Etiqueta: diagnóstico psicosomático

  • ¿Es posible enfermar por las vivencias emocionales?

    ¿Es posible enfermar por las vivencias emocionales?

    El mundo emocional juega un papel destacado en cómo sentimos y padecemos, pero las emociones negativas nos va a hacernos enfermar cuando estas se anquilosa.

    Los sentimientos internos, de activación, como euforia o rabia, van a sobreexcitar al organismo modificando su nivel basal de reposo, haciendo que pensemos y nos comportemos de forma distinta a cómo lo solemos hacer; igualmente sentimientos de desactivación como el duelo o la tristeza, van a reducir la actividad del organismo, modificando igualmente nuestros pensamientos y conducta.
    Modificaciones por activa o pasiva, que pueden acarrear cambios en los niveles de ansiedad, la respiración, el dolor y el tono muscular, lo que a su vez va a tener efectos sobre el ciclo de sueño o el sistema inmunitario, por lo que si se trata de algo transitorio no va a tener mayores consecuencias, pero si éstas emociones se mantienen pueden acarrear problemas psicosomáticos producidos y motivados por el sistema límbico.,
    Así una situación de dolor psicológico (duelo) o depresión, puede desencadenar estados ansiosos puntuales, pero normalmente se caracterizará por un estado decaído, respiración superficial y enlentecida, próxima al de la melancolía, con hipersensibilidad a los estímulos externos, como la luz, los sonidos y también al dolor, sintiéndolos estos como más intensos, estando más sensibles a cualquier “agresión” externa, también se va a perder el interés por cualquier actividad física, mostrando un tono muscular decaído y flácido.
    El sueño se va a ver entorpecido por pensamientos de culpa e inutilidad que acompañan a estos estados, con recuerdos sobre las circunstancias que han motivado ese duelo o depresión, con “rumiación mental” donde se repiten una y otra vez los mismos pensamientos negativos, todo lo cual va a impedir que se duerma bien, perjudicando en cantidad y en calidad el sueño, lo que entre otros va a reducir el funcionamiento del sistema inmune que no va a poder realizar sus funciones durante la noche. Situación que si se mantiene demasiado tiempo va a afectar a todos los órdenes del organismo, empezando por el sistema inmunitario.



    Una emoción de euforia o ira, va a expresarse con altos niveles de estrés, lo que va a proporcionar una “falsa” claridad de pensamiento, sintiendo que “ahora lo entiende todo”, y que puede tomar cualquier decisión sin errar. En estos estados se produce una hiperventilación, aumentando los niveles de oxígeno en sangre, con una respiración acelerada y superficial, donde se da un “estrechamiento” atencional, perdiendo mucha información que en un estado de ánimo normal le puede resultar interesante, descartando todo aquello que no sea “su objetivo”, con reducción de la sensibilidad al dolor, tanto físico como psicológico, con una sobreactivación de la tonalidad muscular, lo que le permite no “estarse quieto” y tener que deambular de un lugar a otro.
    Al tener altos niveles de estrés, el sueño se va a ver perjudicado tanto en cantidad como en calidad, debido a esa sobreactivación, lo que va a reducir la posibilidad de “trabajo” por parte del sistema inmune y con ello recuperarse de las heridas y facilitar el aprendizaje.
    Si se mantiene ésta situación, va a facilitar las infecciones al tener debilitado el sistema inmune, así como generar un agotamiento progresivo de los recursos del organismo, dado los altos niveles de ansiedad y por tanto de colesterol en sangre.
    La atrofia del sistema límbico, va a “descolorear” la vida de la persona, no sólo en el aspecto emocional, sino en todos los ámbitos. Lo que hay que distinguir de las personas con altos niveles de Alexitimia, que van a tener dificultades en relacionarse, en tomar decisiones, en conocer qué siente su propio cuerpo y los demás, lo que le va a convertir en un “incompetente” social, ya que el resto de las personas de su alrededor van a manejarse por claves emocionales, que él va a ser incapaz de “ver” ni de procesar, mostrándose frío y distante.
    Éste tipo de personas van a tener un correcto funcionamiento del sistema límbico, lo que sucede es que no han aprendido a “ponerlo en valor” o simplemente se ha “desecho” de su mundo emocional por considerarlo una “debilidad” o algo inútil.
    La toma de decisiones de éstas personas, sería lo más parecido a las decisiones lógicas, frías y calculadas, las que a todos nos convendrían y que escasamente tomamos, basadas en cálculos de pros y contras, donde aquella columna que más sume, se convierte en la decisión óptima, sin dar pie a la improvisación.
    Son personas que les da lo mismo aprender una receta de cocina, que un libro de derecho, que una novela “rosa”, ya que su vivencia va a ser la misma. Con marcados rasgos de personalidad encuadrados dentro del tipo D, hiperactivas, autoexigentes y con baja autoesitma.
    Pero estas personas lejos de “vivir sin emociones”, como cabría pensar, lo que sufren es una “desconexión” entre el mundo emocional interno y su expresión externa, con lo que el cuerpo se va a convertir en el vehículo a través del cual dar salida a dichas emociones, produciéndose una somatización de las mismas.
    Mostrando una mayor probabilidad de padecer llegar a enfermar psicosomáticamente, como la colitis ulcerosa, úlceras péptidas, trastornos vasculares como hipertensión o cardiopatías isquémicas, además de trastornos del estado de ánimo como depresión y ansiedad.
    Y todo ello precisamente por su incapacidad de darle salida por otros medios, como la palabra, la escritura, o simplemente “rompiendo a llorar”.
    Un reciente estudio realizado por la Banaras Hindu University (India) publicado en SIS Journal of Projective Psychology and Mental Health, analiza la relación entre la salud y la alexitimia. Para lo cual analizaron a 150 adultos donde se evaluaba la alexitimia, la salud mental y las vivencias de emociones positivas y negativas.
    Los resultados indican que altos niveles de alexitimia están relacionados con una mayor probabilidad de enfermar con trastornos psicológicos, explicado en parte, por el componente de anhedonía de la propia alexitimia, con el que se pierde la vivencia positiva de las emociones, favoreciendo de ésta forma mayores experiencias negativas.




  • Efectos psicosomáticos del Bullying escolar

    Efectos psicosomáticos del Bullying escolar

    El Bullying es una de las situaciones más difíciles que puede vivir un pequeño fuera del ámbito familiar, y origen de enfermedades psicosomáticas.

    Acoso escolar

    Los pequeños en ocasiones están expuestos a situaciones de estrés que «les supera» como es en el caso del Bullying o Acoso Escolar donde uno de sus compañeros o un grupo de ellos le hacen «la vida imposible», con conductas que tratan de humillarlo y minar su autoestima, todavía en formación.
    Éste estrés producido por el continuo acoso, va a tener una serie de consecuencias en el menor, como va a ser una reducción de la autoestima lo que va a afectar a su estado de ánimo, el rendimiento escolar,… , además puede llegar a desencadenar en trastornos psicosomáticos.
    Éstos son manifestaciones físicas de enfermedad producido por conflictos internos, los cuales van a ir cambiando en función de la edad:
    – En los más pequeños, de 0 a 6 meses, se restringe prácticamente al área de la alimentación, con cólicos, vómitos e incluso anorexia, además puede ir acompañado de insomnio (área neurológica) y atopías (área dermatológica).
    – De 6 a 12 meses, el área de la alimentación cambia hacia las diarreas rebeldes, colitis ulcerosas, rumiaciones o mesmerismo; incorporándose el área de la respiración con asmas y espasmos de sollozo.
    – En la infancia (más de 12 meses) y la adolescencia, se mantienen las afecciones del área de la respiración, cambiando en el área de la alimentación a anorexia y bulimia, obesidad, ulcus, caprichos alimenticios o abdominalgia; ampliando el abanico en el área neurológico con algias, migrañas, y síntomas de Gilles de Tourette; y mostrando nuevas patologías, como en el área endocrino, con retraso psicógeno del crecimiento o diabetes; el área de la excreción, con enuresis, estreñimiento, encopresis o megacolón; y en el área de la dermatología con alopecias, psoriasis, tricotilomanía, acné, dermatitis o puritos.
    Como se puede observar a medida que crece la persona, se va ampliando la variedad de síntomas psicosomáticos que puede experimentarse, algunos autores lo explican debido a un mejor conocimiento del esquema persona de nuestro propio cuerpo y por tanto, en un mayor dominio de él.
    A pesar de estas diferencias, entre los signos expresados en edades más tempranas o en la adolescencia, el origen del mismo sigue siendo idéntico, atribuyéndose a:
    – un conflicto interno entre pulsión y conciencia, defendido por el psicoanálisis.
    – una carencia afectiva en los primeros años de vida, más allá de recibir los cuidados y atenciones debidos.
    – un reflejo de una personalidad tipo C de la madre, que va a conformar la del pequeño.
    – un reflejo de la conflictividad externa que se “proyecta”, debido a un ambiente inadecuado.



    Bullying escolar

    Es precisamente en éste último punto donde se enmarcaría el Bullying o Acoso Escolar, es decir, los efectos psicosomáticos producidos antes un medio ambiente inadecuado, así lo afirma un reciente estudio de la Università di Padova (Italia) en el que se publicado en Pediatric. Los autores realizaron un meta-análisis con 30 estudios previos extraídos de 119 publicaciones científicas sobre los efectos psicosomáticos del Bullying. Las conclusiones del estudio informan de los resultados claros sobre los efectos en la salud comparando a los niños y niñas acosados por sus iguales frene a otros pequeños de la misma edad.

    Consecuencia acoso

    Un dato curioso de éste estudio es que los efectos en el tiempo son menores en las niñas frente a los niños, aunque no especifica claramente cuáles pueden ser los motivos de estas diferencias, el prematuro desarrollo de capacidades lingüísticas y comunicativas pueden proporcionarle herramientas adecuadas para poder «quejarse» a los adultos de la situación de acoso, y contar un mayor grupo de apoyo que los niños de su misma edad.
    Recordar que los trastornos psicosomáticos surgen inicialmente cuando la persona no es capaz de poner palabras y expresar aquello que siente y que le está provocando gran tensión, y es el cuerpo el que se expresa y «comunica».
    Los síntomas más habituales que puedan surgir en éstos pequeños que sufren acoso escolar son, dolores de cabeza difusos, pérdida de apetito, dolor abdominal y eneuresis (micciones nocturnas).




  • Psicoanálisis y enfermedades psicosomáticas

    Psicoanálisis y enfermedades psicosomáticas

    Han sido varios los intentos de explicación de la aproximación psicosomática pero el Psicoanálisis ha sido quien a conformado un cuerpo teórico al respecto.

    Aunque con anterioridad han existido distintos intentos por establecer la relación entre el soma y el psique, tal y como trataron de hacer desde la aproximación alemana de principios del siglo XIX, denominada de Medicina Antropológica, quienes desarrollan el término de “patología biográfica” que posteriormente será retomado, el cual indica que las patologías pueden ser comprendidas y entendidas si se atiende a la biografía del paciente. De ésta forma se incorpora, a los procesos médicos, la vida íntima del paciente, que hasta este momento no se había tenido en cuenta, como sus pasiones, conflictos y tensiones insatisfechas; igualmente se establece que la relación médico-paciente debe de tener en cuenta más a la sintomatología de la persona y no tanto a los signos.
    A pesar de estos grandes aportes desde ésta aproximación alemana, no consiguieron establecer ninguna teoría explicativa sobre el origen y mantenimiento de las patologías psicosomáticas; para ello habrá que esperar al desarrollo del psicoanálisis, el cual ha ido evolucionando desde las primeras teorías explicativas de Freud en el que ya se vislumbraban dos corrientes, la que aplica el modelo de conversión histérica a los fenómenos psicosomáticos y la que separa ambos fenómenos por antagonistas.

    – En la primera postura, lo psicosomático, no sería más que una expresión de lo psíquico sobre el organismo, tal y como sucede en la histeria de conversión.
    – En el segundo caso, la ausencia de simbolismo de lo psicosomático, indica una carencia en la elaboración psíquica o simbólica y por lo tanto tangencialmente distinta de la simbología de la histeria de conversión.



    De ahí se han ido conformando distintas ramas denominadas Escuelas, las cuales se clasifican en función del país donde se encuentran; así las principales Escuelas psicoanalíticas actualmente son las siguientes:
    Escuela de París, surge para dar cuenta de fenómenos, que no encajan con la histeria deconversión, ni de la neurosis, debido a una escasa mentalización de las patologías psicosomáticas, que impide la expresión psíquica de los conflictos; lo que hace que mediante un proceso de somatización pase de ser psíquico a físico, sin tener un componente que lo sustente simbólico, lo que le diferencia claramente de los síntomas por conversión.
    Escuela de Chicago, en donde se prima el estudio de las teorías de rasgos de personalidad, buscando perfiles psicológicos que sean más propensos a padecer una u otra enfermedad psicosomática. Para ello se tiene en cuenta la historia personal del paciente, atendiendo tanto a la constitución de la persona, las enfermedades y accidentes físicos padecidos, el clima emocional familiar y sus experiencias afectivas, con lo que se establece una “patobiografía”. Según ésta aportación, las alteraciones producidas por enfermedades o accidentes que van a afectar a una parte del organismo, van a quedar asociadas a emociones. Con posterioridad, los conflictos psíquicos que movilizan grandes cantidad de energía emocional provocan que esa asociación aflore causando los síntomas físicos del pasado.

    Escuela de Argentina, conocida también como Escuela Chiozza, donde se ha desarrollado el término de Estudio Patobiográfico; en donde se recupera la función simbólica de la enfermedad psicosomática, entendiendo al cuerpo como el lenguaje que utiliza para ello; siendo el síntoma una parte de la historia biográfica de la persona que le resulta insoportable, encontrando su liberación a través del cuerpo.
    Para ésta escuela, la historia de episodios y vivencias personales anteriores, es tanto o más importante que el historial médico de signos y síntomas de enfermedad, ya que una no se puede comprender sin la otra.El proceso por el cual el afecto lleva a enfermar, al paciente se denomina desestructuración patosomática del afecto, proveniente de un afecto rechazado que no se convierte en consciente.

    Escuela de Inglaterra, retoman la diada madre-hijo, como eje fundamental para la estructuración de la persona, lo cual se produce a partir del primer año de vida, siendo la somatización la expresión a través del cuerpo, dado como modo de relación preexistente a la aparición de la palabra. Estas estructuras basadas en la experiencia del bebé, van a fijarse en una de estas dos posiciones, esquizoparanoide (ante un yo inmaduro guiado por sus instintos más básicos) y la depresiva (el yo percibe los matices y está expuesto a la realidad exterior).
    Estas dos posiciones, según Klein, van a establecer cómo se va a ir relacionando la persona con la ansiedad, así como su mecanismo de defensa. La ansiedad para ésta aproximación va a ser crucial en los primeros meses de vida, ya que va a configurar el mundo interior y a determinar la forma de relacionarse de la persona con el mundo exterior en un futuro.


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  • ¿Cómo relaciona el estrés y la enfermedad psicosomática?

    ¿Cómo relaciona el estrés y la enfermedad psicosomática?

    En éste artículo se analiza la relación existente entre el estrés y las enfermedades psicosomáticas.

    El estrés es aquello que sentimos cuando debemos dar una respuesta lo más rápido y certera posible, ante un examen, un informe que hay que entregar en el día,… todo ello provoca una tensión emocional que se va acumulando si no se libera.
    Existe una relación directa entre el estrés y las enfermedades psicosomáticas, se ha comprobado que ante el aumento del estrés acumulado se incrementa la probabilidad de sufrir dichas enfermedades.
    En caso de que la situación que genera estrés (estresor), se mantenga a durante semanas o meses, se puede ver afectado, el sistema digestivo, provocando gastritis, úlceras o colon irritable; igualmente afectará a la piel con la aparición de dermatitis, urticaria o caída de pelo; a nivel pulmonar puede aparecer tos o ataques de asma; y a nivel muscular se puede experimentar lumbalguia o dolores musculares.
    Si el estrés se mantiene durante más tiempo, se considera una situación de estrés crónico y puede producir hasta las más graves enfermedades autoinmunes, como la esclerosis múltiple.
    Éste tipo de afecciones, cuando el estrés es de origen psicológico, ha proporcionado el respaldo definitivo para dar cuerpo teórico y práctico a la aproximación psicosomática, más allá de una somatización de emociones mal manejadas, tal y como se solían atribuir en estos casos, en que se equiparaban a los trastornos psicológicos.
    En cambio, la expresión de signos y síntomas físicos, tan graves e importantes como los provocados a nivel muscular, pulmonar, gástrico e incluso inmune, siendo su responsable un acontecimiento psicológico como es el estrés, no deja duda alguna a que existe una relación directa entre lo psicológico y lo físico, y que la salud de uno, influye en el otro, principios fundamentales de la aproximación psicosomática.

    El Estrés y sus Efectos en la Salud

    ¿Qué es el Estrés?

    El estrés es una respuesta natural que experimentamos cuando enfrentamos situaciones que requieren una respuesta rápida y precisa, como:

    • Exámenes
    • Informes con plazos ajustados
    • Situaciones de presión laboral

    Esta tensión emocional puede acumularse si no se maneja adecuadamente.

    Efectos del Estrés Prolongado

    Sistema Digestivo

    • Gastritis
    • Úlceras
    • Colon irritable

    Piel

    • Dermatitis
    • Urticaria
    • Caída de pelo

    Sistema Respiratorio

    • Tos
    • Ataques de asma

    Sistema Muscular

    • Lumbalgia
    • Dolores musculares

    Estrés Crónico

    Cuando el estrés se mantiene durante períodos prolongados, puede derivar en estrés crónico, que puede provocar enfermedades autoinmunes graves como la esclerosis múltiple.

    Aproximación Psicosomática

    Existe una relación directa entre lo psicológico y lo físico. La salud de uno influye directamente en el otro, siendo estos los principios fundamentales de la aproximación psicosomática.

    Pero ésta aproximación no sólo tiene que ver con el origen de los signos y síntomas de las enfermedades, sino también con su tratamiento, entendiendo que cualquier intervención, única y exclusivamente física, no hará sino “parchear” lo que no funciona bien, pero mientras que no exista una intervención terapéutica completa, que incluya los aspectos psicológicos, aquello que lo genera y mantiene (el estrés) seguirá haciendo estragos, en ese mismo órgano o músculo, o en otros.
    De ahí que a veces, cuando desde el ámbito exclusivamente médico se trata un órgano o músculo, a pesar de que se observe una mejoría en éste; otro órgano normalmente próximo, muestra signos y síntomas de enfermedad que antes no mostraba, por lo que en ocasiones el diagnóstico parece difuso y errático, y todo ello porque no se está tratando la causa psicológica que lo genera y mantiene.
    Ante un caso de úlcera, por mucho “antiácido” que se beba tras la comida, para reducir el nivel de acidez del estómago y proteger así a las úlceras, no hará sino mitigar los síntomas y evitar que estas provoquen malestar y dolor; pero ese estrés acumulado y agotador del sistema se expresará de otra manera, pues todo el organismo está siendo sobrecargado continuamente.
    Esto se ejemplifica claramente con las piezas de un motor de cualquier vehículo, al cual si se le da un uso correcto puede durar mucho tiempo, pero si se está continuamente pisando el acelerador, éstas “sufren” más de la cuenta, erosionándose las piezas, y pudiendo llevar a la rotura de alguna de ellas.
    Pues lo mismo le sucede a nuestro organismo, las primeras “piezas” que se verían afectadas serían, precisamente aquellas que genéticamente tuviésemos más propensas a la enfermedad, o que por algún motivo ya hubiesen sufrido con anterioridad y estuviesen más débiles. Es por ello que el mismo nivel de estrés (aunque como cada uno lo vive de forma individual, basado en su historia personal, nunca es el mismo), va a provocar una sintomatología diferente según la persona que lo está sufriendo, viéndose en unos casos afectados el sistema muscular, gástricos, pulmonar, o el inmune.
    Con posterioridad, y gracias a los estudios realizados sobre el eje Hipotálamo Hipófiso Adrenal (H.H.A.), se ampliará el espectro de las causas psicológicas generadoras de trastornos psicosomáticos, dejando así de circunscribirse únicamente en el estrés, para ampliar también al ámbito de la vida emocional del paciente y que como se viene comentando, no es sino con una intervención global que afecte tanto a la parte física como psicológica, como se va a conseguir restaurar la salud de la persona y no sólo “parchear” aquella expresión de signos y síntomas.

    Aproximación Psicosomática al Tratamiento

    Más allá del tratamiento físico: Una perspectiva integral

    El Problema del Tratamiento Parcial

    La intervención únicamente física actúa como un «parche» temporal. Sin abordar los aspectos psicológicos subyacentes, el problema persistirá o se manifestará de otras formas.

    Consecuencias del Tratamiento Incompleto

    • Mejoría temporal del órgano tratado
    • Aparición de síntomas en órganos próximos
    • Diagnósticos difusos y erráticos

    La Analogía del Motor

    Al igual que un motor sometido a excesiva aceleración, nuestro organismo bajo estrés constante sufre:

    • Desgaste acelerado de componentes
    • Mayor propensión a fallos
    • Deterioro progresivo del sistema

    Manifestación Individual del Estrés

    El impacto del estrés varía según cada persona, afectando principalmente a:

    • Áreas genéticamente predispuestas
    • Zonas previamente debilitadas
    • Sistemas más vulnerables (muscular, gástrico, pulmonar, inmune)

    Avances en la Comprensión

    Los estudios sobre el eje Hipotálamo Hipófiso Adrenal (H.H.A.) han expandido nuestra comprensión, incluyendo:

    • Factores emocionales
    • Aspectos psicológicos
    • Conexiones mente-cuerpo

    La Importancia del Tratamiento Integral

    Solo mediante una intervención que aborde tanto los aspectos físicos como psicológicos se puede lograr una verdadera restauración de la salud.


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  • Diagnóstico del trastorno psicosomático

    Diagnóstico del trastorno psicosomático


    Uno de los aspectos más difíciles a la hora de tratar las enfermedades psicosomáticas es el establecimiento de un claro diagnóstico.

    El trastorno psicosomático

    Primeramente hay que alcanzar la distinción entre este tipo de enfermedades y otras de origen médico o psicológico, con posterioridad se aportan las claves necesarias para conseguir un diagnóstico diferencial de otra sintomatología «parecida».
    El interés del estudio por lo psicosomático parte desde el área clínico como una interrogante ante determinados síntomas de los que no se encontraban un origen médico, surgiendo la idea de que el organismo (soma) podía estar viéndose influido por la mente (psique) de la persona; pero por supuesto debería ser una “psique enferma”.
    Con ello se aceptaba algo que hasta ese momento había sido desechado, y es la estrecha vinculación entre la mente y el cuerpo, y su interdependencia, de forma que si uno enfermaba lo hacía el otro, y al revés; precisándose de una intervención desde una perspectiva holística de la persona.
    Por tanto, existen tres tipos de afecciones posibles en el paciente, las enfermedades físicas; los trastornos psíquicos o psiquiátricos y los Trastornos psicosomáticos.



    Origen del trastorno psicosomático

    Pero se ha podido comprobar cómo algunas enfermedades físicas tienen efectos psicológicos; al igual que algunas enfermedades psíquicas tienen efectos físicos; lo que ha llevado a muchos autores a defender la idea de que todas las enfermedades, tanto físicas como psíquicas son Trastornos psicosomáticos, ya que en mayor o menor medida se van a ver afectados aspectos físicos y psíquicos del paciente.
    Aportaciones que han sido corroboradas desde los más recientes estudios sobre Psiconeuroimnunoendocrinología donde se aborda precisamente las relaciones de interdependencia entre los aspectos que influyen en la salud, como es el sistema inmune, donde participa también el sistema nervioso, el endocrino y la psique.

    Diagnóstico del trastorno psicosomático

    Actualmente el papel de lo psicosomático se restringe a lo que se conoce como Trastornos somatomorfos o Síntomas somáticos médicamente inexplicados, cuya característica principal es que se producen síntomas físicos sin que medie una enfermedad médica que lo explique.
    Una vez que se conoce cuál es el campo de intervención de los TrastornosPsicosomáticos, para poder llevar a cabo un diagnóstico diferencial, hay que establecer una distinción clara conotros cuadros clínicos, donde la demanda del paciente es por síntomas físicos en donde no se encuentra causa médica que lo explique, entre los cuales están:
    Las simulaciones, donde no existen síntomas físicos, sino es la persona quien está inventando conscientemente los síntomas para conseguir algún beneficio o para evitar una obligación; es por ello que el médico no consigue establecer un diagnóstico claro.
    El síndrome de Munchhausen, igualmente en éste caso existen síntomas “simulados”, pero estos son autoprovocados por el paciente, bien ingiriendo medicamentos o sustancias tóxicas, para tener fiebres o vómitos; o autolesionándose para originar hematomas; pero en ésta ocasión la persona trata de alcanzar de forma imperiosa el “estatus” de enfermo y con ello su hospitalización.
    La mitomanía, también conocido como mentiroso compulsivo, donde la mentira se produce buscando notoriedad y admiración por parte de quien le escucha, sin que existan síntomas físicos que “apoyen” su versión. La diferencia principal con el simulador es que no se dan las características de personalidad del primero, ni esa “adicción” a mentir.
    El trastorno límite de personalidad, se da en paciente con una personalidad «débil» con constantes dudas respecto a su identidad y con falta de control de los impulsos; a parte de las quejas somáticas, el paciente se presenta con todo un elenco de características de personalidad e impulsividad que permiten establecer un diagnóstico diferencial al respecto.
    La primera tarea del profesional de la salud es descartar otros trastornos mentales, que pueden estar en el origen de esos síntomas que provocan la demanda del paciente. Una vez que no existe una explicación médica de los mismos, y descartada la simulación y otros trastornos psicológicos, podemos afirmar que estamos ante un trastorno somatomorfo.
    La característica principal de los Trastornos somatomorfos es la presentación repetida de síntomas físicos, junto con solicitudes persistentes de exámenes médicos, a pesar de que los hallazgos sean repetidamente negativos y de que los médicos hayan reafirmado que los síntomas no tienen fundamentos físicos. Si es que existen algunos trastornos físicos, éstos no llegan a explicar la naturaleza ni la magnitud de los síntomas ni la aflicción y la preocupación del paciente.


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  • La enfermedad Psicosomatica

    La enfermedad Psicosomatica


    En la vida se presentan enfermedades que no se consiguen averiguar el por qué se dan, son las enfermedades psicosomáticas, descubre cuáles son.

    El origen de la enfermedad

    Existen alteraciones en la salud que no pueden ser explicadas y abordadas únicamente por la medicina ni por la psicología, se trata de las enfermedades psicosomáticas, concepto que hace referencia a un campo de estudio propio y diferenciado que analizamos a continuación.
    La aportación del aspecto psicosomático es toda una revolución conceptual, donde no se busca observar los efectos psicológicos de una enfermedad física; ni las consecuencias físicas de un trastorno psicológico; sino que se va más allá. Se basa en una hipótesis de unidad funcional, donde a la mente (psico) y al cuerpo (somá) se les trata como un continuo, sin que exista diferencia entre ellos; de forma que si una parte enferma, lo hace también la otra; y para poder realizar una intervención terapéutica se debe llevar a cabo en ambos ámbitos.
    Aunque hablamos de una aproximación psicosomatica como un término unitario, dentro de ésta se encuentran dos corrientes íntimamente relacionadas entre sí:
    – La Ciencia básica, conformando un cuerpo de conocimiento en el que se da cuenta de cómo se produce esa interdependencia entre la psique y el soma, proponiendo teorías sobre la articulación de la persona como unidad funcional.
    – La parte más Práctica y aplicada, que se corresponde con la medicina psicosomática, como especialidad dentro de la medicina, surgida como reacción al reduccionismo dominante, en la que se tienen en cuenta los aspectos psicológicos y sociales del paciente en la predisposición, inicio, evolución y pronóstico de las enfermedades.



    La aproximación psicosomática

    Como se ha comentado anteriormente, esa unidad del soma y la psique puede enfermar, afectando a ambos aspectos de la persona, en éste caso hablaremos de enfermedad psicosomática. Con tal término no nos referimos a una enfermedad netamente biológica, ajena al mundo psíquico de la persona, tal y como sería en los casos de infecciones víricas o lesiones provocadas por un traumatismo; tampoco es el caso de un trastorno mental, en donde no haya afección física, como ante un trastorno obsesivo compulsivo o un trastorno de personalidad; estos ejemplos dan cuenta de ámbitos de aplicación propios y específicos de la medicina y la psicología clínica respectivamente.
    Al hablar de enfermedades psicosomáticas nos referimos a una ruptura de la salud, tanto física como psíquica de la persona, que requiere de un diagnóstico y un tratamiento en que se tengan en cuenta ambos aspectos; ya que si no se realiza así, la recuperación puede verse dificultada.
    Entre las enfermedades psicosomáticas se encuentran las enfermedades coronarias, la artritis reumatoide o las cefaleas tensionales entre otras.
    Pero no queda ahí la separación entre los distintos tipos de enfermedades que se pueden presentar, hasta ahora hemos hablado de enfermedades orgánicas (médicas), trastornos mentales (psicológicos) y enfermedades orgánicas con un importante componente psicológico (psicosomáticas).


    La enfermedad Psicosomática

    Distinción un poco “artificiosa” si tenemos en cuenta que en determinados casos, enfermedades físicas puede provocar alteraciones psicológicas; como en el caso de las enfermedades crónicas o degenerativas, que tienen una importante carga emocional tanto para el paciente, como para sus familiares; situaciones irreversibles que le llevan al paciente, en ocasiones, al aislamiento y la pérdida de relaciones sociales; y a una mayor predisposición a sufrir trastornos del estado de ánimo como depresión mayor.
    Pero puede suceder justamente lo contrario, es decir, producirse un trastorno mental que provoque alguna alteración física, tal y como en el caso de los trastornos de la alimentación como la Bulimia, que va a tener graves consecuencias físicas con alteraciones digestivas, respiratorias, cardiovasculares, hormonales, renales e incluso neurológicas.
    A éste elenco de enfermedades y trastornos hay que añadirle los trastornos somatomorfos, entendidos éstos como aquellos síntomas o preocupaciones somáticas sin causa médica conocida. Entre los cuales destacamos los trastornos de somatización, los hipocondríacos o los de dolor persistente somatomorfo.
    En estos últimos casos cobra especial relevancia el término de somatización, que hace referencia a un traspaso de “energía” desde el mundo psíquico al físico, provocando con ello algún trastorno en el funcionamiento normal del organismo, convirtiéndose éste en expresión de algún “trauma” interno.


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