Entrevista a D. Blas Ramón Rodríguez, licenciado en Psicología. Experto en Medicina Psicosomática y Psicología de la Salud. Especialista en intervención psicológica, psicosocial, socioeducativa y sociolaboral en personas con discapacidad.
– ¿Qué es la discapacidad intelectual?
La discapacidad intelectual es un término caracterizado por su constante evolución, tanto en su plano comprensivo, como en lo que respecta a su lenguaje, definición y clasificación. El concepto de discapacidad intelectual toma el relevo al de retraso mental por resultar menos discriminatorio y consiste en una serie de limitaciones significativas en el funcionamiento intelectual y en la conducta adaptativa en el entorno en el que se desarrolla la persona afectada. Esta definición que podemos considerar habitual, desde la práctica profesional la hemos de observar desde una perspectiva diferente. La centralidad de todas las acciones relacionadas con las personas con discapacidad en general y con discapacidad intelectual específicamente, se establece en la consideración de que estas personas tienen capacidades diferentes. La intervención psicológica en la discapacidad intelectual pone su foco en las habilidades con las que cuentan en vez de aquellas de las que carecen, para a partir de ellas alcanzar un éxito terapéutico aceptable.
– ¿Cuáles son las principales demandas de pacientes y familiares con Discapacidad Intelectual?
Cuando hablamos de intervención psicológica en población con discapacidad intelectual, podemos hacer referencia a dos realidades fundamentalmente: las alteraciones conductuales, trastornos de conducta específicas de esta población, o bien a otro tipo de trastornos psicológicos que no difieren, en realidad, de los que pueden sufrir otras personas del resto de la población, aunque con determinados matices de la realidad concreta del tipo de discapacidad intelectual. Situaciones relacionadas con pobre autoestima, baja tolerancia a la frustración y al estrés, la no aceptación, así como inadecuadas estrategias para afrontar estos conflictos, tanto en personas con discapacidad como en miembros de la unidad familiar o personas muy allegadas. Las secuelas de patología psicológicas de trastorno mental asociadas, los problemas de comunicación y lenguaje, y las dificultades en el desarrollo de habilidades sociales son también demandas de consulta habituales.
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– ¿En qué consiste la intervención psicológica en la Discapacidad Intelectual?
Existe debate, o no existe consenso, sobre si las personas con discapacidad son capaces de beneficiarse de las terapias psicológicas individuales. Hablamos de terapias más centradas en el habla y en el análisis de lo que sucede. No existe contraindicación ni evidencia de que una persona con discapacidad intelectual leve o moderada sea incapaz de llevar a cabo con éxito una psicoterapia individualizada, siempre que la persona conozca el propósito de la terapia y esté motivada para llevarla a cabo, ni más ni menos que como le ocurre a casi todo el mundo que acude a los servicios de un psicoterapeuta. Cierto que a días de hoy los tratamientos psicológicos más frecuentemente utilizados con personas con discapacidad intelectual son las terapias conductuales, centradas más en el autoanálisis. El entrenamiento cognitivo, tanto individual como en grupo ha mostrado buenos resultados en estas personas en los casos de trastornos del ánimo, ansiedad, trastorno obsesivo-compulsivo. Pueden ser también de enorme utilidad las terapias familiares, en las que se den pautas a los miembros que conviven con la persona en el hogar. En todas ellas, es muy recomendable que también se trabaje en el hogar o, al menos, en aquellos lugares en los que se den los comportamientos que queremos tratar. El aprendizaje de técnicas de autocontrol es eficaz para el control de comportamientos agresivos y conductas autolesivas.
Es muy importante que los psicólogos que abordan tratamientos relacionados con personas con discapacidad tengan presente que se trata de un trabajo de carácter multidisciplinar y, en consecuencia, su intervención deber tener en cuenta esta necesidad de abordaje de los problemas que afectan a estas personas, y que es en el marco de esa atención integral donde adquiere importancia la atención psicológica debido a que ésta adquiere su mayor desarrollo en la potenciación del desarrollo y autonomía personal de estos discapacitados.
Cabe añadir aquí que la intervención psicológica en este ámbito ha de alcanzar a la persona con discapacidad y a todos los que se relacionan con ellas, si bien ya comentamos a la familia, queda por añadir a los cuidadores, monitores y otros profesionales, más desde un plano preventivo-formativo que psicoterapéutico, a fin de que puedan contar con estrategias y herramientas que mejoren su desempeño. El síndrome de Burnout es algo real que se produce especialmente en los profesionales que trabajan con discapacitados severos, principalmente.
– ¿Cómo se estructuran las sesiones en la intervención psicológica en la Discapacidad Intelectual?
En la psicoterapia de personas con discapacidad se deben esperar siempre resultados a medio y largo plazo. Para alcanzar nuestros objetivos la psicoterapia con personas con discapacidad intelectual debe estructurarse básicamente como lo hacemos para personas sin discapacidad intelectual en el sentido de su temporalización. Para ello estructuraremos la intervención en sesiones de evaluación que nos permita establecer un plan de tratamiento individualizado (consensuado a partir de un enfoque multi e interdisciplinar), tratamiento con sesiones para casa, ya que la participación familiar es imprescindible, comprende el mayor número de sesiones, y finalmente, sesiones de seguimiento para consolidar los aprendizajes y que el paciente los incorpore definitivamente a su vida diaria. En esta fase, en la terapia con personas con discapacidad, las sesiones no deberán ser tan espaciadas como ocurriría en un seguimiento de la terapia en otro tipo de pacientes.
Hasta aquí todo es bastante similar a la práctica común con todos sus matices. Sin embargo, en las sesiones con personas con discapacidad suele ser necesario utilizar con frecuencia estilos de comunicación total, capaces de captar toda su atención. Para conseguir este propósito el profesional deberá ser más enfático, capaz de utilizar a la vez varias formas de emisión de un mensaje. Implica la utilización de palabras concretas, frases cortas, posturas y construcciones de comunicación propias del estilo oral o gestual de la persona con discapacidad tratada.
– ¿Durante cuánto tiempo se ha de seguir la intervención psicológica en la Discapacidad Intelectual?
Generar en la persona con discapacidad intelectual una percepción positiva de la propia vida puede ser cuestión de poco tiempo o llevar largos meses de trabajo. De igual manera, identificar el estilo de vida y los factores que contribuyen a la conducta problemática, así como valorar las oportunidades de la persona para elegir, decidir y participar en la dinámica del entorno físico y psicosocial, y establecer finalmente una relación positiva con la persona que facilite el éxito de una intervención terapéutica requiere también tiempo. A partir de ahí, los tiempos de la intervención varían en función de las capacidades desarrolladas por la persona con discapacidad. Es, como en cualquier otra psicoterapia, algo variable, pero a diferencia de aquellas la mayoría requieren algunos años de tratamiento. Hay que tener en cuenta que el tránsito de la insolvencia a la capacitación emocional, instrumental y social, apoyada en la construcción de una autocrítica que permita al sujeto dejar de escapar compulsivamente y defensivamente de los problemas que se le plantean, enfrentándolos resolutivamente, es más angosto y largo que en la mayoría de los pacientes que nos visitan en consulta. La construcción del vínculo terapéutico requiere, además, las características y habilidades de autenticidad, aceptación y empatía del profesional han de estar especialmente visibles y accesibles.
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– ¿Cuáles son las principales dificultades que surgen en la intervención psicológica en la Discapacidad Intelectual?
En primer lugar hay que hacer referencia a esa frustración generada por las dificultades o los obstáculos que son de difícil resolución para las personas con discapacidad, y que tienen que ver más con las situaciones de discriminación que con las propias capacidades de estas personas. Es decir, lo más discapacitante no es la deficiencia que origina una determinada discapacidad, sino el entorno en el que estas personas se desarrollan, tanto social como, en algunas ocasiones, familiar. Las deficiencias en las condiciones ambientales, en cuanto a carencias de oportunidades, estrategias de enseñanza no ajustadas o el pobre acceso a contextos atractivos para estas personas, son situaciones que aumentan la dificultad del tratamiento psicológico. Hablamos de la asociación entre ambientes deficientes en el ámbito social, laboral, formativo, lúdico y afectivo y conducta problemática de la personas con discapacidad. Por otro lado es indudable el hándicap que suponen las dificultades de adaptación y comunicación de muchas de las personas con discapacidad intelectual.
– ¿Cuáles son los objetivos alcanzables con la intervención psicológica en la Discapacidad Intelectual?
Sin duda, la mejora de su autoestima, la adquisición de una mayor capacidad para la toma de decisiones, adquirir mejor confianza en sí mismos, afrontar con más seguridad sus experiencias, aceptar mejor sus actitudes hacia los otros interactuando de forma satisfactoria con ellos, tolerar mejor la frustración generada por las dificultades, la discriminación y otros muchos obstáculos de difícil resolución, disminuir las respuestas defensivas y(/o reactivas, mejorar su capacidad de enfrentar situaciones nuevas con actitudes originales y creativas, o lograr una mayor adaptación al medio y a la realidad que le toca vivir. En los casos en que el/la paciente tenga asociado un trastorno mental, es muy importante actuar para prevenir el abandono del tratamiento, tanto farmacológico como psicoterapéutico consecuencia de un adecuado diagnóstico psiquiátrico-psicológico. Cabe señalar que el tratamiento farmacológico ni es la primera ni es la única terapia.
Desde aquí mi agradecimiento a D. VBlas Ramón Rodríguez, Psicoterapia en la discapacidad intelectual: individual y familiar en Gabinete de Psicoterapia VIS à VIS, por acercarnos a la realidad de la intervención en en personas con discapacidad.