Los problemas de salud mental pueden producirse en cualquier estatus social, ya que su origen es multifactorial.
El problema de la salud mental
En el artículo anterior observábamos cómo aquellos pacientes de Párkinson pakistaníes con escasos recursos eran más proclives a padecer depresión.
A pesar de lo cual no se puede generalizar dichos resultados para cualquier problema de salud mental ni población sin tener datos al respecto.
Es cierto que el tener una menor capacidad económica puede repercutir en recibir una «peor» asistencia sanitaria o no poder costearse los tratamientos médicos prescritos, Pero esto tendría más que ver con el mantenimiento y agravamiento de las enfermedades mentales, más que con su origen.
Igualmente, la pobreza no puede considerarse como algo «crónico», ya que en ocasiones se trata de situaciones puntuales de pérdida temporal del trabajo por parte de alguno o ambos progenitores.
Aunque eso si pensamos en países «desarrollados», ya que hay muchos países en vías de desarrollo o subdesarrollados en donde la pobreza es algo «común», a pesar de lo cual, la pobreza a nivel mundial ha disminuído en los últimos años tal y como lo muestra la gráfica interactiva siguiente:
Por último señalar que existe una diferencia entre la pobreza «real» y la percibida, siendo la segunda más frecuentes entre las poblaciones que tienen «vecinos» económicamente más adinerados, pero ¿La pobreza se relaciona con problema de salud mental?
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Relación entre la salud mental y la pobreza
Esto es lo que se ha analizado recientemente y de cuyas conclusiones se ha presentado por parte de la The Children’s Society de Inglaterra.
Para realizar este informe se han empleado diversas fuentes entre ellas, la propia base de datos de la sociedad, una revisión de la bibliografía científica y una encuesta a 54 especialistas en salud mental denominada Freedom of Information (FOI).
La población objeto de análisis han sido pequeños entre los nueve a dieciséis años, comparando entre aquellos que han sufrido situaciones de carencias económicas y los que no.
Los resultados informan, que, en la sociedad inglesa, los jóvenes que sufren pobreza suelen ser significativamente más pesimistas con la vida que les ha tocado, sintiéndose significativamente como fracasados.
Con respecto a la relación entre la pobreza, es decir, vivir con una familia de escasos recursos económicos, y la salud mental, el informe indica que los jóvenes van a mostrar mayores problemas de conducta, incluida las agresiones, hiperactividad e impulsividad.
Además, la pobreza está rodeado de cierto nivel de estigmatización lo que favorece la aparición de sentimientos de soledad, aislamiento e incluso depresión entre los más jóvenes.
¿Conoces la iniciativa #PuntodeInflexión de @Amafesemueve? #SaludMental #empoderamiento y #recuperación para jóvenes Https://t.co/6FMsbS5jKM — SALUD MENTAL ESPAÑA (@consaludmental) 9 de septiembre de 2016
Relación entre juventud y salud mental
Hay que tener en cuenta que no se han divido los datos en grupos de edad, lo que ofrecería una visión más adecuada sobre la posible evolución de esta relación entre pobreza y problemas de salud mental.
Igualmente, no se informa de que se hayan analizado los datos por género, luego no es posible conocer si existe una influencia diferencial en función de esta variable.
A pesar de las limitaciones anteriores, el informe resalta la importancia de conocer un patrón entre la población juvenil que hasta ahora sólo se había sospechado.
Lo que hace que sea necesario la incorporación de medidas de intervención pública focalizado tanto en el ámbito familiar como en el escolar.
De hecho, en el final del informe se realiza una serie de recomendaciones en este sentido.
Aspecto que sorprende que todavía no se hubiese analizado y estudiado en profundidad en una sociedad del llamado “primer mundo”, donde la atención al menos favorecido parece que se ha ido descuidando; precisamente entre los que más lo necesitan, ¿Y en tu comunidad?, ¿Existen políticas de intervención psicológica entre los menos favorecidos?