Categoría: Blog de Articulos con Novedades de Psicologia

En esta sección de Novedades en Psicología escria por el Dr. Juan Moisés de la Serna, se incluyen los distintos artículos sobre las diversas temáticas de Psicología y Neurociencias más actuales y destacados en dichas areas.

  • ¿Qué consecuencias tiene la soledad sobre la salud mental?

    ¿Qué consecuencias tiene la soledad sobre la salud mental?


    Uno de los problemas más comunes entre la población adulto es la soledad, máxime cuando se trata de ancianos.

    La soledad, elección o imposición

    En ocasiones es algo buscado; al aislarse de los demás que «no le comprenden», o es algo «forzado» por un dolor provocado por una situación externa como un divorcio o separación.
    En otros casos es algo «que sucede» con el paso del tiempo, cuando poco a poco van falleciendo familiares y amigos a medida que se alcanza una edad considerable.
    Sea como fuere, el aislamiento impide a la persona obtener los muchos beneficios que las relaciones sociales ofrecen, no sólo de apoyo si no también de intercambio de ideas.
    A pesar de que es hasta recomendable cuando se vive un momento especialmente estresante, acuciado por las demandas externas; no todo el mundo lo vive como algo beneficioso si se prolonga en el tiempo, pero ¿Qué consecuencias tiene la soledad sobre la salud mental?


    Vídeo Recomendado: La soledad en los mayores

    Consecuencias de la soledad

    Esto es precisamente lo que se ha tratado de averiguar con una investigación realizada desde el Nathan S. Kline Institute for Psychiatric Research, junto con el Department of Psychiatry, New York University School of Medicine, el Department of Psychiatry, Columbia University, la University at Buffalo, State University of New York, el Institute for Social and Psychiatric Initiatives (InSPIRES), New York University School of Medicine cuyos resultados acaban de publicarse en la revista científica Psychiatry Research.
    En el estudio participaron ciento nueve adultos, con edades comprendidas entre los 18 a 65 años, de los cuales cincuenta y uno estaban diagnosticados con esquizofrenia, no teniendo el resto problemas de salud mental, siendo el grupo control.
    A todos se les administró una escala estandarizada sobre el grado de soledad percibido a través del Revised UCLA Loneliness Scale (UCLA-R); igualmente se evaluaron los pensamientos a través de Langdon and Coltheart’s task, el Tromsø Social Intelligence Scale y por último pasaron por una prueba en que veían imágenes emociones de caras humanas para observar su reacción.
    Los participantes con esquizofrenia además pasaro pruebas de evaluación emocional denominadas Positive and Negative Syndrome Scale (PANSS), Assessment of Negative Symptoms (SANS) CDSS for depression y Quick-IQ version 3.
    Igualmente se les preguntó sobre los hábitos de consumo de sustancias adictivas, droga, alcohol o tabaco; además de si sufrían o no problemas de salud como hipertensión o diabetes.
    Los resultados muestran niveles significativos de soledad entre los pacientes con esquizofrenia frente al grupo control.
    Además las personas con mayores niveles de soledad son los que muestran significativamente más propensión al consumo y abuso de drogas, tabaco y anti-psicóticos, y altos niveles de hipertensión.


    Soledad y Salud Mental

    Entre las limitaciones del estudio está en la selección de los participantes, ya que se da cuenta de un problema mental muy concreto, la esquizofrenia, con una baja incidencia en la población, por lo que sus conclusiones no se pueden extrapolar a otros problemas de salud mental.
    Igualmente hay que tener en cuenta que la población objeto de estudio es la americana, por lo que las conclusiones no pueden extrapolarse a otras poblaciones sin realizar la preceptiva replicación.
    A pesar de lo anterior, hay que destacar la fuerte relación entre la salud mental y la soledad, propio de la estigmatización, que lejos de buscar la integración de estos pacientes, los aíslan.
    Algo que no ayuda ni beneficia ni al paciente ni a sus familiares, y que además acarrear una serie de problemas de adicción e incluso de salud como es la hipertensión.
    Por tanto, no basta con dar visibilidad a los problemas de salud mental una vez al año, si no que es preciso crear planes de integración, al igual que se hace con otra población desfavorecida, con lo que luchar con la «lacra» de la soledad no buscada.

  • ¿Se modifican los recuerdos con los amigos?

    ¿Se modifican los recuerdos con los amigos?

    Si bien es cierto que todos tenemos un cierto sentido de libertad en nuestra forma de ser o pensar, a veces no nos damos cuenta que esta viene determinada en gran medida por nuestro pasado.

    La formación de la personalidad

    La forma en que pensamos, sentimos y actuamos determinan cómo somos, y nos hace diferente del resto, es decir, nuestra personalidad. Esta se forma durante la infancia y la adolescencia, aunque los acontecimientos actuales pueden influir decisivamente en un cambio «de rumbo» en cómo somos.
    Sobre todo, cuando se trata de hechos imprevistos y de gran relevancia, e incluso que puedan poner en riesgo la vida de la persona, esta puede variar su forma de sentir, pensar y actuar.
    Un atraco, un divorcio o un «simple» cambio de trabajo pueden generar suficiente estrés para hacer variar cómo la persona se ha ido comportando hasta el momento.
    Esto también se va a ver reflejado en nuestros recuerdos, o más bien, en cómo narramos estos. Así, antes y después de uno de estos acontecimientos «traumáticos» la persona puede narrar un hecho del pasado, por ejemplo, de diez años atrás, de forma totalmente diferente.
    Nada más hay que ver cómo cuando uno se casa, dice eso de «Es el día más feliz de mi vida», pero cuando tiene un hijo vuelve a decir «Es el día más feliz de mi vida»; pero lo mismo pasa si alguien, diez años después secuestra a su hijo y la policía lo rescata, diciendo de nuevo «Es el día más feliz de mi vida».
    Como vemos, los acontecimientos pasados, o al menos cómo los recordamos no son inmutables, si no que varían en función de cómo sentimos, pensamos y actuamos en esos momentos.
    Por ejemplo, después de un divorcio, sobre todo si este no ha sido amistoso, a nadie se le ocurre recordar el día de la boda como el «El día más feliz de mi vida».
    Pero si hasta ahora se ha comentado de vivencias personales que cambian nuestros recuerdos todavía queda por dilucidar ¿Se modifican los recuerdos con los amigos?


    Vídeo Recomendado: 26/12/2014 Desarrollo de la personalidad en el niño

    El recuerdo de hechos pasados

    Esto es lo que se ha tratado de resolver con una investigación realizada desde el Departamento de Ciencias de la Educación y Psicología y el Departamento de Ciencias de la Salud, Universidad de Florencia (Italia) junto con el Departamento de Psicología, Universidad Memorial de Newfoundland (Canadá) cuyos resultados han sido publicados en el 2016 en la revista científica The Open Psychology Journal.
    En el estudio participaron ciento setenta y siete estudiantes universitarios, con edades comprendidas entre los 18 a 24 años, de los cuales ochenta y ocho eran mujeres.
    A todos ellos se les solicitó que escribiesen episodios de su vida durante media hora.
    Estos episodios fueron analizados y codificados lingüísticamente en función del tema narrado, el número de personajes mencionados, la edad del participante cuando ocurrió el hecho narrado, el número de palabras, el tono afectivo del acontecimiento, …


    El papel de los amigos en la memoria

    Los resultados muestran cómo cuando narramos un acontecimiento familiar lo hacemos identificándonos con los participantes, mientras que cuando se hace de un acontecimiento entre amigos, se usa términos referentes al sentimiento de grupo.
    Esto es, a pesar de que en ambos casos se pueda tener la misma experiencia, el vivirlo en familia va a «marcar» el acontecimiento de forma totalmente diferente a si se vive con amigos.
    Siendo significativamente más fácil acordarse de aspectos positivos vividos entre amigos que en familia.
    Una de las limitaciones del estudio está en la edad de los participantes, donde los amigos juegan un papel destacado, sobre todo en lo que respecta a las «juergas» y momentos de ocio. Probablemente este resultado no se tendría con poblaciones más mayores donde la amistad significa otra cosa.
    Como vemos los amigos, van a modificar nuestros recuerdos, resaltando lo positivo que hemos vivido con ellos.
    Un aspecto que no se ha tenido en cuenta es el tiempo de convivencia entre uno y otro, así con la familia se vivencian acontecimientos positivos y otros que no lo son tanto, mientras que con los amigos se suele acudir únicamente a «pasarlo bien», lo que puede explicar las diferencias en el recuerdo.
    Sea como fuere, parece que nuestra memoria es más flexible de lo que hasta ahora se pensaba, siendo los recuerdos modulados por multitud de variables tal y como se ha constatado con esta investigación.

  • ¿Se puede prevenir la anorexia?

    ¿Se puede prevenir la anorexia?

    Muchos son los intentos por explicar sobre el origen y mantenimiento de la anorexia, tanto desde el punto de vista genético como social.

    El problema de la anorexia nerviosa

    A pesar de que se ha logrado identificar alguno de estos factores que dan origen o facilitan la aparición del trastorno de anorexia, aún queda mucho en cuanto a la prevención se refiere.
    Una problemática que se extiende de forma desigual por el mundo, siendo los más afectados los países más desarrollados; e igualmente tiene una diferencia incidencia en función del género y de la edad de los pacientes, tal y como se puede observar en la gráfica interactiva siguiente:


    Intervención en la anorexia nerviosa

    Actualmente existe todo un protocolo de intervención, tanto desde los centros de salud como hospitales, sobre cómo actuar cuando se detecta a un paciente que sufre anorexia.
    Algo relativamente fácil de comprobar cuando se encuentra en fase avanzada, debido a la delgadez extrema de la persona.
    Con posterioridad, una vez atendido hospitalariamente, se les deriva a un especialista para empezar el tratamiento para la recuperación.
    Con muchas y diversas las técnicas empleadas para ello, ya sea con re-educación de la alimentación, supervisión de la comida y terapia propiamente dicha.
    En la terapia son varios los factores que se trabajan, desde la imagen persona, la autoestima, el autocontrol,…pero ¿Se puede prevenir la anorexia?


    Vídeo Recomendado: Baeza P&F | Anorexia – Causas y tratamientos

    Buscando indicios en la Anorexia Nerviosa

    Esto es precisamente lo que se ha tratado de resolver con una reciente investigación realizada desde el Department of Psychology, University of Connecticut (EE.UU.) cuyos resultados se han publicado en la revista científica Eating Disorders: The Journal of Treatment & Prevention.
    En el estudio participaron doscientas sesenta y dos mujeres que fueron reclutadas de dos ambientes diferentes en Internet, quienes buscaban información médica sobre causas y consecuencias de la anorexia (ciento treinta y tres mujeres entre 18 a 55 años); frente a los que buscaban métodos «extremos» para adelgazar (ciento veintinueve mujeres entre 18 a 40 años).
    Se invitó a sus usuarios a rellenar tres cuestionarios, uno en el que debían calcula el índice de masa corporal, uno sobre autoestima y un tercero sobre sintomatología depresiva.
    Igualmente se les hizo preguntas para detectar la presencia de anorexia, y sobre su posicionamiento personal hacia este trastorno.
    Los resultados muestran que aquellas personas que estaban «de acuerdo» con la anorexia, mostraban un menor índice de masa corporal, mayores niveles de sintomatología asociado a este trastorno y una menor autoestima.
    Entre las reclutadas que frecuentaban páginas «favorables» a la anorexia se observó que además tenían sintomatología depresiva.


    Diagnosticando la Anorexia Nerviosa

    Entre las limitaciones del estudio, está el que no se ha realizado ningún tipo de seguimiento de estas personas para ver si su opinión y las relaciones encontradas se mantienen en el tiempo o no.
    Igualmente tampoco se las ha preguntado sobre su historial clínico y si han sido diagnosticadas con este u otro trastorno de la alimentación.
    A pesar de lo anterior, parece claro que aquellas personas que «simpatizan» con la anorexia son más proclives a sufrirla, frente a los que únicamente se informan sobre ella.
    Una buena forma de detectar población en riesgo y por tanto que requiere de una mayor atención para ayudarla a que no caiga en dicho trastorno.
    Dejando fuera de este análisis estaría el qué hacer con este tipo de páginas, canales de youtube,… ya que queriéndolo o no, están fomentando este tipo de trastorno con todas las consecuencias tiene que sobre el paciente y sus familiares.
    Ya son varios los países que han regulado al respecto prohibiendo la «propaganda» que favorezca este tipo de trastornos, evitando que los más jóvenes se vean expuestos a información incorrecta, parcial y en algunos casos hasta falsa, que «promete» una figura más delgada, aún a riesgo de la salud de la persona.
    Igualmente queda fuera de este estudio, la necesaria educación de los progenitores para que sepan identificar los primeros síntomas de esta problemática, y por tanto tratar de buscar ayuda profesional en los primeros momentos de la misma.
    Para concluir y respondiendo a la pregunta de este artículo, parece que sí se puede conocer qué jóvenes están a sufrir anorexia, precisamente los que visitan este tipo de páginas de Internet que «simpatizan» con la anorexia y sus supuestos beneficios.

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  • ¿Es bueno tocar a los pequeños con autismo?

    ¿Es bueno tocar a los pequeños con autismo?


    Aunque cada pequeños con autismo se comporta de forma diferente, muchos de ellos evitan el contacto físico.

    El abrazo en el retraso

    A diferencia de otros trastornos del desarrollo, como el síndrome de Down, los cuales son predominantemente cariñosos, «tocones» y besucones; en el autismo suele existir cierto nivel de distanciamiento con los demás.
    Al principio se pensaba que este distanciamiento se debía a problemas del lenguaje, una especia de aislamiento autoimpuesto por el menor debido a sus limitaciones para comprender y compartir el mundo de los demás, basados principalmente en el habla.
    Con el tiempo y la observación, se ha comprobado cómo existen otros niveles de separación en el autismo, tal y como en el caso del mundo emocional e incluso del contacto físico.
    Con respecto al primero, al mundo emocional, los estudios señalan que estos pequeños parecen sentir como los demás, pero que tienen dificultades en integrar sus propias emociones y las de los demás.
    Con respecto al segundo, el contacto físico, son muchos los que rehuyen de dicho contacto, sintiéndose violentados si se les trata de abrazar, incluso por los familiares más próximos.
    Hay que tener en cuenta que el contacto físico no es sólo una forma de acercarse a otro, si no también de comunicar y compartir emociones. A través de ello podemos expresar cariño, protección e incluso amor, entre las emociones positivas.
    Todo un mundo que parece «vetado» para estos pequeños que parecen «rechazarlo», entonces ¿Es bueno tocar a los pequeños con autismo?


    Vídeo Recomendado: El laberinto autista

    Abrazando en el autismo

    Esto es lo que se ha tratado de resolver con una investigación realizada desde el Department of Psychotherapy and Psychosomatic Medicine, Technische Universität Dresden (Alemania) junto con el Center for Social and Affective Neuroscience, Department of Clinical and Experimental Medicine, Linköping University (Suecia) y el Laureate Institute for Brain Research (EE.UU.)cuyos resultados se han publicado en la revista científica Psychiatry Research.
    En el estudio participaron ciento treinta y nueve adultos, de los cuales setenta eran pacientes ambulatorios frente de diversa problemática, ansiedad, depresión,… y sesenta y nueve que actuarían como grupo control.
    A todos ellos se les administraron una serie de cuestionarios, el primero para la detección de sintomatología depresiva denominado BDI II; el segundo para detectar sintomatología de autismo a través del Autism spectrum quotient; y uno último sobre las experiencias traumáticas durante la infancia a través del childhood trauma questionnaire (CTQ).
    Igualmente sentados frente al ordenador, realizaban una tarea emocional de identificación de estímulos mientras recibían una estimulación táctil, registrándose el tiempo de respuesta.
    Los resultados indican interferencias significativas en el desempeño de la tares cuando recibían estimulación emocional tanto entre aquellos que había sufrido maltrato durante la infancia como entre los que tenían sintomatología de autismo.


    El abrazo entre los menores con autismo

    Una de las limitaciones del estudio está en la selección de los participantes, al no existir un grupo de adultos diagnosticados con TEA como tal, lo que daría mayor información que no solo entre aquellos que tienen sintomatología de autismo.
    Igualmente la incorporación de un grupo de menores podría dar idea sobre si estas interferencias se observan desde la infancia y se mantienen en el tiempo o no.
    A pesar de lo anterior, hay que destacar la importancia de este estudio en la constatación de que los adultos con autismo sufren «interferencias» en su procesamiento sobre las circunstancias que le rodean cuando son sometidos al contacto físico, es decir, cambia su mundo cuando son tocados.
    Algo que lejos de ser constatado debería ser objeto de estudio y análisis sobre qué hacer y cómo corregirlo, ya no solo para que pueda recibir el contacto de los demás, si no para que los que le rodean también puedan recibir el suyo.
    Tal y como se ha señalado, el contacto no sólo es una forma de acercarse al otro, sino que es una forma de comunicar afectos, por tanto es necesario tanto darlo como recibirlo dentro de la sociedad, pero especialmente dentro de la familia.
    Muchas veces los padres se quejan de que su hijo con autismo «los rechaza» porque no quieren ser tocados, pero lo que más echan en falta es que sus pequeños les demuestre algún tipo de afecto aunque sea con un abrazo.
    Por tanto en esta intervención de contacto habría que entrenar tanto a los pequeños con autismo como a los padres para que ayuden al menor en su desarrollo.

  • ¿Acudirías a un psicólogo por problemas mentales?

    ¿Acudirías a un psicólogo por problemas mentales?


    A pesar de los grandes avances en la conciencia sobre la labor de los profesionales de la salud mental, ya sean psiquiatras o psicólogos, todavía queda mucha reticencia en la sociedad.

    Sobre la salud mental

    Aún quedan personas que consideran que los psiquiatras y los psicólogos están para atender a «los locos»; y que si se acude a uno es porque «no debe de estar muy bien».
    Es cierto el papel destacado de psiquiatras y psicólogos en el ámbito de la salud mental, pero el rango de personas es muy amplio ya que atiende problemas que van desde los emocionales, de ansiedad, de personalidad, adicciones, …
    A pesar de ello, existen notables diferencias culturales en cuanto a dónde y cuándo acudir al profesional de la salud mental.
    Dos son, a mi entender, los ejemplos de una mayor aceptación e integración de los psicólogos en la sociedad, la americana y la argentina.
    Hay que tener en cuenta las diferencias entre estos modelos, de otros como la española.
    En el sistema americano, el psicólogo funciona como «médico de cabecera» o mejor dicho «psicólogo de cabecera», es decir, alguien a quien se acude cuando se tiene el «mínimo» problema de pareja, familiar o personal; igualmente los psicólogos en EE.UU. pueden recetar medicamentos, casi todos relacionados con ansiolíticos y antidepresivos.
    En Argentina, la fuerte tradición psicoanalítica hace que las personas acudan durante años a este profesional de forma periódica.
    Algo impensable en localizaciones como en España donde sigue existiendo el «estigma» con respecto a la salud mental que hace que no se acuda a consulta tanto como haga falta, pero ¿Acudirías a un psicólogo por problemas mentales?


    Vídeo Recomendado: COMO MEJORAR ATENCION DE SALUD MENTAL EN EL PERU

    Reticiencias para acudir a consulta

    Esto es lo que se ha tratado de averiguar con una investigación desde el Relationships Australia Northern Territory, junto con la Charles Darwin University, y la Federation University (Australia) cuyos resultados se acaban de publicar en la revista científica Hellenic Journal of Psychology.
    En el estudio se compararon dos poblaciones de adultos, la anglosajona (8 participantes) y la griega (9 participantes), ambos viviendo en Australia.
    Todos fueron entrevistados, cuyas respuestas posteriormente se categorizaron y analizaron, teniendo en cuenta la visión de los participantes sobre la salud mental y sobre si acudían o no a consulta.
    Los resultados muestran que los anglosajones tienen menos problemas a la hora de acudir a consulta, mientras que los griegos tratan de buscar ayuda informal, incluida la religiosa para tratar de solucionar este tipo de problemática.
    Comportamiento que estaba de acorde con la visión de los problemas de salud mental, donde los griegos mostraban un mayor estigma al respecto, es decir, al verlo como un problema socialmente rechazado, eso podía hacer que no acudiesen a consulta, por si «alguien les veía» acudir a dicha consulta.


    Acudir o no acudir a consulta

    Entre las limitaciones del estudio se encuentra el escaso número de participantes. Igualmente la recogida de datos cualitativa podría haber sido completada con otro tipo de registro más cuantitativo que apoyase dichos resultados.
    Dicho lo cual, y tal y como indican los autores, todavía se debe de trabajar mucho en la concienciación por parte de la población de que acudan a los profesionales de la salud mental cuando así lo requieran.
    Existiendo una creciente problemática con respecto a la salud mental denunciado por la OMS, definida como la próxima epidemia mundial; es necesario que exista una mayor conciencia sobre qué es un profesional de la salud mental, y cuándo se debe de acudir.
    Por último indicar que la aproximación psicológica en este estudio ha sido únicamente con respecto al área clínica, existiendo un gran abanico de profesiones diferentes en las que puede especializarse un psicólogo ya sea en el ámbito de la educación, el deporte, la empresa, … Por lo que sobreentender que alguien acude al psicólogo por problemas de salud mental, es no ser consciente de que puede acudirse por problemas emocionales, de relaciones de pareja, por un insuficiente desarrollo en la escuela, necesidad de autocontrol, … y tantas intervenciones que puede realizar el psicólogo sin que tenga que ver con la salud mental.
    Por tanto y siguiendo la línea de los autores de este estudio, habría que reivindicar no solo la necesidad de acudir al profesional de la salud cuando así se necesite, si no al psicólogo cuando se quiera ayuda profesional en los distintos ámbitos en los que este trabaja.

  • ¿Cómo evoluciona la adición a drogas con el tiempo?

    ¿Cómo evoluciona la adición a drogas con el tiempo?


    Uno de los problemas fundamentales con respecto a las drogas es la adicción, esto es, la persona va a consumirlo una y otra vez.

    El problema de las adicciones

    Cuanto antes se inicie en el consumo, según algunos estudios, más duradera va a ser en el tiempo esta adicción, ya que el joven lo ve como «normal».
    Una circunstancia que no hace si no «minar» cualquier intento por dejarlo, ya sea por parte del propio consumidor como por parte de sus familiares y amigos.
    Hay que tener en cuenta, hasta donde yo sé, que no existe ninguna droga que «sea buena» para la salud a medio o largo plazo.
    Es cierto que algunas drogas han surgido de medicamentos, como el tabaco o la morfina, pero su uso fuera del control médico lo convierten en peligroso para la salud de quien lo consume.
    Cuanto más tiempo se lleve a cabo dicho consumo peores serán las consecuencias que sobre la salud física y mental tendrán.
    Una preocupación que para no afectar a los jóvenes, pero que con el tiempo va a acarrear importantes problemas de salud entre los adultos, acortando su vida, pero sobre todo perjudicando su calidad en sus últimos años.
    Al respecto se han realizado muchos análisis para comprobar por qué unas personas son capaces de «dejar de fumar» o no han vuelto a «tomar ni una gota de alcohol» mientras que otras parece que por mucho que lo intenten son «incapaces» de dejar sus adicciones.
    Algunos estudios lo atribuyen a componentes de personalidad, otros incluso a aspectos genéticos que «conducen» a los hijos de adictos a consumir,… pero ¿Cómo evoluciona la adición a drogas con el tiempo?


    Vídeo Recomendado: Conferencia Prevención a las Adicciones en los Jóvenes. Jorge Piñeros

    Factores que facilitan las adicciones

    Esto es lo que ha tratado de responderse con una investigación desde el Department of Psychology, Arizona State University; junto con el Department of Psychology and Neuroscience y el Department of Medicine,Duke University Medical Center; y el Department of Emergency Medicine,Violence Prevention Research Program,University of California Davis (EE.UU.) junto con el Dunedin Multidisciplinary Health and Development Research Unit,Department of Psychology,University of Otago (Nueva Zeland) y el University of Queensland Centre for Clinical Research, University of Queensland (Australia) cuyos resultados han sido publicados en la revista científica Psychological Medicine.
    En el estudio participaron mil treinta y siete «kiwis» (que es como se denominan a los nacidos en Nueva Zelanda), de los cu cuales el 48% eran mujeres, nacidos entre 1972 y 1973.
    Todos ellos tuvieron que responder al cuestionario Diagnostic Interview Schedule (DIS) en donde se les preguntaba sobre el consumo de tabaco, alcohol y cannabis.
    Se realizó un seguimiento en varios años, cuando tenían 21, 26, 32 y 38 años.
    Se analizaron nueve factores para comprobar su papel en la presencia de adicción a lo largo del tiempo, para determinar si alguno de ellos sirve como factor de riesgo sobre el que intervenir.
    Así se analizó los recursos familiares; los antecedentes familiares de adicción; los problemas de conducta durante la infancia; episodios depresivos durante la infancia; la edad de inicio de consumo; la frecuencia de consumo de cada una de las drogas analizadas.
    Los resultados muestran que los factores anteriores son importantes para el mantenimiento de la adicción a lo largo del tiempo, siendo más «fácil» predecir cuando se presenten más factores de riesgo analizados.
    Así, si no tiene ninguno de los factores anteriores, el joven tiene un 3% de posibilidades de consumir alcohol, tabaco o cannabis.
    Si tiene tres de estos factores de riesgo, el porcentaje de consumo a largo plazo aumenta hasta un 27% de los jóvenes, es decir, más de uno de cada cuatro.
    Si tiene seis o más factores de riesgo, el porcentaje de mantener la adicción a largo plazo aumenta a un 74% de los jóvenes.


    Las adicciones a lo largo de la vida

    Una de las limitaciones del estudio es que los resultados se centran en una población muy especifica, los nacidos y que viven en Nueva Zelanda, un país con una idiosincrasia difícil de encontrar en otras localizaciones.
    Igualmente en el estudio únicamente se atendieron a tres de las adicciones más comunes, el alcohol, el tabaco y el cannabis, siendo dos de ellas «drogas legales», por lo que las conclusiones al respecto no se pueden extrapolar al resto de las drogas cuya característica fundamental es que no son legales.
    Los resultados del estudio plantean un complejo panorama para poder intervenir, a pesar de ello, el ser capaz de identificar los factores de riesgo, y el peligro de su acumulación permiten conocer qué se puede hacer al respecto.
    Es decir, se puede realizar estudios de screening para conocer qué jóvenes tienen un mayor número de factores de riesgo, siendo estos los más probables para que continúen su adicción a los largo de la vida, y por tanto los que más ayuda necesitan para su desintoxicación.
    Cuanto antes se realice estos estudios en la población, más fácil será prevenir entre los que más riesgo sufren y con ello evitar las importantes consecuencias que sobre su salud física y mental van a tener.


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