Etiqueta: Psicología

  • Efectos psicosomáticos del Bullying escolar

    Efectos psicosomáticos del Bullying escolar

    El Bullying es una de las situaciones más difíciles que puede vivir un pequeño fuera del ámbito familiar, y origen de enfermedades psicosomáticas.

    Acoso escolar

    Los pequeños en ocasiones están expuestos a situaciones de estrés que «les supera» como es en el caso del Bullying o Acoso Escolar donde uno de sus compañeros o un grupo de ellos le hacen «la vida imposible», con conductas que tratan de humillarlo y minar su autoestima, todavía en formación.
    Éste estrés producido por el continuo acoso, va a tener una serie de consecuencias en el menor, como va a ser una reducción de la autoestima lo que va a afectar a su estado de ánimo, el rendimiento escolar,… , además puede llegar a desencadenar en trastornos psicosomáticos.
    Éstos son manifestaciones físicas de enfermedad producido por conflictos internos, los cuales van a ir cambiando en función de la edad:
    – En los más pequeños, de 0 a 6 meses, se restringe prácticamente al área de la alimentación, con cólicos, vómitos e incluso anorexia, además puede ir acompañado de insomnio (área neurológica) y atopías (área dermatológica).
    – De 6 a 12 meses, el área de la alimentación cambia hacia las diarreas rebeldes, colitis ulcerosas, rumiaciones o mesmerismo; incorporándose el área de la respiración con asmas y espasmos de sollozo.
    – En la infancia (más de 12 meses) y la adolescencia, se mantienen las afecciones del área de la respiración, cambiando en el área de la alimentación a anorexia y bulimia, obesidad, ulcus, caprichos alimenticios o abdominalgia; ampliando el abanico en el área neurológico con algias, migrañas, y síntomas de Gilles de Tourette; y mostrando nuevas patologías, como en el área endocrino, con retraso psicógeno del crecimiento o diabetes; el área de la excreción, con enuresis, estreñimiento, encopresis o megacolón; y en el área de la dermatología con alopecias, psoriasis, tricotilomanía, acné, dermatitis o puritos.
    Como se puede observar a medida que crece la persona, se va ampliando la variedad de síntomas psicosomáticos que puede experimentarse, algunos autores lo explican debido a un mejor conocimiento del esquema persona de nuestro propio cuerpo y por tanto, en un mayor dominio de él.
    A pesar de estas diferencias, entre los signos expresados en edades más tempranas o en la adolescencia, el origen del mismo sigue siendo idéntico, atribuyéndose a:
    – un conflicto interno entre pulsión y conciencia, defendido por el psicoanálisis.
    – una carencia afectiva en los primeros años de vida, más allá de recibir los cuidados y atenciones debidos.
    – un reflejo de una personalidad tipo C de la madre, que va a conformar la del pequeño.
    – un reflejo de la conflictividad externa que se “proyecta”, debido a un ambiente inadecuado.



    Bullying escolar

    Es precisamente en éste último punto donde se enmarcaría el Bullying o Acoso Escolar, es decir, los efectos psicosomáticos producidos antes un medio ambiente inadecuado, así lo afirma un reciente estudio de la Università di Padova (Italia) en el que se publicado en Pediatric. Los autores realizaron un meta-análisis con 30 estudios previos extraídos de 119 publicaciones científicas sobre los efectos psicosomáticos del Bullying. Las conclusiones del estudio informan de los resultados claros sobre los efectos en la salud comparando a los niños y niñas acosados por sus iguales frene a otros pequeños de la misma edad.

    Consecuencia acoso

    Un dato curioso de éste estudio es que los efectos en el tiempo son menores en las niñas frente a los niños, aunque no especifica claramente cuáles pueden ser los motivos de estas diferencias, el prematuro desarrollo de capacidades lingüísticas y comunicativas pueden proporcionarle herramientas adecuadas para poder «quejarse» a los adultos de la situación de acoso, y contar un mayor grupo de apoyo que los niños de su misma edad.
    Recordar que los trastornos psicosomáticos surgen inicialmente cuando la persona no es capaz de poner palabras y expresar aquello que siente y que le está provocando gran tensión, y es el cuerpo el que se expresa y «comunica».
    Los síntomas más habituales que puedan surgir en éstos pequeños que sufren acoso escolar son, dolores de cabeza difusos, pérdida de apetito, dolor abdominal y eneuresis (micciones nocturnas).




  • ¿Afecta la familia a las enfermedades?

    ¿Afecta la familia a las enfermedades?


    La familia es un gran apoyo para los más pequeños, sobre todo cuando éstos sufren algún tipo de enfermedad, pero ¿cuál es su papel en el origen?

    La importancia de la familia

    Desde la Psicología Clínica, para el estudio de la base genética de las enfermedades mentales, se emplea la observación de los caracteres intrafamiliares, esto es, comprobar si algún familiar, ascendente o descendiente tenía la misma alteración médica, además del análisis de gemelos y mellizos, así como la comparación entre hijos biológicos y adoptados dentro de la misma familia.
    En el primer caso, hay que indicar cuál es la diferencia existente entre gemelos y mellizos, aunque ambos nazcan durante el mismo parto, los gemelos tienen igual carga genética ya que proceden de un sólo óvulo (monocigóticos), mientras que los mellizos, tienen distintas carga genética ya que proceden de dos óvulos distintos (dicigóticos). Gracias a estos estudios, se puede comprobar la mayor o menor influencia del componente genético en aspectos como la personalidad, el carácter y la forma de ser.



    Familia e hijos

    En caso del estudio de los hijos “naturales” frente a los adoptados, se analiza la incidencia de las enfermedades mentales, así si dos pequeños de una familia muestran la misma enfermedad cuando uno de ellos es adoptado, se puede descartar la causa genética de la misma, siendo la única explicación posible de base ambiental, es decir, hay algo que ambos comparten, ya sea la familia, la escuela, el barrio… que hace que los dos sufran el mismo trastorno psicológico a pesar de provenir de padres y madres diferentes.
    También, utilizando éste mismo paradigma se ha estudiado, si hermanos dados en adopción y viviendo en familias diferentes exhiben los mismos trastornos psicológicos, lo que sería un apoyo para la explicación genética en la base de dicho trastorno.
    Aunque existen pocos casos analizados, el mejor estudio proviene de una combinación de los dos anteriores, esto es, analizar la salud física y mental, así como los caracteres de personalidad que muestran gemelos monocigóticos que han sido separados desde el nacimiento y han vivido en ambientes totalmente diferentes.
    Todo ello para estudiar qué peso tenía la genética frente al componente ambiental (aprendizaje directo y observacional) en cada una de las enfermedades mentales. De ésta forma de trabajo se ha extraído que el componente genético afecta entre un 17 y 28% a los trastornos mentales más importantes, como son, esquizofrenia, trastorno bipolar, depresión, trastorno por déficit de atención y autismo, siendo el restante porcentaje producto de la intervención familiar y social a lo largo del desarrollo de la persona.
    Como vemos a pesar de que el porcentaje de la influencia genética en las enfermedades mentales pueda parecer alto, quien mayor “peso específico” tiene en la salud mental del individuo es la sociedad en la que se enmarca, y especialmente la familia, que va a servir de pilar fundamental en la formación de la persona como individuo.


    Familia y enfermedad

    A ésta misma conclusión se había llegado ya desde hace años desde la aproximación psicosomática, al observar cómo familias funcionales tenían hijos sanos, mientras que las disfuncionales provocaban que en los hijos se produjesen manifestaciones psicosomáticas que le iban a acompañar el resto de su vida.
    Cuando se habla de familia disfuncional abarca cualquier aspecto de la vida laboral, social, íntima y emocional que pueda afectar al normal desarrollo del menor como persona, puediendo ser malos tratos hacia la pareja o el menor, pero también situaciones de infidelidad que generen tensión intrafamiliar, pérdida por fallecimiento o abandono de la familia por parte de uno de los cónyuges, separaciones o divorcios, situaciones de paro prolongado o de trabajos demandantes que aumenten el estrés familiar,… incluso la intervención de terceros, que convivan o tengan un gran “peso” en las decisiones familiares, pueden favorecer situaciones que al final desemboquen en una enfermedad psicosomática, influenciadas principalmente por el estrés percibido y por las propias vivencia emocionales.
    Pero no pensemos que los más pequeños de la casa piensan y sienten como adultos, y que pueden llegar a ser “comprensivos” con sus progenitores, justificando sus “debilidades” y decisiones “incorrectas” tal y como lo hacen ellos. Los niños son mucho más “simples” que eso y precisamente por ello más vulnerables a los cambios bruscos emocionales o de estrés que se vivan en la familia.
    Éstos cambios van a “marcar” al pequeño para un futuro, ya que son los que se graban con mayor fuerza, debido al componente emocional que acompaña, y eso que de adulto pueda que no sea consciente de ellos, aunque esté padeciendo sus “efectos”.
    En el núcleo familiar se van a establecer los primeros límites, normas y regulaciones que van a regir la vida del pequeño, pero también éste va a interiorizar los ejemplos de los demás, asumiendo lo “no escrito” como propio, gracias a la capacidad de imitación del menor, es por ello, que los padres deben de asumir su responsabilidad no sólo de alimentar cuidar y enseñar las reglas de convivencia, sino también la de educar con el “ejemplo de vida”.

  • ¿Qué hace que seas fiel a tu pareja?

    ¿Qué hace que seas fiel a tu pareja?


    Nuestros instintos dirigen nuestra conducta en circunstancias especiales, pero ¿pueden verse estos modificados por una neurohormona?, ¿Puede que haga que seamos más fieles a nuestra pareja?

    Fidelidad en pareja

    El conocimiento sobre la genética permite obtener información sobre cómo se transmite (genotipo) de padres a hijos, y cómo ésta se expresa conformando un hombre o una mujer (fenotipo), existiendo ciertas tendencias asociadas a uno u otro sexo, datos que provienen más de la investigación con otros mamíferos que con humanos. Pero si nos ceñimos estrictamente a los instintos, existen dos básicos que todos heredamos y que únicamente se “activan” cuando se dan las circunstancias adecuadas para ello, como son el instinto de supervivencia del individuo y el de conservación de la especie
    Aunque a lo mejor no lo hemos experimentado en nuestra vida, si hemos podido tener noticias de personas que a pesar de un accidente o catástrofe, consiguen sobrevivir en condiciones extremas, tal y como les sucedió en el accidente aéreo de los Andes de 1972, donde solo sobrevivieron 16 pasajeros en mitad de los picos nevados, o más recientemente en la mina de San José (Chile) donde 33 mineros consiguieron sobrevivir a una situación tan extrema como fue la de ser enterrados vivos
    Quizás de los dos instintos primarios éste sea el menos discutido y discutible, en el que se “activan” todos los resortes precisos para salir de la situación que pone en grave riesgo la supervivencia de la persona, haciendo lo que sea preciso, sin atender a los convencionalismos ni a las reglas sociales
    Con respecto al instinto de conservación de la especie, en algunos casos, sobre todo cuando se trata de familiares o amigos, se antepone al de supervivencia, poniendo en riesgo la propia vida para salvar la de otro de su género
    Éste segundo instinto ha sido asociado al de la maternidad o paternidad, por el cual una persona se convierte en cuidador de un menor, independientemente de que sea de su propia sangre (por ejemplo en el caso de los niños adoptados) ofreciéndole todo el cariño y cobijo que necesite el pequeño hasta que éste sea autosuficiente
    Ya hemos comentado como el ser humano es especialmente dependiente del cuidado y atención de los adultos para su supervivencia, aspecto que es correspondido por estos, dada una predisposición a tratar a los pequeños de forma especial, hablándoles más despacio, gesticulando mucho, con más delicadeza y cuidado. Incluso ésto se ha observado entre hermanos que no se llevan mucho tiempo, en que el trato con los demás y con el bebé es completamente diferente, lo que apoyaría la idea de un cuidado “preestablecido” hacia los menores



    El papel de la oxitocina en la fidelidad

    Algo que otros mamíferos también manifiestan y está asociado a la producción de oxitocina tambien conocida como la “hormona del amor”, la cual se ha comprobado cómo cambia el comportamiento tanto de la hembra como del macho, convirtiéndolos en buenos “padres”, igualmente está asociado a la formación del apego en la pareja y a la conducta de fidelidad, que hasta hace poco no se había observado en humanos
    En la mujer se produce de forma natural durante el parto y la lactancia, lo que facilita ambas funciones como madre. En el hombre, se produce una escasa cantidad de oxitocina durante la relación sexual, a pesar de lo cual el contacto con ésta neurohormona transmitida por la mujer sí va a cambiar su conducta, emergiendo comportamientos parentales y de apego sexual
    Un reciente estudio realizado por la Stanford University y publicado en Nature, ha constatado que los efectos de la oxitocina observando a otros mamíferos, en donde además de crearse lazos entre madres e hijos y apego en la pareja sexual, se beneficia la relación que se establece entre iguales, fortaleciendo la conducta de amistad, lo que se denomina afinidad grupal


    La oxitocina en las relaciones de pareja

    En otra investigación llevada a cabo por la Concordia University de Montreal (Canadá) publicado en Psychophamarcology, se analizó la conducta de 100 hombres y mujeres entre 18 y 35 años, a la mitad de los cuales se les administró oxitocina a través de un aerosol, frente a un grupo control que recibió un placebo. El estudio concluye que se produce un efecto de facilitación del comportamiento social, observando cómo entre los participantes que lo tomaban se exhibían conductas de desinhibición y autoconfianza, facilitado con ello las interelacciones sociales, por lo que se puede concluir que tiene un efecto inhibidor de la timidez
    Éste sería un primer efecto, facilitando el establecer nuevas relaciones para encontrar pareja con la que, con posterioridad y gracias a la misma oxitocina, la uniría mientras durase la etapa natural de la crianza de hijos.

  • ¿Somos diferentes hombres y mujeres?

    ¿Somos diferentes hombres y mujeres?


    Es evidente la diferencia «externas» entre hombres y mujeres, pero ¿existe diferencia en nuestra conducta?, y haberlo en nuestros cerebros, ¿A qué se debe?

    Diferencias Hombre-Mujer

    La diferencia en los distintos desempeños entre hombres y mujeres que se manifiestan en la vida adulta, se debe precisamente al dimorfismo sexual, producto de la masculinización del cerebro en el hombre, que se inicia por la producción de testosterona a partir de la séptima semana de vida. Estas diferencias se van a manifestar en que:
    Las mujeres van a estar mejor dotadas para emplear estrategias lingüísticas, manifestadas ya desde los primeros años de vida, hablando antes, con mayor fluidez, mayor facilidad para el aprendizaje de la lectura y la escritura, mejor memoria visual y velocidad perceptiva (identificación de objetos
    Los hombres por su parte, van a tener mayores aptitudes para las tareas espaciales, manifestado ya durante la infancia, teniendo mejor resultado en las tareas de reconocimiento de formas, de rotación de objetos mentalmente y con la representación de objetos en dos y tres dimensiones.


    https://youtu.be/cK0aWSTK7XI

    Estudios recientes han podido concluir que las diferencias anteriormente descritas, se deben tanto a una organización cerebral distinta, como a un uso diferenciado del cerebro en cada sexo
    Así el cerebro masculino tiene un mayor tamaño que el femenino, pero además existe diferencias en:
    – Un mayor tamaño y con más neuronas en el hombre, en el hipotálamo, en la comisura anterior y en el cuerpo calloso.
    – Un mayor tamaño y con más neuronas en la mujer, en la comisura blanca anterior, en la parte posterior del cuerpo calloso y en el locus coeruleus.
    Igualmente a nivel de receptores dopaminérgicos existe diferencias, habiendo una mayor cantidad de ellos en los cerebros femeninos frente a los masculinos. Recordar que la dopamina está implicada en las funciones emocionales y de placer
    Pero estas diferencias no se quedan sólo en el tamaño de las estructuras, sino que afectan también en cómo se usan, así se ha observado que los hombres emplean más las regiones temporo-límbicas (implicadas en la memoria y la motivación) y el cingulado en las mujeres (implicado en el procesamiento emocional).
    Actualmente todavía no se tiene claramente establecida la “función” de estas diferencias, existiendo diversas opiniones al respecto, entre los que afirman que se trata de algo “heredado” de nuestros antepasados que permanece gracias a la selección natural, mientras que otros afirman que es una construcción social que va moldeando a los pequeños desde la propia cuna, creando expectativas y tratando de forma diferente a niños y niñas, así al menos lo evidenció el experimento del bebé X.

    El bebe X

    En éste experimento se uso a un bebé, al cual se le vistió de azul y se le depositó en una cuna azul, y se observó cómo le trataban los adultos, y luego, al mismo bebé se le visitó de rosa, y se le puso en una cuna rosa, y se observó a otros adultos. Las conclusiones no pudieron ser más evidentes, se observó cómo los adultos cambian su forma de tratarlo en función de que sea un niño (bebé vestido de azul) o una niña (el mismo bebé vestido de rosa). Así al pequeño se le consideraba más fuerte y activo, mientras que a la pequeña, más sensible y delicada, incluso el tono de voz, la forma de relacionarse, y el mayor o menor contacto físico del adulto, variaba en función de la creencia del sexo del bebé.
    Como vemos se produce una clara diferenciación a partir del establecimiento de las gónadas, que va a desencadenar toda una cascada de reacciones en el organismo, que va a establecer el cuerpo y el cerebro del hombre, cuando está presente el cromosoma Y. Pero los efectos de la testosterona no sólo van a ser determinantes durante el desarrollo, sino también en el comportamiento parental, al menos así lo afirma un reciente estudio realizado por el Emory University of Atlanta (EE.UU.) publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, donde analiza las preferencias de hombres y mujeres en relación con la pareja deseada.


    Diferencias en las preferencias de género

    Éste estudio constata primeramente que los hombres prefieren a mujeres con caderas anchas y cintura pequeña, con las que se aumentan las probabilidades de procreación. En cambio las mujeres varían de parecer según su ciclo de ovulación, así buscan para reproducirse a un hombre con marcados caracteres masculinos, propios de altos niveles de testosteronas, mientras que para su cuidado prefieren a hombres con labios y mentones suaves, sin esos rasgos tan masculinos.
    Una vez corroborado lo que ya se conocía por estudios anteriores, han analizado la actividad cerebral de 70 hombres ante la presentación de caras de bebés entremezcladas con otras, siendo observados con resonancia magnética funcional.
    El estudio concluye que los hombres con rasgos más masculinos (debido a altos niveles de testosterona) muestran menos interés en los bebé y en implicarse con las tareas domésticas que ello conlleva, mientras que los hombres sin tanta acentuación masculina, son más propensos a responsabilizarse con la crianza de los pequeños.

  • ¿Qué determina el sexo del bebé?

    ¿Qué determina el sexo del bebé?

    Una de las cuestiones más importantes que se plantean los padres es si el bebé esperado será niño o niña, descubre de qué depende su sexo.

    La genética humana

    El ser humano contiene 23 pares de cromosomas (unidades en donde se empaqueta el ADN y ARN), el último de ellos porta la información genética relativa al sexo de la persona, por ello se denomina cromosoma sexual, de los cuales existen dos tipos, el X y el Y, de estos cromosomas, la mujer siempre va a aporta el X en el óvulo, mientras que el hombre puede aportar X o Y en los espermatozoides. Siendo la forma en que se combinan lo que determina el sexo del bebé, así si se da XX será niña, mientras que si se da XY será niño.


    El Misterio de la Vida 3/3 ADN Base de Datos Genética

    Alteraciones genéticas

    En ocasiones se producen alteraciones en la combinación genética pudiendo aparecer casos como:

    – El Síndrome de Turne, en donde sólo hay un X, son mujeres con aspecto infantil con falta de desarrollo de caracteres primarios y secundarios, acompañado de infertilidad, baja estatura, con dificultades para las matemáticas y la comunicación no verbal.

    – El Síndrome de Klinefelter en donde existen más X de la cuenta, mostrando XXY, aunque también puede darse XXXY, XXXXY, lo cual va acompañado de infertilidad por un fallo testicular provocado por el hipogonadismo, son hombres más altos y de extremidades más delgadas que sus progenitores, con predisposición a sufrir enfermedades autoinmunes y cáncer, retraso en el área del lenguaje con inteligencia normal, y propensos a sufrir trastornos del estado de ánimo.

    – El Síndrome de Superhembras con XXX, son mujeres más altas y de extremidades más delgadas que sus progenitores, con predisposición a padecer depresión, mostrando en la mitad de los casos cierto retraso en el rendimiento intelectual y gran sensibilidad sensorial.

    – El Síndrome de Superhombre con XYY, son hombres más altos y de extremidades más delgadas que sus progenitores, con predisposición a sufrir retrasos en el lenguaje, con dificultades en el aprendizaje, en algunos casos con un resultado en el coeficiente intelectual ligeramente inferior a la media.

    Pero hasta ahora se ha hablado de transmisión genética de los progenitores y sus consecuencias, pero ¿cómo es éste proceso?


    Genética de la sexualidad

    Hay que tener en cuenta que existen dos pasos para el establecimiento de las características sexuales de la persona:

    Determinación primaria, en donde se definen las gónadas, que son los órganos reproductores sexuales, con una importante función hormonal; en los hombres son los testículos (que producen andrógenos entre ellos la testoterona) y en las mujeres los ovarios (que producen estrógenos).

    Ésta distinción surge a partir de la séptima semana de gestación y se da por la presencia o no del cromosoma Y, el cual es un factor determinante testicular, esto quiere decir que si no se aparece, el proceso “natural” de la gónada indiferenciada será hacia la generación de ovarios y con ello el bebé será niña, pero está presenta el cromosoma Y, se formarán los testículos y con ello el bebé será niño.

    Determinación secundaria, que tiene más que ver con el fenotipo, es decir, la expresión de dicha genética una vez establecida las gónadas, las cuales generan hormonas que van a ir modificando el organismo para convertirlo en hombre o mujer, en el primer caso se forma el pene, los testículos, mientras que en las mujeres la vagina y el útero.

    Pero las gónadas no sólo van a jugar un papel de determinación fenótipica sino también en la constitución del cerebro, así la presencia de testosterona va a producir una serie de cambios en lo que se conoce como masculinzación del cerebro y de la conducta. En otros mamífero va a facilitar la aparición de comportamientos “instintivos” como peleas o marcaje territorial.

    Pero incluso en éste proceso de masculinización pueden producirse errores debidos a una mutación en el cromosoma Y, un reciente estudio realizado por la Case Western Reserve University en Cleveland (EEUU), publicado en el Proceedings of the National Academy of Sciences informa de que el proceso de masculinización no es tan estable y robusto como se creía estando, el análisis se realizó sobre la mutació presentada por un padre y una hija estéril en donde ambos tienen cromosomas XY.

  • ¿Qué dice la cara de ti?

    ¿Qué dice la cara de ti?


    La cara es nuestra mejor tarjeta de presentación, ¿Qué dice de nosotros?, en el siguiente artículo se analliza cómo las emociones quedan reflejado en él.

    La cara, el reflejo del alma

    La cara, y su gesticulación se ha convertido en un importante elemento que nos sirve tanto para expresar emociones como para identificarlas en el otro, tal es así que los bebés prestan más atención a los rostros que a cualquier otro estímulo, por lo que podemos afirmar que estamos predispuestos a analizar caras.
    Nuestra cara tiene más de treinta músculos que se controlan mediante nervios craneales como el facial, el oculomotor, el troclear, o el trigémino, de donde recibe información propioceptiva el cerebro que le sirve para identificar sus propias emociones a la vez que activa la musculatura para expresarlas.
    Aunque se han identificado algunos patrones sobre la expresión de las emociones, parece que existe un alto componente de aprendizaje social en las mismas, ya que según los estudios multiculturales, según en qué región del mundo nos encontremos la misma emoción se puede expresar de una forma u otra, a pesar de lo cual casi todos reconoceríamos estos rasgos:
    – Cierre de cejas, curvándolas y elevándolas , piel estirada bajo los ojos, arrugas horizontales en la frente, párpados y mandíbula abierta, ante una sorpresa.
    – Cejas cerradas contraídas, arrugas en el centro de la frente, párpado superior abierto, boca y labios abiertos o tensos, para el miedo.
    – Labio superior elevado, mejillas levantadas, cejas bajas, nariz arrugada, para el disgusto.
    – Cajas bajadas y contraídas sobre sí, párpado interior tenso, labios apretados, lineas verticales en las cejas, para la cólera.
    – Comisura hacia atrás y arriba, mejillas levantadas, arrugas bajo el párpado inferior, arruga de “pata de gallo”, pliegue naso-labial, para la felicidad.
    – Ojos hacia arriba, comisura de labios inclinada hacia abajo, angulo de los párpados superiores levantados, para la tristeza.



    ¿Cómo influye nuestro rostro en otros?

    Basado en que los miembros de una misma sociedad comparten rasgos claramente identificativos en cuanto a su expresividad de las emociones a través de la cara, se han desarrollado una serie de técnicas que automatizan éste proceso, pudiendo detectar cualquier emoción simplemente con una imagen de la cara de la persona. A estas técnicas se han denominado, técnicas de reconocimiento automático de emociones.
    Una capacidad, la de identificar las emociones en los rostros de los demás que desarrollamos desde los primeros momentos gracias al desarrollo de la capacidad de imitación de los bebé. Habilidad que lejos de ser estable en el tiempo va decreciendo con la edad, al menos así lo ha demostrado un recientemente publicado en el Psychological Science realizado por Max Planck Institute for Human Development de Alemania.
    El estudio inicia con una comprobación de los resultados previos, en que se observa cómo los hombres tienen mayores dificultades que las mujeres en el reconocimiento de emociones en el «otro», necesitando para ello mayor tiempo de exposición a la cara emocional a identificar antes de poder dar una respuesta correcta. Igualmente se constató cómo las personas mayores tienen mayor dificultad que los jóvenes en analizar las emociones de sus semejantes.

    El estudio realizado a 100 parejas en dos grupos de edad, entre los 20 y 30 (grupo de jóvenes) y entre los 70 y 80 (grupo de ancianos) en el que se observó cómo se comportaban y si eran capaces de identificar las emociones de sus parejas, observando un resultado similar en ambos grupos. Ésta aparente mejoría, ya que antes el grupo de ancianos tenían peores resultados, se explica debido a que la experiencia previa acumulada, dada por la convivencia de pareja hace que existan otras señales que se utiicen para conocer qué es lo que está sintiendo más alla de la expresión de su cara.


    Igualmente y también dentro de la búsqueda de características identificativas de las emociones, se han desarrollado técnicas de búsqueda de patrones de voz, donde se ha comprobado cómo se producen “distorsiones” en nuestra producción verbal cuando estamos sometidos a determinadas emociones como al estrés, pudiendo de ésta forma complementar los resultados del estudio de nuestra expresión facial.

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