Categoría: NeuroPsicología o neuropsicologia clinica

  • Enfermedades provocadas por una vida llena de agresividad

    Enfermedades provocadas por una vida llena de agresividad

    El sentimiento de agresividad se convierte en algo primario dentro de nuestro desarrollo, que nos sirve para definirnos como individuo, con lo que poder establecer los límites de territorialidad y posesión, aspectos que la sociedad actual ha educado para realizarlo de forma más “civilizada”, pero que cuando se dan las circunstancias de desinhibición, por el consumo de alcohol u otra sustancia, reaparecen como un instinto de supervivencia.
    Todavía no está claro sobre el papel que juega la genética o el ambiente social en la “determinación” de la agresividad, entendiéndose que es una combinación de ambos, el desarrollo en un ambiente “marginal” en donde el miedo por la inseguridad es constante, la agresividad se va a “activar” como forma de autodefensa de sí mismo y de los demás, vivenciando desde pequeño como “normal” actos delictivos, ofensivos y agresivos.
    Además la violencia conlleva un plus, al ir revestida de poder, aquel que es más agresivo es temido y “respetado” por los demás, que procuran no contrariarle en nada ni “ponerse en su camino” para no sufrir las consecuencias.
    Los pequeños que han sido víctimas de ésta agresividad intrafamiliar, cuando crecen van a tender a repetir dicho modelo con sus parejas, sobre todo en la adolescencia temprana van a “rebelarse” contra su posición de víctima para convertirse ahora en los agresores, buscando que los demás le teman y “respeten” tanto como lo hacían con su agresor.

    En ocasiones no es capaz de “devolver” la agresividad recibida a quien le ha estado “castigando” injustamente, porque es más fuerte o porque ya no está, lo que genera gran frustración, en este caso orienta toda esa “rabia” contenida en otra tercera persona o en un objeto.
    Por lo que se convierte en un círculo vicioso dentro de las familias y en los barrios “marginales”, donde la forma de sobrevivir es con y para la agresividad.
    La agresividad puede ser directa o indirecta, en el primer caso estamos hablando de golpear, pegar a algo o a alguien física o verbalmente, en el segundo caso, más empleado por las mujeres, se trata de una agresión “psicológica”, en el que con murmuraciones, comentarios a la espalda,… trata de minar la credibilidad de la persona y burlarse de ella ante los demás.
    Pero si hasta ahora hemos hablado de agresividad hacia alguien o algo externo, también hay que mencionar la posibilidad de que ésta agresividad esté dirigida contra uno mismo, ya sea por un alto nivel de frustración, unido a una baja autoestima o un elevado sentimiento de culpabilidad que le hace sentirse constantemente mal consigo mismo.
    Los pequeños aprenden desde etapas muy tempranas, cómo canalizar la frustración de sus deseos, y es mediante la corrección y supervisión de sus progenitores, especialmente del padre, cuya ausencia puede facilitar la agresividad.
    La agresividad a parte de las consecuencias físicas que entraña al golpear a otro, va a conllevar una serie de problemas en la salud provenientes de la expresión de la conflictividad interna mostrándose como enfermedades psicosomáticas, dependiendo de la intensidad sentida va a influir:
    – A nivel digestivo, con expresiones como anorexia, bulimia, “bola esofágica”, náuseas, vómitos o diarreas, ante los casos “más leves” de agresividad; a niveles “intermedios”, obesidad y colitis espasmódica; y a niveles “elevados” de agresividad úlceras gastroduodenales y rectocolitis hemorrágica.
    – A nivel cardiovascular con taquicardia, palpitaciones, alteraciones de la presión arterial, a nivel más “superficial”; dolores precondiales, lipotimias, desvanecimientos, distonía vegetativa o trastorno vasosimpático, a nivel “intermedio”, y a niveles altos de agresividad, infartos de miocardio e hipertensión arterial crónica.
    Un elevado nivel de agresividad contenida, además de los efectos psicosomáticos citados, va a afectar a otros órganos, siendo generador de enfermedades como, a nivel respiratorio provocando asma; o en la piel, alergia con manifestaciones de palidez y sonrojo.


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    Las consecuencias de las Enfermedades psicosomáticas, asociadas a altos niveles de ansiedad, debido a la relación del sistema P.N.I.E., es aplicable en el caso de personas con altos niveles de agresividad, ya que van a estar “siempre” dispuestas para la lucha, lo que va a provocar un agotamiento prematuro de los órganos del cuerpo, producido por los niveles de estrés elevados, que con ello facilita la aparición de las enfermedades psicosomáticas. Es por ello, que hay que enseñar a los más pequeños a canalizar correctamente su frustración y agresividad, no sólo porque eso le ayudará a su desarrollo en sociedad, sino porque así se le ayuda a prevenir la aparición de enfermedades psicosomáticas.

    Un reciente estudio realizado por la Universidad Case Western Reserve (EE.UU.), publicado en el 213 en la revista científica Child Abuse & Neglect, analiza la relación de la violencia intrafamiliar con la que luego expresan pequeños entre los 3 y 8 años de edad. Los resultados informan de que los pequeños exhiben más comportamientos agresivos cuando la madre tenía problemas psicológicos y mostraba baja calidez hacia el menor, en cambio, y al contrario de lo que se podría esperar, no encontraron una mayor agresividad entre los menores que vivían en un ambiente con violencia intrafamiliar ni entre los que habían sufrido abusos físicos.

    Ésta agresividad como se ha indicado se puede generar desde pequeño por vivir en un ambiente “inadecuado” e inseguro, pero también ante la ausencia del padre, quien al no poner “límites” va a hacer que el pequeño no refrene sus deseos, lo que va a “chocar de frente” con el “mundo exterior”, que le generará gran frustración que va a exteriorizar a través de la agresividad. Igualmente una figura rigurosa y estricta va a provocar que durante la adolescencia se produzca una respuesta “inversa” con agresividad como forma de “liberarse”.
    Incluso los sentimientos de culpa que para unos es invalidante, “aplanando” su quehacer diario por esa excesiva carga que le “atormenta”, para otros en cambio se convierte en escusa para expresar su agresividad, debido a la frustración que los pensamientos recurrentes le generan sobre su “mal hacer”.
    Realizar una breve mención en éste momento sobre la estrecha relación existente entre la agresividad y la ansiedad, definida ésta segunda, como la preparación para la acción, ya sea de huida o de evitación en el caso de que “venga” un peligro, pero también cuando es la propia persona quien “inicia” la acción.




  • Distribución de roles según el desarrollo cerebral hombre-mujer

    Distribución de roles según el desarrollo cerebral hombre-mujer

    Tradicionalmente se ha mantenido el reparto de tareas que ya tenían nuestros ancestros desde las cavernas, donde la mujer se encarga del cuidado, atención y alimentación del menor, quedándose para ello en el hogar, mientras que el hombre ha de salir a buscar comida, anteriormente cazándola, actualmente yendo a trabajar.

    Éste esquema de reparto de tareas ha servido de base para justificar las diferencias neuropsicológicas de ambos sexos, así la mayor capacidad de los hombre, en la orientación espacial, es fruto de la necesidad de saber dónde se encuentra, hacia dónde dirigirse para buscar su presa y sobretodo cómo volver una vez cazada, igualmente un cuerpo más rápido y fuerte es más útil para éstas funciones. Además de proveer alimento para la prole y la mujer, entre su tareas habituales estaba la de protegerles y cuidarles de cualquier peligro.
    En cambio la mujer es capaz de desempeñar un trabajo más meticuloso y cuidadoso, especializada para la selección y recolección de frutos para lo cual ha desarrollado una sensibilidad y capacidad de atender y distinguir pequeños matices, volcada en la atención y cuidado del menor, siendo capaz de empatizar con ellos, como forma de saber qué es lo que les pasa y cómo se sienten.
    Pero ésto no solo ha influido en las diferencias físicas y de capacidades psicológicas, sino también en otros ámbitos, como el de la expresión de las emociones, así los hombres han aprendido a expresarse mediante la exhibición de conductas agresivas contra los demás, mientras que la mujer es más sutil, prefiriendo emplear la expresión oral para comunicar cómo se siente.
    Dentro del reparto de roles, la figura paterna era la que menos tiempo pasaba con el menor, a pesar de lo cual mantenía un carácter autoritario, siendo el “encargado” de regañar y reprender al pequeño, que no cumplía las expectativas o exhibía un comportamiento alejado de las normas socialmente establecidas.
    La madre por su parte, y debido a la mayor proximidad al menor, era la “dispensadora” de cariño y cuidado, siendo a quien acudía el menor cuando se caía o tenía algún problema ya fuese de salud o con otros miembros de la comunidad.
    En la sociedad actual en que los dos miembros de la pareja trabajan, los roles son difusos, siendo en muchos casos trasladada a los abuelos o a las guarderías, la función de cuidado y protección del menor. Eso ha provocado que la figura de autoridad no esté tan claramente establecida y que los abuelos sobreprotejan a los pequeños, todo lo cual va a traer consecuencias futuras en el menor.
    Ésta adaptación de capacidades en función de los distintos roles, es defendida desde los modelos ambientalistas y socioculturales, quienes afirman que si el reparto de papeles hubiese sido de otra forma, éstas diferencias hombre-mujer no existirían o se manifestarían de manera distinta.
    Desde la perspectiva biologicista, la determinación de las diferencias, viene “programada” en el A.D.N. en concreto en el par 23, siendo la presencia del cromosoma “Y” determinante y desencadenante de la distintas manifestaciones biológicas y neuronales, propiciando determinados desarrollos diferenciales en hombres y mujeres, que luego van a condicionar sus habilidades y potencialidades.
    La postura intermedia indica que se está determinado biológicamente para poder desarrollar más fácilmente unas habilidades que otras, pero ésto va a depender de “la presión ambiental” es decir, de las necesidades que promueven el esfuerzo y ejercicio y con ello el desarrollo de una u otra función.


    https://youtu.be/aJi2YkfHiR8

    Una de las aportaciones más controvertidas al respecto, es la que hace referencia al estudio del autismo y en concreto a la teoría del “Cerebro Extra Masculino”, donde el autor de su “descubrimiento”, explica algunos de los rasgos “típicos” que se encuentran entre los afectados por el autismo, como son los problemas de la comunicación, tanto al expresar sus emociones, necesidades y deseos, como en percibir e interpretar correctamente la de los demás, lo que se traduce en una baja capacidad empática. La empatía es por definición una de las habilidades más desarrolladas, junto con el lenguaje, por parte de las mujeres, frente a los hombres, pero en los autistas está aún menos presente.
    El autor de ésta teoría, evaluó en distintos estudios dos aspectos que fueron: la empatía y la sistematización, entendida la primera como la capacidad de identificar los pensamientos y emociones de otros, y de responder con una emoción apropiada; la sistematización por su parte, hace referencia a la capacidad de extraer reglas de funcionamiento del medio ambiente, esto es, regularidades sobre cómo funcionan las cosas.
    Lo que halló en sus investigaciones, fue que el hombre tiene mayor capacidad de sistematización que de empatía, lo contrario que la mujer, y que las personas afectadas por el autismo, tienen una sobrecapacidad para la sistematización mayor que en hombres y mujeres, en detrimento de la empatía menor que en hombres y mujeres, es decir, tienen maximizadas las habilidades «masculinas» en estos aspectos.
    Según los estudios realizados en University of Cambridge estas manifestaciones serían debidas a un exceso de masculinización cerebral, provocada por altos niveles de testosterona en el útero materno. Lo que explicaría porqué éste trastorno del desarrollo se produce cuatro veces más en niños que en niñas, aspecto que está actualmente cuestionado, ya que se plantea que existe un sesgo por parte de los evaluadores a la hora de determinar el diagnóstico de autismo en niños frente a niñas.

  • ¿Por qué huelen tan bien los bebés?

    ¿Por qué huelen tan bien los bebés?

    A pesar de que la relación madre-hijo ha sido estudiada desde hace mucho, todavía en la actualidad se realizan descubrimientos, como el relativo a la función de olor del bebé en el comportamiento de la madre.

    Una de las mayores dificultades que tiene la madre o su médico con relación a saber lo que le sucede al pequeño en los primeros años de vida del bebé, es que imposible que éste proporcione información verbal sobre qué es lo que le duele o necesita, por lo que la observación se convierte en una de las herramientas imprescindibles del pediatra. En los primeros mese de vida van a predominar comportamientos biológicos “preestablecidos” como los reflejos, los cuales, en la mayoría de los casos, desaparecerán gracias a los procesos madurativos del sistema nervioso central.
    Además de la auscultación u otras técnicas de diagnóstico, el desarrollo neurovegetativo se evalúa observando la aparición y desaparición de reflejos motores a lo largo de los primeros años de vida.
    Un reflejo es un acto motor involuntario y automático que responde ante un determinado estímulo, siempre y cuando el sistema nervioso encargado de dicho reflejo esté desarrollado adecuadamente.
    Ya desde los primeros momentos de vida se puede observar algunos de estos reflejos en los pequeños como es:
    – El reflejo de presión palmar, que consiste en que si se toca la palma de la mano del bebé, éste la cerrará agarrándo con fuerza. Éste reflejo suele desaparecer sobre los 4 a 5 meses.
    – El reflejo de sobresalto, por el cual, cuando a un bebé se le suelta brevemente (todo ello con cuidado) abre los ojos y los brazos por el sobresalto. Éste reflejo desaparece sobre los 5 meses.
    – El reflejo de presión plantar, por el cual cuando se le toca la planta del pie intenta agarrarlo. Éste reflejo desaparece bastante tarde, entre los 9 y 12 meses.
    – El reflejo de marcha automática, en donde el pequeño mueve las piernas como si estuviese andando cuando se le sujeta por las axilas. Éste reflejo desaparece a los 2 meses.
    – El reflejo de búsqueda, cuando se le acaricia la mejilla, gira hacia ese lado buscando comida y empieza a succionar aun cuando no haya nada. Éste reflejo desaparece entre el 2 y 4 meses.
    La no presentación de estos reflejos o su mantenimiento en el tiempo más allá de lo esperable, pueden dar indicios al pediatra de que algo no está funcionando de forma correcta a nivel neurológico.
    Otros reflejos van a permanecer con nosotros el resto de nuestra vida, como el del bostezo, el estornudo o el parpadeo cuando nos da el aire sobre un ojo.
    Además en ésta etapa, el bebé contacta por primera vez consigo mismo y con el mundo exterior, lo que se lleva a cabo principalmente a través de la madre, quien va a ser la proveedora de cariño y ternura, además del cuidado y la alimentación, y cuyas experiencias positivas y negativas van a influir en el resto del desarrollo del pequeño.



    Por ejemplo en el caso de la violencia intrafamiliar anteriormente comentada, esa agresividad dirigida hacia el pequeño (violencia vivida) o entre los progenitores (violencia percibida) va a quedar impresa dentro de ésta etapa de formación, del yo individual frente al mundo, y puede marcar su posterior evolución, desencadenándose de adulto una enfermedad psicosomática “sin causa aparente” (pasa saber más ver el artículo La Enfermedad Psicosomática).
    La vivencia de la madre, sus tensiones y ansiedades, los problemas por los que pueda pasar en los primeros momentos de la vida del pequeño van a transmitirse al bebé, el cual carece de ningún filtro que mitigue aquello, asumiéndolo como vivencias propias.
    Pero ésta no es sólo una relación “de dar” por parte de la madre, tal y como ha informado un reciente estudio realizado por la Université de Montréal en la revista Frontiers in Psychology.
    El estudio analiza la actividad del cerebro de 30 mujer, de los cuales la mitad de habían sido madres, a todas se les expuso al olor de un bebé recién nacido observando cómo se activaba el tálamo, en concreto las regiones neoestriadas por donde pasa la vía dopaminérgica encargada entre otras de la estimulación placentera, que se estimulan cuando se satisface alguna necesidad como comer, o ante la ingestión de alguna sustancia psicoactiva.
    De forma que la mujer va a recibir una estimulación agradable y satisfactorio cuando tiene contacto con el bebé, ya sea madre o no, lo que va a fortalecer el vínculo de apego madre-hijo, éste es parece ser un mecanismo biológicamente determinado para garantizar así la superviviencia del menor.

    Como vemos la «naturaleza» no deja la cirianza al azar, sino que prepara biológicamente tanto al bebé como a la madre para establecer una diana, en que uno va a afectarse al otro, y viceversa (para ampliar ver artículo Diada Madre-Hijo)

  • Nuevos tratamientos del Síndrome de Cushing, una enfermedad que engorda

    Nuevos tratamientos del Síndrome de Cushing, una enfermedad que engorda


    Hay diversas causas que pueden provocar obesidad, entre ella de las más graves que podemos encontrar está el Síndrome de Cushing, por ello la importancia de los nuevos estudios.

    El problema del sobrepeso

    Uno de los mayores problemas con los que se puede encuentrar una persona que tiene sobrepeso, es cuando se entera de que está sufriendo una enfermedad denominada el Símdrome de Cushing, que sólo es conocida para aquellos que lo padecen y sus familiares.
    Ésta enfermedad que provoca un aumento significativo de peso, se produce cuando existe un mal funcionamiento de la hipófisis, debido a un tumor o a una hiperplasia (crecimiento excesivo), la cual es la encargada de la hormona corticotropina (A.C.T.H.) generando en el organismo una intoxicación, por sobreproducción de cortisol (hormona del estrés); igualmente se produce ésta enfermedad cuando se ingieren de forma masiva sustancias que contienen cortisol y otras hormonas esteroides.


    Vídeo recomendado: Caso 1. Sindrome de Coushing o Cushing 1/2

    Vídeo recomendado: Caso 1. Sindrome de Coushing o Cushing 2/2

    El cortisol en el organismo

    El efecto que la activación del cortisol tiene en el organismo, en situaciones de estrés, es prepararlo para la respuesta, reduciendo los sistemas menos esenciales para ese momento, activando el sistema simpático e inhibiendo el parasimpático.
    Igualmente conocemos los estragos que a medio y largo plazo provoca una situación de estrés continuado, al mantener un organismo sobreexcitado y con algunas funciones reducidas, como el sistema inmune, lo que hace que el cuerpo esté más expuesto a nuevas enfermedades y que se recupere más lentamente de sus lesiones.

    Ésta enfermedad va a tener una serie de consecuencias tanto a nivel físico como psicológico
    A nivel físico, se van a producir una serie de cambios en el organismo, con enlentecimiento en el crecimiento de los menores, acumulación de grasas en la parte superior del cuerpo, hipertensión, exceso de bello corporal, especialmente evidente en las mujeres, extrema delgadez de la piel, más propensa a hematomas, debilidad muscular, amenorrea en las mujeres e impotencia en los hombres.
    A nivel psicológico, el paciente va a ser más propenso a sufrir enfermedades del estado de ánimo, tales como depresión y ansiedad; así como alteraciones del comportamiento con insomnio, irritabilidad, pensamiento paranoide, episodios con alucinaciones, pérdida de memoria y de la capacidad de concentración.


    Nuevo tratamiento para la obesidad

    El Tratamiento abarca tanto la intervención quirúrgica, cuando se requiera, como farmacológica con inhibidores de cortisol. Actualmente se están desarrollando nuevos tratamientos, que todavía están a nivel de investigación hospitalario tal y como lo indica el último estudio realizado en el Alfred Hospital of Melbourne (Australia) recientemente publicado en el Internal Medicine Journal.
    En el estudio se emplea una técnica denominada Terapia de Radiación Esterostática ya empleada como tratamiento en algunos tumores a los que no se puede «acceder» directamente, como en el caso del tumor cerebral, en donde la administración de la dosis total se divide en pequeñas dosis, siendo lo más destacado de ésta técnica la precisión de la administración, en comparación con la radioterapia convencional. De los 17 pacientes a los que se realizó el estudio, 10 de ellos se recuperaron después de uno a tres años de tratamiento.
    Ésto abre la puerta a nuevas posibilidades de tratamiento, en el que se interviene de forma más específica sobre la zona «diana», lo que proporciona menos efectos secundarios en las zonas adyacentes, facilitando además la pronta recuperación de los pacientes.

  • Desarrollo de una nueva herramienta para el diagnóstico de la Demencia

    Desarrollo de una nueva herramienta para el diagnóstico de la Demencia


    Todos los nuevos avances que se realicen para mejorar el diagnóstico son importante, y más cuando se trata de enfermedades tan graves como la demencia.

    Síntomas de la Demencia

    Uno de los problemas a los que se enfrentan los especialistas de la salud a la hora de atender a un paciente es el diagnóstico, ya que a partir de éste se fija el tratamiento, y la evolución de la enfermedad. Para ello se cuenta con «herramientas» que les van a proporcionar información, sobre qué está sucediendo en el organismo del paciente en las enfermedades físicas, pero cuando se trata de enfermedades mentales, el diagnóstico se complica, ya que no se pueden recoger datos «tan objetivos» como en el caso anterior, existiendo todavía una clara infravaloración de los aspectos psicológicos en el ámbito hospitalario, tal y como lo refleja la distinción entre los términos clínicos, signos y síntomas:
    – Hablamos de signos para referirnos a un dato objetivo que recoge directamente el médico, sobre el estado de salud de la persona, como por ejemplo, un número reducido de leucocitos en sangre, como resultado de una analítica; alteración en las ondas P según el electrocardiograma; o la presencia de placas “seniles” y neurofibrillas evidenciadas por un T.A.C. (Tomografía Axial Computarizada).
    – Los síntomas, por su parte, son la expresión subjetiva de un paciente, sobre un mal funcionamiento de su organismo. Equivaldría a las quejas o dolencias manifestadas por el paciente sobre su enfermedad; así como la intensidad percibida de molestias o dolores.
    A la hora de completar el historial, para determinar si la persona padece un cuadro clínico, el valor de los signos es determinante, frente al de los síntomas, los cuales se tienen en cuenta como indicios a explorar, sin valor diagnóstico por sí mismos.
    La psicología a pesar de ser una ciencia relativamente joven, con poco más de cien años de desarrollo, ha encontrado su espacio de estudio precisamente en el campo de la subjetividad de la persona.
    Los pensamientos, emociones y vivencias personales, son el ámbito de trabajo de la psicología. Específicamente la Psicología Clínica, se encarga de los desórdenes de los pensamientos, emociones y comportamientos de los pacientes. Los síntomas en éste ámbito juegan un papel determinante, tanto en el diagnóstico, como en el tratamiento de las enfermedades mentales.



    Evaluación de las demencias

    La Medicina centrada en el diagnóstico, prevención y tratamiento de las enfermedades, principalmente de origen biológico, ha ido perfeccionando diversas técnicas de diagnósticos de la mano de los avances tecnológicos, como la Resonancia Magnética (R.M.) o la Tomografía por Emisión de Positrones (T.E.P); así como en la intervención, que van desde las primitivas pociones o ungüentos, empleados originariamente para intentar dar tiempo al cuerpo a recuperarse de alguna infección; hasta llegar a la más actual, como la cirugía láser o los tratamientos no invasivos mediante radiofrecuencia.
    La Psicología Clínica, por su parte, ha desarrollado una gran variedad de técnicas de evaluación, que van desde las primeras entrevistas semiestructuradas; pasando por los tests proyectivos, quizás el más conocido sea el test de Rorschach; hasta llegar a los actuales pruebas psicométricas, validadas y estandarizadas para poblaciones diana; igualmente y una vez establecido el diagnóstico oportuno, el psicólogo tiene a su disposición, un abanico de técnicas de intervención terapéuticas, en función del trastorno mental a tratar, pudiendo ser estas aplicadas de forma individual o grupal, y siendo de corte más cognitivo, conductual o relacional.


    Nueva evaluación de las demencias

    Actualmente, grupos de enfermedades como la Demencia, son estudiadas tanto desde el aspecto médico, como psicológico, caracterizado por una pérdida progresiva de habilidades, principalmente cognitivas debido a un deterioro neuronal. Aunque la más conocida de ellas es el Alzhéimer, cuyo elemento más llamativo y por el que normalmente se conoce es por una pérdida progresiva de la memoria.
    Se sigue investigando, para poder realizar un diagnóstico claro, se acaba de diseñar una prueba por la Northwestern University publicado en Neurology que intenta establecer el diagnóstico entre los distintos tipos de demencia, basado en la capacidad de identificar y nombrar fotos de personajes famosos.

    Para ello se estudió a 60 voluntario mayores de 60 años, la mitad de los cuales eran pacientes diagnosticados con afasia primaria, un tipo de demencia temprana, frente a otros sanos. En el estudio se buscaban correlaciones neurofisiológicas que avalansen la prueba, encontrando diferencias entre los dos grupos de participantes, en la tarea de reconocer caras de famosos.
    Las ventajas de éste estudio es que una prueba tan sencilla como la de ver imágenes en la pantalla, es válida para poder detectar los primeros síntomas de la demencia en personas jóvenes entre los 40 y 65 años.


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