Categoría: Psicología Clínica y Psicoterapia

Temática de la Psicología Clínica

  • ¿Se pueden prevenir los problemas de salud mental?

    ¿Se pueden prevenir los problemas de salud mental?

    Aunque existe un porcentaje de problemas de salud mental que es heredado, en la mayoría de los casos es preciso que se den las condiciones ambientales para desencadenarlo.
    La combinación de estos dos elementos, el genético y el ambiental, hace que surja con mayor facilidad los problemas de salud mental.

    Salud mental

    Pero incluso en una persona sana genéticamente, sin antecedentes familiares de problemas de salud mental, si es expuesto a condiciones nocivas, como al estrés continuado, esto puede en desencadenar problemas de salud mental, por ejemplo trastornos afectivos, como la depresión mayor o de ansiedad.
    Lo que no está todavía claro, es por qué a unas personas, las mismas o similares circunstancias, le puede desencadenar un problema mental y a otro no, partiendo de que ambas tiene una genética sin antecedentes familiares de estos problemas, entonces, ¿Se pueden prevenir los problemas de salud mental?



    Genetica y psicpatologia

    Esto es lo que se ha trata do de responder con una investigación realizada desde la Ruhr-University Bochum (Alemania), cuyos resultados acaban de ser publicados en la revista International Journal of Clinical and Health Psychology.
    En la muestra participaron estudiantes de tres grupos poblacionales diferentes, 8669 chinos, 604 rusos y 394 alemanes, todos ellos con una media entre los 21 a 26 años.
    A todos se les administraron las versiones traducidas para evaluar los niveles de estrés a través de la Depression Anxiety Stress Scale (D.A.S.S.-21) y la Brief Daily Stressor Screening (B.D.S.S.), igualmente se evaluó hasta qué punto este estrés afectaba a su salud a través de la Positive Mental Health Scale (P.M.H.), y por último se evaluó el nivel de estrés percibido a través de la General Self-Efficacy Scale (G.S.E.).
    Se consideró que los participantes tenían mayor salud mental negativa, a puntuaciones más elevadas en Depression Anxiety Stress Scale (D.A.S.S.-21) y mayor salud mental positiva, a mayores puntuaciones en Positive Mental Health Scale (P.M.H.).
    Los resultados informan que el estrés percibido juega un papel mediador tanto en la salud mental positiva y negativa, esto es, si la persona tiene altos niveles de autoeficacia percibida, la salud mental positiva es mucho mayor, que si tiene baja autoeficacia percibida donde la salud mental negativa crece.
    Estos resultado se mantienen en cada una de las tres poblaciones analizadas.

    Estres salud mental

    Los datos muestran que la autoeficacia percibida, es decir, la creencia que tenemos nosotros mismos de nuestra habilidad para el desempeño de tareas, es un factor mediador entre el estrés y la salud mental.
    Esto es, una persona sometida al estrés, si piensa y cree que no puede superar la situación, va a estar más expuesta a la aparición de problemas mentales, que alguien que piense y cree que sí puede superar esos problemas, lo que va a servirle para la prevención de problemas de salud mental.
    Aunque los resultados son claros, no parecen ser suficientes para explicar en todos los casos, por qué se producen y por qué no, la presencia de enfermedades mentales, que se puede dar incluso en personas con altos niveles de autoeficacia.
    Los autores señalan que deben de existir otros factores, que como la autoeficacia, estén mediando entre le estrés y la salud mental, y aunque indican algunos como el nivel de autoestima o de optimismo, no los analizan.
    El estudio trata de responder una importante cuestión, pero sólo constata la complejidad de la respuesta, comprobando cómo un factor, el de la autoeficacia, tiene un papel destacado, pero no es suficiente para actuar como predictor ni protector de la salud mental.
    Además la consideración del estrés como único o más importante elemento desencadenante de la salud mental, hace que se obvie las causas genéticas e incluso los problemas asociados al consumo de determinadas sustancias.
    Igualmente, el término de estrés empleado, es asimilado al estrés malo o distres, sin entrar en la consideración del eustrés o estrés bueno, que en vez de perjudicar al individuo, le ayuda a su superación personal, al presentarle metas que puede desempeñar, y cuyos resultados hacen que se sienta bien por haberlos alcanzado.
    Luego el estudio tiene importantes carencias tanto teóricas como de investigación, quizás por su ambiciosa pregunta a la cual quería dar respuesta
    A pesar de lo anterior, el entrar a tratar este tema, y el haber encontrado el destacable papel de la autoeficacia, deja constancia de lo que desde hace años e lleva reivindicando en los libros de autoayuda “!Querer es poder””, o más correctamente “Creer que se puede, es la base de no ser derrotado”.
    No se trata tanto de conseguir todo lo que uno quiera, si no, que cuando surja el estrés por no conseguirlo, o la frustración por el fracaso, no afecte de manera tan negativamente que pueda desencadenar en un problema de salud mental.

  • ¿Es adecuado el ejercicio físico para el autismo?

    ¿Es adecuado el ejercicio físico para el autismo?

    Una reciente investigación realiza un meta análisis sobre la efectividad de programas de intervención mediante ejercicio físico en los menores con autismo.
    El incremento del conocimiento de la Trastorno del Espectro Autista, ayuda, no sólo a comprender cómo y por qué se produce, sino sobre todo, y lo más importante a desarrollar nuevas técnicas de intervención eficaz, las cuales deben de ser validadas para su incorporación en los programas de entrenamiento con estos menores.

    Ejercicio físico en el autismo

    Cuando el profesional de la salud se enfrenta a la tarea de decidir “por dónde empezar” a intervenir, tiene que priorizar entre las habilidades o capacidades más afectadas o entre aquellas más necesarias para llevar una vida lo más normal posible.
    Una decisión que en ocasiones lleva a postergar la intervención de otras habilidades no tan “necesarias “o imprescindibles, pero igualmente importantes para el desarrollo normal del menor. No se puede entrenar todo a la vez, y menos con menores que muestran dificultades a la hora de aprender nuevas habilidades y conductas.

    En el caso concreto del Trastorno del Espectro Autista, se suele priorizar por la incorporación de una intervención dirigida a mejorar el área más afectada, el de la comunicación, entrenando la comprensión y expresión de palabras, para poder así dirigirse a otros para pedir lo que requiere, o entender instrucciones breves y concisas de los demás, dejando para un “segundo momento” de la intervención el fomentar la autonomía personal.
    Para los padres, cualquier avance es bien acogido, aunque entienden que en muchos casos la “recuperación total” del nivel al de sus compañeros es imposible, cualquier paso que se vaya dando en la buena dirección se ve como un verdadero logro del pequeño.

    Pero alrededor de estas áreas principales de intervención se están experimentando nuevas intervenciones que buscan paliar el retraso en el desarrollo mostrado en otras áreas, como el del movimiento, pero ¿Es adecuado el ejercicio físico en el autismo?


    https://youtu.be/uX6063mDs5k

    Gimansia y autismo

    Esto es precisamente lo que trata de explorarse desde la Universidad Batista de Hong Kong (China), cuyos resultados han sido recientemente publicados en la revista científica International Journal of Learning and Teaching.
    En esta ocasión se trata de un metaestudio que se realiza analizando los resultados de otros realizados con anterioridad. En concreto se emplearon las bases de datos científicas MEDLINE/PubMed, EBSCOhost, ProQuest, Scopus, y Web of Science, para los términos en inglés de, Autismo, TEA, Asperger, Trastorno del Espectro Autista; y combinándolos con las salidas de los términos, actividad, aerobic, fitness, andar, gimnasia, nadar, ejercicio físico, deporte y actividad física.
    De los 325 estudios potenciales realizado entre 2004 y 2014 únicamente se seleccionaron por criterios de calidad ocho estudios, todos ellos tenían en común que analizaban los efectos positivos o no de la incorporación del ejercicio físico como intervención terapéutica en pequeños diagnosticados con Trastorno del Espectro Autista, evaluando su impacto en tres dominios, desempeño en los ejercicios, aptitud física y competencia social.
    Los resultados muestran que la intervención con ejercicios físicos en menores diagnosticados con TEA, aumentan positivamente los dominios de desempeño en los ejercicios, y competencia social, pero no el de aptitud física.


    Ejercicio y autismo

    Hay que tener en cuenta que no se trata de una investigación con pequeños afectados con el Trastorno del Espectro Autista, sino únicamente una revisión bibliográfica de los estudios realizados con estos.
    Tal y como indican los autores, ocho estudios son pocos para poder establecer una conclusión al respecto, a pesar de lo cual los beneficios parecen ser consistentes, por lo que sugieren realizar nuevas investigaciones al respecto.

    Dicho lo cual, el ejercicio físico, moderado y supervisado, parece ser positivo para estos pequeños, además de favorecer de competencias no evaluadas en estos estudios, como es ayudar a la autoregulación de las emociones, además de reforzar el seguimiento de instrucciones.
    No se trata pues de que los pequeños brinquen o corran simplemente, sino que realicen ejercicios de coordinación, con atención a la respiración y a las sensaciones que van teniendo, a la vez que mantienen la atención a las indicaciones.

  • ¿Se puede predecir la futura adicción al juego?

    ¿Se puede predecir la futura adicción al juego?

    Una reciente investigación analiza distintos factores para determinar cuál es mejor predictor de una adicción al juego, y poder así implementar programas de prevención.

    La ludopatía, o adicción al juego es cada día más frecuente, debido a que el uso de las tecnologías permiten que se pueda llevar esta actividad desde casa y sin control.

    Adicción al juego

    La adicción al juego es una adicción comportamental en el que la persona llega a perder el control de su economía, modificando su escala de valores, lo que le puede conducir incluso hasta la ruina económica, pasando previamente por la pérdida de amigos, pareja e incluso de hijos.

    Desde las instituciones públicas y privadas, fundaciones y asociaciones, han intentado prevenir en la medida de lo posible esta adicción, ya sea con el establecimiento de edades mínimas para acceder al juego, como creando un fichero de ludópatas los cuales tienen prohibido el acceso a los casinos, para evitar así su recaída.
    Para aquellas personas ajenas a la ludopatía, puede pensar que se trata de un problema “menor”, pero hay que recordar que es una adicción comportamental, es decir, la persona va a pasar buena parte de su tiempo tratando de jugar, con pensamientos intrusivos sobre “qué hubiese pasado si llega a salir…”, o “en la siguiente partida seguro que me recupero”.

    Y eso a pesar de que cuando acuden a una asociación de ayuda a la ludopatía les explican detalladamente que las máquinas y los juegos de azar están diseñados para perder, que ese es precisamente el negocio de los casinos y de los dueños de las máquinas tragaperras. A pesar de que la persona sabe que nunca podrá “ganar” a ese sistema probabilístico matemáticamente creado para que pierda, sigue pensando y sintiendo que “con un poco más de suerte…”
    A pesar de los intentos para establecer un perfil del adicto, este no parece que se circunscriba a un estatus social, o se vea influenciado por el nivel educativo, o cualquier otra circunstancia personal, pero ¿Se puede predecir la futura adicción al juego?


    https://youtu.be/6EQxIlPmGsM

    Ludopatía

    Esto es precisamente lo que trata de explorarse desde la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica), la Universidad British Columbia (Canadá), y la Universidad de Ginebra (Suiza), cuyos resultados han sido recientemente publicados en la revista científica International Gambling Studies.
    En el estudio participaron 75 adultos, mayores de 18 años, 45 mujeres y 30 hombres. A todos ellos se les pasó por una prueba de laboratorio, donde en un ambiente controlado debían jugar con una máquina de tragaperras implementada en una computadora, la cual contemplaba tres opciones, ganar, perder, y perder “por poco”. Los participantes pasaron por varias sesiones en donde en cada una se había manipulado las opciones anteriores, por ejemplo, e independientemente de lo que hiciese el participante, en una sesión iba a recibir el 20% de ganar, mientras que en otras sólo lo haría en un 10%. Al final de cada sesión se le preguntó sobre el porcentaje de éxito percibido para ver si coincidía o no con el manipulado.
    Después pasaron por otro “juego” controlado, donde debía responder si el número en pantalla era igual que uno anteriormente presentado, manipulando en este caso el tiempo de separación entre los dos números, para observar hasta qué punto la persona era capaz de retener las combinaciones de número presentadas en la pantalla, cuánto tardaba en responder, y hasta qué punto se equivocaba, evaluando de esta forma lo que se denomina el control inhibitorio, el cual nos permite “aguantar” nuestras ganas de responder hasta que sea el momento de darla.
    Además, todos los participantes pasaron por una escala para evaluar su nivel de adicción, evaluado mediante South Oaks Gambling Scale (SOGS), otra para analizar la presencia de pensamientos intrusivos relacionados con el juego evaluado mediante Gambling-Related Cognitions Scale (G.R.C.S.), otra sobre la tendencia al autoengaño en cuanto a sus propias posibilidades de éxito mediante Social Desirability Scale (DS-36) y por último se les preguntó para extraer información sociodemográfica.
    Los resultados muestran cómo las personas que tienen bajos niveles de control inhibitorio son aquellas que muestran una mayor persistencia en el juego y un mayor deseo de volver a jugar, cuando se ha ganado o se ha estado “a punto” de ganar, lo que es indicativo de son las más propensas a desarrollar adicción al juego. Los autores del estudio por su parte, no entran a valorar sobre el origen de estos niveles de control inhibitorios más bajos, ni cómo podrían reforzarse como medida preventiva.

    Adicción a las tragaperras

    Hay que tener en cuenta que los resultados se han obtenido en un ambiente de laboratorio, luego la validez ecológica sólo se puede alcanzar si estos mismos se reproducen en la vida real. Igualmente, los resultados son específicos de una forma de “jugar”, el de las máquinas tragaperras, las cuales tienen unas características determinadas, como un número de opciones, además de muchos componentes orientados a atrapar la atención del jugador, como luces y sonidos; lo cual dista mucho de las reglas y del contexto de otros juegos, como el de las cartas o los dados; por lo tanto hay que realizar nuevas investigaciones en estos otros tipos de juegos antes de poder establecer una generalización sobre los resultados.
    A pesar de las limitaciones anteriores, hay que tener en cuenta que en cualquier casino e incluso bar existen este tipo de máquinas, orientadas a “captar” y retener a jugadores, cuando estos se acercan a descansar y relajarse. Igualmente, este suele ser, para muchos, el primer juego al que se acercan, y a partir de la adicción que este le genera, pasa a probar con otros. Por tanto, los resultados son válidos para poder comprender por qué unas personas tienen una mayor probabilidad de sufrir una adicción al juego frente a otras.

    Igualmente, el comprender, cuál de todos los factores implicados, es el que más valor predictivo tiene, permite establecer planes de prevención orientados a los más jóvenes, primeramente, para detectar entre ellos los que tengan niveles de control inhibitorio más bajos y luego para trabajar con estos jóvenes en reforzar las habilidades que le permitan contrarrestar esta debilidad.
    Falta pues establecer una herramienta estandarizada, fácil de administrar y corregir, que a modo de Screening se pueda pasar en los institutos para detectar a aquellos que son más vulnerables a la adicción futura al juego, y con el permiso de los padres, realizar una intervención preventiva que permita ofrecerle un mejor futuro.

  • ¿Existe relación entre Síndrome de Pisa y el Párkinson?

    ¿Existe relación entre Síndrome de Pisa y el Párkinson?

    En ocasiones las enfermedades, trastornos o síndromes son desconocidos incluso para los profesionales, este es el caso del denominado síndrome de Pisa.

    El síndrome de Pisa se define como una desviación lateral del cuerpo de al menos diez grados.

    Síndrome de Pisa

    A pesar de lo que se pueda pensar, tanto los profesionales como las personas ajenas a las ciencias de la salud, tienen cierto conocimiento sobre las patologías y psicopatologías más frecuentes, pero además existe todo un abanico de enfermedades, trastornos y síndromes que son desconocidos ya sea por su escaso nivel de incidencia o porque no recibe la suficiente atención de los medios de comunicación.
    Es por ello que existen los manuales de consulta como el Vademécum en el caso de los médicos y los manuales de diagnóstico, como el CIE-10 o el DSM-V en el caso de los psicólogos y psiquiatras.

    A estos se suele acudir cuando un caso no es todo lo suficientemente claro como debiera, existen síntomas que no pertenecen al cuadro clínico que se tiene, o porque no se puede establecer un diagnóstico que conforme todos los síntomas observados.
    Pero son tantas las clasificaciones en categorías y subcategorías, sobre síntomas y síndromes, trastornos y enfermedades, que se requiere de cierta especialización para poder dar una mejor atención. Así los profesionales se especializan por edades, por ejemplo, en los trastornos del desarrollo en la infancia, o por grupos de enfermedades que comparten algunos elementos en común, como por ejemplo las enfermedades neurodegenerativas.
    A pesar de todo lo anterior, los profesionales de la salud deben actualizarse periódicamente para conocer las “nuevas enfermedades” o aquellas que han cambiado su incidencia en la población y que ahora son más comunes, o que se presentan en conjunto con otras enfermedades o trastornos, pero ¿Existe relación entre Síndrome de Pisa y la Enfermedad de Párkinson?


    https://youtu.be/6meLRqOgvDw

    Enfermedad de Párkinson

    Esto es precisamente lo que trata de explorarse desde el Hospital “Moriggia-Pelascini”, el Instituto de Ciencias de Pavia, el Instituto de Ciencias de Montescano (Italia) y la Universidad de Tel-Aviv (Israel), cuyos resultados han sido recientemente publicados en la revista científica Parkinson’s Disease.
    El Síndrome de Pisa se define como una torsión sostenida del tronco de al menos 10 grados, que se puede observar tanto mientras se permanece sentado o de pie, pero que desaparece en cuanto la persona se acuesta.
    En el estudio 74 pacientes diagnosticados con la enfermedad de Párkinson, a los cuales se les tomaron medidas electromiográficas (E.M.G.), para comprobar el nivel de desviación de la persona, para ello se realizaron en distintas posturas, incluido mientras permanecían acostados. Se evaluaron en tres momentos diferentes, en reposo, contraídos hacia la posición natural de los músculos y contraídos al lado contrario al natural.
    Se observó que en el 78% de los pacientes se mostraban diferencias significativas en cuanto a la desviación muscular, especialmente sensible para ello el músculo oblicuo externo del abdomen, que fue el que más información proporcionó de todos los evaluados.

    Relación entre Síndrome de Pisa y el Párkinson

    Hay que tener en cuenta que tal y como informan los autores, se trata de una primera aproximación para la determinación de un método válido para detectar la presencia del Síndrome de Pisa en pacientes con la enfermedad de Párkinson, por lo que se requiere de nueva investigación al respecto para poder así establecer un procedimiento de diagnóstico más efectivo
    El estudio no informa sobre las características sociodemográficas de los pacientes de la enfermedad de Párkinson, ni su edad, ni su género,… aspectos fundamentales si se quiere extrapolar los resultados a otras poblaciones.
    A pesar de lo anterior, el uso de la electromiografía, técnica muy simple y extendida en la práctica médica, hace que el diagnóstico del Síndrome de Pisa sea más sencillo y eficaz sobre todo si se realiza la evaluación sobre el músculo oblicuo externo del abdomen.
    Hay que tener en cuenta, que como en cualquier otro caso, el padecer dos patologías al mismo tiempo, en este caso la enfermedad de Párkinson y el Síndrome de Pisa no hace sino empeorar el pronóstico de la persona, dificultando su recuperación. Además, el infra diagnóstico del Síndrome de Pisa sólo sirve para ocultar síntomas que van a estar presente, interfiriendo con la calidad de vida del paciente con enfermedad de Párkinson, mientras no reciba el tratamiento oportuno.
    A este respecto, todavía falta de conocer cómo se ha de tratar el Síndrome de Pisa, y si este va a conllevar algún tipo de contraindicación o no con el recibido para la enfermedad de Párkinson.

  • ¿Es beneficiosa la meditación para los niños con autismo?

    ¿Es beneficiosa la meditación para los niños con autismo?

    Un reciente estudio analiza los beneficios de la práctica de meditación para los niños con autismo para reducir sus altos niveles de estrés.
    El Trastorno de Espectro Autista es un trastorno del desarrollo infantil en el que su principal síntoma son los problemas de comunicación con sus semejantes.

    Meditación para los niños con autismo

    La imposibilidad de comunicarse, unido a las constantes demandas del exterior, así como la continua estimulación del ambiente, hacen que el pequeño en muchos casos se encuentre desconcertado y «superado» por la situación, y todo ello sin poder expresarse y que los demás le entiendan.
    Una situación estresante que afecta a su calidad de vida, y que puede desembocar en un Trastorno de Ansiedad, el cual se ha estimado que afecta a un 40% de los pequeños en esta situación.

    La principal intervención en el Trastorno del Espectro Autista está centrada en mejorar las habilidades comunicativas del menor, tanto de comprensión de lo que los demás quieren decirle, como a la hora de expresarse adecuadamente.
    Además de ello, en aquellos pequeños donde los niveles de ansiedad son considerablemente elevados e interfieren con su vida, se realizan entrenamientos en el control del estrés.
    A raíz de ello han surgido algunos intentos por adaptar estos tratamientos de estrés al Trastorno del Espectro Autista, con mayor o menor éxito, debido a sus características «especiales», que en muchos casos le impide seguir instrucciones complejas o de introspección, pero ¿Es beneficiosa la meditación para los niños con autismo?


    https://youtu.be/5Mr533oZH74

    Meditación infancia

    Esto es lo que se ha tratado de averiguar desde el Centro de Evaluación y Tratamiento y la Escuela de Medicina Georgetown (EE.UU.) junto con la Universidad de Newcastle (Australia), cuyos resultados han sido publicados en la revista científica Cogent Psychology.
    En el estudio participaron 6 niños entre los 10 y 30 años, todos ellos diagnosticados con Trastorno del Espectro Autista, siguiendo los criterios diagnósticos del DSM IV-R.
    A todos ellos se les pasó por un entrenamiento que se extendía durante tres meses.
    Cada día debía realizar dos sesiones de Meditación Transcendental, con una duración entre 15 a 20 minutos.
    Se realizó una entrevista semiestructurada a los padres y a los niños para evaluar el nivel de desempeño funcional, así como los niveles de estrés percibido, mediante informe retrospectivo de seis meses antes y de un mes previo a la misma.
    Los resultados informan de notables mejoras en cuanto a la reducción del nivel de estrés de los pequeños, lo que les ayuda en su autoregulación, mejorando su tolerancia y productividad, ayudándolo además a mejorar la calidad del sueño.

    Meditación y autismo

    Hay que tener en cuenta el escaso número de participantes, y la gran horquilla de edad contemplada en el estudio, lo que no permite extraer conclusiones claras sobre la eficacia de la meditación para los niños con autismo, por lo que se requiere de un mayor número de participantes, así como una separación por franjas de edad, como mínimo entre la infancia, la adolescencia y la edad adulta, para poder comprender mejor la eficacia de la meditación en la reducción y el control del estrés.
    Igualmente los métodos empleados para la evaluación de la eficacia a través de autoinformes de niños y padres, dan poca fiabilidad a los datos, ya que actualmente existe todo un abanico de métodos de evaluación, empleando para ello cuestionarios y escalas estandarizadas, para evaluar los cambios tanto en el desempeño funcional del menor con Trastorno del Espectro Autista, como del nivel de estrés y de la sintomatología que le acompaña.
    Es por ello, que para «cuantificar» ese cambio, se requiere del empleo de estos métodos estandarizados.

    A pesar de las limitaciones comentadas con anterioridad,hay que tener en cuenta que pone el enfoque de la intervención en un aspecto importante, y en ocasiones desatendido, el nivel de estrés.
    Buscar vías de reducción y control del estrés, sin duda es un paso que va a ayudar a los pequeños y a sus familias para sobrellevar las consecuencias de este trastorno del desarrollo.

    Un trastorno del que cada vez se conoce más, y que parece estar teniendo una mayor presencia social, de ahí la importancia, de cada avance en cuanto al diagnóstico y tratamiento se refiere.
    Por lo tanto, si se consigue realizar un diseño correctamente y se alcanzan los mismos resultados, se puede dar por válida la relación entre la reducción de los niveles de estrés y la práctica de la meditación, como método de control del mismo.

  • ¿Sabes si sufres Autismo en su forma leve?

    ¿Sabes si sufres Autismo en su forma leve?

    La sintomatología del Autismo en su forma leve, puede pasar desapercibida, pero sigue teniendo consecuencias en la vida del pequeño.

    Autismo en su forma leve.

    Cuando uno piensa en autismo, quizás lo hace en los casos más severos, o donde los síntomas son tan evidentes que difícilmente queda duda al respecto.
    Donde existe un evidente retraso en el desarrollo de la comunicación, con ausencia de mirada al interlocutor, movimientos repetitivos e incluso en algunos casos autolesiones.
    Pero este término abarca desde el Autismo en su forma leve hasta el que presenta una mayor sintomatología.
    De hecho la última modificación del sistema de diagnóstico americano DSM-V a aunado distintos tipos de autismo en uno sólo denominado Trastorno del Espectro Autista, el cual abarca todas las formas de autismo sin hacer distinción en subtipos como se hacía con anterioridad, separando entre Trastorno Autista, Trastorno de Asperger, Trastorno generalizado del desarrollo no especificado, entre otros.
    Sea cual sea el sistema de clasificación empleado, lo que está claro es que sus efectos y consecuencias van a estar ahí incluso si se sufre Autismo en su forma leve, lo que va a tener implicaciones tanto en el mundo de las relaciones sociales como en su desempeño profesional y a la hora de formar una familia.
    Haciendo que estas personas que sufren autismo tengan una mayor dificultad a la hora de desenvolverse en la vida frente a lo que no lo sufren.
    Una situación que podría corregirse desde la infancia si se obtuviese un adecuado diagnóstico, ya que se podría poner tratamiento neuropsicológico compensatorio que sin duda facilitarían la vida futura del pequeño, pero ¿Sabes si sufres Autismo en su forma leve?


    https://youtu.be/Fjx-RlCypmA

    Detección Autismo

    Esto es precisamente lo que se ha investigado desde las universidades de Cambridge y Reading, junto con Funcación Trust Cambridgeshire and Peterborough NHS (Inglaterra), cuyos resultados han sido publicado en la revista científica PLOS ONE.
    Para ello se llevó a cabo un macro estudio a través de la web de la cadena de televisión inglesa Channel 4, en donde los participantes debían rellenar un cuestionario estandarizado autoadministrado denomiado Autism-Spectrum Quotient (AQ), el cual sirve para detectar sintomatología de Autismo en su forma leve.
    Un total de 514.972 adultos rellenaron el cuestionario además de informar de datos sociodemográficos, edad, género, ocupación y lugar de residencia.
    La edad de los participantes fue entre los 16 y los 89 años, siendo el 66,2% de los mismos mujeres.
    Los resultados informan sobre una relación significativa entre los resultados proporcionados por el cuestionario y el género, alcanzándose puntuaciones más elevadas en varones frente a mujeres. Algo que concuerda con los resultados previos donde se observa una incidencia del Autismo de 4 casos en varones frente a 1 en mujeres.
    Igualmente resultó significativo la puntuación alcanzada con la ocupación desempeñada. Así los que mostraron puntuaciones altas en el cuestionario se dedicaban a labores más técnicas, como ingeniería, computación o ciencia.
    Esto es, profesiones que no dependen tanto del contacto con otras personas, como relaciones públicas, personal sanitario, o en la enseñanza.
    No resultando significativo con respecto a la edad del participante, ni la localidad en donde vive.

    Autismo Leve

    Hay que tener en cuenta, que para participar en el estudio no se pedía ningún tipo de requisito previo, por lo que no se ha controlado si la persona que ha respondido tiene diagnosticado un Trastorno del Espectro Autista o no.
    A pesar de lo cual, el gran volumen de participantes hace que los resultados sean muy robustos y que las conclusiones puedan ser aceptadas, por lo menos para la población objeto de estudio.
    Las implicaciones del estudio son varias, primeramente los hombres están más expuestos a sufrir Autismo en su forma leve, pero lo novedoso y más destacable es que, aún sin recibir diagnóstico al respecto, va a tener una incidencia en la vida adulta de la persona, tal y como lo refleja la diferencia con respecto a la ocupación.
    Ocupación que por otro lado, también va a afectar al nivel de desarrollo económico, y a sus posibilidades de desarrollo social y personal.
    Luego los casos no diagnosticados y tratados, aún cuando son leves, no hacen si no ocultar una realidad, que a la larga va a perjudicar a la vida del adulto.
    La persona, sin darse cuenta, amolda su futuro profesional a sus capacidades, o en este caso, a las limitaciones sociales, propias del Autismo, sin darse cuenta que con la intervención neuropsicológica adecuada, puede corregirse, pudiendo llevar una vida totalmente normal.

Este sitio web utiliza cookies para mejorar la experiencia del usuario y ofrecer servicios personalizados. Al continuar navegando en este sitio, aceptas el uso de cookies. Puedes obtener más información y configurar tus preferencias en nuestra   Política del Sitio.

error: Content is protected !!