Autor: Dr. Juan Moisés de la Serna

  • ¿Existen o no diferencias de género en la Inteligencia Emocional?

    ¿Existen o no diferencias de género en la Inteligencia Emocional?

    La importancia de la inteligencia emocional radica en la capacidad de controlar los niveles de estrés, aparte de ser una herramienta fundamental para el sostenimiento de las relaciones sociales.

    Artículo escrito por Dª. Angélica María Ballén Naranjo, estudiante de la Corporación Universitaria Minuto de Dios (Colombia) gracias al acuerdo de colaboración con dicha institución representada por la docente Dª. Nancy Jiménez.

    Conocienco la Inteligencia Emocional

    La inteligencia emocional cumple un papel fundamental en la sociedad debido a que toda relación se basa en intercambio que va más allá de la información, gracias a la ella, se puede conocer el estado de ánimo de otras personas debido a las emociones que expresan, aunque se ha intentado incorporar a la educación, en realidad no se sabe si existe diferencia de género.
    En relación a las diferencias de género en la inteligencia emocional, la controversia está latente, ya que actualmente, dependiendo del instrumento de evaluación que se utilice, ya sea pruebas de auto-informe o de ejecución, se pueden descubrir o no dichas diferencias. los cuestionarios o medidas de auto-informe hacen referencia a la información que la persona proporciona acerca de la percepción que tiene sobre sí mismo o sobre la de una tercera persona, respondiendo una serie de preguntas clave, compuestas por enunciados verbales cortos, en los que la persona estima sus niveles en determinadas habilidades emocionales. Sin embargo las medidas de ejecución o pruebas de habilidad se asemejan a las pruebas tradicionales de medición del rendimiento cognitivo o pruebas de inteligencia, donde a los sujetos se les plantea resolver determinados problemas emocionales. (Nuñez, Fernandez, Rodriguez, & Latorre, 2008)


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    La relación entre la Inteligencia Emocional y el Género

    Como fue señalado, en 1997 (Mayer y Salovey) reorganiza su conceptualización de la inteligencia emocional en cuatro ramas principales (percepción, facilitación, comprensión y regulación)

    Percepción, valoración y expresión de las emociones
    Atendiendo a las diferencias de género encontradas en la percepción y expresión de las emociones tomando como base diferentes y variadas culturas, las mujeres muestran más habilidades para percibir las expresiones faciales de la emoción que los hombres (Mestre, Gil, & Araujo)

    Facilitación emocional de las actividades cognitivas
    En esta rama se hace referencia a las emociones como una parte de los procesos cognitivos como podrían ser la creatividad o la solución de problemas.
    En varios trabajos realizados se ha identificado diferencias significativas en este ámbito a favor de las mujeres, sin embargo la mayoría de estos estudios no ha demostrado como la facilitación emocional optimiza o no las actividades cognitivas tanto en varones como en mujeres; No obstante algunos sugieren un uso diferente de los procesos emocionales. En concreto lo hombres tienden a ser más agresivos y menos empáticos que las mujeres. (Mestre, Gil, & Araujo)

    Comprensión de la emociones
    La competencia fundamental para este nivel haría referencia a la habilidad para etiquetar las emociones con palabras y reconoce las relaciones entre los distintos elementos del léxico emocional. (Mestre, Gil, & Araujo)
    Los trabajos de Adam, Kuebli, mostraban que tanto madres como padres hablaban más de las emociones con sus hijas que con sus hijos, es posible que este tratamiento diferenciador este determinando; el que existan diferencias en la conciencia emocional entre hombres y mujeres. (Mestre, Gil, & Araujo)
    Barret, lane, sechrest, y Schwartz en el 2000 realizaran un estudio que arrojó como resultado que los varones presentaban una menor conciencia emocional y por tanto una menor capacidad para comprender las emociones y usar el conocimiento emocional. (Mestre, Gil, & Araujo)

    Regulación de las emociones
    Esta hace referencia a la capacidad a estar abierto tanto ha estados emocionales positivos como negativos.
    Las mujeres tienden a destacarse más a la hora de enmascarar las emociones, suelen sonreír más que los hombres cuando reciben un premio que para ellas es decepcionante, se tiende a asumir que el género femenino regulan más sus emociones porque existe el contexto social que la ellas son más sensibles que los hombres. (Mestre, Gil, & Araujo)

    Se puede concluir con base a los estudios y pruebas realizadas por diferentes centros investigativos, que existe diferencia de género en la inteligencia emocional ya que en su proceso de formación los niños y las niñas reciben diferente métodos educación, por ejemplo desde muy pequeños se les dice a los niños varones “que los hombres no lloran” logrando así que desde muy pequeños oculten sus sentimientos y enmascaren sus estados de ánimo, acciones que responden a la pregunta si realmente existe diferencia de género en inteligencia emocional.


    La Inteligencia Emocional en las mujeres

    Hay que recordar que cuando se habla de emoción, no se hace de algo «menor» ni como semejante a irracional. Actualmente y gracias a los avances de la Psicología de las Emociones se sabe que la mayoría de las decisiones las tomamos basadas en nuestras emociones, y no con una «mente fría y calculadora».
    De ahí que las empresas de publicidad traten de «emocionarnos» con sus anuncios, para que así recordemos esa emoción a la hora de realizar la elección y compremos su producto o servicio.
    Igualmente comentar que la Inteligencia Emocional, al igual que otras inteligencias se pueden desarrollar con los ejercicios adecuados, pudiendo así educar a la persona a conocer sus emociones y a expresarlas de acuerdo a las circunstancias.

    Desde aquí mi agradecimiento a Dª. Angélica María Ballén Naranjo, por su meticuloso trabajo sobre los resultados hallados con respecto a las diferencias de género en la Inteligencia Emocional, y a Dª. Nancy Jiménez, docente de la Corporación Universitaria Minuto de Dios (Colombia).


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  • ¿Es efectiva el Mindfulness en el TDA?

    ¿Es efectiva el Mindfulness en el TDA?


    Si pensamos en el T.D.A. lo hacemos en problemas atencionales, por lo que la intervención parece clara, lograr una mayor atención.

    El TDA

    El Trastorno por Déficit de Atención (T.D.A.) puede presentarse con problemas hiperactividad (T.D.A.H.) o sin ella, por lo que la característica principal no es tanto las “molestias” que puedan causar por no “estarse quieto” tanto en clase como en casa, si no la falta de atención.
    En ocasiones puede ser “fácil” confundir ambos síntomas, pensando que, si uno no se está quieto, difícilmente puede atender, priorizando así el tratamiento en aquello que se entiende más urgente, como es el control personal; con la idea de, si consigo que esté sentado y callado durante cinco minutos, al menos algo va a aprender.
    En cambio, si la concepción es que estos pequeños sufren problemas atencionales, y que son incapaces de una atención sostenida sobre una sola fuente de estimulación durante demasiado tiempo, el permanecer “parado” en un sitio no va a hacer que por sí vaya a atender lo que explica el profesor y aprender, ya que rápidamente se pondrá a “pensar en las musarañas” y seguirá sin prestar atención. Es por ello que a la hora de priorizar la intervención en el caso del T.D.A. se debe de hacer en el aspecto atencional.
    Hay que tener en cuenta que las consecuencias del TDA no se circunscribe a la infancia, sino que estas dejan “secuelas” para la vida adulta interfiriendo en el normal desarrollo y la calidad de vida de la persona, de ahí la importancia de realizar un diagnóstico adecuado para establecer así su tratamiento.
    Con respecto al tratamiento este normalmente ha ido asociada a la administración de psicofármacos unido a la terapia psicológica, al respecto han surgido algunas técnicas para lograr focalizar la atención y fortalecer el mayor tiempo posible dicha atención, como el caso del Mindfulness que se ha visto efectivo en el tratamiento del dolor, la ansiedad e incluso la depresión, pero ¿Es efectiva el Mindfulness en el TDA?


    Vídeo Recomendado: Déficit de Atención del Adulto, Mindfulness para regular las emociones y la impulsividad.

    Mindfulness y TDA

    Esto es lo que se ha tratado de averiguar desde la University of Windsor (Canadá) cuyos resultados han sido publicados en la revista científica Journal of Attention Disorders.
    En este caso se trata de un análisis bibliográfico, por lo que no existen pacientes a analizar, únicamente resultados presentados en publicaciones científicas y recogidos en las bases de datos más importantes en esta área como PsycINFO, PubMed o Google Scholar.
    Se analizaron diez estudios sobre los efectos de la aplicación del Mindfulness en pequeños con T.D.A. y nueve con T.D.A.H.
    Los resultados informan que en ambos casos existe una reducción significativa de la sintomatología asociada al TDA, siendo esta mayor en los casos de TDA frente a TDAH.


    Vídeo Recomendado: Mindfulness y TDAH. Marvin Belzer, PhD. (UCLA)

    Aplicación del Mindfulness en el ámbito del TDAH

    Hay que tener en cuenta que no se trata de un estudio clínico propiamente dicho si no de un análisis bibliográfico, por lo que sería conveniente realizar investigación al respecto donde se incluyesen tres grupos, pequeños con TDA, con TDAH y sin diagnóstico de TDA (grupo control). De esta forma podría concluir al respecto.
    Igualmente hay estudios que señalan una eficacia desigual dependiendo de la edad de los practicantes del Mindfulness, por lo que para conocer si esta variable también afecta en el caso del TDA se debería diseñar una investigación que comparase la eficacia de este tratamiento en adultos con TDA frente a niños con TDA.
    Si los resultados de los diseños anteriores resultan igualmente significativos, se puede afirmar que la aplicación de la técnica Mindfulness es útil para la aplicación en el caso del TDA, con lo que mejora su capacidad atención, y, por ende, favorece su desarrollo, a la vez que reduce otra sintomatología.
    Aspectos positivos que quedan reducidos cuando además el TDA se presenta con hiperactividad, en estos casos se tendría que analizar si con una intervención conjunta empleando Mindfulness y técnicas de corte cognitivo-conductuales son la más indicadas y efectivas en estos casos.
    Un último comentario es con respecto al orden de la intervención, en ocasiones se confunde el diagnóstico del T.D.A. con otros de similares características, sobre todo cuando el T.D.A. tiene hiperactividad asociada. Tal es el caso de los trastornos del comportamiento con inicio en la infancia o la adolescencia, como los trastornos hipercinéticos o los trastornos disociales recogidos en el CIE-10.
    En tales casos, se trata de un problema previo de diagnóstico, por lo que la intervención no se debe de centrar en la aplicación de técnicas para el manejar de la atención como la anteriormente presentada, si no en los problemas conductuales mostrados por los pequeños.

  • ¿Cómo se relacionan los temblores en el Párkinson?

    ¿Cómo se relacionan los temblores en el Párkinson?

    Los temblores es una de las consecuencias más evidentes en la enfermedad de Párkinson.

    El temblor de reposo

    Aunque se pueden emplear muchas clasificaciones sobre los temblores, en función de los músculos afectados o su función, en este artículo vamos a distinguirlos entre temblores de reposo y de acción.
    Los primeros hacen referencia a los músculos en estado de relajación, es decir, mientras la persona permanece quieta, ya sea de pie o sentada, sin hacer nada, y a pesar de ello la persona sufre temblores.
    Los temblores de acción son aquellos que aparecen únicamente cuando la persona va a realizar una acción, ya sea esta coger un objeto o andar.
    El inconveniente de sufrir estos temblores es que dificulta la acción emprendida, por ejemplo, cuando se quiere llevar la comida del plato a la boca, sufrir temblores de acción en la mano o el antebrazo supone que se vaya derramando la comida por el camino debido a dichos temblores.
    A este respecto la compañía Google diseñó y comercializó en el 2014 una cuchara antimovimientos con tres niveles de temblores con los que compensar “inteligentemente” dichos movimientos, y permitir con ello una mayor independencia por parte de los pacientes de Párkinson.


    Vídeo Recomendado: Cuchara ‘inteligente’ que ayuda a comer a los enfermos de Parkinson

    Temblor de reposo vs. temblor de acción

    Entre los dos tipos de temblores el de reposo y el de acción, este segundo es el más frecuente entre los pacientes de Párkinson, el de reposo puede aparecer también en los movimientos de acción, dificultando aún más dicha acción.
    Hay que recordar que cuando se ejecuta una acción, por ejemplo, al flexionar el brazo, hay músculos que se contraen, que es cuando sufren el temblor de acción, y músculos que permanecen relajados, que no suelen sufrir temblor, pero ¿Cómo se relacionan los temblores en el Párkinson?


    https://youtu.be/v=JRSj4X0PmDk

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    El temblor de acción

    Esto es precisamente lo que se ha tratado de averiguar con una investigación realizada desde el Parkinson’s Clinic of Eastern Toronto and Movement Disorders Center (Canadá) cuyos resultados han sido publicados en la revista científica Journal of Neurosciences in Rural Practice.
    En el estudio participaron cien pacientes diagnosticados con la enfermedad de Párkinson, con edades comprendidas entre los cuarenta y tres a novena y nueve años, a quienes se les observó la lateralidad de sus temblores, tanto de los de reposo como de acción. Estudiándose únicamente los temblores en las extremidades superiores, evaluado mediante el Unified PD Rating Scale (UPDRS).
    Los resultados indican una relación inversa entre la intensidad del temblor de reposo y el de acción, relación que únicamente se mantiene en el mismo lado del cuerpo. Así la presencia de temblor de temblor de reposo moderado en una extremidad hace que, en ese lado del cuerpo, exista significativamente una menor probabilidad de sufrir temblor de acción.


    El temblor en el Párkinson

    Una de las limitaciones de estudio es precisamente que hayan elegido analizar únicamente un grupo muscular, las extremidades superiores dejándose sin estudio otros grupos musculares tan importantes como las piernas.
    El estudio no informa sobre una evaluación de los pacientes diagnosticados con la enfermedad de Párkinson luego se desconoce en qué fase se encuentra cada uno de ellos, lo que no permite agruparlos y observar si los resultados anteriores van cambiando a medida que avanza la enfermedad de Párkinson.
    Tal y como afirman los autores, las conclusiones de sus estudios ayudan a comprender los temblores en los pacientes con Párkinson, y a establecer programas de intervención que ayuden a paliar sus efectos en la medida de lo posible.
    Igualmente, los autores señalan cómo el temblor de acción está bien estudiado, no así el temblor de reposo, existiendo una laguna en cuanto a la interacción de ambos temblores que han tratado de cubrir con esta investigación.
    Hay que tener en cuenta que, en el caso de la enfermedad de Párkinson, lo importante es ofrecer calidad de vida a los pacientes, para que sean el mayor tiempo posible independientes y autónomos, de ahí que estos estudios arrojen luz sobre en qué y cómo intervenir, ya que ayudan a conocer un poco mejor los efectos de esta enfermedad.


    Vídeo Recomendado: Rigidez

    Evaluando el temblor enfermedad de Párkinson

    Existen varias escalas para evaluar el avance de la enfermedad de Párkinson, con lo que poder establecer su gravedad y el tratamiento en cada caso, a continuación, se comenta las fases según la clasificación de Hoehn y Yahr:
    Fase 0. No hay síntomas visibles del padecimiento.
    Fase 1. Temblor distal (en alguna extremidad), asociado a un solo lado.
    Fase 2. Temblor asociado a ambos lados, lo que se suele “compensar” por parte del paciente con cambios posturales y de la marcha
    Fase 3. Enlentecimiento psicomotor, se empieza a ver entorpecida la marcha con problemas equilibrio
    Fase 4. Dificultades para mantenerse en pie sin ayuda, rigidez muscular.
    Fase 5. Incapacidad del paciente para mantenerse en pie.

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