Presentación del libro Psicología del Maltrato en papel y formato e-book disponible en los principales puntos de venta de libros electrónicos como Amazon, Apple Store o la Casa del Libro.
– ¿Cómo surge la idea del libro Psicología del Maltrato
El libro surge para cubrir una ausencia detectada a lo largo de los años, en donde encontré que se habla mucho sobre unos tipos específicos de maltrato, sin embargo existen otros casos de los que escasamente se habla, como el maltrato en la ancianidad, de ahí ofrecer este e-book donde se ha abordado la problemática del maltrato de forma separada en cuatro grupos de edad, infancia, adolescencia, adultez y ancianidad, examinando la incidencia que existe en cada uno de ellos.
Igualmente se ha destacado para cada edad cuál es el tipo de maltrato más frecuente y cómo se vivencia éste, mostrando las consecuencias que conlleva tanto a nivel físico, psicológico y de relaciones sociales.
Una guía para tomar conciencia de los problemas actuales de los que escasamente se habla, todo ello presentado con las últimas investigaciones científicas al respecto, explicado de forma clara y accesible.
– ¿Está basado su libro en una experiencia personal?
En el libro se recogen las últimas investigaciones en el ámbito del maltrato desde el punto de vista psicológico acompañado de las aportaciones de especialistas que compartante su experiencia en este ámbito, todo ello explicado con un lenguaje claro y accesible, sin perder la rigurosidad científica.
– ¿Qué se va a encontrar el lector en su libro?
En este e-book se aborda una de las problemáticas más importantes de nuestra época, el maltrato, ya sea este físico o psicológico, desde una perspectiva novedosa.
Este e-book ayudará a conocer una realidad de la que escasamente se habla más allá de los círculos de especialistas en salud y seguridad, y que abarca a todo el ciclo de la vida.
El maltrato y los abusos en sus diversas formas van a marcar de forma diferencial a cada individuo, a pesar de los esfuerzos que se realizan por parte de las autoridades por frenar lacras sociales como la violencia de género.
– ¿Cómo se distribuye el contenido del libro Psicología del Maltrato?
El libro se compone de cinco capítulos, donde se abarcan los aspectos más importantes, como son,
Capítulo 1. Definiendo el Maltrato
Capítulo 2. Maltrato Infantil
Capítulo 3. Maltrato en la Adolescencia
Capítulo 4. Maltrato en Adultos
Capítulo 5. Maltrato en Anciano
– ¿Con qué colaboraciones ha contado para este libro?
Este libro ha contado con la colaboración del Instituto Nacional de Estadística de España; Dª Virginia Mora, Experta en Violencia y Trauma; Dª María Manrique de Lara Ochoa, Coach de Empleo, Personal y Educativo, y D. Pedro José Horcajo Gil, Máster en Psicología General Sanitaria (Doctorando en Psicología Forense: eficacia de un programa de tratamiento a hombres condenados por maltratar a sus mujeres).
– ¿Está escribiendo un nuevo libro?
Mi objetivo este año como divulgador científico es publicar un ebook al mes, con las últimas investigaciones de los dos o tres años anteriores sobre las temáticas de la Psicología y las Neurociencias.
Desde aquí mi agradecimiento a Amazon por haber realizado la publicación de la obra «Psicología del Maltrato», facilitándome así la labor de divulgación científica a través de dicho libro electrónico.
Un Trauma puede ser expresado mediante una lesión, contusión o herida que se provoca en el alma de una persona, causando diferentes cambios de actitudes con respecto al funcionamiento normal.
Artículo escrito por Dª. Bibiana Andrea Camargo Martínez, estudiante de la Corporación Universitaria Minuto de Dios (Colombia) gracias al acuerdo de colaboración con dicha institución representada por la docente Dª. Nancy Jiménez.
Definiendo el trauma en la infancia
Un Trauma puede variar evidentemente dependiendo de la gravedad, aunque en la mayoría de los casos la noción de Trauma se relaciona con una herida o lesión que deja algún tipo de secuela, ya sea esta física, moral, emotiva o de trastornos conductuales, es por esto que recientes estudios nos revelan que:
“Las alteraciones neurobiológicas como consecuencia de abusos infantiles, no solo aumentan la posibilidad de padecer trastornos mentales en la adultez sino que también aumentan las posibilidades de padecer trastornos orgánicos futuros, así como alteraciones conductuales. Los abusos y abandonos infantiles son posibles acontecimientos traumáticos para cualquier niño, y son mucho más frecuentes de lo que se piensa. Según el centro de Salud Mental Infantil del Colegio Universitario de Londres1, cada año entre el 4 y el 16 por ciento de los niños de los países occidentales industrializados sufre Malos tratos corporales y 1 de cada 10 sufre abandono o sobrecargas psíquicas extremas.” (Pardo, 2014)
Como madre que soy, tengo muy presente que los Hijos son la razón más grande que nos motiva a vivir cada día, pero muchas veces dejamos que los problemas ocupen más de nuestros pensamientos, descuidando en algunas ocasiones a nuestros niños, sin saber que problemas los aquejan en su entorno , además de saber cómo le afectan mis problemas, lo que muchas veces se traduce en un Comportamiento antisocial, resultado del abandono, el mal trato bien sea nuestro o ajeno y el abuso, arrojándolos a un mundo de desafíos constantes que a su corta edad no entiende, lo que deja grandes vacíos y Traumas emocionales a futuro que pueden afectar en forma significativa su personalidad.
Vídeo Recomendado: Diálogos en confianza (Familia) – Ira, agresividad y estrés en adolescentes (19/05/2015)
Consecuencias del trauma infantil
Los niños expresan sus sentimientos y reacciones de formas distintas, generando diversos tipos de comportamiento. Según (psicodiagnosis.es, 2016):
“Las conductas agresivas, de oposición, desobedientes o desafiantes se encuentran a menudo en la población infanto-juvenil como parte de un desarrollo evolutivo «normal”, las pistas nos las tiene que dar la frecuencia, magnitud y perseverancia en el tiempo de la conducta en cuestión en función de la edad del niño”.
Esto significa que se tendrá que reconocer y aceptar que algunos niños reaccionarán de una manera distinta, ya que su entorno de crianza no fue el mismo que el de los demás. Algunos comportamientos pueden dar la sensación de que el infante-adolescente trata de alejarse evadiendo los cuestionamientos de los demás, mientras que otros se sentirán tristes y molestos en algunos momentos y en otros casos, actuarán como si nada hubiese sucedido. Los niños suelen confundirse con respecto a lo ocurrido y a sus propios sentimientos. No todos tienen reacciones inmediatas; algunos tienen reacciones que aparecen luego de algunos días, semanas y hasta meses después y algunos nunca tienen una reacción pero se puede reflejar en una etapa más adulta.
En el último Censo de niños maltratado que se hizo en Colombia se muestra:
“Un análisis acumulado de los procesos de protección en curso hasta marzo de 2015, cuatro motivos representaron el 45,4 %, es decir, casi de la mitad de los mismos: maLtrato infantil (21,2%),Violencia sexual (13,5%),Abandono (5,7%) y Consumo de sustancias psicoactivas (5%), en este sentido, el número de procesos por maltrato infantil vigentes hasta la misma fecha fue de 20.268”. (El pais .com.co , 2016).
Es importante que se valoren los niños para prevenir en un futuro errores en su personalidad, no solo por ellos sino también por todas las personas ya que estos individuos crecen con conflictos y es por esta razón que se crean vandalismos y un impacto social negativo afectando el desarrollo humano y también el de un país entero.
¿Cómo afecta el trauma infantil al cerebro?
Aunque parece evidente la relación entre un comportamiento inadecuado del menor e incluso del adulto y una vivencia traumática de pequeño, no se da en todos los casos.
Hay que tener en cuenta que las diferencias individuales, la personalidad y factores como la resiliencia va a permitir a unos pequeños «sobrellevar» la situación traumática mientras que otros se «quiebran».
A destacar, que cuando estos traumas se producen en el desarrollo va a hacer que este pueda «desviarse» mostrando comportamientos inadecuados, agresivos o violentos.
Todas estas «desviaciones» del comportamiento van a acompañar a la persona durante toda su vida si no hace por «enderezarse», o recibe ayuda terapéutica en la que trabajar los sentimientos y emociones que le originó aquella situación traumática del estrés.
Tal y como se ha mencionado en el artículo, el tipo de trauma puede provenir tanto por una acción como por una omisión, la ausencia de un progenitor puede ser «devastador» para el desarrollo emocional del menor.
Es por tanto muy importante, cuidar al pequeño en su desarrollo evitándole en la medida de lo posible estas situaciones de altos niveles de estrés.
Desde aquí mi agradecimiento a Dª. Bibiana Andrea Camargo Martínez, por su testimonio y el trabajo aquí expuesto sobre la importancia del cuidado del menor para prevenir consecuencia futuras, y a Dª. Nancy Jiménez, docente de la Corporación Universitaria Minuto de Dios (Colombia).
Referencias sobre traumas infantiles:
Pardo, D. T. (2014). Abuso Infantil: Secuelas Físicas Y Psicológicas en la Adultez. CONOCIMIENTO, COMPRENSIÓN Y EXPLICACIÓN HUMANA, 19.
psicodiagnosis.es. (2016). TRANSTORNOS DE LA CONDUCTA. PSICOLOGIA INFANTIL Y JUVENIL , 1.
El pais .com.co . (2016). Cifras de maltrato infantil son vergonzosas y aterradoras: Icbf. El pais .com.co , 1.
Entrevista a Dª Valeria Moletto, Especialista en Intervención Temprana, Seguimiento Prematuros de Alto Riesgo Servicio de Neonatología, Hospital Evita Pueblo, quien nos habla del abuso infantil y las secuelas que provoca en el Neurodesarrollo de los niños.
¿Qué es el abuso infantil?
Partiendo del concepto de Infancia establecido en la Convención de Amnistía Internacional donde se declararon los derechos de los niños, la cual se llevó a cabo en Cataluña en el año 2005 la infancia, que significa mucho más que el tiempo que transcurre entre el nacimiento y la edad adulta, se refiere al estado y la condición de la vida de un niño: la calidad de esos años. Y siendo conscientes que es durante ese tiempo en el que se produce el especializado proceso de desarrollo de los sistemas neurosensoriales en un niño, el impacto que genera el abuso infantil deja secuelas permanentes a nivel de la corteza cerebral.
Se denomina maltrato infantil o abuso infantil a cualquier acción (física, sexual o emocional) u omisión no accidental en el trato hacia un menor, por parte de sus padres o cuidadores, que le ocasiona daño físico o psicológico y que amenaza su desarrollo tanto físico como psicológico.
¿Existe distintos tipos de abuso infantil?
Se distinguen cinco tipos básicos de maltrato infantil
• el abuso físico
• el abuso sexual
• el maltrato emocional
• el abandono físico
• el abandono emocional.
Vídeo Recomendado: Dr. TV – Maltrato infantil
¿Puede provenir el abuso infantil de la propia familia?
Según la Dra. Lía Rincón; directora de la Carrera de Médico Especialista en Psiquiatría (UBA). Profesora Titular del Dpto. de Neurociencias (Salud Mental IV) de la Universidad Favaloro y Profesora Titular Consulta de Dpto. de Salud Mental de la UBA; existe abuso cuando se tiene una característica personal y una diferencia de categoría que permite ejercer el poder sobre otro.
El rol de los padres es cubrir todas las necesidades de los niños, no solo su rol, sino la primera obligación que tienen como padres. Sin embargo cuando utilizan el poder que les brinda su rol en propio beneficio, poniendo en riesgo el desarrollo del niño se convierten en abusadores.
¿Cómo vivencia el menor el abuso infantil?
Cuando un niño recibe algo para lo que no está preparado indefectiblemente se irrumpe su proceso de desarrollo y si bien, frente a una situación de estrés, el sistema nervioso segrega cortisol y adrenalina, las hormonas que dan lugar al olvido como mecanismo de defensa, la memoria emocional quedará para siempre. El recuerdo emocional se reactivará y podrá traer esa situación de realidad a lo largo de toda la vida.
Cuando un niño no logra elaborar aquello que está vivenciando hace síntoma y este es el mayor indicador de alteración de su proceso de desarrollo.
¿Qué consecuencias tiene el abuso infantil en el neurodesarrollo?
Cuando hacemos referencia a Neurodesarrollo, debemos señalar que es un proceso que implica la formación del sistema nervioso desde el momento en el que se unen espermatozoide y óvulo, hasta que el individuo llega al estado adulto, adquiriendo y desechando un sinnúmero de capacidades y funciones (Pinto, 2008); cualquier situación traumática que viva un niño durante este período, va a condicionar el resto de su vida.
Se presenta el caso de una niña, de años 6 de edad, que comienza con trastornos de la agudeza visual, anopsia, variaciones visuales constantes, cambios de humos, quien denunció a su padre biológico por situaciones de abuso. Es un claro ejemplo de posible alteración en el neurodesarrollo de la vía visual.
Y es necesario comprender que la función visual se desarrolla hasta los 7 años de vida. Cualquier situación que genere un trauma, físico o psíquico, y se manifieste como síntoma, nos está hablando de una alteración o interrupción en el desarrollo de esa vía, condicionando el neurodesarrollo de ese niño y consecuentemente su calidad de vida.
La vía visual tiene una función totalizadora, esto quiere decir que es un sensorio que integra toda la información recibida por los otros sistemas sensoriales, como ser audición, olfato, propiocepción. La interrupción y alteración del desarrollo de esta vía, traerá aparejados otros trastornos de tipo neuromotor, como ser en la motricidad fina, en las reacciones de equilibrio y las respuestas funcionales; las funciones cerebrales superiores también se verán afectadas, ya que la afectación del sensorio visual impacta en los niveles de atención y esto indefectiblemente condicionará la capacidad de aprendizaje del niño y se verá reflejado en su desarrollo. El niño podrá presentar trastornos de aprendizaje como consecuencia de una afectación visual.
Cuando los estudios complementarios como campo visual, fondo de ojos y otros, son normales deberemos sospechar que la etiología es emocional, podríamos pensar el síntoma como la incapacidad de elaboración de una realidad para la que el niño no está preparado.
¿Qué se está haciendo por parte de las instituciones públicas en cuanto al abuso infantil?
El creciente interés de los investigadores en los procesos afectivos está comenzando a cubrir las importantes lagunas que tradicionalmente han limitado nuestro conocimiento. Gracias a ellos sabemos que hay circuitos sensoriales y centros nerviosos que conectan y transmiten información sensorial que permiten al organismo reaccionar rápidamente ante estímulos negativos o desagradables, ya que conectan con estructuras ejecutivas motoras y autonómicas.
El Dr. Chaskel Roberto, reconocido psiquiatra infantil de Colombia, ha demostrado que los traumas infantiles dejan surcos en la corteza cerebral. Sus actuales investigaciones están relacionadas con las estrategias psicoterapéuticas y sociales que podrían hacer desaparecer esas marcas.
Es importante como profesionales de la salud y la educación, formarnos y replicar experiencias para ayudar a más niños.
Aprender a observarlos, ya que ellos suelen mostrarnos respuestas claras ante estímulos emocionales negativos. Sudoración, asco a los olores, rechazo físico.
https://youtu.be/15bBDFZs1iw
Vídeo Recomendado: SÍNDROME DE ALIENACIÓN PARENTAL .Cómo el maltrato afecta al cerebro
¿Qué implicaciones legales tiene el abuso infantil?
Desde el marco legal es importante comprender que frente a una denuncia de abuso, la relación jurídica es un juego de estrategias, donde el juez equilibra las fuerzas entre la acusación y la defensa.
La Dra. Lía Rincón, plantea que al niño que denuncia un acto de abuso hay que creerle más allá de la verdad fáctica. Si denuncia una situación de abuso es porque el abuso existe en alguna parte. Es importante creerle porque si no el niño queda desamparado.
La Dra. Susana Ciruzzi, Abogada Hospital de Pediatría SAMIC Prof. Dr. Juan P. Garrahan. Miembro de su Comité de Ética de dicho hospital, hace importante mención a la revictimación. Cada instancia donde el niño debe contar una y otra vez lo ocurrido y que, frente a una denuncia de este tipo, la defensa utiliza el SAP, Síndrome de Alienación Parental.
Frente a una denuncia de esta índole hay que dirigirse a la Defensoría General de la Nación y a las Defensorías específicas.
Bibliografía sobre las secuelas del abuso en la Infancia:
Aguilar, F. (2003). Plasticidad cerebral. Revista Médica del Instituto Mexicano de Seguridad Social (Rev Med IMSS) 41 (1), 55-64.
Artigas-Pallarés, J & Narbona, J. (2011). Trastornos del Neurodesarrollo. Barcelona-España: Viguera Editores.
Pinto, F. (2008). Lo maravilloso y mágico del Neurodesarrollo humano. Revista Chilena de Pediatría, 79 (1), 18-20.
Portellano, J. (2008). Neuropsicología Infantil. España: Editorial Síntesis
Roselli, M., Matute, E. & Ardila, A. (2010). Neuropsicología del desarrollo infantil. México: Manual Moderno.
Desde aquí mi agradecimiento a Dª Valeria Moletto, Especialista en Intervención Temprana, Seguimiento Prematuros de Alto Riesgo Servicio de Neonatología Hospital Evita Pueblo, por habernos acercado a una problemática en los menores que afecta a su neurodesarrollo.
Uno de los grandes problemas desde la psicología forense es determinar si se dice o no la verdad por parte de los testigos.
El papel del psicólogo forense
Cuando se está ante un tribunal, el perito judicial es un experto que determina la veracidad o no de los hechos presentados, este puede ser un científico de reconocido renombre o un profesional de la salud habilitado como perito.
Tal es el caso de criminólogo o psicólogo forense, el cual es requerido para diversas funciones en los juzgados, entre ellas la de determinar si un testimonio es válido o no.
El testimonio es en muchas ocasiones la única prueba de un caso, de una persona que ha presenciado el acto allí juzgado.
El problema se presenta en el caso de los «falsos recuerdos», donde el testigo, de forma involuntaria «recuerda» detalles o acontecimientos que no sucedieron, pero que es capaz de «jurar» por ello.
Estos falsos recuerdos parecen estar relacionados directamente con la implicación emocional del acontecimiento, si el hecho ha sucedido a un extraño, por ejemplo, ha visto que atracan a un desconocido, el número de falsos recuerdos es inferior a si el acontecimiento le sucede a alguien con el que se tiene un vínculo emocional, por ejemplo, si atracan a nuestra pareja.
Pero si hay un caso difícil a la hora de determinar la veracidad del testimonio, es cuando el testigo y la víctima es la misma persona, es decir, cuando somos nosotros los atracados, en donde es fácil confundir los recuerdos con las emociones de ese momento, entonces ¿Es fiable el testimonio de un maltratado?
Vídeo Recomendado: Entrevista a Adriana Savio – Psicóloga forense
El problema del falso testimonio
Esto es precisamene lo que ha tratado de averiguarse con un estudio realizado por el Department of Psychology, Unversity of Oslo (Noruega) junto con el Department of Psychology, City University London (Inglaterra) cuyos resultados acaban de ser publicados en la revista científica Journal of Experimental Child Psychology.
En el estudio participaron cincuenta y siete menores, de los cuales el 40,4% eran niñas, con edades comprendidas entre los 8 a 12 años; veintiséis de los cuales habían sufrido maltrato, sirviendo el resto como grupo de comparación.
A todos ellos se les administró una prueba para evaluar falsos recuerdos denominada Deese/Roediger-McDermott (DRM).
La tarea experimental consistía observar en la pantalla del ordenador listas de palabras en donde había bloques de palabras emocionales y neutras.
Cada palabra era presentada durante tres segundos, después de presentarle una lista de diez palabras, se le daba un tiempo de 15 segundos con una tarea distractora, para al final preguntarle sobre si la palabra había sido o no presentada, de forma que se registraba los aciertos y errores de las palabras recordadas.
Para el control de variables extrañas, como la inteligencia o el desarrollo lingüístico desigual se evaluaron a los participantes mediante el Wechsler Abbreviated Scale of Intelligence (WAIS).
Entre los resultados se hallaron diferencias significativas en cuanto a los aciertos, siendo más elevados en el caso de los pequeños que no habían sufrido maltrato.
Se encontraron diferencias significativas en los falsos recuerdos entre pequeños que habían sufrido maltrato y los que no.
Esto es, los pequeños que habían sufrido maltratado identificaban una mayor cantidad de estímulos como «presentados» cuando en realidad no lo eran.
No existen diferencias de género en los aciertos y errores en función del género.
Hay que tener en cuenta que el estudio carece validez ecológica, debido al diseño de la prueba experimental.
Igualmente, y tal y como señalan los autores, las diferencias encontradas no se pueden explicar únicamente por los efectos del maltrato en el pequeño, sino de una consecuencia secundaria del mismo sobre el ejecutivo central, es decir, se ha observado cómo estos pequeños sufran de problemas de concentración y atención, lo que podría explicar los malos resultados.
Con las salvedades anteriores, hay que destacar la manipulación no consciente que hace el pequeño sobre su realidad en función de la experiencia traumática vivida.
Esto va a hacer que este pueda sufrir en una realidad «normal» lo que a cualquier otro pequeño no le afectaría. Lo que hace necesario una supervisión por parte de personal especializado para ofrecer el apoyo que el pequeño necesite.
Sobre todo, con menores se tiende a pensar que «el tiempo lo cura todo» y que de alguna forma «natural» el pequeño olvidará el trauma vivido sin efectos.
Este estudio demuestra que no sólo no es así, si no que su experiencia está marcando cómo ve y vive el mundo que le rodea, por lo que es imprescindible una terapia adecuada para devolverle al pequeño a su «infancia normal».
Entrevista a Dª. Virginia Mora. Psicóloga de la Red de Puntos Municipales del Observatorio Regional de la Violencia de Género de la Comunidad de Madrid. Experta en Violencia y Trauma. Fundadora de Iptra (Instituto Psicoterapia y Trauma).
– ¿Qué es el trauma?
Ante un acontecimiento estresante o una situación de naturaleza excepcionalmente amenazante o catastrófica (catástrofes naturales, accidentes, atentados terroristas, agresiones, malos tratos, abuso o agresión sexual, tortura, secuestro etc) vivido ya sea de forma directa o indirecta, se produce en las víctimas un sentimiento de miedo intenso, indefensión, amenaza y pérdida de control que tendrá unas consecuencias traumáticas en la persona que lo sufre.
Cuando ha ocurrido un episodio único, el trauma o daño psicológico habitualmente cursa en fases. En una primera fase hay una primera reacción de sobrecogimiento y embotamiento generalizado, que se caracteriza por lentitud en las reacciones y mecanismos de negación. Es lo que se denomina estado de “shock”. En una segunda fase, aparecen fuertes reacciones emocionales de dolor, rabia, impotencia, culpa, miedo que alternan con periodos de profunda tristeza y abatimiento. Por último, pueden aparecer las reexperimentaciones del suceso de forma espontánea o ante estímulos relacionados. Estas reacciones pueden dar lugar al Trastorno de Estrés Postraumático.
Cuando la situación de violencia está cronificada en el tiempo, como ocurre en el abuso sexual o maltrato infantil y en la violencia de género, las víctimas pueden presentar alteraciones en la personalidad en cuanto a su capacidad para relacionarse y a su propia identidad. Esto es lo que se ha denominado Trauma complejo.
Es importante señalar también que, en ocasiones, puede ocurrir un daño psicológico ante situaciones que aparentemente no son traumáticas pero que la persona las vive como tal debido a sus propias características personales, momento evolutivo, consecuencias para su vida etc.
– ¿Por qué se produce el trauma?
El trauma o daño psicológico ocurre a consecuencia de que el suceso negativo que ha experimentado la persona desborda su capacidad de afrontamiento y de adaptación. Cuando nos enfrentamos a una situación que nos genera de forma abrumadora dolor, miedo, vergüenza, indefensión o pánico bien sea por su intensidad, por el momento vital en el que ocurre o porque no exista posibilidad de defenderse o de huir de la situación que nos daña, el sistema de defensa de nuestro organismo puede verse colapsado y no es capaz de procesar adecuadamente lo ocurrido ni de elaborar una respuesta de control. Debido a lo cual, el sistema de defensa se mantiene en un inadecuado estado de alerta permanente que va a provocar que ante cualquier estímulo relacionado con la situación traumática se disparen las mismas reacciones a nivel fisiológico, cognitivo, comportamental y emocional que se pusieron en marcha ante el acontecimiento traumático.
Vídeo Recomendado: Identifica y supera un trauma psicológico
– ¿Qué relación existe entre la violencia y el trauma?
Si cualquier experiencia traumática hace que la víctima se cuestione conceptos fundamentales como que el mundo es un lugar lo suficientemente seguro, el valor positivo de uno mismo como persona y el sentido de la vida, en los casos en los que el daño ocurre provocado por otro ser humano de manera intencionada y violenta, las consecuencias traumáticas son mucho más graves.
– ¿Por qué a unas personas que sufren violencia se traumatizan y otras no?
La mayor o menor repercusión psicológica de una conducta violenta va a depender de varios factores. Por un lado, depende de la vulnerabilidad tanto psicológica como biológica de la persona, que se refiere a un desequilibrio emocional preexistente a la situación traumática y a contar con un umbral más bajo de activación psicofisiológica. En estos casos, el impacto de la violencia va a ser mayor y/o más incapacitante.
También la duración e intensidad del suceso violento y el significado que se dé al mismo va a influir, así como que el incidente concurra con otras experiencias negativas actuales o pasadas. Un insuficiente apoyo familiar y/o social y utilizar estrategias de afrontamiento inadecuadas van a empeorar la sintomatología postraumática.
Por otro lado, existen personalidades más resistentes al estrés y por tanto a la traumatización, que se caracterizan por tener un adecuado control de las emociones, valoración positiva de sí mismo, estilo de vida equilibrado y contar con apoyo social entre otras características. Es a lo que nos referimos cuando hablamos de las capacidades de resiliencia o resilientes de una persona, la capacidad de los seres humanos sometidos a los efectos de una adversidad, de superarla e incluso salir fortalecidos de la situación.
– ¿Son más sensibles los pequeños a sufrir traumas?
Indudablemente, los niños y las niñas tienen menos recursos de afrontamiento ante una situación traumática y por ello son más vulnerables ante una vivencia violenta. Muchos adultos piensan equivocadamente que los niños no son conscientes de lo que ocurre, que se adaptan rápidamente, que no sienten la pérdida…, sin embargo, las consecuencias del trauma en los niños pueden ser más graves que en un adulto. Lo que pasa es que el reflejo del daño psíquico en los niños no es igual que en los adultos y por ello puede pasar desapercibido, síntomas disociativos, somatizaciones, irritabilidad, aislamiento, comportamientos disruptivos..
Tal como señala Judith Herman, si en un adulto el trauma provoca un daño en la estructura de personalidad, en la infancia la forma y la deforma.
En cualquier caso, la repercusión de un evento traumático en un niño y la repercusión en su vida va a depender principalmente del apoyo y la contención que le presten sus figuras de referencia (madre, padre u otros adultos significativos).
Vídeo Recomendado: Cómo superar un trauma
– ¿Qué consecuencias futuras tiene el trauma?
Las consecuencias psicológicas en la vida adulta de un trauma en la infancia son difíciles de predecir con exactitud, pero, sin duda, todo acontecimiento traumático ocurrido en la vida de un niño o una niña provoca una “herida psíquica” que puede incidir o activarse de nuevo en la adultez.
Que aparezcan consecuencias negativas en el futuro va a depender de si existen más traumas previos, haber sufrido malos tratos en la infancia o si la persona presenta un trastorno de personalidad. Habrá también un peor pronóstico cuando la persona haya sido revictimizada porque la exposición haya sido continuada en el tiempo (es el caso de la violencia familiar, abuso sexual infantil, secuestros prolongados…), o que hayan ocurrido diferentes situaciones traumáticas a lo largo de su desarrollo, que la sintomatología postraumática haya sido intensa o de carácter disociativo, como por ejemplo, amnesia psicógena.
– ¿Cómo se trata el trauma?
La intervención psicológica con las personas que han sufrido un trauma va a depender en gran medida del enfoque y abordaje terapéutico que utilice cada profesional.
Diferentes autores especializados en trauma como Pierre Janet, Van del Kolk o Herman, establecen la necesidad de abordar la intervención por fases.
En una primera fase de Estabilización, el objetivo será la reducción o eliminación de sintomatología postraumática. Se trata de dotar a la persona de recursos y herramientas para la regulación y autocontrol emocional, aprendizaje de estrategias de afrontamiento y fortalecimiento de sus recursos personales. En definitiva, tiene que ser una fase de empoderamiento.
En una segunda fase nos centraremos más en una intervención sobre el hecho traumático. Se trata de superar la fobia al recuerdo, procesando adecuadamente lo vivido de tal forma que pueda ser “engranado” en la narrativa biográfica de la persona. La memoria traumática suele estar fragmentada, sin narrativa, con recuerdos sensoriales de gran impacto y sin integración. El objetivo por tanto es integrar. En esta fase pueden utilizarse técnicas como el EMDR (Eye Movement Desensitization and Reprocessing) que están demostrando una gran eficacia en el abordaje del Trastorno por Estrés Postraumático y otros trastornos derivados de una situación traumática.
Finalmente, se trata de consolidar la integración, facilitar el duelo y reconectar a la persona de nuevo con su ambiente consiguiendo una adaptación óptima a su vida diaria y en sus relaciones interpersonales.
Desde aquí mi agradecimiento a Dª Virginia Mora, Psicóloga Sanitaria. Experta en violencia y trauma, por habernos acercado al mundo del trauma.
Entrevista a Dª. Virginia Mora. Psicóloga de la Red de Puntos Municipales del Observatorio Regional de la Violencia de Género de la Comunidad de Madrid. Experta en Violencia y Trauma. Fundadora de Iptra (Instituto Psicoterapia y Trauma).
– ¿Qué es el trauma?
Ante un acontecimiento estresante o una situación de naturaleza excepcionalmente amenazante o catastrófica (catástrofes naturales, accidentes, atentados terroristas, agresiones, malos tratos, abuso o agresión sexual, tortura, secuestro etc) vivido ya sea de forma directa o indirecta, se produce en las víctimas un sentimiento de miedo intenso, indefensión, amenaza y pérdida de control que tendrá unas consecuencias traumáticas en la persona que lo sufre.
Cuando ha ocurrido un episodio único, el trauma o daño psicológico habitualmente cursa en fases. En una primera fase hay una primera reacción de sobrecogimiento y embotamiento generalizado, que se caracteriza por lentitud en las reacciones y mecanismos de negación. Es lo que se denomina estado de “shock”. En una segunda fase, aparecen fuertes reacciones emocionales de dolor, rabia, impotencia, culpa, miedo que alternan con periodos de profunda tristeza y abatimiento. Por último, pueden aparecer las reexperimentaciones del suceso de forma espontánea o ante estímulos relacionados. Estas reacciones pueden dar lugar al Trastorno de Estrés Postraumático.
Cuando la situación de violencia está cronificada en el tiempo, como ocurre en el abuso sexual o maltrato infantil y en la violencia de género, las víctimas pueden presentar alteraciones en la personalidad en cuanto a su capacidad para relacionarse y a su propia identidad. Esto es lo que se ha denominado Trauma complejo.
Es importante señalar también que, en ocasiones, puede ocurrir un daño psicológico ante situaciones que aparentemente no son traumáticas pero que la persona las vive como tal debido a sus propias características personales, momento evolutivo, consecuencias para su vida etc.
– ¿Por qué se produce el trauma?
El trauma o daño psicológico ocurre a consecuencia de que el suceso negativo que ha experimentado la persona desborda su capacidad de afrontamiento y de adaptación. Cuando nos enfrentamos a una situación que nos genera de forma abrumadora dolor, miedo, vergüenza, indefensión o pánico bien sea por su intensidad, por el momento vital en el que ocurre o porque no exista posibilidad de defenderse o de huir de la situación que nos daña, el sistema de defensa de nuestro organismo puede verse colapsado y no es capaz de procesar adecuadamente lo ocurrido ni de elaborar una respuesta de control. Debido a lo cual, el sistema de defensa se mantiene en un inadecuado estado de alerta permanente que va a provocar que ante cualquier estímulo relacionado con la situación traumática se disparen las mismas reacciones a nivel fisiológico, cognitivo, comportamental y emocional que se pusieron en marcha ante el acontecimiento traumático.
Vídeo Recomendado: Identifica y supera un trauma psicológico
– ¿Qué relación existe entre la violencia y el trauma?
Si cualquier experiencia traumática hace que la víctima se cuestione conceptos fundamentales como que el mundo es un lugar lo suficientemente seguro, el valor positivo de uno mismo como persona y el sentido de la vida, en los casos en los que el daño ocurre provocado por otro ser humano de manera intencionada y violenta, las consecuencias traumáticas son mucho más graves.
– ¿Por qué a unas personas que sufren violencia se traumatizan y otras no?
La mayor o menor repercusión psicológica de una conducta violenta va a depender de varios factores. Por un lado, depende de la vulnerabilidad tanto psicológica como biológica de la persona, que se refiere a un desequilibrio emocional preexistente a la situación traumática y a contar con un umbral más bajo de activación psicofisiológica. En estos casos, el impacto de la violencia va a ser mayor y/o más incapacitante.
También la duración e intensidad del suceso violento y el significado que se dé al mismo va a influir, así como que el incidente concurra con otras experiencias negativas actuales o pasadas. Un insuficiente apoyo familiar y/o social y utilizar estrategias de afrontamiento inadecuadas van a empeorar la sintomatología postraumática.
Por otro lado, existen personalidades más resistentes al estrés y por tanto a la traumatización, que se caracterizan por tener un adecuado control de las emociones, valoración positiva de sí mismo, estilo de vida equilibrado y contar con apoyo social entre otras características. Es a lo que nos referimos cuando hablamos de las capacidades de resiliencia o resilientes de una persona, la capacidad de los seres humanos sometidos a los efectos de una adversidad, de superarla e incluso salir fortalecidos de la situación.
– ¿Son más sensibles los pequeños a sufrir traumas?
Indudablemente, los niños y las niñas tienen menos recursos de afrontamiento ante una situación traumática y por ello son más vulnerables ante una vivencia violenta. Muchos adultos piensan equivocadamente que los niños no son conscientes de lo que ocurre, que se adaptan rápidamente, que no sienten la pérdida…, sin embargo, las consecuencias del trauma en los niños pueden ser más graves que en un adulto. Lo que pasa es que el reflejo del daño psíquico en los niños no es igual que en los adultos y por ello puede pasar desapercibido, síntomas disociativos, somatizaciones, irritabilidad, aislamiento, comportamientos disruptivos..
Tal como señala Judith Herman, si en un adulto el trauma provoca un daño en la estructura de personalidad, en la infancia la forma y la deforma.
En cualquier caso, la repercusión de un evento traumático en un niño y la repercusión en su vida va a depender principalmente del apoyo y la contención que le presten sus figuras de referencia (madre, padre u otros adultos significativos).
Vídeo Recomendado: Cómo superar un trauma
– ¿Qué consecuencias futuras tiene el trauma?
Las consecuencias psicológicas en la vida adulta de un trauma en la infancia son difíciles de predecir con exactitud, pero, sin duda, todo acontecimiento traumático ocurrido en la vida de un niño o una niña provoca una “herida psíquica” que puede incidir o activarse de nuevo en la adultez.
Que aparezcan consecuencias negativas en el futuro va a depender de si existen más traumas previos, haber sufrido malos tratos en la infancia o si la persona presenta un trastorno de personalidad. Habrá también un peor pronóstico cuando la persona haya sido revictimizada porque la exposición haya sido continuada en el tiempo (es el caso de la violencia familiar, abuso sexual infantil, secuestros prolongados…), o que hayan ocurrido diferentes situaciones traumáticas a lo largo de su desarrollo, que la sintomatología postraumática haya sido intensa o de carácter disociativo, como por ejemplo, amnesia psicógena.
– ¿Cómo se trata el trauma?
La intervención psicológica con las personas que han sufrido un trauma va a depender en gran medida del enfoque y abordaje terapéutico que utilice cada profesional.
Diferentes autores especializados en trauma como Pierre Janet, Van del Kolk o Herman, establecen la necesidad de abordar la intervención por fases.
En una primera fase de Estabilización, el objetivo será la reducción o eliminación de sintomatología postraumática. Se trata de dotar a la persona de recursos y herramientas para la regulación y autocontrol emocional, aprendizaje de estrategias de afrontamiento y fortalecimiento de sus recursos personales. En definitiva, tiene que ser una fase de empoderamiento.
En una segunda fase nos centraremos más en una intervención sobre el hecho traumático. Se trata de superar la fobia al recuerdo, procesando adecuadamente lo vivido de tal forma que pueda ser “engranado” en la narrativa biográfica de la persona. La memoria traumática suele estar fragmentada, sin narrativa, con recuerdos sensoriales de gran impacto y sin integración. El objetivo por tanto es integrar. En esta fase pueden utilizarse técnicas como el EMDR (Eye Movement Desensitization and Reprocessing) que están demostrando una gran eficacia en el abordaje del Trastorno por Estrés Postraumático y otros trastornos derivados de una situación traumática.
Finalmente, se trata de consolidar la integración, facilitar el duelo y reconectar a la persona de nuevo con su ambiente consiguiendo una adaptación óptima a su vida diaria y en sus relaciones interpersonales.
Desde aquí mi agradecimiento a Dª Virginia Mora, Psicóloga Sanitaria. Experta en violencia y trauma, por habernos acercado al mundo del trauma.
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