Por si el estrés de la escuela no es suficiente, con tantas materias para estudiar, además está siendo cada vez más generalizado las situaciones de ciberacoso.
Ciberacoso
El ciberacoso surge como una nueva modalidad que en los últimos años a experimentado un gran auge debido a el uso masivo de los teléfonos inteligentes e internet, pero también por la supuesta impunidad del delito, gracias al anonimato que facilita estos medios.
Si ya de por sí durante la preadolescencia y la adolescencia se ha visto en la última década un incremento de casos de acoso directo, normalmente sobre sus propios compañeros de clase, hoy en día esta nueva modalidad de acoso, que a pesar de no ser de frente, sí tiene las mismas consecuencias negativas para el acosado, tanto en la salud psicológica como física, que ha llegado incluso a alguno de ellos a perder la vida debido a la desesperación que genera.
En los últimos años se ha incrementado la conciencia desde distintas instituciones por los programas de prevención y de educación, tanto a los jóvenes para que denuncien, como en los padres y profesores para saber dar respuesta a una situación nueva hasta ahora para ellos.
Pero si la escuela se está convirtiendo en el lugar más propicio para este tipo de acoso, ¿Se puede enfrentar el ciberacoso desde la propia escuela?
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Esto es lo que trata de averiguar desde la Universidad de Regents y la Universidad de City (Inglaterra) publicado recientemente en la revista científica International Journal of Emotional Education.
En el estudio participaron 20 estudiantes universitarios, 17 mujeres y 3 hombres, entre los 21 y 30 años, a los cuales se les dividió en tres grupos, entre el acosado, el acosador y el «público». A cada uno de ellos se les dio un papel (role-play) que debían interpretar y ponerse en la «piel» de su personaje, comentando entre los miembros del grupo los sentimientos y emociones que eso le genera, para por último hacer una puesta en común de los distintos grupos
Los resultados cualitativos sugieren que los alumnos se identifican fácilmente con el papel del acosador, considerando al acosado como responsable de su situación, sintiéndole como fracasados y marginados, siendo difícil ponerse en el papel del acosado.
«El ciberacoso es más dañino porque no deja descansar a la víctima, es agotador» https://t.co/8gFPoo2Gik
— UFP Valencia (@UfpValencia) 16 de mayo de 2017
Acosado internet
Lo que indica que es necesario trabajar sobre la figura del acosador y la violencia que entraña, como algo «socialmente aceptable» en un mundo competitivo, igualmente hay que trabajar en la imagen del acosado, para poder transmitir correctamente su imagen, como víctima y no como una «perdedora social».
Aunque los resultados son reveladores en cuanto a los sentimientos sobre los que hay que trabajar, todavía hay que transformarlo en un programa de intervención educativa que pueda ser incorporado a otras escuelas y universidades, con lo que combatir de forma efectiva con esta «epidemia» del ciberacoso que hasta ahora no parece frenarse si no es mediante la denuncia a la institución policial correspondiente.