Un nuevo estudio relaciona los problemas de ludopatía con la violencia familiar, lo que va a tener consecuencias en los más pequeños.
El papel de la familia
La familia juega un papel fundamental en el surgimiento y mantenimiento de rasgos asociados a la agresividad, tanto desde la trasmisión genética con una predisposición a mayores niveles de testosteronas, como por la socialización que se recibe. El modelo de crianza en cuanto a establecimiento o no de normas de conducta y el afecto mostrado, va a ser fundamental para los pequeños.
Cada familia desarrolla lo que se denomina un estilo educativo en que se fijan las bases de cómo relacionarse y educar al menor, que fundamentalmente se pueden dividir en cuatro:
– Estilo Democrático, donde existe una buena comunicación y afecto entre los miembros de la familia, fijándose de forma clara las normas de conducta y sus consecuencias, sirviendo como guías de comportamiento, siendo estas flexibles y adaptables a las circunstancias concretas.
– Estilo Permisivo, caracterizado por altos niveles de afectividad y comunicación familiar, pero con escaso o nulo establecimiento de normas y reglas a cumplir, aceptando cualquier demanda de los hijos sin ningún tipo de imposición.
– Estilo Autoritario, donde se dan altos niveles de control y exigencia, con normas estrictas y poco flexibles, con un bajo nivel de comunicación y afecto entre sus miembros. Las normas son restricciones a acatar sin posibilidad de “negociar” ni adaptar a las circunstancias concretas del momento, llegando incluso a emplear el castigo físico o verbal.
– Estilo Negligente o Indiferente, donde se da una baja expresión de comunicación y afectos dentro de la familia, con nula aplicación de normas y límites, caracterizado por unos padres fríos y distantes que no atienden a las necesidades de los hijos.
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Consecuencias de los Modelos educativos en la familia
Cada uno de estos modelos va a promover un determinado comportamiento por parte del menor, lo cual no indica que esté establecida de ésta forma su conducta futura, pero sí va a tener cierta “tendencia” por su aprendizaje en las primeras etapas de la vida.
– Estilo Democrático, proporciona mejor desarrollo de habilidades comunicativas y sociales, identificando y expresando correctamente sus necesidad y requerimientos, con un adecuado autocontrol y motivación hacia las actividades que suponen una superación personal.
– Estilo Permisivo, en donde los pequeños aprenden a hacer lo que quieren, sin ningún límite, lo que facilita las conductas impulsivas, con baja competencia comunicativa y de habilidades interpersonales, con pobre autocontrol y tendencia a no respetar las normas sociales.
– Estilo Autoritario, los pequeños puede crecer con miedo, desarrollando una actitud de sumisión y obediencia a la autoridad, con baja competencia social y de desarrollo de habilidades de comunicación, para expresar sus propias inquietudes y sentimientos, lo que en algunos casos va a fomentar cierto grado de ira y agresividad contenida, mostrándose tímido ante los demás. Lo que en la adolescencia puede desembocar en rebeldía y conductas antisociales.
– Estilo Negligente o Indiferente, provoca baja autoestima en los pequeños, con escasas habilidades comunicativas y de relación interpersonal, y con poco control de sus emociones
Https://t.co/ywhsuFreB5 reflexión de cómo el estilo educativo familiar influye en el desarrollo psicosocial del niño #orientaytutoriadps — Beatriccccccce. (@sandra_beatrice) 20 de febrero de 2016
El mejor estilo educativos en la familia
El estilo educativo de los progenitores, va a influir en la experiencias tempranas de los pequeños, esto va a formar su manera de pensar y de ver el mundo, es por ello, que cuando dentro de una familia existe un problema en uno de sus miembros, va a afectar al resto. Así lo ha constatado un reciente estudio realizado por la Melbourne University (Australia) publicado en el Asian Journal of Gambling and Public Health quienes ha encontrado una estrecha relación entre tener uno de los miembros de la pareja con problemas de ludopatía con un mayor nivel de violencia intrafamiliar.
El estudio se realizó durante un año con 120 participantes, que tenían problemas clínicos de dependencia al juego, observándose cuántos casos de violencia intrafamiliar se producían.
Comprobaron cómo más de la mitad de los participantes, informaron haber tenido casos de violencia. Cuando se les entrevistó en profundidad, ellos explicaron que la frustración que tenían cuando no ganaban en el juego, lo «pagaban» luego con los restantes miembros de su familia.
De lo que se deduce, que cuando existe un problema dentro de la familia se trate de buscar ayuda profesional lo antes posible, para no afectar al resto de los miembros, sobre todo a los más pequeños, ya que al estar en un periodo de formación, aprenden conductas de comportamiento agresivas que condicionará su vida.