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  • Entrevista a Amelia Zamora Bayón psicóloga del método Thinking

    Entrevista a Amelia Zamora Bayón psicóloga del método Thinking


    Entrevista con Dª Amelia Zamora Bayón quien nos introduce en este novedoso abordaje de los problemas de alimentación mediante el método Thinking.




    – ¿Qué es el método Thinking y cuál es su objetivo?

    El Método Thinking es una intervención multidisciplinar (medicina, nutrición, psicología y actividad física) para los trastornos alimentarios y de la ingesta de alimentos por exceso (que no por restricción como la anorexia nerviosa): bulimia nerviosa, trastorno por atracón y trastorno por atracón nocturno, adicción a la comida, el comer compulsivo, etc. Es decir, abordamos la relación patológica con la comida.
    El objetivo del Método Thinking es ayudar a las personas que sufren estas problemáticas a lograr cambios a largo plazo, aquellos que les permitan mantenerse en un peso saludable. Para ello, el proceso se divide en 4 etapas de cambio psicológico (liberación, consolidación, construcción y equilibrio) y otras cuatro de reeducación alimentaria (cuatro módulos de alimentación).

    – ¿Cómo surgió el método Thinking?

    El Método Thinking nace de la propia experiencia de Diego Olmedilla, su creador. Harto de deambular sin éxito por el mundo de las dietas, la nutrición y la frustración, se preguntaba por qué no era capaz de conseguir y mantener un peso adecuado. Olmedilla acabó dándose cuenta de que las dietas no ofrecían más que una solución parcial al problema de la obesidad y el sobrepeso. A partir de ahí investigó y se formó en el tratamiento de adicciones y formó un equipo multidisciplinar para abordar el problema.



    – ¿A quién va dirigido el método Thinking?

    Además de intervenir con psicopatologías alimentarias y de la ingesta de alimentos, el Método Thinking también está indicado para todas aquellas personas que, queriendo bajar peso no lo consiguen y acumulan muchos procesos de dieta abandonados o fracasados, porque al poco tiempo se vuelven a ganar los kilos perdidos e incluso para todas aquellas personas que, no necesitando perder peso, tienen una relación tormentosa con la comida.
    El Método Thinking es un plan de tratamiento adecuado para cualquier persona que quiera dar el paso hacia una vida saludable. Un estilo de vida en el que comer sano, hacer ejercicio, reservar tiempo para el autocuidado y aprender a manejar emocionalmente las adversidades de la vida, sean objetivos prioritarios. Thinking es un gran facilitador para el cambio.
    El método es accesible a cualquier persona en cualquier parte del mundo gracias al Thinking Line, la versión on-line del tratamiento.

    – ¿Existe alguna limitación de edad mínima o por encima para aplicar el método Thinking?

    Por ahora trabajamos con adultos y adolescentes. Con el tiempo también nos gustaría proponer una adaptación del método a la población infantil, ya que el asunto de la obesidad en la infancia es un problema grave.
    Con respecto a ancianos, también trabajamos con ellos, pero el control médico es más exhaustivo porque la mayoría presentan problemas médicos comórbidos con la obesidad o de otro tipo.

    – ¿Cuántas sesiones se requieren en el método Thinking?

    El tiempo medio de tratamiento en Método Thinking oscila entre los seis y los doce meses. En realidad depende mucho de cada caso. Las personas con obesidades o con obesidades mórbidas tienen que perder muchos kilos y eso les obliga a estar muchos meses en la fase de Liberación (fase inicial del método en la que uno de los objetivos es la pérdida de peso). Son esperables pérdidas mensuales de entre un 7% y un 10% para los varones y entre un 5% y un 7% para las mujeres.
    Es necesario que las personas estén cerca del peso saludable para pasar a la siguiente fase, Consolidación. Al finalizar el proceso, los pacientes han tenido que estar al menos tres meses en la fase de Construcción comiendo de todo (módulo 4 de alimentación).

    – ¿Cómo es una sesión en el método Thinking?

    Como te he comentado anteriormente, el Método Thinking es una estrategia multidisciplinar. Nuestros pacientes disfrutan de sesiones individuales con todos los profesionales implicados en su tratamiento: el médico, el nutricionista, el psicoterapeuta y el preparador físico. También interviene un coach en determinados casos, especialmente cuando detectamos que la terapia no es tan necesaria.
    Además de estas sesiones individuales, Thinking utiliza el grupo de terapia como herramienta fundamental. Los pacientes vienen a las terapias grupales dos, tres o más veces a la semana. Una vez a la semana llevamos a cabo un grupo de Mindfulness.
    También hay grupos de ejercicio físico semanales y todos los meses ofrecemos una gran variedad de talleres monográficos: neurociencia, coaching, autocontrol, mitos sobre la nutrición, son algunos ejemplos.
    Uno de nuestros objetivos para el 2016 es la implementación del “ocio saludable”, es decir, alternativas de tiempo libre orientadas a la vida sana. Creemos que con esta nueva línea de intervención el Método Thinking será sin dudarlo el tratamiento más completo y eficaz para tratar los problemas de sobrepeso y obesidad de los que se ofrecen en España.



    – ¿Tiene una base científica el método Thinking?

    Sí, el Método Thinking está basado en tratamientos empíricamente validados para la intervención en problemas de adicción y trastornos de la alimentación y de la ingesta de alimentos. Además, aplicamos herramientas terapéuticas como el Mindfulness y la Terapia de Aceptación y compromiso que son terapias de tercera generación con un creciente apoyo científico. Asimismo, tenemos en cuenta las aportaciones de la neurociencia, de la psicología social y de la sociología.
    Estamos al corriente de las publicaciones científicas, es más, también queremos desarrollar estudios y realizar publicaciones.
    En el año 2014 publicamos un artículo en la Revista Clínica Contemporánea del Colegio de Psicólogos en el que explicamos el trabajo grupal que realizamos para tratar los problemas de obesidad:
    http://www.copmadrid.org/webcopm/publicaciones/clinicacontemporanea/cc2014v5n1a4.pdf
    Además tenemos acuerdos de cooperación educativa con la Universidad Pontificia de Comillas y con la UEM.

    – ¿Qué diferencia al el método Thinking de otros tratamientos para problemas similares?

    El Método Thinking es un abordaje integral y científico para el tratamiento de los trastornos adictivos y los trastornos de la alimentación. Éstas son problemáticas de salud mental muy complejas y de difícil abordaje, su tasa de recuperación es muy baja, estando entre el 20% y el 30%. Nuestras estadísticas hablan de una tasa de recuperación por encima del 50%, incluso del 60%.
    Nuestro tratamiento ofrece toda una batería de herramientas multidisciplinares que buscan el cambio a largo plazo. Por ello, una vez que nuestros pacientes reciben el alta al finalizar la fase de Construcción pueden seguir viniendo y haciendo terapia en la que llamamos fase de Equilibrio. En ella pueden seguir contando con nuestro apoyo el tiempo que necesiten para apuntalar todos los cambios y habilidades que han adquirido.

    – ¿Se puede uno formar en el método Thinking?, y de ser así ¿Cómo y cuando?

    La idea de formar a profesionales es una idea que tenemos en mente pero que aún no hemos desarrollado. Por ahora colaboramos con diferentes universidades para formar a alumnos de prácticas del grado de psicología.




    Desde aquí mi agradecimiento a Dª Amelia Zamora Bayón, por habernos acercado a este nuevo desarrollo terapéutico para combatir problemas relacionados con la alimentación denominado método Thinking: Psiconutrición.

  • ¿Puede el pensamiento controlar la obesidad?

    ¿Puede el pensamiento controlar la obesidad?


    Uno de los problemas de salud más importantes de los últimos años en determinados países desarrollado es el aumento de los casos de obesidad.

    Pensamiento obesdidad

    Aunque han sido muchos los factores que se han considerado como los causantes del sobrepeso que lleva a la obesidad.
    Si bien con anterioridad el único índice que se tenía para saber si la persona sufría de obesidad era el peso, con posterioridad se incorporó la evaluación de la altura, surgiendo así lo que se conoce como Índice de Masa Corporal (I.M.C.) que se calcula dividiendo el peso por la altura. El I.M.C. ofrece un porcentaje, el cual si es por debajo del 18% se considera desnutrición y por encima del 25% sobrepeso.
    Aunque el I.M.c. está ampliamente aceptado, hoy en día los médicos cuentan con índices más exactos que tienen en cuenta también el género de la persona, e incluso su edad, con lo que establecer más correctamente si se está ante una persona obesa o no, a la vez que ofrece información sobre el porcentaje de la grasa acumulada en exceso.
    La mala alimentación es una de las principales causas de la acumulación excesiva de grasa, y eso a pesar de la una mayor variedad de alimentos que permiten llevar sin mayores costes una dieta equilibrada. A pesar de lo cual el número de obsesos entre los países desarrollados sigue creciendo, habiéndose observado que empieza a afectar a edades cada vez más tempranas, pudiendo encontrarse niños obesos que van a arrastrar problemas de salud asociados durante toda su vida.
    Ya que la acumulación de grasa en sí tiene escasas consecuencias, pero el exceso tiene asociado la presencia de múltiples enfermedades que se incrementan a medida que lo hace el sobrepeso, y que en muchos casos se recupera la persona cuando pierde esos kilos de más.
    Muchas son las creencias al respecto, desde aquellos que piensan que es algo genético y que no se puede hacer nada, otros que afirman «haber probado de todo para bajar» sin haber conseguido anda, pensamientos que limitan la capacidad de la persona de poner en manos de un profesional de la salud especializado, pero ¿Puede el pensamiento controlar la obesidad?



    Controlar la obesidad

    Esto es precisamente lo que trata de la Universidad de Nueva Gales del Sur (Australia) cuyos resultados han sido recientemente publicados en el 2014 en la revista científica The Journal of Social Psychology.
    El objetivo de este estudio es determinar si las creencias de las personas sobre las posibilidades o no de baja peso van a influir en la realidad de conseguirlo.
    En este estudio han participado ciento noventa y tres adultos reclutados a través de Internet, con edades comprendidas entre los 18 a 65 años, de los cuales 124 eran mujeres, con un índice de peso corporal medio de 25, lo que supone que se encuentra en el inicio de la obesidad.
    A los participantes se les distribuyó entre cuatro variables en donde leían sobre un obeso que intentaba perder peso, en situaciones en que lo atribuía a sí mismo o al exterior.
    Se registró y analizó la respuesta de todos los participantes según su condición experimental, opinando sobre el texto que les había correspondido en una escala de afectividad de -7 a +7 siendo la valoración más baja la correspondiente a fuertemente en desacuerdo y la más alta, fuertemente de acuerdo.
    Los resultados indican que aquellos obesos que leyeron un texto donde la persona se esforzaba por bajar su peso fueron mejor valorados que aquellos que leyeron un texto donde se explicaban los efectos negativos de la obesidad.
    Estos resultados va en la línea de recientes estudios que indican que entre los obesos se valora más a aquellos que consiguen con su esfuerzo bajar que aquellos que lo logran con una intervención externa como es la crujía.
    Por lo que los autores concluyen que el estigma que sufren las personas obesas no desaparecen cuando estas pierden peso, si los demás saben que lo han hecho empleado para ello métodos externos, que no requieren de ningún tipo de esfuerzo por su parte; en cambio cuando la persona se ha esforzado existe un gran consideración social por haber podido conseguir superar su problema de sobrepeso con sus propios medios y esfuerzo.


    Sin obesidad

    Esto es así probablemente por que los propios participantes, que tienen una media de sobrepeso han tenido la experiencia de querer perder peso y saben lo que cuesta bajarlos, tanto con lo que respecta al ejercicio físico como a llegar una dieta saludable con lo que corregir los desajustes que le llevaron a la persona al sobrepeso.
    Lo que no hace si no exponer la idea errónea que se puede tener de que uno pesa «lo que quiere», sin tener en cuenta que existen otros muchos factores de origen genético e incluso farmacológicos o médicos que puede estar influyendo en el mantenimiento y aumento del peso por parte de la persona, y no ser ella la responsable de bajarlo.
    Por lo que sería bueno y conveniente trabajar con estas ideas entre aquellas personas que por su condición no puedan perder peso, para que no se sientan mal por ello.
    Y para aquellos que quieran y puedan hacerlo, recordarles que el esfuerzo es una vía válida para que aparte de perder peso se sientan satisfechos consigo mismo por conseguir sus propias metas personales tan importantes como es la de recuperar la salud.
    A pesar de los resultados, el haber empleado personas por Internet en vez en presencial, además la selección de los participantes con un rango tan amplio de edad no permite conocer si estos resultados cambian o se mantienen durante el tiempo. Igualmente el número de participantes y el origen de los mismos, el 81% caucásico, hace que se requiera de nueva investigación para poder dar por válido los resultados.

  • ¿Están expuestos los deportistas a Trastornos Alimentarios?

    ¿Están expuestos los deportistas a Trastornos Alimentarios?

    Los deportistas están expuestos a mucha presión, tanto a la hora de entrenarse como por el logro de éxito deportivos, pero algunos sufren Trastornos Alimentarios.

    Alimentacion deportista

    La conducta del Trastornos Alimentarios se puede presentar de distinta manera, tanto como bulimia, anorexia o vigorexia, presentando cada uno de ellos características diferentes, aunque igual de perjudicial para la salud, debido a que en todos los casos se producen desajustes alimenticios que van a tener su reflejo en un perjuicio sobre la salud, que si no se trata a tiempo en algunos casos puede poner incluso en riesgo la vida de quien lo padece.
    Muchas son las teorías que han surgido alrededor del Trastornos Alimentarios, tanto sobre su origen como en su mantenimiento, pero todavía no se ha llegado a ninguna conclusión sobre el mismo, siendo además de difícil tratamiento, ya que la persona que lo sufre suele negar la realidad de su problema, y entender que aquello que hace es parte de su modo de vida, incluso es algo buscado.
    Es por ello que a la hora de tratar a estos pacientes lo primero que hay que «luchar» es contra esas ideas erróneas sobre la salud, la alimentación, y el poder que ellos creen tener en su vida, para que una vez rota esta, se puede reeducar en hábitos adecuados que ayuden poco a poco a recuperar de las carencias alimenticias que han sufrido.
    Aunque cuando uno piensa en persona afectadas por este tipo de trastorno, lo suele hacer con respecto a personas en algunos casos solitarias, o que se rigen por los cánones sociales de belleza al que se ven expuestos por la televisión o las revista, pero ¿Están expuestos los deportistas a Trastornos Alimentarios?


    https://youtu.be/4atAvSJotUQ

    Deportista trastorno

    Esto es lo que trata de averiguarse desde la Universidad Federal de Juiz de Fora junto con la Universidad São Paulo, cuyos resultados han sido publicado recientemente en la revista científica Paidéia.
    En el mismo participaron 580 adolescentes, de ambos sexos, con edades comprendidas entre los 10 a 19 años de edad, que practicaban deporte regularmente al estar inscritos en alguno de los cinco clubes deportivos de donde se extrajeron los mismos, entre los cuales practicaban campo a través, baloncesto, fútbol, esgrima, gimnasia artística, balonmano, judo, natación, waterpolo y voleibol entre otros.
    A todos ellos se les pasaron tres cuestionarios estandarizados diferentes, uno para evaluar el riesgo de sufrir un Trastornos Alimentarios denominado Questionnaire Eating Attitudes Test (EAT-26), otro para evaluar la satisfacción con su propio cuerpo Body Shape Questionnaire (BSQ) y por último, uno que evalúa el compromiso psicológico con el deporte Commitment Exercise Scale (CES). A lo anterior se incorporaron las medidas de peso y altura, además de el porcentaje de grasa corporal. Se incluyeron también datos demográficos y económicos de los participantes.
    Los resultados muestran un porcentaje de sufrir Trastornos Alimentarios del 18% en chicas y del 14% en chicos, igualmente existe diferencias en cuanto a la satisfacción con el propio cuerpo, siendo la insatisfacción del 14% en chicos mientas que en chicas alcanza el 38%.

    Deportista anorexia

    A pesar de contar con datos de chicos y chicas, el estudio no ha realizado un análisis comparativo entre ambos para comprobar si los resultados anteriores eran significativamente diferentes ente ellos o no.
    El estudio no incluye a un grupo control con el que comparar si los resultados son elevados o igual al obtenido entre la población que no practica deportes de forma regular. Aún y con eso se precisaría de comparar los resultados con los de otras poblaciones para poder concluir si los deportistas están más expuestos a sufrir Trastornos Alimentarios o no.

  • ¿Se puede prevenir la anorexia o la bulimia en la infancia?

    ¿Se puede prevenir la anorexia o la bulimia en la infancia?

    Uno de los grandes «males» de nuestra sociedad son los trastornos de la alimentación que provocan anorexia, bulimia u obesidad, ¿Pero cuándo se empieza a formar?

    Anorexia infancia

    Algunos autores atribuyen que es la consecuencia «lógica» de un exceso de disponibilidad de la alimentación, en referencia a la obesidad, no siendo tan fácil de explicarse por los mismos motivos en el caso de la anorexia o la bulimia, ya que a pesar de la disponibilidad la persona se niega a comer o a engordar.
    En estos casos los autores optan más por la presión social y los cánones de belleza autoimpuestos como el origen de estos trastornos, pero ¿Cuándo se inician?
    En países del «primer mundo» se ha observado cómo cada vez se producen estos trastornos de la conducta alimenticia a edades más tempranas, llegándose a considerar en alguno de ellos, la obesidad infantil un problema de salud nacional; en cambio la anorexia o la bulimia parece estar más relacionado con la pre-adolescencia y la adolescencia.
    Pero no hay que olvidar las graves consecuencias que sobre la salud va a tener el haber sufrido alguno de estos trastornos, así la obesidad infantil puede provocar problemas físicos de huesos, articulaciones, dificultad para respirar, problemas cutáneos o diabetes; en el caso de la bulimia o la anorexia, alteraciones cardiovasculares, gastrointestinales, debilitamiento óseo, alteraciones hormonales y hasta amenorrea (pérdida de la menstruación en mujeres), sabiendo además que en los casos más graves puede llevar al niño o al joven al ingreso hospitalario de urgencias. Además el padecer uno de estos trastornos de la conducta alimenticia puede además tener consecuencias negativas como una baja autoestima, al sufrir el aislamiento y la discriminación por parte de sus iguales, ¿Pero se puede hacer algo para prevenirlo o evitarlo?



    Bulimia en infancia

    Es lo que trata de averiguarse desde la Universidad de Leuven (Bélgica) recientemente publicado en la revista científica Frontiers in Psychology.
    En el estudio participaron 183 pequeños entre los 7 y 12 años, de los cuales el 49% eran niñas. A la mitad de los participantes, se les pasó por la condición de pre-exposición a la alimentación disponible, mientras que a la otra mitad no se les hizo nada, grupo control.
    La fase de pre-exposición consistió en que formasen palabras de dulces, a la vez que los tenían disponibles para su consumo, pero el experimentador estaba presente, por lo que ninguno de ellos comieron.
    Con posterioridad se realizó una fase de prueba donde se les dejaba a los pequeños comer lo que quisieran, mientras se les pedía que evaluasen tres características de los mismos.
    Los resultados informan que los niños que han sido pre-expuestos a la tentación de comer dulces en la fase de prueba muestran mayor autocontrol y comen menos dulces que los del grupo control.
    El estudio que se basaba en investigaciones previas que indicaban que los niños/as que habían sido pre-exposición a la comida, como forma de «educar» el auto-control.

    Anorexia y bulimia infancia

    Uno de los resultados más notables a la vez que desconcertantes, es que el efecto de pre-exposición fue válido únicamente entre los niños, no existiendo diferencias en cuanto al número de dulces consumidos entre el grupo de pre-exposición y control en el caso de las niñas.
    Aunque el objetivo del estudio no es de índole clínico, los resultados abren una puerta para incorporarlo en la prevención de trastornos de la alimentación como la obesidad, quedando fuera de sus resultados los casos de anorexia o bulimia que no se regirían por la disponibilidad de la alimentación tal y como se comentó en la introducción del estudio. Igualmente quedan fuera del estudio la aproximación que indica que entre las principales causas de la obesidad infantil se encuentra en el sedentarismo y la falta de actividad físicas desde pequeño, lo que hace que no se «queme» lo que se come.

  • La ortorexia y la obsesión por la alimentación saludable

    La ortorexia y la obsesión por la alimentación saludable

    Una alimentación equilibrada es algo necesario para nuestra salud, pero también puede convertirse en fuente de enfermedad si se convierte en una ortorexia.

    Ortorexia

    Cuando uno piensa en trastornos de alimentación, seguramente piense en anorexia o un poco menos conocido la bulimia, pero es difícil que piense en ortorexia, ya que digo término es relativamente frecuente, y hace referencia a un trastorno obsesivo compulsivo por lo que una persona se obsesiona con la «comida sana». Un trastorno cada vez más frecuente en los países occidentales donde se da mayor valor a la imagen exterior y a la «salud interna».
    La ortorexia que afecta principalmente a las mujeres y a los adolescentes, se inicia por una concienciación sobre la vida y comida, donde se va modificando poco a poco la vida incorporando ejercicios moderados diarios, practicas de yoga o meditación, eliminando de la alimentación las carnes rojas o grasas, para ir poco a por ir siendo más «selecto» a la hora de escoger lo que se come.



    Pero cuando se aumenta esa «preocupación» rechazando cualquier alimento que contenga productos adictivos, conservantes o adictivos, buscando que sean siempre naturales, probióticos o ecológicos, provoca que comer fuera de casa, ya sea con amigos o compañeros de trabajo, pueda provocar una situación de estrés, debido a que no se «fija» de lo que ponen en los restaurantes, lo que va a facilitar el aislamiento social.
    Pero como cualquier otra obsesión se caracteriza por un exceso de preocupación por aquello que es objeto de la obsesión, dedicándole demasiado tiempo a pensar en la comida sana, «perdiendo» mucho tiempo a la hora de realizar las compras, mirando y comparando las distintas etiquetas de todos los productos que van a comprar, buscando y rebuscando entre la oferta que hay gastando para ello también mucho dinero para conseguir el que cree «necesario» para su cuerpo.
    Además de los síntomas y consecuencias anteriores, en cuanto a tiempo y dinero, una alimentación «excesivamente sana», puede provocar que se dejen de ingerir determinadas sustancias, lo que va a facilitar situaciones de anemias; ya que estas personas tienen creencias «incorrectas» al no tener conocimientos específicos sobre dietas, sino que se rigen por lo que escuchan y leen sin un conocimiento específico adecuado, además de promover el aislamiento.
    Un porcentaje de casos de ortorexia proviene de pacientes que han superado otros trastornos de la alimentación tal y como es la anorexia, donde se educa al paciente a alimentarse de forma sana y a ser «estricto» en su seguimiento, lo que hace que la persona pueda «dar un paso más» y llegarse a obsesionar en ese cumplimiento, saliendo de un trastorno de la alimentación para entrarse en otro.
    La mayor dificultad de este trastorno es que ha sido definido hace poco tiempo, por lo que apenas existen estudios al respecto, tanto en lo que respecto al diagnóstico de éste trastorno como a su tratamiento.

    Obsesión comida

    Un reciente trabajo realizado conjuntamente por las universidad de University of South Australia (Australia), Texas A&M University y Dickinson College (EE.UU.) publicado en The International Journal of Educational and Psychological Assessment aborda ésta problemática diseñando un cuestionario para detectar los síntomas más comunes y con ello poder establecer un adecuado diagnóstico.

    Comida sana

    Herramienta que una vez validado, ha de ser administrada en distintas poblaciones dianas para tener una base suficiente para aplicar, de forma que se pueda estandarizar, con lo que poder realizar estadística nacionales e internacionales.
    Se ha diseñado un cuestionario breve de 21 items, donde se evalúan tres dimensiones: conocimiento sobre alimentación saludable, problemas asociados a la alimentación saludable y sentimientos positivos sobre la alimentación saludable.
    El estudio preliminar cuenta con suficiente validez internar y ecológica, pero falta que otros países adapten estos estudios con lo que detectar nuevos casos de pacientes, ya que cuanto antes se detecte antes se puede intervenir y ayudar así a superar éste trastorno de alimentación.

  • La Supresión de Peso es útil para prevenir la Anorexia y la Bulimia

    La Supresión de Peso es útil para prevenir la Anorexia y la Bulimia

    Hay avances que permiten predecir mejor las enfermedades futuras, entre ellas el Síndrome de Cushing, gracias al índice de la supresión de peso.

    Supresión de Peso

    Muchas personas a lo largo de su vida se han puesto a dieta con más o menos éxito, intentando quitarse esos «kilitos de más», que se cogen principalmente tras celebraciones y temporadas estivales, y que luego cuestan tanto perder.
    Son muchos los factores que influyen en que no mantengamos «la línea», entre los que se encuentra, una incorrecta alimentación, en el que se incluye demasiada grasa, escaso ejercicio diario en pro del sedentarismo, la genética de la persona, y en algunos casos por problemas de salud, como el hipertiroidismo o el síndrome de Cushing.
    En ocasiones éste intento por controlar el peso puede «escaparse de las manos», derivando en un trastorno de la alimentación, de los cuales los más conocidos son la anorexia nerviosa (ver artículo sobre ¿Cuál es el origen de la Anorexia Nerviosa?) y la bulimia. La primera caracterizada por una negación a ingerir alimentos, mientras que en la segunda, se utilizan mecanismos para «compensar» un atracón de comida previo, por ejemplo forzando el vómito, ¿Pero por qué se dan estos trastornos?



    Prevenir anorexia

    Un novedoso estudio realizado por la Drexel University (EE.UU.) recientemente publicado en Journal of Abnormal Psychology indica que las experiencias tempranas, con las dietas y la conducta de control del peso, pueden estar en la base de estos desórdenes.
    Los investigadores del estudio centraron sus esfuerzos en evaluar los pensamientos, sentimientos y emociones de pacientes con trastornos de alimentación, observando cómo jugaba un papel fundamental la experiencia previa en lo que se denomina como «supresión de peso», el cual es el resultado de restar al mayor peso histórico de la persona, el peso actual, lo que daría un índice de peso percibido.
    Ésto es, aquellas personas que han perdido más peso en el pasado, mostrando un mayor supresión de peso, van a ser las que más posibilidades tengan de sufrir trastornos de la alimentación, como la Anorexia Nerviosa o la Bulimia, ya que lo usan como medio para estar «saludables» o al menos «igual que el resto», cuando en realidad los efectos de estos trastornos pueden ser «devastadores».
    Jugando así un papel destacado el aspecto psicológico en el surgimiento y mantenimiento del estos trastornos de la alimentación, debido a una motivación para no volverse a ver de nuevo en el espejo con esos «kilos de más» y evitar así los efectos negativos que pudiese haber sufrido proveniente de su entorno social, sobre todo de los amigos.
    Como vemos la investigación ha encontrado que la experiencia previa, en cuanto al peso máximo alcanzado, va a ser determinante en cómo se ve ahora y cuánto quiere perder, más que el propio peso actual.
    Los investigadores señalan que éste índice es mejor predictor del comportamiento de las personas que sufren estos trastornos de la alimentación, que el que actualmente se utiliza que es el Índice de Masa Corporal (I.M.C.), definido como la diferencia entre el peso actual dividido entre la estatura al cuadrado. Índice que a pesar de seguirse utilizando, se han añadido otra serie de condicionantes que va a permitir comprobar si se está dentro del peso «esperable», como son el género y la edad.

    Prevenir bulimia

    Por todo lo anterior es importante que las primeras experiencias con el intento del control del peso sea de forma adecuada, atendiendo a criterios saludables, con un plan de comidas equilibrado, establecido por el dietista, acompañado de ejercicios moderado, sin buscar la «dieta milagro» por las consecuencias futuras que pueda traer.
    Evitando en primer lugar que se engorde, más de lo conveniente y saludable en edades tempranas, muy habitual en la sociedad actual en donde no siempre se incentivan hábitos de alimentación y ejercicios adecuados, y en el caso de que exista sobrepeso, hacer lo posible por ir reduciendo progresivamente el peso, dando tiempo a que el cuerpo se vaya acostumbrando a su nueva imagen.

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