaL
    • Alice Abler. (2010). El tabaco y la Salud Mental. 07/04/2016, de Visionjournal.es

  • ¿Existe relación entre La adicción a internet y la agresividad?

    ¿Existe relación entre La adicción a internet y la agresividad?


    Uno de los síntomas más claros de la adicción es cuando se produce una reacción agresiva al querer quitarle el objeto de su adicción.

    Adicción a Internet

    Mucho se ha hablado sobre los beneficios sociales de internet, el acceso a la información e incluso en el desarrollo de la autonomía a la hora de su formación, gracias al acceso libre de textos y vídeos que cada vez es más frecuente, incluso desde las universidades.
    Pero si bien es cierto que toda la información está ahí, no es el único uso que se puede hacer a través de internet.
    Aunque internet no se usa únicamente para formarse o relacionarse, una industria que está tomando auge en los últimos años es la del ocio a través de internar o ciberocio.
    De ahí que actualmente existan multitud de plataformas dedicadas exclusivamente al entretenimiento, ya sea a la lectura de ebooks, música o vídeos de todo tipo.
    Pero si algo parece destacar sobre cualquier otro ciberocio son los juegos online, los cuales son una evolución de aquellos que se jugaban en solitario.
    Actualmente la interconectividad permite que miles de jugadores puedan estar participando en la misma partida cada uno desde su propio domicilio.
    El contendido de estos juegos online es tan diverso como la imaginación de sus creadores, pero quizás los que más jugadores tienen son los que incluye cierto nivel de agresividad.
    Así pues, los juegos de violencia son uno de los medios de ocio más usados entre los adolescencia, pero ¿Existe relación entre La adicción a internet y la agresividad?


    Vídeo Recomendado: Las ciberadicciones en la Fiera de mi niña. ¿Adictos a internet?

    La ciberadicción

    Esto es lo que ha tratado de responderse con una investigación realizada desde la School of Psychology, Shandong Normal University(China) cuyos resultados han sido publicados en la revista científica Psychology Research.
    En el estudio participaron trescientos sesenta y tres estudiantes, de los cuales la mitad eran mujeres, con edades comprendidas entre los 17 a 24 años.
    A todos ellos se les administraron diversos cuestionarios estandarizados, para evaluar su nivel de ciberadicción a través del Chinese Internet Addiction Scales revision (CIAS-R), otro para conocer sobre el nivel de estrés vivenciado a través del Adolescent Self-Rating Life Events Check List (ASLEC); para el nivel del apoyo social percibido mediante el Social Support Scale (PSSS) y para evaluar el nivel de agresividad mediante el Aggression questionnaire (AQ).
    Los resultados indican que la adicción a internet se relaciona positiva y significativamente con mayores niveles de agresividad y estrés, y negativamente con los niveles de apoyo social.
    Esto es, a mayor nivel de apoyo social, menor agresividad, menores niveles de estrés y menor adicción a internet.
    Y, por el contrario, a mayor adicción a internet, mayores niveles de estrés y ansiedad, que desencadena en una mayor agresividad física y verbal.


    Relaicón entre la adicción y la agresividad

    Entre las limitaciones del estudio está el no incluir medidas de tipo observacional o de registro de conducta, ya que únicamente se basa en la respuesta de los participantes.
    Igualmente habría sido adecuado realizar alguna medida de personalidad, para evaluar si esta media en la adicción a internet o la agresividad.
    A destacar del estudio, que trate de dar respuesta a una pregunta que se plantean muchos padres sobre los beneficios o no de aquella adicción, sabiendo que pasar tantísimas horas conectados puede que no sea bueno para el menor.
    El encontrar un papel de intermediación de los niveles de estrés percibidos, entre la dependencia a internet y la agresividad, permite establecer planes de prevención e intervención con lo que evitar que dicha adicción acabe en agresividad.
    Por último y no por ello menos importante, el papel de las relaciones sociales en el «mundo real» y especialmente de la familia, es fundamental tanto para prevenir la adicción a internet como la agresividad posterior.
    Volviendo con ello a poner el punto de mira en la familia, y cómo esta se convierte en agente fundamental para la salud de los menores, en este caso para que no «caigan» en la adicción a internet, dando apoyo al menor, evitando así que se convierta en alguien agresivo.

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  • ¿Es bueno el consumo de alcohol en la tercera edad?

    ¿Es bueno el consumo de alcohol en la tercera edad?

    Si ha habido un tema polémico con respecto a la tercera edad, ha sido sobre lo que es bueno o no, con respecto al consumo de sustancias.

    El problema del alcoholismo

    Durante un tiempo se llegó a defender que el consumo de tabaco era «bueno» para la prevención del Alzheimer, aspecto que actualmente no se mantiene.
    La misma polémica surge ahora con el tema del consumo del alcohol, ya que es una sustancia, como la del tabaco, socialmente aceptada, a pesar de las graves consecuencias sobre la salud de su abuso.
    El caso más extremo de adicción al alcohol o alcoholismo sería el Síndrome de Korsakoff, el cual señala de un deterioro grave de las funciones cognitivas con episodios de psicosis incluida.
    Sin llegar a esos extremos, existen otras patologías asociadas al consumo excesivo de alcohol, como la cirrosis hepática, entonces ¿Es bueno el consumo de alcohol en la tercera edad?


    Vídeo Recomendado: Alcoholismo también afecta en la tercera edad

    El alcohol en la tercera edad

    Esto es lo que se ha tratado de resolver con una investigación desde el Department of Radiology y el Department of Family Medicine and Public Health, University of California (EE.UU.) cuyos resultados acaban de ser publicados en la revista científica The Journal of Prevention of Alzheimer’s Disease .
    En el estudio participaron 1.624 mayores de cincuenta años, de los cuales el 60% fueron mujeres.
    Todos ellos tuvieron que responder a pruebas de evaluación cognitiva como el Mini-Mental State Examination (MMSE), la evaluación de la función ejecutiva a través del Trails Making Test, Part B (Trails B), la memoria visual a través del Heaton Visual Reproduction Test y la capacidad de aprendizaje a través del Buschke-Fuld Selective Reminding Test.
    Igualmente se evaluó los hábitos de consumo de alcohol mediante entrevista semiestructurada sobre la frecuencia en los doce meses anteriores al estudio.
    Basado en los hábitos de consumo se dividió a los participantes en tres grupos, los que no bebían alcohol, los que ex bebedores y los que bebían actualmente.
    Los resultados informan de diferencias significativas entre los bebedores y no bebedores, en cuanto a las funciones cognitivas y la memoria; preservándose entre los no bebedores y los que lo hacían de forma moderada.
    Diferencias significativas que también se observaron en la salud general de los participantes y en el nivel de hipertensión, obteniendo peores resultados entre aquellos que consumían frecuentemente alcohol o lo habían hecho en un tiempo pasado, aunque ahora no lo hiciesen.


    La relación entre alcohol y ancianidad

    Entre las limitaciones del estudio está el no haber realizado ninguna evaluación específica para la detección de sintomatología asociada al Alzheimer, para comprobar si el alcohol que se consume o el consumido es una variable determinante o no en la aparición de dicha enfermedad.
    Hay que tener en cuenta, tal y como señalan los autores, que el consumo, para que sea beneficioso para la salud debe de ser moderado o simplemente no tomar alcohol.
    Tal y como se recoge en el estudio, las adicciones al alcohol donde existe un consumo exagerado va a tener importantes consecuencias en la salud del adulto, siendo estas más graves en la medida en que se inicie antes su consumo.
    De ahí que muchos gobiernos han implementado políticas de prohibición de la venta de alcohol a menores de edad, edad que en algunos países como en EE.UU. se fija en 21 años, y que, en otros, como en Europa es de 18 años.
    A pesar de lo cual, los últimos indicadores señalan que los jóvenes se inician mucho antes de lo estipulado por las normas regulatorias sanitarias.
    Por todo lo expuesto y contestando la cuestión planteada sobre si es bueno o no el consumo de alcohol en la tercera edad, cabe responder, a la luz de los resultados de esta investigación que es mejor no tomar alcohol, y de hacerlo, que sea de forma moderada, para preservar tanto la salud física como psicológica del anciano.

  • Dime como piensas y te diré qué sustancia consumes

    Dime como piensas y te diré qué sustancia consumes


    Hoy en día existe un mayor acceso a la información sobre los efectos de las drogas.

    El problema de la adicción al tabaco

    A pesar de ello, hay personas que piensan que son “exageraciones” o que viven “de espaldas” a la información sobre sus efectos.
    Los jóvenes parecen ser los más tolerantes sobre la realidad del consumo de sustancias, llevados por el deseo de experimentar o romper las reglas, sin percatarse o querer enterarse de los riesgos para la salud física y mental de este consumo.
    Es cierto que no todas las sustancias (tabaco, alcohol u otras drogas) van a tener las mismas consecuencias personales y sociales, de hecho, alguna de ellas ha sido clasificada como una “droga social” ya que su consumo es “bien visto” socialmente o al menos permitido, mientras que otras son rechazadas públicamente.
    Luego están las drogas “polémicas” en el que “parece” no existir un consenso sobre los beneficios o perjuicios que provoca, como en el caso del cannabis. Una polémica social que no está fundamentada en la ciencia y sus resultados; a pesar de ello, los últimos estudios indican que los jóvenes están siendo cada vez más tolerantes hacia esta droga, asumiéndola como “poco peligrosa” y “beneficiosa” a pesar de los datos científicos en contra de su uso y abuso.
    A esta polémica se une que desde los poderes públicos no exista un consenso al respecto, así lo demuestra en EE.UU. donde existen estados donde el uso y consumo de la marihuana es legal y en otros no, tal y como se puede ver en la gráfica siguiente:

    Legalidad de la marihuana en EE.UU. | InsideGov

    La conciencia social ha sido el pilar fundamental sobre el que se ha basado las campañas de sensibilización de las instituciones y asociaciones contra la droga, asumiendo que cuanta más información esté disponible sobre las mismas y sus efectos, menos consumidores habrá, pero, ¿Existe relación entre nuestra forma de pensar y lo que se consume?


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    La adicción al alcohol

    Esto es lo que ha tratado de averiguarse con una investigación realizada desde el Department of Psychiatry and Human Behavior, School of Medicine Atma Jaya Catholic University of Indonesia (Indonesia) junto con el Nijmegen Institute for Scientist Practitioners in Addiction (NISPA), Radboud University, y el Department of Psychiatry, Donders Institute for Brain, Cognition and Behavior, Radboud University Medical Centre (Países Bajos) cuyos resultados han sido publicados en la revista científica Journal of Child & Adolescent Behavior.
    En el estudio participaron 306 estudiantes universitarios, de los cuales el 82.1% eran mujeres, con edades comprendidas entre los 19 a 23 años.
    Todos ellos tuvieron que contestar un cuestionario estandarizado sobre creencias en relación a las drogas denominado Illness perception questionnaire revised version for addiction (IPQ-A), para evaluar el consumo de sustancias en los treinta días previos a la evaluación se empleó el cuestionario estandarizado denominado CIDI.
    Los resultados muestran que las sustancias más consumidas entre los jóvenes son el alcohol (89%), el café, la nicotina (21%) y el cannabis (11%).
    Con respecto a la diferencia de género, se encontraron diferencias de género en el consumo de té (mayor en mujeres); el cannabis y los estimulantes (mayor en hombres).
    Para el análisis comparativo sobre las creencias sobre las drogas se separaron los participantes en función de si eran consumidores habituales (91 participantes) o no de sustancias (217 estudiantes).
    Los resultados mostraron diferencias significativas entre los consumidores y no consumidores a la hora de “comprender la adicción”, siendo significativamente más “comprensivos” los consumidores habituales. Igualmente, estos obtenían puntuaciones significativamente más elevadas en cuanto a la creencia de control sobre la adicción, pensando que podían dejarlo cuando quisieran.


    La adicción al cannabis

    Entre las limitaciones del estudio comentar que únicamente se basaron los resultados en las pruebas escritas y no en la observación ni en información de terceras personas.
    Igualmente, la selección de los estudiantes como sujetos de análisis, deja fuera a muchos otros jóvenes, por lo que no se puede concluir sobre la generalidad de los mismos.
    A pesar de las limitaciones anteriores hay que destacar la relación entre las creencias y el consumo de drogas, por tanto, los objetos de las campañas de sensibilización tendrían que ir más encaminadas a “luchar” contra estas dos creencias que son las que significativamente se muestran en los consumidores habituales.
    La creencia de la permisibilidad social, en que “todo vale” y la creencia de “falso control” que se puede dejar cuando se quiera deberían de ser los pilares de las campañas de lucha contra la droga, en función de los resultados de este estudio.
    Ya que la creencia contaría, es decir, no hay porqué ser tan “comprensivos” con los que consumen habitualmente drogas, o no es cierto que uno pueda dejar la droga cuando se quiera, estas dos creencias parecen haber “protegido” a los no consumidores.

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