Categoría: Ramas de la psicologia

  • ¿Sabes que el trabajo temporal se asocia a padecer insomnio?

    ¿Sabes que el trabajo temporal se asocia a padecer insomnio?


    Una nueva investigación constata que el trabajo temporal aumenta tanto el riesgo de padecer problemas asociados a la salud como las conflictividad laboral.

    El mundo laboral está cambiando en los últimos años hacia un mayor «dinamismo» en el puesto de trabajo, esto significa que el concepto que hasta ahora se tenía de un puesto fijo de por vida, se ha ido sustituyendo por otros temporales, en función de los clientes esperados por parte del empleador.
    Aunque a veces, la cualificación y preparación específica para un determinado puesto supone una importante inversión por parte de la persona y de la propia empresa encargada de formarle, cuando hay que enfrentarse al dilema de optimizar los resultados, a veces se tiende a «flexibilizar» la plantilla. Aunque existe muchas formas de abordar dicha «flexibilización», casi todas incluyen la temporalización del trabajo, y con ello el aumento de la incertidumbre, por parte de los trabajadores, los cuales, además de tener que rendir en su puesto, tienen un estrés añadido en no saber si en la siguiente «temporada» van a seguir en la misma empresa, o tienen que empezar a pensar en «echar currículums».
    Si ya de por sí el estrés continuado debido al trabajo es negativo, a medio y largo plazo, ya que va a tener consecuencias en la salud; cuando a ello se le añade la incertidumbre de la continuidad en el puesto, esto va a hacer que se aumenten aún más los niveles de estrés que va a sufrir el trabajador.
    Lejos de depender de la vivencia e historia personal de cada uno, estos efectos del estrés continuado van a repercutir tanto en su salud física como mental, exponiendo al trabajador a sufrir enfermedades que de otra forma no tendría porqué padecer, lo que a su vez va en contra de sus posibilidades de renovación, ya que si tiene que pedir bajas médicas repetidamente se ve en desventaja a la hora de que le vuelvan a llamar, frente a otro trabajador que no «se enferme tanto».
    Igualmente el estrés está relacionado con un mayor caso de insomnio, lo que a su vez va a repercutir en que al no haber descansado correctamente se tiene un nivel de tolerancia y capacidad de atención menor, con peor desempeño en tareas cognitivas, y mayor irritabilidad, todo lo cual puede conducir a que el desempeño general se vea mermado, y con ello, nuevamente, se merman sus posibilidades de renovación cuando se tiene un trabajo temporal, frente a otros trabajadores que mantengan o mejoren sus niveles de desempeño laboral.
    Igualmente la mayor irritabilidad puede generar que el ambiente de trabajo se vea enrarecido y viciado, con altos niveles de suspicacia por parte del trabajador que padece esos episodios de insomnios lo que va facilitar que se generen tensiones con los compañeros e incluso con el jefe, dando lugar a un mayor número de casos de conflictividad laboral.



    Así al menos lo constata un reciente estudio realizado por la Universidad de Nihon (Japón), recientemente publicado en Archives of Environmental & Occupational Health.
    En el estudio participaron 37.646 empleados, a los cuales se les separó en función de si tenían un trabajo fijo o temporal y se observó su nivel de conflictividad laboral así como el número de casos de insomnios padecidos durante un año.
    Los resultados son claros, tanto en conflictividad laboral como en insomnio se producen en mayor grado en aquellos trabajadores que tienen puestos de trabajo temporal frente a los que gozan de un puesto fijo, donde a pesar de comprobarse la relación entre la conflictividad laboral y el insomnio, el número de casos es significativamente inferior.

  • ¿Qué quieres ser de mayor?, ahora es posible predecirlo.

    ¿Qué quieres ser de mayor?, ahora es posible predecirlo.


    La neuropsicología nos permiten ahora saber «quién vale para estudiar», y prevenir cuando se encuentran deficiencias a edades tempranas para poder intervenir.

    A todos nos gustaría que nuestro hijo fuera presidente de un país o una empresa, astronauta o médico, es decir, que llegase lo más lejos que se pudiese en su carrera profesional, o quizás tan sólo que fuese lo que nosotros mismos no hemos sido capaces de lograr, o puede que lo mismo que somos y hemos alcanzado, pero ¿Cuánto de ello es real?
    A pesar de lo que queramos, el pequeño va a ir pasando por distintas fases en su vida, y en algunas podremos influir de forma decisiva, sobre todo cuando somos pequeños, llevándoles a academias privadas, motivándole e incentivándole hacia aquello que creemos «es lo mejor para su futuro», pero cuando vaya creciendo, nuestra capacidad de «influencia» va a ir decreciendo en favor de su propia opinión o la de sus amigos, lo que va a ser decisivo sobre todo a la hora de elegir estudios y con ello dirigir su futura vida profesional, pero ¿eso garantiza que tenga éxito en un futuro?
    Desde hace años, algunos gobiernos han desarrollado políticas de screening poblacional, por el que se administra a todos los menores una serie de cuestionarios validados, para «detectar» aquellos que tienen mayores potencialidades para un campo un otro, y con ello poder ofrecer una mejor orientación; los antecedentes de esto lo encontramos en los clásicos cuestionarios de inteligencia.
    Una detección temprana y una correcta orientación, ya sea por parte de instituciones públicas o por parte de los padres van a permitir conocer en qué puede ser mejor el pequeño, qué es lo que se le va a dar mejor, aunque la decisión al final siempre va a recaer en sí mismo, ya que va a ser él quien tenga que esforzarse por lograr las metas futuras.
    ¿Pero qué determina el desempeño en las distintas pruebas?, ¿Es posible predecir con antelación el futuro profesional de los niños?



    Con estos antecedentes un grupo del Instituto Karolinska (Suecia) ha realizado pendiente de publicar en The Journal of Neuroscience ha tratado de dar respuesta a al cuestiones anteriores fijándose en un sólo índice, la memoria de trabajo, la cual es la capacidad de retener y manejar información a corto plazo.
    La memoria de trabajo se ha demostrado ser un buen predictor de un mejor rendimiento en el tiempo, tanto en matemáticas como en lectura, así un niño con escasas capacidades desarrolladas de memoria de trabajo van a mostrar dificultades futuras, por todo ello ha sido objeto de estudio de éste grupo de trabajo, empleando para su evaluación la técnica de resonancia magnética funcional, con el objetivo de establecer una método útil para identificar tempranamente a niños con riesgo de sufrir escaso desarrollo cognitivo.
    Se emplearon en el estudio a 232 participantes entre los 6 y 20 años, una vez excluidos participantes con trastorno por déficit de atención o dislexia, para lo cual se empleó una técnica de medida neuropsicológica adaptada a cada edad. La realizó una prueba de memoria de trabajo, que no puede ser evaluada directamente sino viendo sus efectos en la ejecución de alguna tarea, además se empleó las matrices progresivas de Raven para medir la capacidad de razonamiento.

    Los mismos participantes tuvieron que pasar por estas pruebas dos años después para evaluar la consistencia de las medidas, o el cambio en el tiempo de estas.
    Los resultados muestran dos estructuras que están implicadas en una mejor predicción del desempeño en las tareas de memoria de trabajo y con ello de un mejor desarrollo académico y profesional futuro, estas fueron, el tálamo y los núcleos caudados.
    Por lo que los autores entienden que con ello es posible emplear la resonancia magnética como herramienta de evaluación para poder detectar de forma temprana una menor activación de las estructuras anteriormente indicadas, que serían signos de que hay que intervenir en esos pequeños, ya que de no hacerlo pone en riesgo su desarrollo cognitivo y con ello su futuro académico y profesional.
    Referencias:
    Ullman et alt. (2014). Structural Maturation and Brain Activity Predict Future Working Memory Capacity during Childhood Development (in Press)

  • Encontradas las bases neuronales de los libros de auto-ayuda.

    Encontradas las bases neuronales de los libros de auto-ayuda.


    Cuando tenemos un problema o dificultad podemos encontrar en la librería un libro de auto-ayuda que nos enseña a superarlo, ¿pero cómo afecta a nuestro cerebro?

    Seguro que en su vida habrá leído muchos libros, pero sólo unos pocos o quizás solo uno, le han marcado, e incluso cambiado su forma de pensar o de ver el mundo, pudiendo establecer un antes y un después. En ocasiones se ha tratado de un libro religioso o filosófico, pero también es muy habitual que haya sido un libro de auto-ayuda, como los que anualmente se venden por millones y que forman parte habitual de los «tops» de las librerías; libro orientados a que la persona encuentre respuestas a una dificultad en su vida o en la de algún conocido, que aprenda a superar sus dificultades y a mejorar en sus potencialidades.
    En otras ocasiones, en los libros no se buscan respuestas sino conocer en profundidad algún tema de interés, descubrir nuevos lugares, costumbres o culturas, o simplemente emocionarse con una buena novela, ¿Pero alguna vez has pensado que ese libro puede «modificarte»?, y no me refiero sólo a aquel que te ha marcado la vida, o que te ha dado una nueva perspectiva, si no de cualquiera que leas con cierto interés.
    Todas aquellas palabras recogidas en un tomo más o menos grueso, o en mostradas con tinta electrónica en los ebooks, recogen vivencias, conocimientos e ideas que van a reforzar nuestras creencias, valores y formas de pensar previos, o por el contrario puede que nos hagan «dudar» de lo que hasta ahora creíamos, ¿Pero pueden hacer algo más, como modificar nuestro cerebro?

    Esto es lo que se ha planteado en la Universidad de Emory (EE.UU.) quienes han publicado los resultados de su investigación en un reciente artículo en Brain Connectivity.

    El estudio realizado con 21 participantes de la citada universidad, a los cuales durante cerca de veinte días se les dejó leer por la noche un capítulo de un libro, de aproximadamente 30 páginas peor noche, teniendo período de «descanso» programado cada cinco días, en donde no debían de leer. Siendo evaluados antes de empezar y tras cinco días después de completar la lectura del libro, los resultados muestran un aumento significativo en la conectividad neuronal en las áreas de comprensión lectora y toma de perspectiva (giro angular y supramarginal izquierdo y giro posterior temporal derecho respectivamente), al igual que una sobreactivación en las áreas asociadas a las intensas «vivencias» de la lectura (bilateral de la corteza somatosensorial).
    Al emplearse como material de lectura una novela, cuyo fin es sólo el de «entretener», sus efectos en el cerebro desaparecieron a los pocos días de haber finalizada la lectura.


    https://youtu.be/KrUA2UsF3po

    Aunque el estudio tiene algunas carencias de tipo procedimental como un adecuado grupo de control, así como una falta de comparación entre distintos tipos de lecturas, abre una puerta a la investigación sobre cómo la lectura modifica «en tiempo real» a nuestro cerebro.
    Igualmente la selección de la lectura, de una novela, podría explicar el «escaso» efecto en el tiempo de las áreas cerebrales implicadas, quizás con algo más profundo o que tenga un componente significativo para la persona, como los libros de autoayuda, permitiesen comprobar ese efecto sostenido y mantenido en el tiempo debido a un cambio «efectivo» en nuestra forma de pensar y sentir, de forma que se pudiese constatar lo que es una evidencia, que seguramente habrá podido experimentar en su vida, con ese libro que literalmente «le cambió la vida».

  • Encontrada relación entre las horas de dormir y el alzheimer

    Encontrada relación entre las horas de dormir y el alzheimer


    Dormir ocho horas es fundamental para nuestra salud cerebral, pero ¿Puede la falta de sueño ser un factor de riesgo que propicie la aparición del Alzheimer?.

    Dormir Alzheimer

    El sueño es una actividad fundamental para nuestro cerebro, ya que es cuando. se van creando y «archivando» las huellas de memoria de lo aprendido durante el día  (Ver artículo ¿Es posible vivir sin dormir?). Los experimentos clásicos sobre de privación del sueño muestran los devastadores efectos sobre la atención, el rendimiento y otras funciones cognitivas como el aprendizaje, incluso pudiendo poner en riesgo la salud mental de la persona, la cual después de días sin dormir se muestra cansada, agotada, pero también irritable, con momentos de euforia, con pensamientos paranóicos, pudiendo sufrir episodios psicóticos, y todo ello por no dormir bien (Ver artículo ¿Cuál es la relación entre el insomnio y la depresión?)
    Se dice que una vez superada la infancia, en que existe una mayor cantidad de horas de sueño que de vigila, el organismo invierte esa proporción, necesitando alrededor de ocho horas diarias de sueño el resto de su vida. 
    Aunque a veces la administración del tiempo no es continuado, pudiéndose producir pérdidas y acumulaciones de sueño durante un tiempo, que luego se recuperan, por ejemplo en las «guardias» algunos trabajos, en que alargan la jornada laboral, o cuando los jóvenes trasnochan ya sea por motivos académicos o por diversión, que luego recuperan ese sueño «acumulado» con un largo sueño (Ver artículo ¿Sabías que dormir poco pone en riesgo tu salud y además engorda?).
    Igualmente y de forma natural, en la tercera edad se suele producir una división de tiempo de sueño, en vez de dormir las ocho horas seguidas, se suele despertar después de las cinco primeras horas de sueño, para, pasado unas horas, completar las tres restantes.
    Pero en la tercera edad, se suele tiende a dejar un poco de lado las buenas costumbres, si no se le indica con algo da insistencia, así es frecuente que puedan sufrir mayores casos de deshidratación sobre todo en invierno, ya que no mantienen una rutina de beber una cantidad de agua diaria, y en cambio lo dejan para cuando tienen sed o «se acuerdan»; pues bien lo mismo suele suceder con el sueño, que a veces se «desregulan», no durmiendo las ocho horas diarias, si no hacerlo cuando se sienten cansados y poco más, sin darse cuenta de que el sueño es fundamental para el correcto funcionamiento del cerebro, incluso en las personas mayores (Ver artículo ¿Qué cara tienes por la mañana?).



    Sueño Alzheimer

    Así al menos lo afirma un reciente estudio de la Universidad de Washington publicado en la revista Nature Reviews Neurology que relaciona la falta de sueño con la presencia de una sustancia en el cerebro denominado péptido beta-aminoide (Aβ), cuya acumulación además, es uno de los factores de riesgo de la aparición del Alzheimer.
    El estudio analiza la relación existente entre el péptido beta-aminoide (Aβ), la falta de sueño y la aparición del Alzheimer, concluyendo que existe una relación directa entre una insuficiente cantidad y calidad del sueño con una mayor aparición de éste aminoácido; existe una relación directa entre la acumulación en el cerebro de éste péptido, con un peor desempeño cognitivo mostrando síntomas que se podrían clasificar como los propios de las primeras fases de la demencia. Dado ambas relaciones se establece una nueva, por la cual la falta de sueño en cantidad y calidad, puede ser un factor de riesgo que desencadenaría en la aparición del Alzheimer.


    Causa Alzheimer

    Esta desregulación del sueño, podría explicar por tanto los trastornos del sueño que suele acompañar a los pacientes de Alzheimer, no siendo tanto una consecuencia como hasta ahora se creía, si no precisamente una causa de dicha enfermedad y de su posterior agravamiento.
    Dicho lo cual queda todavía por estudiar, si mantener un correcto hábito de sueño, de ocho horas diarias, aunque sea «partido», puede ser un factor de prevención ante la enfermedad del Alzheimer.


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  • ¿Procesa el cerbero con alexitimia menos emociones?

    ¿Procesa el cerbero con alexitimia menos emociones?

    La alexitimia es una característica de personalidad por la que se muestra una carencia en el procesamiento emocional, ¿pero qué características tiene su cerebro?

    Alexitimia y Procesamiento Emocional

    Aclarar que no se trata de una enfermedad, ni de un trastorno, sino de un rasgo de personalidad que todos tenemos en mayor o menor grado, tal como sería con el pscicoticismo o el neuroticismo de la teoría de Eysenck (Ver artículo ¿Tienes una personalidad saludable?).
    Algunos autores defienden que se trata de un carácter de la personalidad cualitativo, es decir, se tiene o no o se tiene, y que afecta uno de cada diez persona, por lo que es más frecuente de lo que se suele pensar.
    A veces suele confundir con la anhedonía, es decir, la falta consecución de «placer» por aquellos aspectos que antes sí lo generaban; siendo una de estas características del trastorno del estado de ánimo por Depresión Mayor. La anhedonía supone un estado anterior «normal» de «placer» que se pierde. En la alexitimia no existe ese estado «anterior».
    La causa de la alexitimia no se conoce, aunque se apunta que puede tener un importante componente genético; y las personas que «nacen» con ello le acompaña durante toda su vida.
    Se ha comprobado que las personas que tienen altos niveles de alexitimia van a mostrar mayores dificultades para relacionarse con los demás, debido a que solemos usar las «claves» emocionales para casi todos los aspectos de nuestra vida cotidiana (ver artículo sobre ¿Es posible enfermar por las vivencias emocionales?).
    A pesar de lo «poco» que se conoce, se ha comprobado cómo existe una mayor correlación de las personas con altos niveles de alexitimia con ciertos trastornos psicosomáticos (Ver artículo sobre Alexitimia y Psicosomática).
    Además suelen estar relacionados con otros rasgos como la autoexigencia, la falta de asertividad y una baja autoestima, que conforman la personalidad tipo D, que tienen a sufrir mayores número de casos de trastornos emocionales, úlceras pépticas, trastornos vasculares como hipertensión, cardiopatís isquémicas (ver artículo sobre ¿Qué papel juega la personalidad en la aparición del cáncer?).



    Alexitimia y Cerebro Emocional

    Un estudio conjunto realizado en el 2014 por la Universidad de Tohoku (Japón) publicado en la revista científica BioPsychoSocial Medicine,  ha permitido conocer los mecanismos cerebrales implicados en la alexitimia, pero el estudio va masa allá afirmando haber encontrado también la explicación de por qué estas personas con altos niveles de alexitimia sufren más enfermedades psicosomáticas como las anteriormente comentadas.
    En el artículo se mencionan hasta tres estudios diferentes empleando todos ellos técnicas de imaginería cerebral, combinando los datos de la modificación del flujo sanguíneo (rCBF) con tomografía de emisión de positrones (PET), en donde se evaluaba el procesamiento socio-afectivo, la sensibilidad a las propias emociones y la toma de decisiones, ya que son estos los tres campos en los que mayores diferencias se han encontrado en la literatura científica entre las personas con altos y bajos niveles de alexitimia.

    Alexitimia y Emoción

    Los resultados indican que en el caso del procesamiento socio-afectivo, la menor «habilidad» mostrada por las personas con altos niveles de alexitimia se deben porque su cerebro muestra una menor activación en la corteza cingulada anterior (dACC) y en la insula anterior y por tanto un procesamiento emocional más «débil»; en el caso de la sensibilidad a las propias emociones el segundo estudio mostró unos niveles más elevados, con sobreactivación de las regiones del tronco cerebral, insula posterior y corteza cingulada rostral (ACC), acompañado de respuestas autónomas más fuertes; el último estudio sobre la toma de decisiones muestra una mayor activación de los ganglios basales y una menor de la corteza prefrontal.

    Todo ello da muestras de un procesamiento cerebral diferente, que lleva a la persona que tiene altos niveles de alextimia a tener una vivencia emocional externa «distorsionada», lo que va motivar cambios en su comportamiento y en sus relaciones sociales; a la vez que la vivencia emocional interna está sobreactivada, lo que explicaría, según los autores de éste estudio, que estas personas presenten más casos de trastornos psicosomáticos, ya que el cuerpo se convierte en el vehículo de «expresión» de sus emociones.

  • ¿Riesgos de la salud mental en la migración?

    ¿Riesgos de la salud mental en la migración?


    Una de las preocupaciones de las autoridades de los países es la salud mental en la migración, ya que se ha observado cómo existen más casos de afectados.

    A nadie se le escapa que migrar, sobre todo cuando es por necesidad, es una decisión dura y difícil, máxime cuando se deja a la familia atrás. Llegar a un país nuevo, con costumbres y lenguas desconocidas hace que uno se sienta «descolocado», sin saber qué y cómo hacer.
    Incluso cuando se comparte la lengua y algunas costumbres, cambiar de lugar de residencia, buscar casa, trabajo y empezar «desde cero», supone una situación de estrés, que de mantenerse, puede desencadenar en la aparición de enfermedades mentales.
    La añoranza por su tierra añorada y por el cariño de sus familiares que quedaron atrás puede fácilmente generar sentimientos de desesperanza que conduzcan a estados de ánimos decaídos y de ahí a la depresión.
    Una vivencia que en ocasiones pasa de ser individual a convertirse en el sentir de un «pequeño grupo» definido por sus orígenes, cultura o lengua.



    Las minorías suelen presentar un comportamiento de «autodefensa» de su identidad y cultura, cerrándose sobre sí mismo, en muchos casos no permitiendo que ningún no miembro de su comunidad pueda ver ni compartir de sus prácticas y tradiciones, lo que puede llevar a aumentar el sentimiento de falta de integración de sus miembros.
    En ocasiones la cultura «mayoritaria» prima sobre las demás, provocando que las minorías se concentren en «guetos» o en barrios dentro de las ciudades, en donde expresarse libremente en su forma de ser, pensar y comportamiento, alejado de las opiniones y comentarios de los demás con los que no comparte su ideología, religión o lengua, como si de una «burbuja» se tratase.

    Un reciente estudio realizado por Tilburg Unversity (Paises Bajos) publicado en Europe’s Journal of Psychology analiza la cuestión de la salud mental de los inmigrantes prestando especial atención a los antecedentes familiares que pudieran incidir, para determinar el riesgo de la salud mental en la migración.
    En la línea de los estudios previos donde hallaban una relación de casi tres a una, entre inmigrantes y «nativos» del lugar, de forma que un inmigrante tenía tres veces más posibilidades de padecer trastornos como la esquizofrenia.
    En el estudio se analizaron a 62 inmigrantes frente a no inmigrantes, evaluando mediante pruebas estandarizadas de salud mental, así como el historial familiar de trastornos.
    Los resultados arrojan que los inmigrantes muestran más trastornos psicóticos tanto si tienen o no antecedentes familiares, aunque cuando estos se dan, el porcentaje de afectados es superior, grupo que además muestra un mayor número de situaciones de riesgos para la salud como el consumo de sustancias, así como sentimientos de ansiedad y depresión, percibiendo su situación como desesperanzadora.
    El estudio concluye que los inmigrantes que ya tienen en su familia antecedentes de problemas psicóticos son más sensibles de sufrirlo debido a la exposición crónica ante una adversidad social, que en circunstancias «normales» no se presentaría, o de hacerlo sería en menor grado.

    Queda pues corroborado la relación entre los factores ambientales y la genética en la aparición de trastornos como la esquizofrenia, donde a pesar de la importancia de la herencia es preciso que existan suficientes elementos «externos», como en éste caso, el de la inmigración y todo lo que conlleva, para poner en riesgo salud mental en la migración.

    Bibliografía Recomendada:
    Van der Stelt et al. (2013). Migration Status, Familial Risk for Mental Disorder, and Schizotypal Personality Traits. Europe’s Journal of Psychology 

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