Entrevista a D. Diego Gil Cabrera, Director de Menteágil quien nos informa de la labor que realizan para mejorar la vida de los pacientes con demencia.
– ¿Qué es Menteágil y cuál es su objetivo?
Es una empresa especialista en cuidados de la tercera edad, prepara una app de estimulación cognitiva revolucionaria que permitirá prevenir y/o enlentecer el deterioro cognitivo de los mayores en su domicilio sin necesidad de un profesional.
Nuestro objetivo es mejorar la calidad de vida de nuestros pacientes y sus familiares.
– ¿Cómo surge Menteágil y por quién está compuesto Menteágil?
Los socios fundadores de esta iniciativa cordobesa son los hermanos Marta y Diego Gil Cabrera, y está formado por un equipo de profesionales de diferentes áreas: medicina, fisioterapia, estimulación cognitiva, psicología clínica, logopedia, enfermería y cuidados auxiliares que se trasladan al domicilio del paciente para trabajar de manera individualizada y personalizada para trabajar sus facultades cognitivas y físicas y «ralentizar» el proceso de deterioro de la demencia.
– ¿Qué iniciativas actuales tiene Menteágil?
Actualmente Menteágil está tratando de desarrollar una App que permitirá a las familias trabajar desde casa y sin necesidad de un profesional.
Para ello ha creado una campaña de crowdfunding a través de la web andaluza goteo.org: http://goteo.org/project/app-menteagil
– ¿Cuáles son los logros alcanzados por Menteágil?
La experiencia de 3 años de trabajo en las casas de las personas aquejadas con algún deterioro cognitivo ha llevado a Menteágil a realizar un estudio sobre su eficacia, en el que han constatado que el 78% de los pacientes tratados con un método integral (implementado por psicólogos, médicos, trabajadores sociales y fisioterapeutas) han mejorado su calidad de vida.
Desde aquí mi agradecimiento a D. Diego Gil Cabrera, Director y Socio Fundador Menteágil por habernos acercado a la actividad que realizan.
Uno de los principales problemas que se da entre los mayores es que en ocasiones puede sufrir maltratos, ya sean verbales o físicos.
Maltrato Anciano
Una situación que tiene escasa repercusión en los medios de comunicación, salvo excepciones dado la gravedad del caso, o cuando se abandona al anciano en una gasolinera o un hospital, para no hacerse cargo del mismo.
Un maltrato del que todavía existe poca conciencia social, a diferencia del maltrato de género o del maltrato al menor, pero que es tanto o más grave que cualquiera de los dos, ya que se produce sobre una población indefensa, debilitada por el paso del tiempo y que en muchos casos sufre alguna enfermedad.
Este maltrato sobre los ancianos suele provenir tanto desde el círculo más próximo de la familia como desde los cuidadores cuando lo tiene.
La forma de expresarse este maltrato puede ser tanto verbal, a través de insultos o menosprecio, o física ya sea mediante agresión directa o impidiendo que el anciano realice alguna actividad, como por ejemplo salir a la calle.
Que conozca, todavía no existe un perfil claro del agresor, ni los «motivos» que le impulsan a maltratar al anciano, ya puedan provenir estos de problemas sociales, familiares o económicos.
Las consecuencias de dicho maltrato son igual o más graves que las del maltrato de género o del menor, ya que en estos dos existe tiempo para «recuperarse» e incluso poder llevar una vida normalizada con posterioridad, pero los ancianos no tienen ese tiempo.
El maltrato ya sea físico o verbal va a tener importantes efectos tanto a nivel psicológico en el estado de ánimo de la persona y en su autoestima; como a nivel físico, tanto por las consecuencias de la agresión, como por que se ve afectado el sistema inmunitario con una reducción de las defensas y como consecuencia con una peor salud.
A ello hay que unir un clima de tensión, ansiedad e incluso temor que desarrolla el anciano, cuando debe convivir con su maltratador, sin saber cuándo volverá a agredirle, o si esta vez lo hará con una mayor gravedad.
Pero cuando este maltrato lo viven ancianos que ya están sufriendo alguna enfermedad, la situación es más grave, ya que va a ir en detrimento de la recuperación de su enfermedad y en el agravamiento de su sintomatología.
Una de las enfermedades más graves que pueden sufrir loa ancianos es el del Alzheimer, tanto por sus consecuencias cognitivas como de calidad de vida del paciente, pero ¿Qué influencia tiene el maltrato en el Alzheimer?
Maltrato Mayor
Esto es precisamente lo que trata de investigarse desde la Universidad de Florida del Sur, la Universidad Estatal del Sur de Connecticut (USA) publicado recientemente en la revista científica Aging Science.
Los datos que se analizan en este estudio se extrajeron de uno mayor denominado Aggression and Violence in Community Based Alzheimer’s families grant (AV_CAD), en el que participaban más de 6000 personas.
De los participantes se hizo una primera criba atendiendo a los siguientes criterios: ser mayor de 60 a?os, estar diagnosticado con Alzheimer siguiendo los criterios NINCDS/ADRD al menos tres años antes del estudio, tener un nivel de normal de habilidades cognitivas según el Folstein Mini Mental Status Exam (MMSE.).
Con lo que al final se registraron las respuestas de 254 cuidadores y 76 pacientes diagnosticados con Alzheimer.
A todos ellos se les administró un cuestionario estandarizado sobre la resolución de la conflictividad intrafamiliar denominado Conflict Tactic Scale (CTS), que evalúa tres estrategias de resolución de conflictos intrafamiliares, el razonamiento, la agresión verbal y la física.
Los resultados indican que el razonamiento es el medio más habitual de resolución de conflictos tanto por parte de cuidadores como de los propios pacientes con el 91,4% y 89,% respectivamente, situación que se reduce en el último año de la enfermedad, pasando al 66,3% y al 45,3% respectivamente. Lo que muestra que el avance de la enfermedad va a tener una influencia directa en el deterioro del uso del razonamiento como vía de solución de conflictos.
En cambio en el último año de estudio se elevaron los niveles de resolución mediante agresión verbal hasta el 59,3% y 68,7% respectivamente; siendo en menor medida, aunque no por ello menos preocupante la agresión física, en un 16,8% y un 24,2% respectivamente.
Los datos no dejan lugar a dudas de la preocupante situación que sufren los enfermos de Alzheimer, en cuanto que son receptores de maltrato por parte de sus cuidadores y familiares.
Destacar que parece existir un círculo vicioso de violencia que se instaura a medida que la enfermedad avanza, ya que los niveles de agresividad verbal y física han aumentando desde los cuidadores hacia el anciano, pero en mayor medida desde este hacia sus cuidadores y familiares, tanto verbal como físicamente.
El estudio a pesar de ser claro en sus resultados no entra a valorar las motivaciones que pueden estar detrás de este cambio de tendencia hacia la violencia.
Igualmente el escaso número de pacientes que han participado y que no existe un grupo control de igual edad, ambos factores hacen que no se pueda concluir al respecto, ya que se desconoce si es un efecto que acompaña a la enfermedad de Alzheimer, o es propio de la ancianidad.
A pesar de las limitaciones de estudio, queda evidente de que se precisa de programas de intervención tanto en ancianos como en sus cuidadores a la hora de encontrar las herramientas necesarias para poder solucionar la conflictividad familiar sin necesidad de llegar a la agresión.
Igualmente se requeriría de una mayor conciencia social sobre esta problemática, tanto a la hora de denunciar como para poder mecanismos preventivos y paliativos, tal y como se hace en el caso del maltrato de género o del maltrato al menor.
Aspecto que en cualquier otra situación no sería nada más que algo anecdótico, pero es muy grave cuando del testimonio de una persona depende que al acusado le puedan meter o no en prisión.
Es cierto que son muchas las circunstancias que pueden influir en un testigo, tanto del momento en que experimentó y vivió aquel hecho, como cuando lo recupera. Tal es así, que dependiendo de las preguntas que se le haga a la persona, se puede estar incidiendo sobre unos detalles y no sobre otros, e incluso se puede conseguir que dude de sí mismo. Pero lo más frustrante para la policía como para los abogados es cuando alguien dice estar totalmente seguro de lo sucedido y de la persona que lo ha perpetrado, y luego resulta que no es cierto, a esto se le denomina falso recuerdo. Hay que excluir de este concepto la intención consciente de engañar y manipular la respuesta en busca de algún beneficio personal o incluso hacer algún mal a otra persona, en esos casos se habla de engaño o simulación, pero no de falso recuerdo. Aunque actualmente existen muchos medios mecánicos que pueden registrar los eventos delictivos, ya sean cámaras de videovigilancia o los propios móviles de los presentes. El papel del testigo sigue siendo fundamental para determinar quién ha estado implicado en el hecho delictivo. Rubio, moreno, alto, bajo, con pecas, con cicatriz, son muchos de los detalles que se les pregunta a los testigos para poder establecer primeramente el perfil del delincuente a buscar por parte de las fuerzas de seguridad, y con posterioridad se les suele pasar por una rueda de reconocimiento, donde se les presenta varias personas con características parecidas a las descritas, para que el testigo sea el que indique y señale cuál de todos ellos es el culpable. Aspectos que siguen siendo necesario cuando no se cuenta con otras pruebas materiales como el ADN en el escenario del crimen. Pero ¿hasta qué punto es fiable el testimonio expresado?, como se ha indicado con anterioridad muchas son las circunstancias que pueden cambiar el recuerdo, entre ellos también influye la edad de testigo, considerándose como más fiable aquellos de más edad, pero ¿Son los ancianos más propensos a tener falsos recuerdos?
Esto es precisamente lo que se trata de investigar desde la Universidad de Edimburgo (Inglaterra) publicado recientemente en la revista científica Frontier in Aging Neuroscience. Si se le está dando mayor peso a la persona de más edad como testigos fiables frente a los jóvenes, hay que explorar la posibilidad de ver si estos sufren o no más casos de falsos recuerdos. Se realizaron dos experimentos, en el primero participaron 48 personas, la mitad jóvenes con media de 20 años y la otra mitad mayores con una media de 70 años; en el segundo participaron 52 personas la mitad jóvenes de 21 años de edad media y la otra mayor de 69 años de edad media. En total participaron 60 mujeres y 40 hombres en el estudio. En el primer experimento se les pedía a los participasen que vienen unas imágenes y al final de la prueba tratasen de identificar si habían sido presentado con anterioridad o no. En la segunda prueba la tarea era la misma pero se pedía que identificasen uno semejante al presentado durante la fase de prueba. Igualmente se manipuló la cualidad de las imágenes si estas eran imágenes reconocibles o abstractas. Los resultados informan que en ambos casos los jóvenes son más diestros en identificar correctamente los estímulos previamente presentados, con independencia de si eran abstractos o no. En cambio los mayores cuando los estímulos eran abstractos tenían mayores dificultades en el reconocimiento aumentando el número de falsos recuerdos sobre lo visionado durante la prueba. Tal y como concluyen los autores del estudio, hay que tener en consideración las conclusiones alcanzadas sobre todo a la hora de entender como más fiable a los mayores frente a los jóvenes, ya que estos últimos a pesar de que puedan fijarse en menos detalles, también tienen menos casos de falsos recuerdos.
Hay que tener en cuenta que el número de participantes es escaso para poder concluir al respecto, igualmente el comparar poblaciones tan extremas, no permite comprobar si existe un progresivo aumento de los falsos recuerdos a medida que nos vamos haciendo mayor, o este está asociado a las limitaciones perceptivas y cognitivas asociadas a la edad, por lo que se requeriría de un nuevo grupo de edad intermedio entre los 35 a 40 años, para comprobarlo. Igualmente entre las limitaciones del estudio está en los estímulos empleados, propio de los laboratorio de investigación, pero que tienen poco que ver con la realidad de la calle, de ahí que requiera de nueva investigación para comprobar si en el ámbito policial se mantienen esas diferencias entre jóvenes y mayores.
Uno de los problemas asociados al Alzheimer es que se trata de un enfermedad neurodegenerativa, con lo que con el tiempo la persona va perdiendo facultades.
Cuidar Alzheimer
Una situación que aparte del sufrimiento que entraña para el propio paciente y sus familiares, también lo tienen que sobrellevar los cuidadores, ya que su labor día a día se van haciendo cada vez más compleja, ya que el paciente de Alzheimer va siendo cada vez más dependiente.
En muchas ocasiones se trata de un cuidador informal, es decir, un miembro de la familia el que se encarga del cuidado del paciente, el cual además de las emociones que le provoca por su afinidad, tiene un plus añadido de presión en cuanto a que no está formado y preparado para ello.
Más o menos todos nos vemos capaces de atender a un crío recién nacido, o de atender a un anciano en los cuidados más generales, pero esto no es suficiente cuando se trata de una persona enferma y de ahí la necesidad de que estos cuidadores informales se profesionalicen o por lo menos acudan a asociaciones y organizaciones que le puedan ofrecer el apoyo profesional necesario con lo que suplir sus carencias, con la idea de que pueda ofrecer la mayor calidad asistencial posible al enfermo de Alzheimer.
De hecho el conocimiento sobre la enfermedad y su avance no va a ser el único criterio que va a afectar en la calidad del cuidado, si no también la propia salud física y psicológica del cuidador, ya que si este se ve resentido por alguna enfermedad, también lo hará el cuidado que pueda ofrecer, de ahí que en los últimos años se esté empezando a prestar mayor atención al cuidador, sobre todo desde las distintas instituciones publicas y privadas, que organizan actos tanto de concienciación como de convivencia entre los cuidadores, tanto en cuanto a información se refiere, como a la hora de ofrecerle ayuda y consuelo emocional, con lo que poder «recargar las pilas» para poder hacer bien su trabajo, pero ¿Se puede mejorar el Alzheimer interviniendo en el cuidador?
https://youtu.be/h-zdqiYlssY
Interviniendo Alzheimer
Esto es precisamente lo que se trata de investigar de la Escuela de Salud Pública y la Escuela de Medicina de la Universidad de Drexel, la Escuela de Enfermería Johns Hopkins y la Universidad Case Western Reserve (EE.UU.) publicado recientemente en la revista científica International Journal of Alzheimer’s Disease.
Los investigadores han probado un programa de entrenamiento a cuidadores para comprobar si tiene efectos en sí mismos y en los pacientes de Alzheimer que atienden, todo ello evaluado en tres momentos, al inicio del estudio, tras seis (momento de finalización de la intervención) y tras otros seis meses desde el final del entrenamiento.
En el estudio participaron 102 familias, 50 donde los cuidadores recibirían un determinado entrenamiento y 52 donde no recibirían nada, grupo control. Entre los requisitos para poder participar en el estudio se encontraba que dedicasen más de ocho horas semanales al cuidado del paciente de Alzheimer, y que ellos mismos no sufriesen ninguna psicopatología evaluado a través de un cuestionario estandarizado denominado Short Portable Mental Status Questionnaire.
Igualmente se comprobó que el paciente de Alzheimer no estuviese sufriendo a la vez otras psicopatologías que complicase el diagnóstico, ni que se presentarse junto con otras demencias.
A todos los participantes se les evaluó su nivel de ansiedad a través del The State-Trait Anxiety Inventory, A-State (STAI), su nivel de depresión con Center for Epidemiologic Studies Depression Scale (CESD), su inventiva para resolver problemas con Self-Control Scale (SCS), su preparación como cuidador con Preparedness for Caregiving Scale, el papel de la familia en el cuidado con Family Role Reward Scale (FRRS), la tensión familiar por el cuidado del paciente con Caregiver Role Strain, la cualidad del cuidado con Mutuality Scale (MS), y los problemas conductuales a través de Revised Memory and Behavior Problem Checklist (RMBPC).
Se realizó en el grupo experimental una intervención con sesiones de dos horas semanales durante seis meses donde se le entrenó al cuidador en el manejo de las propias emociones, así como a conocer mejor la enfermedad de Alzheimer y cómo tenía que enfrentarse a cada una de las situaciones que le van a ir surgiendo con el tiempo.
Tras el entrenamiento se le volvió a evaluar, para comprobar si se han producido cambios. igualmente se le evaluó a los seis meses de acabar el programa para ver si los cambios eran duraderos en el tiempo.
Los resultados indican tras los seis meses de entrenamiento, una mejoría significativa en cuanto a inventiva del cuidador, con un incremento significativo en cuanto a su nivel de ansiedad comparado con el grupo control.
A los seis meses después del entrenamiento se cambiaron las tornas, mostrando ahora mayores niveles de ansiedad los cuidadores del grupo control frente a los entrenados aunque la diferencia no resultó significativa, siendo mostrando estos últimos niveles significativos más elevados de preparación e inventiva para la resolución de problemas en el cuidado del paciente con Alzheimer.
En cuanto a la valoración cualitativa los familiares de los participantes daban cuenta de una mejora en la calidad del trato al paciente gracias al programa de entrenamiento.
A pesar de los buenos resultados hay que tener en cuenta que se trata de un programa experimental donde hay un número reducido de participantes, por lo que se requiere de nueva investigación al respecto.
Dicho lo cual, los resultados sí dejan comprobar efectos deseables de la intervención sobre los cuidadores que van a repercutir tanto sobre su propia vida emocional, como sobre la calidad asistencial que va a poder ofrecer al paciente enfermo de Alzheimer.
Algo que por su importancia precisa de mayor investigación, ya que es de fácil aplicación en los cuidadores a través de las distintas organizaciones y asociaciones, con el fin de mejorar la calidad y calidez del trabajo que realizan y con ella no entorpecer el proceso de la enfermedad de Alzheimer, e incluso hacer de forma activa por parte de los cuidadores por ralentizar este avance.
Cuando hablamos de Alzheimer, a veces olvidamos que es una enfermedad dentro del grupo denominado de las demencias con sus propias características.>
Demencia y Alzheimer
Tradicionalmente se ha asociado la enfermedad del Alzheimer con la pérdida de memoria, pero ni es el único síntoma ni es el primer en aparecer, ya desde hace unos años que se ha descubierto de que los cambios emocionales que a veces se pueden confundir con depresiones asociadas a la edad, son los primeros síntomas que experimentan estos pacientes.
Con posterioridad la memoria se muestra como la más evidente, a pesar de que al paciente le cueste aveces reconocer su problema, debido a que va «rellenando» las lagunas de memoria, formando «falso recuerdos» y fabulaciones, para dar cierta coherencia a su propio discurso, llegándose la persona a creerse lo que dice. Lo que no debe confundirse con las mentiras, ya que en los pacientes de Alzheimer no existe una intención de engañar a la otra persona, tergiversando y manipulando la realidad, simplemente la persona es incapaz de acordarse de los acontecimientos y trata de superar su situación mediante invenciones que llega incluso a creerse.
Son numerosos los factores implicados en el empeoramiento de esta enfermedad, a lo que además hay que tener en cuenta que en la mayoría de los casos se produce en personas de avanzada edad, siendo considerado a partir de los 60 años la edad de inicio medio, lo que hace que además tenga que sumar muchos de los factores que perjudican la calidad de vida de los ancianos, es decir, se unen en el enfermo las dos condiciones, la reducción de capacidades debidas a su avanzada edad que se refleja en un enlentecimiento cognitivo y motor, junto con la pérdida progresiva de habilidades que se inicia por la memoria, pero que va avanzando a otras funciones lo que puede llevar a la incapacidad total del paciente.
Pero además en el grupo de las demencias además del Alzheimer se encuentran la enfermedad de Pick, la demencia por cuerpos de Lewy, en el grupo denominado como demencias primarias. Aunque también existen otras demencias denominadas secundarias, cuyos efectos son consecuencia de sufrir otras enfermedades, como problemas vasculares, hipotiroidismo, deficiencias en vitamina B6 o tumores entre otros.
Las investigaciones actuales se suelen centrar en las causas del Alzheimer, así como en los factores que favorecen su aparición y avance, para tratar de detener esta enfermedad neurodegenerativa que va provocando una pérdida progresiva de habilidades y capacidades que lleva a la persona a ir poco a poco perdiendo su independencia, requiriendo de otras personas para cada vez más funciones.
Pero además de la presencia del Alzheimer se puede complicar con la aparición de otras patologías tanto físicas como psicológicas, entre las más habituales de las físicas se encuentran aquellas relacionadas con alteraciones cardiovasculares, pero ¿Es la enfermedad de alzheimer la peor de las demencias posibles?
Demencia y Alzeimer
Esto es precisamente lo que se está investigando desde el Instituto Karolinska, el Hospital Universitario Karolinska (Suecia), el Hospital Universitario Stavanger (Noruega) y Centro de Investigación Internacional y Hospital Universitario Santa Ana (República Checa) publicado recientemente en la revista científica Alzheimer’s Research & Therapy.
Los investigadores comentan sobre la existencia de cierto desconocimiento por parte de la población general pero también de grupos de investigación con respecto a otras demencias, especialmente con la de los cuerpos de Lewy, considerado como críticamente más complicado y que requiere de mayor atención por parte de familiares y cuidadores, y para comprobar su gravedad han propuesto analizar los factores que influyen a la enfermedad de Alzheimer frente a la demencia por cuerpos de Lewy.
En el estudio participaron 9.795 pacientes, siendo el 60% hombres y el resto mujeres, con una edad media superior a los 70 años, donde el 93,5% tenían diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer y el restante de demencia de cuerpos de Lewy, todo ellos procedentes del Registro Nacional de Pacientes de Suecia entre los años 2007-2012.
A todos los participantes se les realizó sucesivos diagnósticos buscando la presencia de otras psicopatologías aplicando el cuestionario estandarizado sobre demencias denominado International Classification of Diseases version 10 (ICD 10), donde además se constata la presencia o no de depresión, ansiedad, trastorno del comportamiento, trastorno afectivo bipolar, problemas de sueño, hemorragias cerebrales, epilepsia, migrañas, accidentes cardiovasculares o dolor de cabeza entre otros.
Los resultados muestran diferencias significativas con peores resultados para los pacientes con demencia con cuerpos de Lewy frente a los que tienen la enfermedad de Alzheimer, donde los primero suelen tomar significativamente más medicación, además de sufrir significativamente mayor incidencia de depresiones, migrañas y derrames cerebrales.
Todo ello va a hacer que se incrementen los efectos negativos sobre los efectos de los pacientes con demencia de cuerpos de Lewy tanto en la salud física y mental.
Cabe destacar la escasa participación de mujeres en el estudio, ya que investigaciones previas han puesto de manifiesto la mayor incidencia de estas psicopatologias entre mujeres, debido a su mayor esperanza de vida, por lo que los resultados pueden ser considerados sesgados, pendiente de nuevas investigaciones.
También comentar la desigual proporción de pacientes con demencia de cuerpos de Lewy que han participado en el estudio, de un escaso 6,5% frente al 93,5% de pacientes con la enfermedad de Alzheimer, lo que a pesar de haber mostrado diferencias significativas puede afectar en los resultados; así como la edad avanzada de los participantes, donde en algunos casos llevan más de diez años sufriendo la enfermedad, lo que estaría condicionando la interpretación de los resultados, pues se trataría sólo de diferencias en fases avanzadas de la misma, aspecto que por otra parte no recoge la investigación, como es la edad de inicio de la misma o la fase de gravedad en la que se encuentra cada paciente, fundamental para poder comprender mejor aún los resultados.
Igualmente el haber centrado el estudio en una única población, la sueca, hace que los resultados tengan que ser corroborados en otras poblaciones, antes de poder concluir al respecto, debido a que se trata de una población con unas características muy definidas en cuanto a nivel socioeconómico, educativo, de alimentación e incluso de esperanza de vida que no se repite en otras poblaciones.
La enfermedad de Parkinson tiene consecuencias en la vida de la persona, tanto en cuanto a su independencia como en su autonomía, que es progresivo.
Parkinson
Cuando un paciente recibe el diagnóstico con Parkinson, se va a preocupar principalmente por la evolución de la sintomatología de los movimientos musculares, tanto en cuanto a temblor se refiere como a la rigidez muscular.
Quizás sean estos los síntomas más evidentes, y temidos de esta enfermedad, pero no son los únicos que van a ir sufriendo poco a poco a medida que avanza la enfermedad, ya que también se va a sufrir bradicinesia, que se traduce en una lentitud motora, sobre todo visible a la hora de caminar, pero también va a sufrir inestabilidad, problemas al tragar o estreñimiento entre otras, en fases avanzadas de la enfermedad, pero además, y existen otras circunstancias que van a aparecer al mismo tiempo que la enfermedad que van a perjudicar su evolución, perjudicando la calidad de vida del paciente, pero ¿Qué factores influyen negativamente en la enfermedad de Parkinson?
XIG4l8AlxQg https://youtu.be/XIG4l8AlxQg
Factores parkinson
Esto es precisamente lo que trata de investigar desde la Universidad de Cambridge, la Universidad de Newcastle (Inglaterra) y la Universidad de Griffith (Australia), cuyos resultados han sido recientemente en la revista científica Parkinsonism and Related Disorders.
En el estudio participaron 216 pacientes diagnosticados recientemente con la enfermedad de Parkinson, cuyos resultados se van a comparar con 99 personas sin dicha enfermedad.
A todos ellos se les administró una escala estandarizada para evaluar las capacidades congitivas a través del Mini-mental state examination (MMSE) y el Montreal Cognitive Assessment (MoCA), la calidad de vida de participante a través del Parkinson’s Disease Questionnaire (PDQ-39), sobre trastorno de depresión evaluado a través del Geriatric Depression
Score (GDS-15), así como un análisis exploratorio de síntomas clínico y neuropsiquiátricos, a través de Cognitive Drug Research (CDR) battery y Cambridge Neuropsychological Test Automated Battery (CANTAB).
Los resultados muestran que existe una importante pérdida en los distintos índices evaluados al comparar entre los pacientes con Parkison en sus fases iniciales frente al grupo control, mostrando que el paciente además debe enfrentarse a una serie de contratiempos añadidos a las propias de la enfermedad de Parkinson.
Igualmente los resultados indican que los pacientes de Parkinson muestran significativamente peores resultados en cuanto a calidad de vida, mostrando una mayor incidencia de trastornos de depresión mayor.
Influencia parkinson
Aunque el objetivo del estudio no buscaba específicamente analizar la relación de la enfermedad de Parkinson con la salud mental, el estudio muestra una correlación positiva significativa con los trastornos de depresión mayor, lo que indica que estos pacientes son especialmente sensibles hacia estos trastornos, lo que indica que se deban establecer programas de prevención entre los reciente diagnosticados con Parkinson para evitar que se vea agravado además con este trastorno del estado de ánimo.
Algo que por cierto ya ha sido observado con anterioridad, cuya dificultad añadida es que el tratamiento farmacológico de la Depresión Mayor perjudica a la evolución y la sintomatología de la enfermedad de Parkinson, lo que hace que se tenga que tener especial cuidado para evitar que aparezca la depresión mayor en estos pacientes.
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