Mucha de la investigación con respecto al TEA se ha centrado en la infancia.
TEA y edad
Dos son los temas recurrentes en las investigaciones sobre el TEA, el diagnóstico y el tratamiento, y ambos se producen durante la etapa de la infancia, y eso a pesar de que sus efectos pueden permanecer durante toda la vida.
Con respecto al diagnóstico, existe cierta actitud reacia a que se establezca antes de los seis años, y eso a pesar de que cada día se encuentran nuevos indicadores del trastorno, que permitirían una intervención temprana.
Hay que tener en cuenta que existe multitud de casos dentro de la categoría del TEA, así como de niveles de gravedad, por lo que no se puede hablar de éxito o fracaso del tratamiento en sentido general.
Para algunas personas con TEA sobre todo aquellos con sintomatología leve, la intervención terapétuica puede hacer que la persona se llege a integrar socialmente sin mayores dificultades, en otras ocasiones, existen dificultades, pero estas son menores, con lo que no se ve afectada su convivencia.
Pero en el caso de sintomatología grave o muy grave del TEA, la intervención terapéutica puede ayudar en el desarrollo de una o dos capacidades, sin poder conseguir la integración “total” de la persona, pero dándole la suficiente autonomía para su día a día.
Es por ello que la mayoría de las investigaciones está centrada en la infancia, pero ¿Cómo es el envejecimiento cognitivo de las personas con TEA?
https://youtu.be/kdo5e-t8jJ4
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TEA y ancianidad
Esto es lo que se ha tratado de resolver con una investigación realizada desde el Centro de Experimentación del Autismo (Países Bajos) cuyos resultados han sido publicados en Octubre del 2017 en la revista científica Journal of Autism.
En el estudio participaron cuarenta y seis adultos mayores de sesenta años, de los cuales la mitad estaba diagnosticado con TEA, perteneciendo el resto al grupo control, manteniendo los porcentajes de escolarización (bajo, medio y alto) entre ambos grupos.
A todos se les administró el test de inteligencia para adultos WAIS-III, diseñado para la detección del deterioro neuropsicológico, donde se evalúa cuatro índices (Comprensión Verbal, Organización Perceptiva, Memoria Operativa y Velocidad de Procesamiento).
Los resultados muestran diferencias en el nivel de inteligencia entre las personas con TEA frente a los controles en la prueba de velocidad de procesamiento, obteniendo resultados significativamente menores; no encontrándose diferencias en los otros índices de inteligencia evaluados por el WAIS-III.
Entre las limitaciones del estudio está el haber explorado únicamente la inteligencia, sin incluir otras capacidades cognitivas para ver si el deterioro era igual o no que los sujetos controles.
A pesar de lo anterior, los resultados son cuanto menos novedosos, porque dan cuenta de un envejecimiento diferencial en función de tener o no TEA, en este caso en cuanto a velocidad de procesamiento.
Queda pendiente conocer en qué momento se produce este deterioro diferencial, si es en la vida adulta o en una etapa anterior, y sobre todo, qué implicaciones tiene en el envejecimiento de las personas con el TEA y su posible relación con el padecimiento de patologías asociadas a la edad como las demencias o la enfermedad de Alzheimer.
El T.E.A. al igual que otros problemas del desarrollo se inician en la infancia y en función de us desarrollo se mantienen o no durante toda la vida.
Sintomatología T.E.A.
En ocasiones los trastornos del desarrollo se consigue corregir con la intervención psicopedagógica adecuada, pero no es el caso del TEA.
Dependiendo de la gravedad de la sintomatología del menor, así la dificultad en la intervención desde el especialista.
Son muchas las capacidades que se deben de trabajar con un menor con autismo, además de su principal característica que es el retraso en la comunicación.
A medida que se van logrando avances, las diferencias con sus semejanzas se van reduciendo, pero ¿Cuál es el perfil de los adolescentes con TEA?
https://youtu.be/vqDgKN2PU8E
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T.E.A. en adolescentes
Esto es lo que se ha tratado de responder con una investigación realizada desde
Centro de Investigación de las Ciencias de la Cognición y la Conducta, junto con el Departamento de Psiquiatría, Facultad de Ciencias Médicas, Universidad de Tehran (Iran) cuyos resultados han sido publicados en agosto del 2017 la revista científica Iranian Journal of Psychiatry and Behavioral Sciences,
En el estudio participaron treinta y cuatro menores, con edades comprendidas entre los 5 a 16 años, de los cuales cinco era niñas, todos tenían el diagnóstico de Trastorno del Espectro Autista, evaluado mediante el Childhood Autism Rating Scale (CARS).
Igualmente y como grupo control participaron treinta y seis pequeños de similares características pero sin sintomatología asociada al T.E.A.
A todos se les administró una medida sobre el ejecutivo central mediante el Behavior Rating Inventory of Executive function (BRIEF); además del Strengths and Difficulties Questionnaire (SDQ) para detectar problemas de comportamiento, emocionales o hiperactividad; y el Raven’s Progressive Matrices (RPM) para medir la inteligencia y el razonamiento.
Los resultados muestran que los pequeños con T.E.A. muestran significativamente menores niveles de inhibición, con memoria de trabajo deteriorada.
Una de las limitaciones del estudio está en no analizar si existen diferencias de género en los resultados anteriores, para saber si afecta de la misma forma o no en función de si es chico o chica afectado con T.E.A.
A pesar de las limitaciones comentadas el estudio proporciona información sobre las deficiencias de los menores con T.E.A. que se mantienen a lo largo del tiempo, tanto en cuanto a un menor control de las emociones, como en un deterioro de la memoria de trabajo.
Aspectos que escasamente son evaluados ni tratados adecuadamente debido a que son aspectos muy alejados de los problemas de comunicación, temática que suele acaparar casi en exclusiva el interés de las intervenciones en menores con T.E.A.
Uno de los problemas asociados a un diagnóstico es cuando se presenta junto con otro trastorno o psicopatología, tal es el caso del TDA y el Autismo.
Comorbilidad en el diagnóstico
Aunque ambos pueden cursar de forma separada, se pueden presentar de forma mixta, lo que dificulta tanto el diagnóstico como el tratamiento.
En los casos de concomitancia se suele decantar por tratar aquel síntoma que provoca mayores problemas tanto a la persona como a su entorno.
Tal es el caso de cuando a una psicopatología se le asocian los efectos de un trastorno de adicción a sustancias como es el alcoholismo crónico.
En tal caso, se suele empezar a tratar este, debido al reducido efecto del tratamiento de otras psicopatologías mientras la persona está bajo los efectos de esta adicción a sustancia.
Igualmente cuando una psicopatología provoca síntomas agudos, suelen tratarse estos antes que los crónicos, de forma que se trata de dar estabilidad a la persona, y poder así tratarle.
Pero en el caso del T.D.A. con o sin Hiperactividad cuando se presenta de forma mixta con el Trastorno del Espectro Autista, no hace si no complicar su diagnóstico y el tratamiento, ya que la intervención en el autismo está centrata en muchos casos en repetir una y otra vez las tareas a aprender hasta que consigue cierto nivel de dominio sobre las mismas, algo que cuando el pequeño es inatento y además hiperactivo puede convertirse en una tarea sumamente difícil, pero ¿Qué características tiene el TDA junto con el Autismo?
https://youtu.be/e6h86OLPBXY
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Autismo y TDA
Esto es lo que ha tratado de responderse con una investigación realizada desde el Departamento de Psiquiatría, Universidad de Michigan (EE.UU.) cuyos resultados han sido publicados en julio del 2017 en la revista científica Autism Research and Treatment.
En el estudio participaron 22 pequeños con T.D.A. para compararlo frente a 25 mixtos con T.D.A. con T.E.A. entre los 7 a 13 años.
Para establecer el diagnóstico se siguieron los criterios del DSM, además para los tipos mixtos se empleó el Autism Diagnostic Interview-Revised (ADI-R).
Para buscar diferencias entre ambos grupos se realizaron medidas neuropsicológicas de inteligencia mediante el Wechsler Intelligence Scale for Children, 4th Edition (WISC IV); el Trail Making Test (TMT) para evaluar la atención visual y la velocidad de respuesta; la Tower of London (TOL) para evaluar la capacidad de planificación y de solución de problemas; el Strange Stories Task y el Reading the Mind in the Eyes para la evaluación de la Teoría de la Mente; y el Child Behavior Checklist (CBCL) para la evaluación del comportamiento disruptivo.
Los resultados indican que los pequeños en donde el T.D.A. se presenta con T.E.A. experimentan mayores niveles de ansiedad, menores de memoria de trabajo y menores de empatía que los que únicamente tienen T.D.A.
Una de las limitaciones del estudio es no haber introducido un tercer grupo de pequeños con T.E.A. con el que comparar, para poder así extraer conclusiones al respecto, igualmente no se realizó un seguimiento para saber si dichas diferencias se mantenían en el tiempo o tendían a converger en etapas evolutivas superiores.
A pesar de las limitaciones anteriores los resultados evidencias graves deterioros por parte de los menores en que se presentan juntos los diagnósticos de T.D.A. junto con los de T.E.A., por lo que se deberían establecer protocolos para establecer el diagnóstico conjunto, así como tratamientos específicos atendiendo a sus características diferenciadoras de los pequeños que sólo tienen T.D.A.
Entrevista a la Esp. Valeria Moletto sobre el neurodesarrollo y las estrategias de intervención en el Trastorno del Espectro Autista.
– ¿Cuál es la causa del Autismo?
En el DSM V, los desórdenes de procesamiento y de integración sensorial, son citados como manifestaciones conductuales dentro del espectro autista. La realidad nos muestra que todos procesamos la información de manera diferencial. Sabemos que 1 de cada 68 niños recibe algún diagnóstico del espectro autista, es necesario revisar los antecedentes de su desarrollo y comenzar a analizar los trastornos del procesamiento sensorial como una entidad aparte.
En pediatría es muy importante hacer un análisis de la concepción de cada niño y es fundamental acceder a información sobre posibles causas hipoxias o hemorragias, ya que estas condicionan el desarrollo del sistema nervioso.
– ¿Cómo se manifiesta el Autismo?
Está demostrado científicamente que las personas que presentan como condición característica del espectro autista, presentan una permeabilidad de los canales perceptivos mayor a los de la norma. Lo cual nos permite analizar desde una perspectiva más amplia, las manifestaciones conductuales que presentan.
– ¿Cómo es el juego en el Autismo?
El interés restringido a ciertos juegos nos convoca a hacer un análisis más preciso del proceso lúdico de los niños. En general toman un objeto, lo exploran a veces con la boca, lo observan detenidamente, analizan si tiene movimiento, cómo reacciona ante la luz, observan los movimientos de giro, si los tiene. Sus canales atencionales están puestos sobre una situación, motivo por el cual la interacción social queda supeditada a otro plano.
Otro juego característico es el de apilar o hacer filas con autos o figurillas. Es un juego en serie, que requiere la capacidad de anticipar, de ordenar, de crear bases estables para poder luego construir algo más complejo. La precisión en el juego deja entrever la cualidad detallista en la constitución psíquica.
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– ¿Cuál es la importancia del ejercicio en el Autismo?
Otra de las características fisonómicas de la mayoría de los niños que reciben el diagnóstico de TEA o TGD es que presentan un tono muscular tendiente a bajo o una hipotonía estructural, motivo por el cual se podría inferir que sus niveles atencionales se encuentran atentos a procesos neurocognitivos más que a procesos neuroposturales. En general las luces, sonidos e incluso voces pueden resultar molestas y generar cierta actitud de retraimiento. Es importante que una persona que presenta desordenes del procesamiento sensorial se sienta organizada.
La estimulación y la facilitación sensorial de las actividades favorecen la organización de los sistemas neuroposturales. Esto asegura a que el desarrollo del sistema nervioso central se produzca en estado armónico.
La realización de actividades neuromotoras estimula el desarrollo del sistema nervioso. Por ejemplo, los juegos sobre pelotas, con telas envolventes, que favorecen posturas invertidas, le están asegurando un incremento del flujo sanguíneo al sistema nervioso central, están fomentando un incremento de las conexiones sinápticas a nivel del tálamo. La función del Tálamo es la de ser una de las primeras paradas o estaciones de relevo para procesar y ordenar la información que nos llega a través de los sentidos y que viaja hacia la corteza cerebral.
– ¿Qué características tiene la alimentación en el Auismo?
Es importante tener en cuenta que la percepción diferencial de los estímulos impacta en todos los niveles del desempeño, motivo por el cual el proceso de alimentación también estará condicionado.
La alimentación es un pilar fundamental de todo proceso de desarrollo, los nutrientes son la fuente de energía para los sistemas vitales y funcionales de relación. Una adecuada alimentación va a favorecer un correcto desarrollo.
– ¿Qué dificultades surgen en la intervención en el autismo?
Por ejemplo, las personas que reciben el diagnóstico de Asperger, suelen tener un coeficiente intelectual sumamente elevado en ciertas áreas y presentar desórdenes del procesamiento o integración sensorial que condiciona su desempeño social y/o vincular. Suelen presentar defensa táctil.
La defensa táctil o la intolerancia al contacto físico responden a un desorden de tipo sensorial, en el cual los estímulos táctiles son percibidos muchas veces como dolorosos. Por tal motivo la persona evita la interacción.
La posibilidad de interactuar con personas con estas características, nos enseña que a veces llegan a pasar meses hasta lograr conectarnos visualmente, pero una vez que se logra, el vínculo humano y el nivel comunicacional toman otra dimensión. Y somos conscientes de la importancia de crear vínculos estables y abiertos a la aceptación de la diversidad como parte del todo.
-¿Cuál es el papel del mundo emocional en el autismo?
Por otro lado, el creciente interés de los investigadores en los procesos afectivos, está comenzando a cubrir las importantes lagunas que existían sobre los mecanismos neurales de la emoción.
Sabemos que la Amígdala lateral recibe información no solo de las cortezas sensoriales, sino también directamente desde el tálamo, el primer relevo en la transmisión sensorial. Este circuito cortotalámico amigdalar, permite al organismo reaccionar rápidamente ante estímulos negativos o desagradables, por ejemplo, peligrosos o dolorosos, ya que la amígdala está directamente conectada con estructuras ejecutivas motoras y autonómicas como el hipotálamo y la sustancia gris periacueductal.
Existe un acceso privilegiado de la información sensorial a estructuras relacionadas con la emoción.
Es importante comprender que los procesos de organización sensorial pueden diferir muchísimo en cuanto a la variable de tiempo físico se trata. Cada organismo procesa a su manera y a su tiempo.
Gestar emociones positivas, en un sistema en desarrollo, cuidadosamente nutrido, en un contexto ordenado, abre las posibilidades a todo aprendizaje.
– ¿Existen nuevos abordajes para los trastornos del neurodesarrollo?
Luego de la aprobación del proyecto de Ley que permite la utilización de aceite cannábico medicinal, el departamento de Neurología del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez ha comenzado a presentar evidencia científica sobre resultados favorables en diversos trastornos del desarrollo que han sido tratados con aceite.
Es de público conocimiento que el aceite de cáñamo aporta una cantidad proporcionada de ácidos grasos como el omega 3 y el omega 6, polinsaturados, que resultan beneficiosos para el desarrollo cardiovascular, cerebral y tisular, y su compuesto no es psicoactivo. Que cada día su utilización se expande a tratamientos de enfermedades degenerativas, tumorales, de ansiedad, adicciones.
La tendencia a abrir estrategias terapéuticas nos permite sumar miradas y aportar nuevas perspectivas.
Desde aquí mi agradecimiento a Dª Valeria Moletto, Especialista en Intervención Temprana, Seguimiento Prematuros de Alto Riesgo Servicio de Neonatología Hospital Evita Pueblo, por habernos acercado al autismo desde la perspectiva de neurodesarrollo.
Una de las situaciones más complicadas durante la adolescencia es cuando se presenta la anorexia pero ¿se imagina que coexista la Anorexia junto al Autismo?
Anorexia y Autismo
Una de las situaciones más complejas durante la adolescencia, tanto para el joven, la familia, e incluso para el profesional de la salud, es la presencia de los trastornos de la alimentación.
Entre los más conocidos se encuentra la la anorexia o la bulimia. Sin querer establecer un criterio de gravedad entre los mismos, ya que cada uno tiene una serie de consecuencias negativas para la persona que lo sufre, la anorexia nerviosa es además un riesgo para la propia vida del joven que la padece.
Muchas son las consecuencias que tienen en el desarrollo del joven, ya sea por una falta de alimentación, o por un exceso de ejercicio. Pero si éste trastorno de la alimentación, que requiere de una intervención especializada, para poderse superar, si además se presenta en personas que sufren otro tipo de trastornos del desarrollo como es el trastorno del espectro autista, esto va a dificultar aún más su tratamiento.
Para la familia, y en especial para los padres, esta situación puede ser doblemente dramática, ya que no sólo tiene que atender a las características especiales que su hijo o hija tiene por el trastorno del espectro autista, sino que se tiene que enfrentar a los cambios que sufre cualquier adolescente, y además la posibilidad de sufrir un trastorno de la alimentación tan grave como es la anorexia, pero ¿Qué consecuencias tendría la coexista la Anorexia junto al Autismo en el joven?
https://youtu.be/2btfuKAaH4c
Anorexia y Adolescencia
Esto es precisamente lo que ha analizado un reciente estudio realizado por la Clínica de Psiquiatría Infantil (Dinamarca), la Universidad de Gothenburg (Suecia), la Universidad de Strathclyde y la Universidad College (Inglaterra), y la Universidad Lund (Suecia) cuyos resultados han sido publicados en la revista científica Molecular Autism.
En el estudio participaron 102 jóvenes, 51 adolescentes que sufren anorexia nerviosa y otros 51 que no lo sufren, que actuará como grupo control. De ellos 32 fueron diagnosticados con trastorno del espectro autista.
Se realizaron tres momentos de evaluación para comprobar la evolución de la anorexia a lo largo del tiempo, registrándose a los 16, 21 y 24 años respectivamente.
Se empleó un instrumento estandarizado de evaluación de síntomas de la anorexia denominado Morgan-Russell scales (MROAS), el cual permite observar cambios gracias al tratamiento.
Los resultados muestran que con el tiempo algunos síntomas van mejorando, sobre todo en cuanto a ingesta de la alimentación, el peso corporal y el patron menstrual. Perdurando la sintomatología en cuanto a los contactos íntimos de pareja y el desarrollo psicosexual.
Con respecto a la comparación entre jóvenes con o sin trastorno del espectro autista, no existen diferencias en cuanto a la mortalidad de los jóvenes en función de la presencia o no de Austismo. Igualmente los síntomas que perduran son más relevantes en el caso de los jovenes que padecen Austismo.
Autismo y Adolescencia
Aunque los resultados son bastante esclarecedores, en cuanto a la relación entre las consecuencias de la presencia de la anorexia en jóvenes con trastornos del espectro autista. Todavía queda por determinar cuáles son los factores que pueden estar detrás de la aparición de esta anorexia.
Muchos autores defienden las teorías sociológicas que explicarían la anorexia, como una consecuencia de la presión grupal, a través de los modelos establecidos, cánones difíciles de alcanzar, pero que están en todos los medios de comunicación como el ideal de belleza.
En el caso de los jóvenes que sufren trastorno del espectro autista, no está claro si ellos perciben la misma presión social sobre esos cánones de belleza, por lo que queda pendiente de realizar nueva investigación para tratar de determinar qué factores en concreto puede afectar a estos jóvenes. Para poder así establecer y diseñar programas de prevención específicos que eviten más sufrimiento tanto a los jóvenes como a sus familiares.
Una de las limitaciones con respecto a los resultados, es en cuanto a la falta de especificación y análisis de los mismos atendiendo al género de los jóvenes.
Desde hace mucho se conoce en la literatura que la anorexia a pesar de no ser exclusiva del género femenino, si se da en un mayor porcentaje en que las chicas. Las teorías explican que ellas son las que más sufren la presión social, y por tanto las que están más expuestas a estos trastornos.
Quedaría pues entre analizar los datos anteriores separándolos por género para poder comprobar si los resultados se mantiene lo mismo en chicos que en chicas.
Muchas son las características asociadas al trastorno del espectro autista, pero algunas son menos conocidas como los problemas de ansiedad asociados.
Autismo y Ansiedad
Cualquiera que haya podido convivir con una persona que sufre un trastorno del espectro autista, se dará cuenta de cómo en muchas ocasiones muestra síntomas de ansiedad, ya sea por incapacidad de comunicarse adecuadamente, o por no entender las instrucciones e indicaciones de los demás.
Pensemos, que el niño autista, a medida que va creciendo, puede ir también adquiriendo conciencia sobre sí mismo, y sus diferencias con respecto al al resto de los niños de su edad.
Ver como otros juegan tranquilamente o son capaces de comunicarse con cierta ligereza, puede provocar problemas en el niño al verse imposibilitado, o disminuido en sus habilidades comunicativas.
Pero hay que recordar que el retraso que puede mostrar el desarrollo estos pequeños, no se circunscribe únicamente al ámbito de la comunicación, si no que incluso se puede mostrar a nivel motor, con la expresión de movimientos generalizados o retraso en el desarrollo de la psicomotricidad fina.
Esto va a llevar a que el pequeño además de incrementados sus niveles de ansiedad al querer actuar como los demás.
Debido a lo cual hay que indicar que las pequeños con trastorno del espectro autista suelen sufrir de problemas emocionales, al no entender y vivir las emociones como los demás.
Todo ello va a formar un cuadro que normalmente suele acompañarse de trastornos de ansiedad, algunos estudios han indicado que esto se puede alcanzar hasta en un 40% de los pequeños, pero cuando se está hablando de ansiedad, no se habla únicamente de un nivel elevado de activación personal, con su duración y movimientos inquietos, si no que incluso puede llegar a manifestarse con psicopatología es como las fobias presente en un 30% de los niños o en trastornos obsesivos compulsivos en un 17% de los pequeños.
Con respecto al nivel de ansiedad, hay que tener en cuenta que existe una diferencia entre el nivel real de la persona, es decir, el nivel de excitación, de nerviosismo, de aquel que uno mismo es capaz de darse cuenta de informar.
Normalmente desde fuera es mucho más fácil observar y definir los niveles de ansiedad, a diferencia de otros sentimientos como el de la depresión.
En cambio la persona cuando este recurso en un estado ansioso elevado, es posible que ni siquiera se dé cuenta de ello, ya que los propios nervios, le impiden tener la suficiente tranquilidad para percatarse, pero ¿qué pasa con los pequeños con trastornos del espectro autista?
https://youtu.be/B8WVhKrMCF0
Trastorno de Ansiedad y Autismo
Esto es precisamente lo que ha tratado de responderse en un reciente estudio realizado por la Universidad de Deakin y la Universidad de Monash (Australia) publicado en la revista científica Autism Research and Treatment.
En el estudio han participado 44 pequeños diagnosticados con trastorno del espectro autista siguiendo el DSM-V, 21 niños y 23 niñas, y otros 44 que no mostraba sintomatología alguna al respecto, es decir el control; con edades comprendidas entre los 8 y 13 años de edad.
A todos ellos y a sus padres se les administró un cuestionario estandarizado denominado Spence Children’s Anxiety Scale, empleado para evaluar el nivel de ansiedad percibido, ya que el estudio ha tratado de explorar los niveles de ansiedad percibidos por tanto por los pequeños como por sus padres, para ver si existen correspondencias entre ellos o no.
Igualmente se cargo el nivel de ansiedad experimentado por los pequeños a través del cuestionario Visual Analogue Scale (VAS).
Los resultados informan que no existen diferencias significativas entre los informes de los padres y sus hijos, en el grupo control. Existiendo una disparidad significativa en el grupo de los pequeños con Trastorno del Espectro Autista, lo que refleja que estos pequeños muestran importantes problemas incluso en conocer e informar de sus niveles reales de ansiedad, aspecto que ya se había observado con anterioridad con otras emociones en las investigaciones del mundo emocional de estos pequeños.
Autismo y Trastorno de Ansiedad
Un aspecto importantes y a destacar de este estudio es que utiliza el mismo número de niños y niñas en el mismo, algo de lo que adolece la mayoría de estudios que trabajan con niños con trastornos del espectro autista, hay que recordar que existe cierta polémica a la hora de establecer el diagnóstico en entre niños y niñas, donde el índice de temas tocados entre los pequeños supera a veces tres veces el de diagnóstico en niñas, por lo que muchos estudios únicamente se centran en ellos, ya que son más numerosos y fáciles de encontrar en centros especializados.
Un efecto encontrado no suficientemente explicado por los autores del estudio, es con respecto a las semejanzas en cuanto a los niveles de ansiedad entre niños y niñas con trastornos del espectro autista.
Tradicionalmente se ha considerado que la mujer tiene una mayor inteligencia emocional, y por ello es capaz de descifrar las emociones de los demás, pero también de manejar sus propias emociones, lo que jugaría a su favor para tener y mostrar menores niveles de ansiedad que los niños.
En su contra, esta que en la época de la pubertad, tal y como señalan los autores del estudio, se produce un incremento en los niveles de ansiedad de todas las niñas, algunos autores explican que se debe a una consecuencia de la demanda social sobre las mismas.
Ambas tendencias podrían explicar por qué no existen diferencias entre los resultados de los niños y las niñas a esta edad en cuanto a los niveles de ansiedad percibidos.
Chatbot de Autismo
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