Etiqueta: violencia familiar

  • ¿Cómo afecta al desarrollo los Traumas Infantiles?

    ¿Cómo afecta al desarrollo los Traumas Infantiles?

    Un Trauma puede ser expresado mediante una lesión, contusión o herida que se provoca en el alma de una persona, causando diferentes cambios de actitudes con respecto al funcionamiento normal.

    Artículo escrito por Dª. Bibiana Andrea Camargo Martínez, estudiante de la Corporación Universitaria Minuto de Dios (Colombia) gracias al acuerdo de colaboración con dicha institución representada por la docente Dª. Nancy Jiménez.

    Definiendo el trauma en la infancia

    Un Trauma puede variar evidentemente dependiendo de la gravedad, aunque en la mayoría de los casos la noción de Trauma se relaciona con una herida o lesión que deja algún tipo de secuela, ya sea esta física, moral, emotiva o de trastornos conductuales, es por esto que recientes estudios nos revelan que:

    Las alteraciones neurobiológicas como consecuencia de abusos infantiles, no solo aumentan la posibilidad de padecer trastornos mentales en la adultez sino que también aumentan las posibilidades de padecer trastornos orgánicos futuros, así como alteraciones conductuales. Los abusos y abandonos infantiles son posibles acontecimientos traumáticos para cualquier niño, y son mucho más frecuentes de lo que se piensa. Según el centro de Salud Mental Infantil del Colegio Universitario de Londres1, cada año entre el 4 y el 16 por ciento de los niños de los países occidentales industrializados sufre Malos tratos corporales y 1 de cada 10 sufre abandono o sobrecargas psíquicas extremas.” (Pardo, 2014)

    Como madre que soy, tengo muy presente que los Hijos son la razón más grande que nos motiva a vivir cada día, pero muchas veces dejamos que los problemas ocupen más de nuestros pensamientos, descuidando en algunas ocasiones a nuestros niños, sin saber que problemas los aquejan en su entorno , además de saber cómo le afectan mis problemas, lo que muchas veces se traduce en un Comportamiento antisocial, resultado del abandono, el mal trato bien sea nuestro o ajeno y el abuso, arrojándolos a un mundo de desafíos constantes que a su corta edad no entiende, lo que deja grandes vacíos y Traumas emocionales a futuro que pueden afectar en forma significativa su personalidad.


    Vídeo Recomendado: Diálogos en confianza (Familia) – Ira, agresividad y estrés en adolescentes (19/05/2015)

    Consecuencias del trauma infantil

    Los niños expresan sus sentimientos y reacciones de formas distintas, generando diversos tipos de comportamiento. Según (psicodiagnosis.es, 2016):

    “Las conductas agresivas, de oposición, desobedientes o desafiantes se encuentran a menudo en la población infanto-juvenil como parte de un desarrollo evolutivo «normal”, las pistas nos las tiene que dar la frecuencia, magnitud y perseverancia en el tiempo de la conducta en cuestión en función de la edad del niño”.

    Esto significa que se tendrá que reconocer y aceptar que algunos niños reaccionarán de una manera distinta, ya que su entorno de crianza no fue el mismo que el de los demás. Algunos comportamientos pueden dar la sensación de que el infante-adolescente trata de alejarse evadiendo los cuestionamientos de los demás, mientras que otros se sentirán tristes y molestos en algunos momentos y en otros casos, actuarán como si nada hubiese sucedido. Los niños suelen confundirse con respecto a lo ocurrido y a sus propios sentimientos.
    No todos tienen reacciones inmediatas; algunos tienen reacciones que aparecen luego de algunos días, semanas y hasta meses después y algunos nunca tienen una reacción pero se puede reflejar en una etapa más adulta.
    En el último Censo de niños maltratado que se hizo en Colombia se muestra:

    “Un análisis acumulado de los procesos de protección en curso hasta marzo de 2015, cuatro motivos representaron el 45,4 %, es decir, casi de la mitad de los mismos: maLtrato infantil (21,2%), Violencia sexual (13,5%), Abandono (5,7%) y Consumo de sustancias psicoactivas (5%), en este sentido, el número de procesos por maltrato infantil vigentes hasta la misma fecha fue de 20.268”. (El pais .com.co , 2016).

    Es importante que se valoren los niños para prevenir en un futuro errores en su personalidad, no solo por ellos sino también por todas las personas ya que estos individuos crecen con conflictos y es por esta razón que se crean vandalismos y un impacto social negativo afectando el desarrollo humano y también el de un país entero.

    ¿Cómo afecta el trauma infantil al cerebro?

    Aunque parece evidente la relación entre un comportamiento inadecuado del menor e incluso del adulto y una vivencia traumática de pequeño, no se da en todos los casos.
    Hay que tener en cuenta que las diferencias individuales, la personalidad y factores como la resiliencia va a permitir a unos pequeños «sobrellevar» la situación traumática mientras que otros se «quiebran».
    A destacar, que cuando estos traumas se producen en el desarrollo va a hacer que este pueda «desviarse» mostrando comportamientos inadecuados, agresivos o violentos.


    Todas estas «desviaciones» del comportamiento van a acompañar a la persona durante toda su vida si no hace por «enderezarse», o recibe ayuda terapéutica en la que trabajar los sentimientos y emociones que le originó aquella situación traumática del estrés.
    Tal y como se ha mencionado en el artículo, el tipo de trauma puede provenir tanto por una acción como por una omisión, la ausencia de un progenitor puede ser «devastador» para el desarrollo emocional del menor.
    Es por tanto muy importante, cuidar al pequeño en su desarrollo evitándole en la medida de lo posible estas situaciones de altos niveles de estrés.

    Desde aquí mi agradecimiento a Dª. Bibiana Andrea Camargo Martínez, por su testimonio y el trabajo aquí expuesto sobre la importancia del cuidado del menor para prevenir consecuencia futuras, y a Dª. Nancy Jiménez, docente de la Corporación Universitaria Minuto de Dios (Colombia).

    Referencias sobre traumas infantiles:

    Pardo, D. T. (2014). Abuso Infantil: Secuelas Físicas Y Psicológicas en la Adultez. CONOCIMIENTO, COMPRENSIÓN Y EXPLICACIÓN HUMANA, 19.
    psicodiagnosis.es. (2016). TRANSTORNOS DE LA CONDUCTA. PSICOLOGIA INFANTIL Y JUVENIL , 1.
    El pais .com.co . (2016). Cifras de maltrato infantil son vergonzosas y aterradoras: Icbf. El pais .com.co , 1.

  • Entrevista a Dª Esp. Valeria Moletto sobre las secuelas de los abusos infantiles

    Entrevista a Dª Esp. Valeria Moletto sobre las secuelas de los abusos infantiles


    Entrevista a Dª Valeria Moletto, Especialista en Intervención Temprana, Seguimiento Prematuros de Alto Riesgo Servicio de Neonatología, Hospital Evita Pueblo, quien nos habla del abuso infantil y las secuelas que provoca en el Neurodesarrollo de los niños.




    ¿Qué es el abuso infantil?

    Partiendo del concepto de Infancia establecido en la Convención de Amnistía Internacional donde se declararon los derechos de los niños, la cual se llevó a cabo en Cataluña en el año 2005 la infancia, que significa mucho más que el tiempo que transcurre entre el nacimiento y la edad adulta, se refiere al estado y la condición de la vida de un niño: la calidad de esos años. Y siendo conscientes que es durante ese tiempo en el que se produce el especializado proceso de desarrollo de los sistemas neurosensoriales en un niño, el impacto que genera el abuso infantil deja secuelas permanentes a nivel de la corteza cerebral.
    Se denomina maltrato infantil o abuso infantil a cualquier acción (física, sexual o emocional) u omisión no accidental en el trato hacia un menor, por parte de sus padres o cuidadores, que le ocasiona daño físico o psicológico y que amenaza su desarrollo tanto físico como psicológico.

    ¿Existe distintos tipos de abuso infantil?

    Se distinguen cinco tipos básicos de maltrato infantil
    • el abuso físico
    • el abuso sexual
    • el maltrato emocional
    • el abandono físico
    • el abandono emocional.


    Vídeo Recomendado: Dr. TV – Maltrato infantil

    ¿Puede provenir el abuso infantil de la propia familia?

    Según la Dra. Lía Rincón; directora de la Carrera de Médico Especialista en Psiquiatría (UBA). Profesora Titular del Dpto. de Neurociencias (Salud Mental IV) de la Universidad Favaloro y Profesora Titular Consulta de Dpto. de Salud Mental de la UBA; existe abuso cuando se tiene una característica personal y una diferencia de categoría que permite ejercer el poder sobre otro.
    El rol de los padres es cubrir todas las necesidades de los niños, no solo su rol, sino la primera obligación que tienen como padres. Sin embargo cuando utilizan el poder que les brinda su rol en propio beneficio, poniendo en riesgo el desarrollo del niño se convierten en abusadores.

    ¿Cómo vivencia el menor el abuso infantil?

    Cuando un niño recibe algo para lo que no está preparado indefectiblemente se irrumpe su proceso de desarrollo y si bien, frente a una situación de estrés, el sistema nervioso segrega cortisol y adrenalina, las hormonas que dan lugar al olvido como mecanismo de defensa, la memoria emocional quedará para siempre. El recuerdo emocional se reactivará y podrá traer esa situación de realidad a lo largo de toda la vida.
    Cuando un niño no logra elaborar aquello que está vivenciando hace síntoma y este es el mayor indicador de alteración de su proceso de desarrollo.


    ¿Qué consecuencias tiene el abuso infantil en el neurodesarrollo?

    Cuando hacemos referencia a Neurodesarrollo, debemos señalar que es un proceso que implica la formación del sistema nervioso desde el momento en el que se unen espermatozoide y óvulo, hasta que el individuo llega al estado adulto, adquiriendo y desechando un sinnúmero de capacidades y funciones (Pinto, 2008); cualquier situación traumática que viva un niño durante este período, va a condicionar el resto de su vida.
    Se presenta el caso de una niña, de años 6 de edad, que comienza con trastornos de la agudeza visual, anopsia, variaciones visuales constantes, cambios de humos, quien denunció a su padre biológico por situaciones de abuso. Es un claro ejemplo de posible alteración en el neurodesarrollo de la vía visual.
    Y es necesario comprender que la función visual se desarrolla hasta los 7 años de vida. Cualquier situación que genere un trauma, físico o psíquico, y se manifieste como síntoma, nos está hablando de una alteración o interrupción en el desarrollo de esa vía, condicionando el neurodesarrollo de ese niño y consecuentemente su calidad de vida.
    La vía visual tiene una función totalizadora, esto quiere decir que es un sensorio que integra toda la información recibida por los otros sistemas sensoriales, como ser audición, olfato, propiocepción. La interrupción y alteración del desarrollo de esta vía, traerá aparejados otros trastornos de tipo neuromotor, como ser en la motricidad fina, en las reacciones de equilibrio y las respuestas funcionales; las funciones cerebrales superiores también se verán afectadas, ya que la afectación del sensorio visual impacta en los niveles de atención y esto indefectiblemente condicionará la capacidad de aprendizaje del niño y se verá reflejado en su desarrollo. El niño podrá presentar trastornos de aprendizaje como consecuencia de una afectación visual.
    Cuando los estudios complementarios como campo visual, fondo de ojos y otros, son normales deberemos sospechar que la etiología es emocional, podríamos pensar el síntoma como la incapacidad de elaboración de una realidad para la que el niño no está preparado.

    ¿Qué se está haciendo por parte de las instituciones públicas en cuanto al abuso infantil?

    El creciente interés de los investigadores en los procesos afectivos está comenzando a cubrir las importantes lagunas que tradicionalmente han limitado nuestro conocimiento. Gracias a ellos sabemos que hay circuitos sensoriales y centros nerviosos que conectan y transmiten información sensorial que permiten al organismo reaccionar rápidamente ante estímulos negativos o desagradables, ya que conectan con estructuras ejecutivas motoras y autonómicas.
    El Dr. Chaskel Roberto, reconocido psiquiatra infantil de Colombia, ha demostrado que los traumas infantiles dejan surcos en la corteza cerebral. Sus actuales investigaciones están relacionadas con las estrategias psicoterapéuticas y sociales que podrían hacer desaparecer esas marcas.
    Es importante como profesionales de la salud y la educación, formarnos y replicar experiencias para ayudar a más niños.
    Aprender a observarlos, ya que ellos suelen mostrarnos respuestas claras ante estímulos emocionales negativos. Sudoración, asco a los olores, rechazo físico.


    https://youtu.be/15bBDFZs1iw

    Vídeo Recomendado: SÍNDROME DE ALIENACIÓN PARENTAL .Cómo el maltrato afecta al cerebro

    ¿Qué implicaciones legales tiene el abuso infantil?

    Desde el marco legal es importante comprender que frente a una denuncia de abuso, la relación jurídica es un juego de estrategias, donde el juez equilibra las fuerzas entre la acusación y la defensa.
    La Dra. Lía Rincón, plantea que al niño que denuncia un acto de abuso hay que creerle más allá de la verdad fáctica. Si denuncia una situación de abuso es porque el abuso existe en alguna parte. Es importante creerle porque si no el niño queda desamparado.
    La Dra. Susana Ciruzzi, Abogada Hospital de Pediatría SAMIC Prof. Dr. Juan P. Garrahan. Miembro de su Comité de Ética de dicho hospital, hace importante mención a la revictimación. Cada instancia donde el niño debe contar una y otra vez lo ocurrido y que, frente a una denuncia de este tipo, la defensa utiliza el SAP, Síndrome de Alienación Parental.
    Frente a una denuncia de esta índole hay que dirigirse a la Defensoría General de la Nación y a las Defensorías específicas.

    Bibliografía sobre las secuelas del abuso en la Infancia:

    Aguilar, F. (2003). Plasticidad cerebral. Revista Médica del Instituto Mexicano de Seguridad Social (Rev Med IMSS) 41 (1), 55-64.
    Artigas-Pallarés, J & Narbona, J. (2011). Trastornos del Neurodesarrollo. Barcelona-España: Viguera Editores.
    Pinto, F. (2008). Lo maravilloso y mágico del Neurodesarrollo humano. Revista Chilena de Pediatría, 79 (1), 18-20.
    Portellano, J. (2008). Neuropsicología Infantil. España: Editorial Síntesis
    Roselli, M., Matute, E. & Ardila, A. (2010). Neuropsicología del desarrollo infantil. México: Manual Moderno.




    Desde aquí mi agradecimiento a Dª Valeria Moletto, Especialista en Intervención Temprana, Seguimiento Prematuros de Alto Riesgo Servicio de Neonatología Hospital Evita Pueblo, por habernos acercado a una problemática en los menores que afecta a su neurodesarrollo.

  • Entrevista a Dª Virginia Mora sobre el trauma

    Entrevista a Dª Virginia Mora sobre el trauma


    Entrevista a Dª. Virginia Mora. Psicóloga de la Red de Puntos Municipales del Observatorio Regional de la Violencia de Género de la Comunidad de Madrid. Experta en Violencia y Trauma. Fundadora de Iptra (Instituto Psicoterapia y Trauma).




    – ¿Qué es el trauma?

    Ante un acontecimiento estresante o una situación de naturaleza excepcionalmente amenazante o catastrófica (catástrofes naturales, accidentes, atentados terroristas, agresiones, malos tratos, abuso o agresión sexual, tortura, secuestro etc) vivido ya sea de forma directa o indirecta, se produce en las víctimas un sentimiento de miedo intenso, indefensión, amenaza y pérdida de control que tendrá unas consecuencias traumáticas en la persona que lo sufre.
    Cuando ha ocurrido un episodio único, el trauma o daño psicológico habitualmente cursa en fases. En una primera fase hay una primera reacción de sobrecogimiento y embotamiento generalizado, que se caracteriza por lentitud en las reacciones y mecanismos de negación. Es lo que se denomina estado de “shock”. En una segunda fase, aparecen fuertes reacciones emocionales de dolor, rabia, impotencia, culpa, miedo que alternan con periodos de profunda tristeza y abatimiento. Por último, pueden aparecer las reexperimentaciones del suceso de forma espontánea o ante estímulos relacionados. Estas reacciones pueden dar lugar al Trastorno de Estrés Postraumático.
    Cuando la situación de violencia está cronificada en el tiempo, como ocurre en el abuso sexual o maltrato infantil y en la violencia de género, las víctimas pueden presentar alteraciones en la personalidad en cuanto a su capacidad para relacionarse y a su propia identidad. Esto es lo que se ha denominado Trauma complejo.
    Es importante señalar también que, en ocasiones, puede ocurrir un daño psicológico ante situaciones que aparentemente no son traumáticas pero que la persona las vive como tal debido a sus propias características personales, momento evolutivo, consecuencias para su vida etc.

    – ¿Por qué se produce el trauma?

    El trauma o daño psicológico ocurre a consecuencia de que el suceso negativo que ha experimentado la persona desborda su capacidad de afrontamiento y de adaptación. Cuando nos enfrentamos a una situación que nos genera de forma abrumadora dolor, miedo, vergüenza, indefensión o pánico bien sea por su intensidad, por el momento vital en el que ocurre o porque no exista posibilidad de defenderse o de huir de la situación que nos daña, el sistema de defensa de nuestro organismo puede verse colapsado y no es capaz de procesar adecuadamente lo ocurrido ni de elaborar una respuesta de control. Debido a lo cual, el sistema de defensa se mantiene en un inadecuado estado de alerta permanente que va a provocar que ante cualquier estímulo relacionado con la situación traumática se disparen las mismas reacciones a nivel fisiológico, cognitivo, comportamental y emocional que se pusieron en marcha ante el acontecimiento traumático.


    Vídeo Recomendado: Identifica y supera un trauma psicológico

    – ¿Qué relación existe entre la violencia y el trauma?

    Si cualquier experiencia traumática hace que la víctima se cuestione conceptos fundamentales como que el mundo es un lugar lo suficientemente seguro, el valor positivo de uno mismo como persona y el sentido de la vida, en los casos en los que el daño ocurre provocado por otro ser humano de manera intencionada y violenta, las consecuencias traumáticas son mucho más graves.

    – ¿Por qué a unas personas que sufren violencia se traumatizan y otras no?

    La mayor o menor repercusión psicológica de una conducta violenta va a depender de varios factores. Por un lado, depende de la vulnerabilidad tanto psicológica como biológica de la persona, que se refiere a un desequilibrio emocional preexistente a la situación traumática y a contar con un umbral más bajo de activación psicofisiológica. En estos casos, el impacto de la violencia va a ser mayor y/o más incapacitante.
    También la duración e intensidad del suceso violento y el significado que se dé al mismo va a influir, así como que el incidente concurra con otras experiencias negativas actuales o pasadas. Un insuficiente apoyo familiar y/o social y utilizar estrategias de afrontamiento inadecuadas van a empeorar la sintomatología postraumática.
    Por otro lado, existen personalidades más resistentes al estrés y por tanto a la traumatización, que se caracterizan por tener un adecuado control de las emociones, valoración positiva de sí mismo, estilo de vida equilibrado y contar con apoyo social entre otras características. Es a lo que nos referimos cuando hablamos de las capacidades de resiliencia o resilientes de una persona, la capacidad de los seres humanos sometidos a los efectos de una adversidad, de superarla e incluso salir fortalecidos de la situación.

    – ¿Son más sensibles los pequeños a sufrir traumas?

    Indudablemente, los niños y las niñas tienen menos recursos de afrontamiento ante una situación traumática y por ello son más vulnerables ante una vivencia violenta. Muchos adultos piensan equivocadamente que los niños no son conscientes de lo que ocurre, que se adaptan rápidamente, que no sienten la pérdida…, sin embargo, las consecuencias del trauma en los niños pueden ser más graves que en un adulto. Lo que pasa es que el reflejo del daño psíquico en los niños no es igual que en los adultos y por ello puede pasar desapercibido, síntomas disociativos, somatizaciones, irritabilidad, aislamiento, comportamientos disruptivos..
    Tal como señala Judith Herman, si en un adulto el trauma provoca un daño en la estructura de personalidad, en la infancia la forma y la deforma.
    En cualquier caso, la repercusión de un evento traumático en un niño y la repercusión en su vida va a depender principalmente del apoyo y la contención que le presten sus figuras de referencia (madre, padre u otros adultos significativos).


    Vídeo Recomendado: Cómo superar un trauma

    – ¿Qué consecuencias futuras tiene el trauma?

    Las consecuencias psicológicas en la vida adulta de un trauma en la infancia son difíciles de predecir con exactitud, pero, sin duda, todo acontecimiento traumático ocurrido en la vida de un niño o una niña provoca una “herida psíquica” que puede incidir o activarse de nuevo en la adultez.
    Que aparezcan consecuencias negativas en el futuro va a depender de si existen más traumas previos, haber sufrido malos tratos en la infancia o si la persona presenta un trastorno de personalidad. Habrá también un peor pronóstico cuando la persona haya sido revictimizada porque la exposición haya sido continuada en el tiempo (es el caso de la violencia familiar, abuso sexual infantil, secuestros prolongados…), o que hayan ocurrido diferentes situaciones traumáticas a lo largo de su desarrollo, que la sintomatología postraumática haya sido intensa o de carácter disociativo, como por ejemplo, amnesia psicógena.

    – ¿Cómo se trata el trauma?

    La intervención psicológica con las personas que han sufrido un trauma va a depender en gran medida del enfoque y abordaje terapéutico que utilice cada profesional.
    Diferentes autores especializados en trauma como Pierre Janet, Van del Kolk o Herman, establecen la necesidad de abordar la intervención por fases.
    En una primera fase de Estabilización, el objetivo será la reducción o eliminación de sintomatología postraumática. Se trata de dotar a la persona de recursos y herramientas para la regulación y autocontrol emocional, aprendizaje de estrategias de afrontamiento y fortalecimiento de sus recursos personales. En definitiva, tiene que ser una fase de empoderamiento.
    En una segunda fase nos centraremos más en una intervención sobre el hecho traumático. Se trata de superar la fobia al recuerdo, procesando adecuadamente lo vivido de tal forma que pueda ser “engranado” en la narrativa biográfica de la persona. La memoria traumática suele estar fragmentada, sin narrativa, con recuerdos sensoriales de gran impacto y sin integración. El objetivo por tanto es integrar. En esta fase pueden utilizarse técnicas como el EMDR (Eye Movement Desensitization and Reprocessing) que están demostrando una gran eficacia en el abordaje del Trastorno por Estrés Postraumático y otros trastornos derivados de una situación traumática.
    Finalmente, se trata de consolidar la integración, facilitar el duelo y reconectar a la persona de nuevo con su ambiente consiguiendo una adaptación óptima a su vida diaria y en sus relaciones interpersonales.




    Desde aquí mi agradecimiento a Dª Virginia Mora, Psicóloga Sanitaria. Experta en violencia y trauma, por habernos acercado al mundo del trauma.

  • ¿Cómo afecta al cerebro los traumas infantiles?

    ¿Cómo afecta al cerebro los traumas infantiles?

    Aunque los traumas infantiles han sido la base de muchas teorías psicológicas, empezando por las de Freud, todavía queda mucho por conocer al respecto.

    Traumas infantiles

    Una de las limitaciones de estas teorías psicológicas basadas en los traumas infantiles es que se basa en el recuerdo de lo acontecido hace treinta, cuarenta o cincuenta años.
    A medida que nos vamos desarrollando vamos formando nuevas «capas» de experiencias en la vida que nos van moldeando como somos, y lo que hacemos, afectando a nuestras decisiones presentes y futuras.
    En ocasiones podemos pensar que estas decisiones no son del todo «libres», ya que puede verse determinada de alguna forma por la vivencia de experiencias traumáticas del pasado, ya sea este próximo o en la infancia.
    Una situación que con políticas adecuadas en ocasiones puede ser «controlado» sobre todo en la edad escolar, evitando que los pequeños sean víctimas de agresiones de sus compañeros.
    Tratar de explicar el comportamiento de un adulto basado en aquello que le pasó, parece una propuesta bastante limitada; pero igualmente, ignorar los acontecimientos pasados, sobre todo si estos fueron traumáticos, puede ser desafortunado.
    Investigaciones recientes muestran cómo el maltrato o la violencia en la infancia puede dejar «huella» en el comportamiento social, enturbiando y dificultando las relaciones íntimas con el otro sexo, pero ¿Cómo afecta al cerebro los traumas infantiles?


    Vídeo Recomendado: Dr. Colin Ross, abuso infantil y enfermedad mental

    Trauma en la infancia

    Esto es precisamente lo que ha tratado de averiguarse con una investigación realizadas conjuntamente desde el Hospital Universitario de Hamburg, la Universidad de Würzburg, el Hospital Universitario de Münster, el Hospital Universitario de Johann Wolfgang Goethe, la Facultad de Medicina, Universidad Gutenberg, y la Clínica universitar de Wuerzbur (Alemania) junto con el Instituto Karolinska (Suiza) cuyos resultados han sido publicados en el 2016 en la revista científica Social Cognitive and Affective Neuroscience Advance Acess.
    En el estudio participaron 1158, de los cuales 325 fueron excluidos por presentar problemas familiares de salud mental, con lo que al final se manejaron datos de 833 adultos con una media de 25 años.
    A todos ellos se les administró un cuestionario estandarizado para evaluar hechos traumáticos durante la infancia denominado Childhood Trauma Questionnaire (C.T.Q.), uno para evaluar los hechos traumáticos de los últimos doce meses a través del List of Threatening experiences (L.T.E.), un cuestionario para evaluar la presencia de problemas de ansiedad a través del Spielberger Trait Anxiety Scales (S.T.A.I.), y por último uno para comprobar la presencia de síntomas depresivos a través del General Depression Scale (A.D.S.-K.).
    Igualmente se tomaron medidas morfológicas del cerebro a 129 de ellos seleccionados al azar.
    Los resultados muestran que aquellos que han sufrido hechos traumáticos presentes o en la infancia van a mostrar significativamente más síntomas depresivos y ansiosos frente a los que no lo han sufrido.
    Con respecto a la morfología cerebral, se hallaron diferencias en el córtex del cíngulo anterior, resultado esta significativamente más pequeña.

    Traumas en la niñez

    A pesar del importante número de participantes el estudio no informa de cuántos eran hombres y cuántas mujeres, ni separa los resultados en función del género, lo que no permite conocer si el género es una variable relevante en las consecuencias de los traumas infantiles.
    Una de las limitaciones del estudio, es precisamente en la exclusión de los 325 participantes, lo que no permite conocer si afectan estos traumas infantiles en función de que se tengan antecedentes familiares con problemas de salud mental o no.
    Hay que destacar que los traumas pasados y presentes tengan los mismos efectos tanto emocionales como cerebrales; aunque estos últimos no se producen en la amígdala, el centro de control emocional, tal y como cabría esperar, sino en el córtex del cíngulo anterior, encargado entre otros de regular la toma de decisiones, la empatía y las emociones.
    Por tanto, se produce una alteración en la morfología que se puede traducirse en un cambio en la forma de relacionarse con los demás, todo ello además unido a la presencia de sintomatología depresiva y de ansiedad.
    Basado en estos resultados, hay que evitar traumas infantiles deben de evitarse en la medida de lo posible, ya que, aunque no van a determinar el comportamiento adulto, si van a llegar a modificar su cerebro y la forma en que este procesa la información emocional.

    Experto Colaborador:

    Hernán Aguilar Palomino
    Specialistläkare i Psykiatri.Specialistläkare i Geriatrik.Specialist i Äldrepsykiatri, Neuropsykiatri och Neurokognition


    ¿Por qué se ha visto que la Corteza Cingulada Anterior (CCA) está afectada?.
    La CCA responde a hechos o a eventos desagradables o «muy desagradables» (traumáticos) pues la CCA participa en la respuesta a estímulos emocionales y es una parte importante de la Corteza Prefrontal o según la clasificación por Joaquin Fuster es parte de la Memoria Ejecutiva . Además la CCA puede ser activada por la CPF ventromedial siempre que se requiera una acción. Los eventos traumáticos son memorizados en redes neuronales corticales o «cógnitos» y esta memoria se almacena «encima» de otra memoria que es la «filética». Está memoria traumática consiste en redes neuronales que son activadas simultáneamente y distribuidas en toda la corteza cerebral pero la corteza prefrontal alberga principalmente estás redes de memorias «cógnitos ejecutivos» y además participa en la ejecución futura de conductas complejas ya sean cognitivas, emocionales o sociales a lo largo de la vida en estos pacientes con traumas infantiles. Saludos. Hernán Aguilar

  • ¿Qué consecuencias tiene sufrir abusos en la infancia?

    ¿Qué consecuencias tiene sufrir abusos en la infancia?

    Un estudio de la Universidad Libre (Países Bajos) analiza las consecuencias en las relaciones sociales de los adultos tras sufrir abusos en la infancia.
    El abuso infantil es uno de los acontecimientos más traumáticos tanto para el que lo sufre como para sus familiares una vez que se descubre.

    Abusos en la infancia

    El pequeño que carece de una estructura psicológica adecuada, no llega a entender el por qué de la situación y debe vivir con una situación tan dramática que en muchos casos puede marcarle en sus relaciones sociales.
    Dependiendo de la edad del menor, los adultos, una vez que el menor crece, se deciden por contarle o no lo acontecido durante su infancia.
    A pesar de esta decisión, las consecuencias van a permanecer ahí mientras el pequeño, ahora convertido en adulto, no se enfrente y afronte adecuadamente.

    Una realidad, la de los abusos en la infancia, que va a marcar de forma decisiva a la víctima. Así se ha reportado que las personas que sufrieron abusos durante la infancia van a mostrar unos menores niveles de autoestima, con mayores casos de depresión y de trastorno de estrés post-traumático.
    Incluso algunos estudios lo relacionan con alcanzar menores metas educativas y con problemas de delincuencia durante la adolescencia, pero ¿Qué consecuencias tiene en la relaciones futuras sufrir abusos en la infancia?



    Maltrato infantil

    Esto es lo que se ha tratado de averiguar desde la Universidad Libre (Países Bajos) cuyos resultados han sido publicados en la revista científica Crime Science.
    En el estudio participaron 910 víctimas de abusos en la infancia, cuyo listado fue extraído de los informes de la policía, de hechos acontecidos entre 1980 a 1985.
    El 73,8% de los casos era a mujeres, y la edad en que sucedió el abuso fue alrededor de los 12 años. Siendo en el 46,3% de los casos un abuso repetido.
    Los resultados significativos en cuanto a las consecuencias en las relaciones como adultos de estas personas que han sufrido abuso en la infancia son:
    – Se produjo una maternidad temprana, de tres años de anticipación en comparación con el resto de la población holandesa.
    – Con una anticipación en cuanto al matrimonio e incluso divorcios en comparación con la población general.
    – Igualmente tuvieron más hijos que la población general.
    Siendo significativamente más elevado los datos anteriores cuando los abusos lo sufrieron mujeres frente a hombres.

    Trauma infantil

    Hay que tener en cuenta que los resultados anteriores sólo contemplan las relaciones en función del número de hijos, matrimonios y divorcios, y no en cuanto a otras variables, como el número de parejas, o la estabilidad en el tiempo con ellas, todas ellas a tener en cuenta para comprender la verdadera incidencia de los abusos en la infancia.
    Una de las limitaciones del estudio es que la población masculina está escasamente representada, luego los resultados obtenidos pueden variar si se incorporan nuevos sujetos a la muestra. Esto es debido a que existe una mayor conciencia de denuncia en el caso de las niñas que de los niños, algo que en los últimos años se ha intentado corregir por parte de las autoridades.
    Otra de las limitaciones en cuanto a el tiempo transcurrido desde el abuso, unos 33 años de media, lo que implica que la persona ha tenido tiempo para aprender a sobrellevar y a superar las consecuencias del abuso; si esta medida se hubiese realizado a los diez años o menos, seguramente los resultados serían más «catastróficos» y notables.

    A pesar de las limitaciones comentadas con anterioridad, hay que tener en cuenta que el abuso en la infancia va a tener un importante efecto en la vida futura de sus víctimas.
    Aspecto que hay que se tratado desde las instituciones, más allá de facilitar la denuncia, y de crear mecanismos de «sanción» al agresor. Hay que realizar una verdadera inversión en un tratamiento integral de la persona, que le ayude a superar las secuelas que este abuso pueda generar, y con ello, facilitando que pueda llevar una vida los más «común» posible.
    Igualmente en dicho tratamiento habrá que incluir a los familiares más próximos con los que convive, ya que estos van a influir en el normal desarrollo de la persona, si aprenden a comprender la situación que ha sufrido y cómo pueden ayudar al respecto.

  • ¿Cuáles son los factores que se asocian al maltrato infantil?

    ¿Cuáles son los factores que se asocian al maltrato infantil?

    Una de las situaciones más difíciles a las que se tiene que enfrentar el menor es cuando se ve sometido a algún tipo de abuso, ya sea este físico o psicológico.

    Abusos que puede provocarle secuelas y traumas tanto físicas como psicológicas, que pueden acompañar al menor durante toda su vida, siendo estos más importantes si el maltrato proviene del ámbito familiar, especialmente de uno de los dos progenitores.
    El pequeño que está en una etapa de formación, puede verse «truncado» en su desarrollo ante una situación de agresión, para la cual no tiene mecanismos físicos ni psicológicos con los que defenderse, y menos cuando esta agresión proviene de las figuras de apego como son los padres.
    De ahí la importancia de realizar investigaciones que traten de configurar un perfil de riesgo, tanto del pequeño como del ambiente familiar en donde vive, ya que a partir de ahí se pueden diseñar e implementar programas de intervención entre la población más vulnerable.
    Pero para ello lo primero que hay que hacer es conocer la «realidad», y la única forma de hacerlo es a través de los ingresos hospitalarios, ya que es en estos centros donde se deja constancia de las secuelas físicas que sufre el menor.
    Y aunque esto sea sólo un indicio de lo que se puede estar viviendo en casa, es suficiente para poder establecer un perfil tanto de quien padece estos maltratos como del ambiente en donde se produce.


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    Esto es precisamente lo que se trata de averiguar desde la Universidad Libre de Bruselas y el Hospital Saint Pierre CHU (Bélgica) para lo cual han realizado una investigación recientemente publicado en la revista científica Health.
    En el estudio participaron 504 niños que recibieron atención hospitalaria entre 2007 y 2012 en el Hospital Saint Pierre CHU con una media de 84 casos al año y un rango de 91 a 73 casos. De todos los casos presentados, se escogieron únicamente aquellos en donde no existía reingreso del menor, quedando en el estudio sólo 439 menores, de los cuales se analizaron sus características sociodemográficas (edad, género país de nacimiento y condiciones de vida previas a la hospitalización), igualmente los datos clínicos físicos y psicológicos del menor, así como sobre el de los padres.
    Los resultados muestran que de los participantes, casi la mitad de los menores que acuden al hospital tienen menos de tres años, y la mayoría de ellos lo hacen a urgencias (81,6%).
    De ellos se observó signos de maltrato en casi la mitad de ellos (48,7%), de entre los cuales más de la mitad (57,9%) había sido físico, más de un tercio (37%) por negligencia, habiendo sufrido los demás abuso sexual (14,5%) y maltrato psicológico (10,3%).
    Entre las condiciones familiares del menor que había recibido abusos, se destaca los problemas conyugales de la pareja, además de problemas psicológicos de la madre y un comportamiento violento por parte del padre, siendo el perfil de los menores, extranjeros (no nacidos en Bélgica).

    Hay que reconocer que a pesar de los resultados estos se tienen que tomar en base a la población específica de estudio, de forma que para poder extrapolar a otras poblaciones se debe de realizar nuevos estudios que comprueben si se mantienen estos mismos factores o no.
    Pero además de analizar caso por caso, hay que establecer planes de intervención preventiva para evitar que los menores se puedan ver expuestos a estas situaciones, ya sea con programas en las escuelas de sensibilización, o trabajando con los padres, especialmente con las madres.

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