La ayuda al Párkinson es esencial sobre todo para incrementar la calidad de vida de los pacientes, ya que se trata de una enfermedad degenerativa.
Ayuda al Párkinson
A pesar de lo mucho que se conoce sobre esta enfermedad, ya que muchos de sus síntomas son externos, siento el más evidente el temblor, todavía queda mucho por conocer sobre esta enfermedad, sobre todo en cuanto a intervención psicofarmacológica y terapéutica se refiere, pues cada avance en esta área supone una mejora en la calidad de vida del paciente.
Una enfermedad degenerativa que va poco a poco mermando las capacidades y posibilidades de la persona, haciéndole cada vez más dependiente, y todo ello sin verse afectado sus habilidades cognitivas, por lo que es consciente de las consecuencias de su enfermedad.
Enfermedad para lo cual todavía no existe cura, pero que se ha conseguido en algunos casos detener con métodos experimentales, lo que supone un gran avance, ya que indica que en un futuro “cercano” estos avances médicos podrán estar disponibles para todos aquellos pacientes que sufran la enfermedad, de forma que pase de ser degenerativa a crónica, es decir, la persona seguirá sufriendo la enfermedad, pero esta no avanzará. Aunque el objetivo último de estas investigaciones es la cura total de la enfermedad de Párkinson.
Entre las muchas incógnitas que a día de hoy todavía quedan sin resolver se encuentra saber cómo es que existen diferencias en cuanto al padecimiento de la enfermedad de Párkinson en función de la raza del paciente.
Cabría pensarse que en EE.UU. las diferencias raciales son mínimas en cuanto a que se comparte una cultura, educación e incluso alimentación independientemente de la raza de la persona, a pesar de lo cual los resultados parecen evidentes, por lo que se debería de buscar las razones probablemente en una predisposición de base genética, que haga “más sensible” a ciertas razas a padecer esta patología frente a otros.
Hay que tener en cuenta que una “explicación” al respecto que deberá ser comprobada con datos poblacionales, es con respecto a la supervivencia de cada raza, es decir, la edad media de vida de cada una de las razas, ya que se trata normalmente de una enfermedad que afecta a personas de elevada edad. Por tanto, si la edad media de vida de una determinada raza fuese inferior a la edad de inicio de esta enfermedad, ello podría explicar que se produjese en esa raza en menor medida.
Otra de las preocupaciones con respecto a la enfermedad de Párkinson es referida sobre la intervención y la eficacia de la misma, más allá del tratamiento farmacológico a seguir, ya que en muchas ocasiones la persona que sufre esta enfermedad “prefiere” aislarse del mundo, debido a sus “limitaciones” y a que “no le gusta que le vean así”, aspecto a trabajar desde un punto psicológico, incentivando a la persona que salga de casa, se relacione e incluso pueda realizar algún tipo de ejercicio al aire libre, pero ¿Ayuda al Párkinson el ejercicio físico?
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Beneficios del ejercicio con Párkinson
Esto es lo que ha tratado de responderse con una reciente investigación realizada conjuntamente desde la Nova Southeastern University, junto con la Northern Kentucky University, la Kent State University, y la West Virginia University, Morgantown (EE.UU.) cuyos resultados han sido publicados en la revista científica Journal of Physiotherapy & Physical Rehabilitation.
En el estudio participaron ocho varones, con edades comprendidas entre los sesenta y uno, y setenta y cuatro años, todos ellos diagnosticados con la enfermedad de Párkinson, dentro de las primeras fases de la enfermedad siguiendo la escala de Hoehn and Yahr.
Los participantes acudieron durante ocho semanas a veinticuatro sesiones de ejercicio físico controlado, en el que se sucedían sesiones estiramientos con bicicleta estática y ejercicios de resistencia.
Se realizó una evaluación previa al inicio y al finalizar el periodo de ocho semanas sobre la densitometría del paciente que incluía peso, masa corporal, porcentaje de grasa, así como un ejercicio para evaluar la capacidad pulmonar.
Los resultados muestran que, con ejercicios suaves controlados por un monitor experto, y en sólo ocho semanas de entrenamiento, se encontró una reducción significativa del nivel de grasa corporal y un incremento de la capacidad pulmonar.
Realizar #ejercicio ayuda a disminuir el mal de #Parkinson ya que mejora el equilibrio y la fuerza corporal. Pic.twitter.com/9eg1CRRkAU — Núcleo de Diagnóstic (@nucleodiag) 23 de julio de 2016
Práctica del ejercicio físico y el Párkinson
Una de las limitaciones del estudio es el escaso número de participantes, y además que todos fuesen varones, lo que no permite realizar generalizaciones con respecto a los resultados obtenidos, por lo que se requiere nueva investigación al respecto.
Hay que tener en cuenta que los resultados positivos se obtuvieron con pacientes en las primeras fases de la enfermedad de Párkinson, por lo que no se conocen si estos efectos se mantienen o no en fases avanzadas de la enfermedad, o son incluso contraproducentes, debido a la rigidez muscular propia de la enfermedad.
Señalar también que, a pesar de tratar con pacientes con la enfermedad de Párkinson, los autores del estudio no han realizado ninguna evaluación específica para esta patología que pueda dar cuenta de una mejoría de la mismo o al menos de la detención del avance de la enfermedad.
A pesar de las limitaciones anteriores, hay que tener en cuenta que cualquier intervención por mejorar el estado general del organismo va a repercutir en una mayor calidad de vida del paciente, lo que le va a ayudar a sobrellevar mejor su enfermedad y mantener mejores relaciones con las personas que le rodean.