Durante mucho tiempo en algunos países se ha mantenido la idea que determinadas razas tenían un nivel de inteligencia inferior a otras, idea extraída de la aplicación de determinados test de inteligencia que ofrecían un dato numérico comparable.
Estos resultados con el tiempo fueron invalidados debido a que los propios test de inteligencia empleaban en los enunciados de las preguntas un vocabulario habitual en determinadas razas y no en otras lo que explicaba las diferencias en cuanto a los resultados obtenidos.
Así, test construidos atendiendo a las peculiaridades de cada raza han permitido obtener niveles de desarrollo equivalente entre razas, desmintiendo el mito de que determinadas razas eran «superiores» o «inferiores» intelectualmente a otras.
A pesar de lo anterior todavía quedan muchos aspectos relacionados con la raza a descubrir, así en las sociedades cosmopolitas es habitual la mezcla de ellas, lo que en algunos países se denomina mulato o criollo, lo que cabría preguntarse si estas personas van a tener influida su inteligencia es decir, ¿aquellas personas que tienen antecedentes de dos razas serán más o menos inteligentes?, entonces como ¿Influye la raza en la inteligencia?
La edad mejora y afina algunas capacidades del cerebro tales como: atención selectiva conservada, fortalecimiento de la especificidad, aumento de la inteligencia cristalizada, mejor juicio, mayor capacidad para socializar. https://t.co/vDrUKUB7Zz via @ELTIEMPO
Los resultados muestran que tomando como punto de comparación la raza blanca, se obtienen resultados inferiores en los «casi blancos», seguido de los «casi negros», obteniendo la «peor» puntuación los de raza negra.
Estas diferencias no se deben a factores como el nivel económico parental, la zona donde se viva ni el nivel educativo, ya que fueron factores controlados.
Entre las limitaciones del estudio es que no realiza una comparación por género ni por edad, ni tampoco tiene en cuenta la inteligencia fluida.
A pesar de lo anterior y al contrario de lo que cabría esperarse este estudio encuentra diferencias en cuanto a la inteligencia cristalizada, teniendo en cuenta que se ha equiparado el nivel educativo de los participantes.
Esta investigación reabre una vieja «herida» por parte de los especialistas en psicometría con respecto a la «justificación» de las diferencias en función de la raza si son o no debidas al instrumento empleado o a que realmente distintas razas presentan distintos resultados.
De hecho, los resultados escalados en función de un mayor grado de raza blanca o de raza negra irían en ese sentido.
A pesar de ello, se precisa mayor investigación antes de poder extraer alguna conclusión al respecto, ya que no es el primer estudio que han señalado diferencias en este aspecto que luego han tenido que ser retirados por fallos metodológicos.
Lo primero que hay que tener en cuenta es que algunos informes publicados semanas o días antes sobre la intención de voto de la población han sido durante mucho tiempo parte de la campaña de determinados grupos políticos de forma que “motivan” a su electorado a acudir a votar, es decir, en ocasiones no refleja tanto la realidad de “la calle” sino la imagen que se quiere ofrecer de partido victorioso, por ejemplo.
En otras ocasiones es, al contrario, mostrando estadísticas de resultado sin un claro vencedor lo que hace que los indecisos puedan cambiar su voto con el pensamiento de que así refuerzan a un determinado partido o evitan que entre otro.
Y luego está la estadística “real” que refleja lo que los encuestados responden por la calle a los entrevistadores que desde semanas antes van preguntando a todo el que se cruza. Estas encuestas, si están bien hechas, deben de recoger un número suficientemente grande para ser significativo, y con ello representativo de la población, es decir, no se puede preguntar a diez y pretender con ello afirmar que la población de un país opina de esa forma.
Suponiendo que la encuesta se ha realizado correctamente, con un suficiente número de entrevistados para que sea representativo y manteniendo los porcentajes correspondientes a las características demográficas de la población, suponiendo que todo lo anterior se cumple, luego llega el día de la elección y… sorpresa, los resultados no tienen nada que ver con las encuestas y sus predicciones, ¿Cómo es posible?
Esto es lo que ha tratado de responder con una investigación realizada desde el Instituto de Ciencias del Comportamiento, Universidad Radboud (Países Bajos) cuyos resultados han sido publicados en la revista científica Frontiers in Psychology.
Se llevaron a cabo tres estudios donde se ha tratado de validar un nuevo instrumento de medida denominado Self-Approach-Avoidance Task (Self-AAT) para determinar la actitud implícita y comparar si ofrece los mismos resultados que la actitud explícita.
Es decir, se busca comprobar si es posible saber las «verdaderas» intenciones de la persona, más allá de lo que pueda declarar en una encuesta.
Para ello se compararon los resultados obtenidos con instrumentos estandarizados como el Rosenberg Self-Esteem Scale (RSES) para la evaluación de las medidas explícitas y el Implicit Association Task (IAT) para la evaluación de las medidas implícitas.
Entre las ventajas de este nuevo instrumento está el que es más rápido de aplicación y no precisa de tantos ítems.
Los resultados muestran cómo se responde antes a estímulos familiares, frente a los desconocidos.
Igualmente valida los resultados de la comparación entre este nuevo instrumento y los estandarizados.
A pesar de lo anterior, sigue encontrando diferencias significativas entre los datos ofrecidos por los participantes en cuanto a la información explícita e implícita.
Por lo que, a pesar de la novedad en cuanto al diseño de esta prueba, capaz de detectar las «verdaderas» intenciones, todavía no se puede emplear para el ámbito del estudio de opinión o para un sondeo de intención de voto, ya que requiere que cada votante se siente durante un determinado tiempo en el ordenador para realizar dicha tarea.
Por lo que hasta que no se mejore el procedimiento se tendrá que seguir «fiándose» de los resultados de las encuestas realizadas a pie de calle, teniendo en cuenta las limitaciones que ello conlleva.
El racismo es la posición que supone sentirse identificado con una raza, normalmente la propia, considerando al resto de las mismas “inferiores” o cuanto menos “diferentes”
Sobre el Racismo
Basado en ese racismo se han “justificado” todo tipo de acciones más o menos violento, basado en el sentimiento de grupo racial otorgado por el color de la piel.Si bien se puede considerar como “instintivo”, se trata de un aspecto cultural y aprendido tal y como lo muestra los lugares con un ambiente multicultural, con mezclas de razas, donde los pequeños crecen viendo “normal” cualquier raza o mestizaje de la misma. Muchos son los países que han tenido que “aprender” a aceptar a personas de otras razas, ya sea por una circunstancia u otra, se han convertido en ciudadanos más y por tanto, con el tiempo y la educación se debería de llegar a verlos como uno más.
Así los pueblos eminentemente formados o receptores de emigrantes, son los que más acostumbrado a esta convivencia multicultural, a pesar de ello, entre sus miembros siempre hay quien siente que su raza o color de piel le otorga una especie de estatus “superior” al resto.Algo difícil de evaluar, ya que en estas culturas está “mal visto” mostrarse con sentimientos de racismo, por lo que se trata de disimular por lo menos para mantener las apariencias, pero ¿Puede la amígdala delatar el racismo?
https://youtu.be/oej8Ngng2-k
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Cerebro y racismo
Esto es lo que ha tratado de averiguarse con una investigación realizada conjuntamente desde la Universidad de Nueva York, el Instituto Tecnológico de Massachusetts y la Universidad de Yale cuyos resultados han sido publicados en el 2018 en la revista científica Journal of Cognitive Neuroscience.
Se llevaron a cabo dos estudios, en el primer estudio participaron catorce adultos de los cuales siete eran mujeres, mientras que en el segundo estudio participaron trece adultos de los cuales seis eran mujeres, todos ellos, tanto los hombres como las mujeres eran de raza blanca.
En el primer estudio se presentaron rostros de personas blancas y negras sin ningún tipo de emoción, y todas desconocidas para los participantes; en el segundo estudio se presentaron rostros de pe personajes conocidos, figuras destacadas del deporte, la música o el cine tanto negros como blancos.
A todos los participantes se les realizó un medida de la actividad neuronal mediante resonancia magnética funcional.
Igualmente se evaluó la respuesta de sobresalto ante el estímulo presentado a través de la evaluación del parpadeo empleando para ello la electromiografía.
Además se les hizo pasar por un procedimiento de evaluación de las actitudes implícitas mediante el Implicit Association Test (IAT).
Olimpiadas de México 1968 la mano levantada en contra del racismo que se vivía por esos años en #Usapic.twitter.com/rqvkjcBWeu
Los resultados muestran una sobreactivación de la amígdala ante la presencia de imágenes de rostros de personas del “color contrario” al del participante, no mostrándose esta sobre activación cuando las imágenes de rostros contemplados se correspondían con la raza del participante.
Esto no quiere decir que ante una cara “conocida” o de la misma raza, no vaya a reaccionar, si no que la reacción “emocional” provocada es superior cuando la imagen de la persona es de una raza diferente al del participante.
A pesar de que en el reconcomiendo del rostro participen otras regiones cerebrales, únicamente resultó significativa la activación de la amígdala en función de la raza de los estímulos presentados.
Igualmente se obtuvieron correlaciones positivas entre las evaluaciones de la resonancia magnética funcional, el IAT y la electromiografía, por tanto el uso de cualquiera de los tres sería válido para la detección del racismo.
Como novedad en los resultados, es que la familiaridad de los personajes, relacionados con aspectos positivos, ya que eran “famosos” en su ámbito, muestra una reducción del racismo en la evaluación, es decir, las experiencias positivas con una raza hace que estas se vean menos “diferentes” que si no se tienen dichas experiencias.
Entre ellas limitaciones del estudio está el analizar únicamente la reacción ante imágenes de cara y no de cuerpo entero, igualmente no se separaron a los participantes en función de si residían en un ambiente o no multicultural.
Igualmente no se realizó el estudio con personas negra para que visionasen y evaluasen rostros de personas blancas o negras para conocer si el racismo también se da en esta población.
A pesar de lo anterior, y después de décadas luchando contra el racismo en un país eminentemente de inmigrantes como es EE.UU. todavía perdura entre su población este sentimiento “inconfesable” que está en la base de las conductas discriminatorias.
Así, aunque la persona no sea consciente, le será más fácil ayudar e incluso contratar a otro de su misma raza antes que a uno de otra raza.
Algo que parece “lógico” entre las minorías como forma de mantenerse como “pueblo” y de dar oportunidades que en otras circunstancias sería difícil, pero que va en detrimento de la integración, ya que cuanto más se fortaleza el sentimiento de grupo de una comunidad, menos posibilidades de que esta se abra a nuevos miembros.
Además la posibilidad de conocer que nuestro cerebro responde la “verdad” frente al convencionalismo social permite comprender hasta qué punto son efectivas o no las campañas anti-racismo, y en caso de no funcionar estas, habría que pensar cómo mejorarlas para que poco a poco se fuese diluyendo este racismo.
Una de las cuestiones más acuciantes para los politólogos es descubrir las tendencias de votos, para intentar influir en el mismo.
La Intención de Voto
Al respecto se han realizado multitud de análisis desde las neurociencias hasta la sociología tratando de conocer y comprender porqué una persona vota en un sentido o en otro, todo ello encaminado a trata de variar dicho voto en función del interés del partido correspondiente.
Así se realizan multitud de sondeos entre la población para conocer en función de diversas variables sociodemográficas cuál es la tendencia del voto, por ejemplo de los más jóvenes frene a los mayores, o de los trabajadores frente a los parados,…
Si bien esta aproximación ha sido válida hasta ahora, en los últimos años se ha mostrado insuficiente debido al voto “oculto” y a los “indecisos”, ambas circunstancias que no quedan suficientemente reflejado en las encuestas de opinión.
Con respecto al voto “oculto”, son personas que o bien no están interesadas en responder a las encuestas que se realizan por la calle o por teléfono para conocer la tendencia de voto, o bien contestan en función de la desebilidad social y luego votan de otra forma, es decir, ocultan su vota hasta que este es emitido.
Con respecto a los indecisos, son votantes que no deciden a quién van a dar su voto hasta el “último minuto”, por tanto tampoco es posible conocer a priori su intención al respecto.
Ambas situaciones hacen que determinadas votaciones sean unas verdaderas incertidumbres para los candidatos y partidos, mientras que otras estén “bastante” claros los resultados.
Aunque el porcentaje de voto “oculto” puede variar de elección a elección, suele mantenerse en un porcentaje relativamente bajo; en cambio el porcentaje de indecisos puede cambiar mucho de una elección a otra.
Así una elección donde exista un alto índice de indecisos es más difícil anticipar sus resultados frente a una en que exista un bajo índice de indecisos.
De hecho, las campañas políticas y la publicidad consiguiente van dirigidos casi en exclusiva hacia este colectivo de indecisos, sabiendo que los que siempre han vitado a un partido, difícilmente van a votar a contrario.
A pesar de lo anterior existe la posibilidad del “voto de castigo”, por el cual el votante descontento con su partido le “castiga” votando a la oposición como “mensaje” de que “no está haciendo bien las cosas”, pero ¿Cuáles son los factores decisivos para los votos de los indecisos?
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Motivaciones de Voto
Esto es lo que se ha tratado de averiguar con una investigación realizada desde la Universidad de Maroua (Camerúm) cuyos resultados han sido publicados en el 2018 en la revista científica Management Studies.
En el estudio participaron sesenta adultos con edades comprendidas entre los 23 a 60 años, los cuales debían de haber participado en las dos últimas elecciones incluida la presidencia.
A todos ellos se les realizó una entrevistada semisestructurada en donde se le preguntaba por su voto, sus motivaciones, su visión de los candidatos y de su participación en actos electorales.
Igualmente se recogieron datos sociodemográficos, en cuanto género, edad, estado civil, religión, nivel de estudios así como el nivel de ingresos.
III Congreso Internacional y VI Nacional de Psicología “Ciencia y Profesión. Desafíos para la construcción de una Psicología Regional”. https://t.co/oGA1QkacF2
Los resultados muestran cuatro dimensiones que resumirían dieciocho tendencias detectadas, estas dimensiones son la dimensión socioeconómica, política, situacional y del candidato.
Entre los puntos más valorados a la hora de votar está la promesa de mejora de las condiciones económicas, mejora de la calidad de vida, preservación de la paz, el tipo de elección, la imagen del partido, el mensaje de campaña, la experiencia del candidato, su origen y su afiliación religiosa.
Entre las limitaciones del estudio es el pequeño número de participantes en comparación con la población de millones que pueden votar, igualmente únicamente ha analizado la opinión de aquellos que votaron con anterioridad, no representando a toda la población, por ejemplo la población más joven que con anterioridad no votó por no tener la edad adecuada para ello, el que simplemente no quiso hacerlo.
Por último comentar la idiosincrasia de la población de Camerún, por lo que para concluir al respecto se precisa de más investigaciones en otras localizaciones.
A pesar de lo anterior, el estudio informa que de no sólo va a depender el voto del mensaje o las “promesas” electorales, si no que existen otras variables que hay que tener en cuenta para “cultivarlas” incluso sin estar en campaña, que tienen que ver con la imagen del partido y del propio candidato.
Podríamos definir el Personal Branding como la culminación de un proyecto de marketing personal en el cual trabajamos por ser y transmitir una marca con unos valores definidos, un estilo de comunicación concreto y unos productos y servicios que van en consonancia con esos valores. Es una estrategia de marketing personal que busca definirte como experto en tu campo y que lleva implícito un valor añadido que te hace distinguirte de su competencia. Hoy en día, con la cantidad de competencia que existe, resulta fundamental trabajar el Personal Branding para marcar la diferencia, destacando la individualidad de cada uno y la autenticidad en aquello que ofrecemos.
Esto, genera confianza, que es lo que hace que nuestros clientes quieran comprarnos a nosotros.
– ¿Qué diferencia supone el Personal Branding del CV personal?
El CV es parte del branding ya que es un medio por el cual reflejamos nuestra propia marca.
No obstante, el Personal Branding va mucho más allá ya que no se limita exclusivamente a papel (que sería nuestro CV clásico), si no, que se expresa tanto en persona (a través de la imagen que proyectamos), como en digital (a través de las RRSS, email, web, etc.).
– ¿Qué es gestionar adecuadamente el Personal Branding?
Gestionar adecuadamente el Personal Branding es SER un modelo de lo que predicas.
Es fundamental que exista congruencia entre lo que dices y lo que haces. Que seas el vivo ejemplo de lo que quieres transmitir. Para ello, es fundamental entender que tienes que proyectar esa marca allá donde vayas, en cualquier situación, por ejemplo: en tus comunicaciones de email, en tus redes sociales, en cada CV o carta de presentación que escribas, etc.
Gestionar el Personal Branding es elaborar un plan de comunicación que estará activo las 24 horas del día, los 365 días del año.
– ¿Cómo se determina la eficacia del Personal Branding?
La determinación de la eficacia del Personal Branding vendrá determinada por los objetivos que nos hayamos marcado.
Teniendo unos objetivos claros y medibles, será mucho más fácil identificar si está funcionando o no.
No obstante, existen medidores que podemos utilizar si tenemos en cuenta los objetivos generales del Personal Branding.
1. Ser persona de referencia: Es fácil de medir si poco a poco te llegan solicitudes de contacto para contar con tu opinión o participación en determinados proyectos que tengan que ver con tu área de especialidad.
2. Engagement en las RRSS: Hoy en día es fácil medir nuestro éxito en base a la participación de nuestros seguidores en las RRSS. No basta con tener un gran número de seguidores si éstos no nos ayudan a difundir nuestra marca. Sin embargo, si se involucran, comentan y comparten nuestro contenido, se convertirán en embajadores de nuestra marca.
– ¿Qué estrategias implementar para el Personal Branding?
Las estrategias a implementar empiezan con un análisis personal en el que intentaremos conocer todos los aspectos de nuestra persona.
Aquellos puntos fuertes que queremos mostrar, los valores que nos definen, los puntos de mejora que queramos trabajar y el porqué de nuestro trabajo.
Hoy en día, existen muchas personas con perfiles parecidos y lo que nos distingue de los demás, lo que nos hace conectar con nuestro nicho, es precisamente eso, nuestra individualidad y autenticidad, que vienen marcadas por ese valor que ofrezco como persona, por lo que me motiva y me lleva a hacer lo que hago. Después de haber hecho un análisis interno de todo esto, es interesante crear un plan de comunicación.
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– ¿Cómo voy a comunicar mi marca? ¿Cómo puedo proyectar todo eso que me hace diferente?
Aquí tenemos que valorar los 3 lugares que mencionamos antes: en persona, en papel y en digital.
Por último, es interesante recibir feedback de clientes y ver si lo que estoy intentando proyectar es, realmente, lo que los demás están recibiendo. De ese modo, puedo ajustar mi comunicación, en función del feedback que vaya recibiendo.
– ¿Cuáles son los principales retos para un buen Personal Branding?
Uno de los retos fundamentales es comunicar de forma efectiva nuestra marca personal.
Si no tenemos claro quién es nuestro cliente ideal, se hace muy difícil poder comunicarnos con ellos de forma efectiva. También es difícil comunicar nuestra marca si no nos conocemos a nosotros mismos en profundidad. Otro de los grandes retos es la consistencia.
Para poder comunicar nuestra marca personal, tenemos que SER esa marca y vivir conforme a nuestros valores, siendo ejemplo de ellos.
A veces, esto es complicado dada la sociedad en la que vivimos. Muchas marcas personales no sobreviven porque los clientes se dan cuenta de una incongruencia entre lo que se dice y lo que se hace.
También podemos hablar del tiempo. Cultivar una marca personal no es solamente conocerla si no también comunicarla y que empiece a calar en potenciales clientes. Esto lleva tiempo.
Tenemos la idea preconcebida de que, por crear una marca personal, automáticamente se va a viralizar y nos convertiremos en una persona reconocida. Sin embargo, esto no suele ser así, cultivar una marca requiere tiempo, constancia y mucha dedicación. Finalmente, otro de los grandes retos es estar en continuo cambio.
Hoy en día, todo cambia a una velocidad de vértigo y saber adaptarse a esos cambios es fundamental para la supervivencia de una marca.
– ¿Cómo influye internet y las RRSS en el Personal Branding?
Las RRSS e internet se han convertido en algo esencial en nuestras vidas por lo que tenerlas en cuenta es fundamental a la hora de comunicar nuestra marca personal. Es imprescindible tener muy claro qué queremos transmitir y cuidar nuestra presencia en el mundo digital.
Pensar dos veces antes de compartir cualquier contenido o darle recomendar cualquier publicación es importantísimo ya que esto, nos puede ayudar a crear marca o, por el contrario, a destrozarla en cuestión de segundos. Generar confianza es un proceso largo, sin embargo, romper esa confianza es cuestión de segundos.
El problema con internet y las RRSS es que todo queda escrito y reflejado. Cualquiera puede tener acceso a nuestra vida personal y si no vivimos conforme a esos valores que queremos proyectar, podemos caernos con todo el equipo. La presencia en las RRSS hoy en día es fundamental ya que muchos piensan que, si no estás presente en el entorno digital, es que no existes.
Por eso, cuidar nuestras publicaciones, comunicarnos de forma efectiva y cuidar nuestra imagen digital cobra especial importancia.
Desde aquí mi agradecimiento a Entrevista a Dª Samar Cajal, Coaching Psychologist specialized in Creativity and Mindfulness, por habernos acercado a la importancia del desarrollo de la marca personal.
Uno de los problemas con respecto a la violencia doméstica es que escasamente se denuncia, debido a la proximidad emocional entre agresor y víctima.
Violencia doméstica
Con respecto a la violencia doméstica, no existe esta definición entre el agresor y la víctima, pudiendo ser cualquier persona que ejerce violencia física o psicológica sobre cualquier otro del núcleo familiar (descendientes, ascendientes, cónyuges, hermanos, etc.) a excepción del caso contemplado de violencia de género.
Los datos provenientes del I.N.E. (Instituto Nacional de Estadística) de España, sobre la Violencia Doméstica y Violencia de Género desde el 2011 hasta el 2015 (último informe publicado en junio del 2016) muestran una paulatina disminución de casos pasando del 7.744 en 2011 a 7.229 en 2015.
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Violencia en Casa
En mujeres las reducciones más destacadas se dan en el rango de edad de 70 a 74 años, donde se pasa de 193 casos en 2013 a 187 en 2015; por el contrario, los aumentos más destacados en mujeres se dan entre las menores de 18 años, pasando 744 casos a 894.
En hombres, la reducción más destacada se produce entre los 20 a 24 años, pasando de 167 casos en 2013 a 142 en 2015; mientras que el aumento más destacado entre los mayores de 18 años, pasando de 465 casos en 2013 a 592 en 2015.
El perfil de la víctima de la violencia doméstica en 2015, fue mujer (63,0% de los casos), nacida en España (el 83,6% de los casos) menores de 18 años (el 20,6 % de los casos).
El perfil del agresor de violencia de género en el 2015 es de un hombre (75,0% de los casos), nacido en España (83,9% de los casos), con una edad inferior a 50 años (86,9% de los casos).
Con respecto a la relación entre víctima y agresor, las relaciones paterno filiales ocupan el 65,0% de las denuncias por violencia doméstica, de los cuales el 28,7% fue madre; el 11,1% fue el padre y el 25,3% fueron los hijos.
Tal y como se ha señalado, a pesar de los datos recogidos y analizados todavía existe mucho de la violencia doméstica que no es denunciado precisamente por la proximidad entre la víctima y el agresor, ya sea porque exista una relación afectiva o de dependencia.
Así es difícil que un anciano denuncie a un nieto, aun cuando se produzca una agresión por parte de este.
A medida que se dé más visibilidad a estos casos, y sobre todo la posibilidad de denunciar, los datos recogidos serán más próximos a los reales.
A pesar de lo anterior, hay se ha de prestar especial atención al perfil de la víctima para poder establecer mecanismos de denuncia y ayuda; y por otra parte con respecto al perfil del agresor para implementar medidas de prevención.
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