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  • ¿Existe una relación entre padecer artritis y la depresión?

    ¿Existe una relación entre padecer artritis y la depresión?

    Cuando sufrimos una enfermedad, esto va a afectar a nuestro estado de ánimo, sobre todo si esta es incapacitante o conlleva dolor como en el caso de la artritis.

    La artritis

    Cuanto más incapacitante sea y con ello más dependiente nos haga de la ayuda de los demás, más nos afectará en nuestra autoestima y nuestro estado de ánimo en general.
    Igualmente cuanto el dolor se hace constante, es va a afecta además a nuestro humor, volviéndonos irritables y susceptibles, creando en algunos casos un estado continuo de tensión con los que se convive.
    Pero cuando la enfermedad se mantiene en el tiempo y el dolor no cesa, eso puede desencadenar en un trastorno psicológico como la depresión mayor, ¿Pero qué sucede con la artritis?,
    La artritis es una enfermedad por la cual se inflaman las articulaciones haciendo que éstas duelan.
    La importancia de haber seleccionado la artritis es que según algunos estudios, afecta a 1 de cada 5 adultos en EEUU.
    Basándose en lo anterior, y tal y como se ha dicho, pero ¿Está relacionada la artritis con la depresión mayor?



    Depresión y artritis

    Esto es precisamente lo que se ha tratado de responder con una investigación realizada desde la Facultad de Trabajo Social, Universidad de Toronto (Canadá) cuyos resultados han sido publicados en el 2014 en la revista científica Depression Research and Treatment.
    Al tratar de conocer los efectos de una enfermedad crónico en el tiempo, se ha diseñado un estudio longitudinal durante 12 años, donde se han tomado medidas del nivel de depresión cada 2 años.
    Se seleccionaron dos grupos de participantes de macroestudio del The National Population Health Survey (NPHS) que se inició en 1994.
    Un primer grupo de personas que padecían artritis compuesto por 138 mayores de edad, y otro que no sufría artritis que servirá grupo de comparación de 78 mayores de edad.
    Los resultados informan sobre una clara relación entre la edad y la presencia de depresión, aunque los resultados sobre la remisión de los síntomas han sido cuanto menos sorprendentes ya que los mayores de 55 años, se han recuperado mucho antes que los más jóvenes, aspecto que no han sabido explicar adecuadamente.
    Además esta relación muestra que se tarda más en superar la artritis cuando está presente un estado de depresión que el grupo control, algo que puede ser hasta comprensible, si tenemos en cuenta que un estado depresivo tiene una incidencia directa en el estado general de salud y en el sistema inmunitario en concreto, retardando la recuperación del organismo ante cualquier lesión o infección.
    A parte de los resultados más o menos esperable, al haber usado muchos datos del macroestudio ha permitido obtener conclusiones todavía pendiente de corroborar por otros estudios, como son que la artritis tarda mas en superarse cuando va acompañada de migrañas, igual resultado se ha obtenido cuando el participante sufrido situaciones abusos durante la infancia, o los padres han sido consumidores de sustancias adictivas.
    Aspectos estos, la migraña, el abusos infantil y el uso de sustancia adictivas por parte de los padres, que se habían relacionado con anterioridad con la depresión, pero no con la artritis.
    Los autores destacan al importancia de sus hallazgos debido a los efectos negativos de la depresión en la artritis como son el incremento de la dependencia, la disminución del seguimiento del tratamiento e incluso la ideación de suicidio.

  • ¿Qué es peor socialmente el trastorno depresivo o el bipolar?

    ¿Qué es peor socialmente el trastorno depresivo o el bipolar?

    Tanto en el trastorno depresivo como en el trastorno bipolar se producen episodios depresivos pero ¿Cuál de los dos trastornos es más incapacitante socialmente?

    Depresion bipolar

    Si durante la fase pasiva o depresiva, la persona parece «apagarse», perder el interés por todos y por todo, sin querer relacionarse con los de su alrededor, buscando la soledad y el aislamiento, y en muchos casos sin ganas de salir si quiera de la cama.
    En la fase maníaca, exclusiva del trastorno bipolar, se produce todo lo contrario, es decir, se produce una euforia en la persona que le lleva a hacerle creer que puede hacer cualquier cosa, se incrementa considerablemente le apetito así como el realizar actividades placenteras, buscando la compañía de los demás.
    Pero volviendo sobre la fase depresiva, ¿Es posible encontrar diferencias entre el episodio depresivo sufriendo en un trastorno por depresión mayor que por uno sufrido por un trastorno bipolar?



    Sufrimiento depresion

    A esto es precisamente a lo que pretende contestar un reciente estudio llevado a cabo por el Colegio Médico SMS, el Colegio Médico Gubernamental BPS para mujeres, y el Instituto de Ciencias Médicas de Toda la India (India) y publicado en la revista científica Depression Research and Treatment.
    En el estudio participaron 96 personas, la mitad de ellas con diagnóstico de trastorno por depresión mayor y la otra mitad por trastorno bipolar.
    A todos los participantes se les administró un cuestionario estandarizado denominado Herramienta del rango de deterioro del funcionamiento (Range of Impaired Functioning Tool – LIFE-RIFT) donde se analiza la afectación de los desórdenes de los estados de ánimo en cuatro facetas: el laboral, el de las relaciones sociales, el de satisfacción y el de recreación. Proporcionando la suma total de las cuatro anteriores un índice global de afectación.
    En ambos casos, tanto ante el trastorno de depresión mayor como en el trastorno bipolar se encontraron afectados negativamente los cuatro ámbitos de la vida evaluados.
    Los resultados indican que no se mostraban diferencias significativas en las facetas evaluadas, aunque sí en el índice global obtenido de sumar las valores de las cuatro facetas.
    Los autores del estudio tratan de explicar estas diferencias en función de la disonancia crónica, concepto que hace referencia al desajuste con respecto a lo esperado en las relaciones sociales, siendo ésta más perjudicadas precisamente por que no se sabe qué esperar, pues en una persona con un trastorno depresivo mayor siempre se mostrará de la misma forma y con los que conviven pueden llegar a aceptar e incluso adaptarse a dicha circunstancia, pero los cambios bruscos del trastorno bipolar dificultan esta adaptación, provocando un mayor deterioro social.
    Tampoco se encontraron diferencias significativas en cuanto al índice global obtenido ni en función de la edad de aparición del trastorno tanto de depresión mayor como bipolar, ni en función del número de episodios sufridos. Luego el deterioro global sería independiente de estos dos datos.

    Sufrimiento bipolar

    Tal y como afirman los autores del estudio, aunque los resultados parecen claros, estos deben tomarse en cuenta en función de la cultura propia que comparten todos los participantes, siendo necesario investigación transcultural para comprobar si estos resultados se mantienen en otras latitudes, o presentan otras diferencias significativas.

  • ¿Sabías que los hombres también sufren Depresión Post-parto?

    ¿Sabías que los hombres también sufren Depresión Post-parto?

    Depresión post-parto en hombres: Una de las situaciones más importantes en la vida es la tener descendencia, aunque se corre el riesgo de sufrir una depresión post-parto incluso si se es hombre.

    Depresión Post-parto

    Pocos son los trastornos psiquiátricos que se dan en uno de los dos sexos, entre ellos siempre se ha considerado que el ejemplo más evidente es la depresión post-parto, lógicamente en mujeres, ya que son éstas las que conciben y dan a luz.
    De hecho la depresión post-parto ha tardado en ser reconocido como con entidad suficientemente separada, ya que tradicionalmente se había considerado como un reactivo del hecho de tener un hijo/a, y con ello tener que cambiar el rol al de madre, tener que cuidar a la criatura, a la vez que se van completando los cambios en la mujer.
    Actualmente se considera que es un problema de salud grave, que puede llegar a afectar hasta a dos de cada diez mujeres parturientas, cuya reacción más grave, además de los propios de la depresión es el del rechazo del pequeño, evitando cualquier contacto con éste.
    Algo que hasta no hace tanto suponía un gran riesgo para la supervivencia del menor, del cual si no se hacía cargo otra madre, corría el riesgo de morir de inanición.
    Actualmente gracias a los avances técnicos, se puede suplir la leche materna con otra para que el pequeño salga adelante, además se está extendiendo cada vez más el banco de leche materna, tal y como sucede con el banco de sangre, donde las madres lactantes pueden dejar sus excedentes de leche para otros menores que lo requieran.
    Dicho ésto todo parece que la depresión post-parto es algo exclusivo de mujeres, ¿pero es realmente así?

    Depresión Post-parto en hombres

    Esto es precisamente lo que se ha tratado de responder con una investigación realizada desde la Universidad de Hong Kong (China) y la Universidad Nacional de Singapur (Singapur) cuyos resultados han sido publicados en el 2014 en la revista científica Depression Research and Treatment.
    Para ello se analizaron a 622 futuros padres los cuales tuvieron que responder a un cuestionario en tres momentos distintos, en la semana 12 de gestación, en la semana 36, y 6 semanas después de haber dado a luz su mujer.
    Dicho cuestionario contenía varias evaluaciones como era el nivel de depresión parental, factores de riesgo sociodemográficos y de educación, que fuese un embarazo deseado o no, contar o no con apoyo social durante todo el proceso, el nivel de autoestima, y el nivel de conciliación laboral.
    Los resultados más importantes encontrados en éste amplio estudio señalan sin lugar a dudas que existe depresión entre los hombres, algo que ya había sido constatado en estudio anteriores, aunque éste es en un porcentaje muy inferior al de las mujeres, así se produce en cinco de cada cien casos en hombre, frente a los veinte de cada cien en mujeres.
    No se encontraron relación entre ninguno de los factores sociodemográficos y de educación evaluados con el porcentaje de padres afectados por la depresión post-parto, aunque sí resultaron significativos la relación entre el mayor número de casos afectados con bajos niveles de baja autoestima, un embarazo no planificado, insatisfacción conyugal, la falta de apoyo social y una escasa conciliación laboral. Siendo de todos ellos la baja autoestima y la escasa conciliación laboral los mayores predictores del número de casos de depresión post-parto a los seis meses.
    El estudio evidencia tanto la existencia de la depresión post-parto en hombres, aspecto que no es tan extendido el conocimiento de su existencia, así como la importancia de la conciliación laboral, ya no sólo para la madre, que lo requiere para su recuperación después de parto, si no también para el hombre.

  • ¿Existen diferencias en la depresión en función del sexo?

    ¿Existen diferencias en la depresión en función del sexo?

    Depresión: A pesar los conocimientos que se tiene sobre la depresión, en cuanto a diagnóstico y tratamiento todavía quedan algunas dudas en cuanto por investigar, un estudio trata de ofrecer algo más de luz al respecto.

    Las diferencias hombre-mujer no se basan exclusivamente en el físico externo, sino que además incluyen los niveles hormonales, emocionales y hasta neurológicos. Es decir, somos diferentes por fuera y por dentro. Pero qué pasa con la salud mental, ¿Existen diferencias?
    La respuesta es afirmativa, encontrándose una mayor incidencia de casos en hombres en determinados trastornos psicológicos, mientras que en las mujeres son más frecuentes en otros.
    En el caso concreto que nos ocupa, el trastorno del estado de ánimo por depresión mayor, o como comúnmente se conoce, la depresión, a diferencia de lo que se puede pensar a priori, no existen diferencias en cuanto la edad de inicio, tiempo requerido para la recuperación y las recaídas.
    Pero la depresión, con consiste únicamente en un problema de salud mental, que lleva asociado una serie de conductas de aislamiento y retraimiento, sino que además se asociado con un mayor número de casos de morbilidad y mortalidad.
    En el primer caso, la morbilidad consiste en que la persona en depresión suele padecer otras enfermedades, con más frecuencia que las personas sin depresión.
    En el segundo, ya sea por intentos de suicidio, o por una mayor propensión a sufrir accidentes, o por otras enfermedades, la mortalidad es más elevada entre las personas que sufren depresión.
    ¿Pero existen diferencias en cuanto al género en la morbilidad y la mortalidad asociadas a la depresión?

    Para responder se acaba de hacer un estudio realizado conjuntamente por el Hospital General y Escuela de Medicina de Kashibai Navale, el Instituto de Salud Mental de Maharashtra y el Hospital KEMH (India) publicado en Depression Research and Treatment.
    En el mismo participaron 107 usuarios del Hospital, 66 mujeres y 41 hombres, todo ellos diagnosticados con depresión, a los cuales se les administró una serie de cuestionarios como fue una escala de Depresión estandarizada para confirmar el diagnóstico, un cuestionario sobre la ideación de suicidio, sobre niveles de estrés en su vida y su origen, niveles de funcionalidad tanto general, como social y ocupacional.
    En este estudio no se utilizó un grupo control de persona “normales” de similares características sociodemográficas, ya que el objeto del estudio era comparar las diferencias en función del género ante la misma psicopatología, la Depresión Mayor.
    Los resultados informan de que a pesar de padecer la misma enfermedad, existen diferencia significativas en cuanto al estrés que ésta genera en su vida, así como en los distintos niveles de funcionamiento de la persona. Todo ello parece estar relacionado con los niveles de suicidio.

    La mujer sufre más estrés proveniente de su círculo social, especialmente desde el ámbito familia; mientras que los hombres refieren a problemas económicos como fuente de estrés asociado a la depresión.
    Con respecto al funcionamiento general de la persona, parece ser que afecta a ambos géneros por igual, afectando en mayor grado a los hombres en el caso del funcionamiento social y ocupacional.
    Siendo el grupo de las mujeres las que mayores niveles de suicidio mostraron.
    El estudio aunque clarificador en los resultados debe de tomarse con cuidado a tratarse de una población con unas características culturales muy concretas, como es la cultura de La India, por lo que para poder realizar una extrapolación de los datos se requiere de más investigación al respecto.

  • Dime lo que comes y te diré si estas sufriendo una depresión

    Dime lo que comes y te diré si estas sufriendo una depresión


    El estado de ánimo influye en mucho de lo que hacemos, incluida la cantidad y calidad de alimentos que ingerimos al menos así lo afirma un reciente estudio.

    La depresión influye en mucho de lo que pensamos y hacemos, incluida la cantidad y calidad de alimentos que ingerimos al menos así lo afirma un reciente estudio.
    La alimentación es uno de los procesos sensibles al estado de ánimo junto con el sueño, lo que hace que cuando se produzca un cambio brusco ya sea por euforia o por depresión, se van a producir cambios en la cantidad y calidad de lo que comemos.
    De hecho uno de los criterios diagnósticos de la depresión que hay que explorar para poder establecer el diagnóstico es precisamente el cambio de los hábitos alimenticios y de sus consecuencias en el organismo, siendo la más evidente la variación en el peso.
    Aunque no se establece que ésta variación deba de ser por aumento o por pérdida, ya que ambos se pueden dar, así una persona con síntomas depresivos puede sentirse decaído y desanimado, sin ganas de salir y menos de ir a comprar comida al supermercado, ni de «perder tiempo» preparándolo, por lo que recurre a la «comida basura» o «comida chatarra» de rápida preparación y que quita el hambre,  o por el contrario, una persona con síntomas depresivos, que en muchos casos van asociados con la ansiedad (ansioso-depresivo) se quita las penas comiendo, atiborrándose con todo lo que cae en sus manos.
    Sea cual sea la manera, el peso va a variar aumentando o disminuyendo, debido al cambio de hábito de alimentación saludable que se llevaba hasta ese momento, ¿pero puede detectarse si una persona sufre síntomas depresivos basándonos en su alimentación?

    Al menos así lo afirma un reciente artículo realizado por la Universidad Umea (Suecia) publicado en Open Journal of Depression.
    En dicho artículo la autora explora la relación entre la alimentación y la salud mental, estableciendo que en cuanto a salud físicas es más «fácil» hallar esa relación, si te falta una determinada sustancia en el organismo o la tienes por exceso debido a la alimentación eso va a conllevar una serie de problemas físicos bien conocidos (Ver Enfermedad de Willson), pero no está tan clara esa relación en cuanto a salud mental se refiere.
    A pesar de que las personas que sufren síntomas de depresión tienen a aumentar los alimentos como el chocolate que contiene polifenoles que es un cardioprotector natural, se ha constatado que en personas con depresión tiene una menor incidencia; incluso si la persona comiese bananas ricas en precursores de L-triptófano con lo que corregir la deficiencia de serotonina asociado a la depresión no conseguiría «reequilibrar» el organismo por sí mismo.
    El artículo revisa los distintos hallazgos que muestran una escasa eficacia de la corrección alimenticia y la administración de suplementos de vitaminas para corregir problemas de salud mental, aunque estuviese en su origen, como en el caso de la depresión la cual se «autoalimenta» con los pensamientos recurrentes y la rumiación.
    La autora indica que para hacer frente a los síntomas de la depresión es preciso realizar un abordaje múltiple donde se cambien tanto los hábitos alimenticios con la incorporación de dietas «correctoras» de las deficiencias o excesos, así como incorporar ejercicio físico moderado, así como eliminar los hábitos poco saludables como la ingesta de alcohol, fumar o el abuso de sustancias, además de una necesaria intervención psicoterapéutica.
    A pesar de las indicaciones de la autora, parece claro que algunos alimentos son más sanos que otros, y que incluso sirven como protectores de la salud, lo que se señala en éste artículo es que sólo con alimentos no se puede «curar» una enfermedad mental.

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